GAEL CLAYTON.Siento que me mueven, por lo que me levanto y veo la sorpresa de mi esposa y sus ojos lagrimosos y muy abiertos. No entiendo exactamente que sucede ni porque motivo no me habla.—Ya viene —susurra y no entiendo a qué se refiere—. ¡Ya viene!Grita desesperada y es ahí cuando hago clic. Automáticamente entiendo a qué se refiere. Me siento mareado, no sé qué hacer, por lo que lo primero que hago es levantar la manta gruesa que nos cubría del frio – y eso que no sentimos – grande fue mi sorpresa al ver la sangre empapando la cama.—Te llevare al hospital Daila, Eloise no está —informo.—Me desangrare y necesitaré sangre —avisa—. Ellos no saben.Su dolor era mi dolor, sentía que el que estaba pariendo era yo y no me gustaba que se sintiera así.—Algo haremos —susurro levantándola en brazos y llevarla hasta el auto.Manejo a gran velocidad y pido exactamente a Lizzie y al Doctor Murphy. Son de confianza de mi esposa por lo que me veré en la obligación de confiar tambien. Rápid
En un mundo donde lo que en su momento creí eran mitos, fantasías o cuentos contados para asustar a los niños, me encuentro viviendo en ello. Todo este tiempo he vivido una mentira, ilusiones y promesas rotas, amores falsos por intereses de por medio. Creí haber encontrado un poco de humanidad en esta vida tan fraudulenta, pero no. Las personas viven en una burbuja en donde creen que el dinero lo puede todo, y aunque así sea, no es indispensable. Y en este mundo, que es nuevo para mí, creí que era mucho mejor; no obstante, me encuentro con la sorpresa de que es igual que el mío, con diferentes intereses, pero no menos importantes. El poder. Estoy acostada con una fiebre que no es normal en mi cuerpo, los análisis que me había hecho en el laboratorio decían que no tengo nada y, sin embargo, siento que voy a morir. Son las doce de la medianoche, la luna esta está tan arriba que si no estuviera ardiendo en fiebre la disfrutaría. Siento mi cuerpo desprenderse, el crujir de mis huesos me
DAILA PETTERSEN Coloco la almohada sobre mi rostro, quisiera poder dormir un poco más, sin embargo, eso es imposible. La universidad consume mi tiempo, y las quejas de mi familia ni hablar. Desde que me decidí por la carrera de medicina, lo único que han hecho es decirme que es una pérdida de tiempo; pues, el objetivo principal de mi padre es que estudie alguna carrera que esté acorde a la familia, y me sirva como cimiento para heredar la empresa familiar. Cabe destacar, que somos una familia adinerada que se dedica a la fabricación de tecnología avanzada, de alta gama, teniendo sucursales por toda Latinoamérica. Sin embargo, la medicina es una carrera que anhelé desde muy pequeña. Fue difícil lograr convencer a mis tutores la oportunidad de poder estudiar dicha carrera; no obstante, me pusieron como única condición, estudiar una carrera más sobre ella, y al terminarla, asistir a la empresa para empezar a familiarizarme con ella. Soy médica en uno de los mejores hospitales y en una
—¿Pensando mucho nuevamente? —la voz del Dr. Murphy llega a mis oídos. No me percaté que quedé sumida a la nada con la vista en algún punto fijo de la pared. —Es lo que he hecho desde que descubrí las millonarias pérdidas que sufre la empresa de mi padre. —Estoy seguro que eso no te importa, pues tienes un empleo asegurado aquí —dice. —No debería pensarlo, pero me preocupa —suspiro—. Pienso en las necesidades que sufrirán si no se soluciona. ¿Crees que soy mala hija? —Eres una excelente persona, una buenísima hija, sin embargo, creo que deberías tomarte unas vacaciones y ayudar a tu familia a investigar. Al menos para que no te presionen. —Tienes razón, no lo había visto de esa forma —respondo, dándome cuenta que he sido muy egoísta con respecto a la reliquia familiar—. Como familia debemos cuidar lo que nos da de comer. Aunque no lo quiera admitir, y a pesar de la presión constante de ellos, hoy día soy lo que soy porque no me privaron del dinero. —Tu eres dueña de tu vida, de
Siento su respiración en mi cuello, y mi cuerpo automáticamente empieza a temblar y el corazón a palpitar a toda velocidad. —Calma tus latidos —pide susurrando, mientras mordisquea mí piel. Una sensación puntiaguda me sobresalta e intento zafarme, pero soy una simple presa a merced del cazador—. Tu aroma es fascinante. La forma susurrante, suave y atrayente me sorprende un poco. Mi ceño se frunce al imaginar el olor a hospital que tengo, me da una mirada y puedo observar sus ojos enrojecidos lo cual me alerta aún más y me obliga a gritar. Ya no estoy en posición de hacerme la fuerte cuando esto no es normal, forcejeo, pero nada. Estoy aterrada y atrapada. —Ya suéltala —ordena otra voz, mucho más gruesa y más seductora. El hombre afloja su agarre lo que me permite apartarme a toda velocidad de él. Gracias al cielo que este hombre apareció, sentí que sería alimento de un loco. Suelto un suspiro y seco las lágrimas que salieron de mis ojos sin percatarme. Levanto la mirada para obse
GAEL CLAYTON Siempre la observaba desde las sombras, la cuidaba, la protegía sin que ella supiese de mi existencia. Tuve idealizadas todas mis vidas, siguiendo la aburrida rutina al pie de la letra por casi mil años, la vi reencarnar en varios cuerpos y sin duda, esta es su mejor versión. Enérgica, inteligente e independiente en su área; como profesional médico es fabulosa, meticulosa, preparada, honesta y sobre todo feliz. También amorosa, cuidadosa, tan gentil y dulce con los necesitados y tan valiente al enfrentar adversidades. La vi afrontar múltiples conflictos familiares, tan positiva y tan pacientemente, leal a su familia, aunque no la apoyen, cordial con todos esos parásitos de su empresa que solo se quieren aprovechar. Se de primera mano que su empresa está pasando por una crisis, y se con seguridad que ella lo solucionará, porque siempre lo hace. No entiendo cómo es que su padre no ve la audacia e inteligencia de su niña. Porque, aunque parezca una mujer hecha y derecha,
—¿Qué haces aquí? —pregunto al verla apoyada en la pared. —Pues, no te apareces por la casa, entonces he decidido venir a buscarte. —Mala decisión —contesto. Mi peor error fue mantener una relación amorosa creyendo que opacaría a mi Jeze, pero jamás ha funcionado, por lo que se terminó. He tenido mujeres, miles para ser honesto, pero nunca me sentí satisfecho, nunca he mordido la piel de una mujer, por lo que solo se los arrebato como donación y lo bebo en mi copa cual vino fuese. En cambio, Elena siempre ha querido que la mordiera y bebiera desde su piel, pero nunca me ha apetecido hacerlo. Ese acto es algo muy íntimo, solo ocurre con tu pareja, tu alma gemela, y así es como seguirá siendo, porque, aunque no esté con ella, la respeto. No bebería otra sangre que no fuese la de ella. Para los humanos la infidelidad abarca de muchas maneras, especialmente el contacto físico y mental, manteniendo relaciones íntimas con otras personas que no sea tu pareja. Sin embargo, en mi mundo, la
Estuvimos conversando un par de horas más, informándome los problemas en el Reino, las decisiones tomadas en las reuniones por el consejo, en el cual la traidora de Elena se encuentra. La que considere amiga, consuelo y me llenaba de placer cuando estaba estresado me ha traicionado por el poder. Querer ser Reina es algo que siempre anheló, y poco a poco fue demostrando su verdadero rostro. En mi hogar todos somos familias, nos cuidamos mutuamente, pero ella… ella ha traicionado esa confianza que le habíamos brindado. Todos tienen la libertad de vivir como deseen, de cazar sin matar, de pasear en su forma animal. Sin embargo, muchos no aceptaron esa ley y se marcharon con los rebeldes, mismos que han hecho cosas espantosas en la ciudad sin importarles los sueños que aquellos humanos poseen. Elena fue más inteligente y quiso trabajar desde adentro por obvias razones, y para su mala suerte, aunque el consejo este a su favor, también existe seres en contra de esas decisiones. Era una muj