—¿Qué haces aquí? —pregunto al verla apoyada en la pared.
—Pues, no te apareces por la casa, entonces he decidido venir a buscarte.
—Mala decisión —contesto.
Mi peor error fue mantener una relación amorosa creyendo que opacaría a mi Jeze, pero jamás ha funcionado, por lo que se terminó. He tenido mujeres, miles para ser honesto, pero nunca me sentí satisfecho, nunca he mordido la piel de una mujer, por lo que solo se los arrebato como donación y lo bebo en mi copa cual vino fuese.
En cambio, Elena siempre ha querido que la mordiera y bebiera desde su piel, pero nunca me ha apetecido hacerlo. Ese acto es algo muy íntimo, solo ocurre con tu pareja, tu alma gemela, y así es como seguirá siendo, porque, aunque no esté con ella, la respeto. No bebería otra sangre que no fuese la de ella.
Para los humanos la infidelidad abarca de muchas maneras, especialmente el contacto físico y mental, manteniendo relaciones íntimas con otras personas que no sea tu pareja. Sin embargo, en mi mundo, la infidelidad es la prueba de sangre de otro cuerpo, y con ello no me refiero al beber en sí, sino al contacto físico e íntimo que hacemos cuando lo bebemos desde el cuerpo, justo lo que quería hacer Boruta con ella, y lo pude impedir.
En su mundo hay sentimientos, en mi mundo no es nada. La palabra amor es tonto, pero el respeto y la lealtad son valores primordiales para el bien común.
—Deja de ser hostil, soy tu mujer Armaros —habla imponente, como si fuese que la obedeceré.
—Tú no eres mi mujer, la mía estará en cualquier parte de este mundo, feliz lejos de mi mundo.
—Hace quinientos años estamos juntos, claro que soy tu mujer. Todos lo dicen, que gobernaré a tu lado como la reina.
—Tú no eres mi alma gemela y no serás mi Reina —hablo tomándola por el cuello y presionándola por la pared—. Que te quede claro.
—Pues tu gente pide una Reina, y soy la única que tienes a disposición.
—Ellos no piden eso —murmuro pausado.
—Si estuvieras más atento a tus obligaciones, sabrías lo que se habla en las reuniones de consejo.
—Para eso estas tú. Para supervisar en mi ausencia e informarme, pero no creas que no me he dado cuenta que últimamente no me dices nada —su rostro se contrae—. Ahora vete a hacer tu trabajo y no me molestes, en la semana pasaré a verificar que tal tu trabajo, y por el bien de tu puesto, espero este todo en perfecto estado.
La hago a un lado, ingresando a mi hogar, dejándola sola, con la palabra en la boca. Con la mente llamo a mi mano derecha quien me avisa que está en camino, con nuevas noticias no tan alentadoras. Si Elena creyó que confiaría en ella, está muy equivocada, y lo de la boda, pues admito no estar enterado, y por lo que supongo es una noticia nueva.
¿Por qué mi gente querría una reina? Acaso conmigo no es suficiente. Eso solo significa que alguien está llenándoles la cabeza y que debo ausentarme un par de días para ir a aclarar este malentendido, pues si quieren Reina como dice Elena, reina tendrán, pero que olviden que será ella.
Si decido contraer matrimonio será con mi doctora, solo ella podrá ejercer poder, incluso más que yo. Ella sería mi mano derecha, pero antes debería aceptar y creo que ya sé cómo.
—¿Y esa sonrisa? —pregunta mi amigo, y mano derecha.
—Hoy la vi —confieso. Es el único que sabe que la encontré hace años.
—Siempre la vez Gael —comenta rodando los ojos.
—Lo sé, pero hoy… Hoy fue diferente —confieso.
—Cuéntame —pide, mientras toma asiento y cruza sus piernas para prestarme la atención debida.
—Boruta la había interceptado en la calle. Iba a beber de ella, iba a matarla —narro a menor escala, recorriéndome un escalofrío en el cuerpo de tan solo imaginarme que le sucediese algo a mi amor—. Estaba cerca y la salve.
—De hecho, siempre estas cerca. Que le hayas interrumpido alimentarse es un peligro. Sospechará.
—Lo sé, la cuestión es que la vi de cerca, le hablé, la toqué. Sus ojos son verdes, pero de esos verdes intensos, que logran hipnotizarte y leer lo más profundo de tu ser. Y… y sus labios… ¡oh! Sus labios rosas y carnosos y su piel suave y blanca —guardo silencio al percatarme que mi amigo no ha dicho nada desde que empecé a hablar. Levanto la mirada para observarlo y lo encuentro con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Quién diría que el Rey del mal, el diablo, Drácula, el conde o como te llamen, se ha enamorado así de una mortal?
—Lo sé, pero, es que es imposible, ella es la luz que alumbra mi oscuridad, aunque no estemos juntos.
—Te entiendo —musita.
—Claro que lo entiendes, pero cuando aparezca tu amor, entenderás.
—Espero no me haga ver como un idiota —dice riendo.
—Sabe que no soy humano —suelto sin más, lo que hace que él se enderece en su asiento para mirarme fijamente.
—¿Sabes lo que significa y el peligro que conlleva? —solo asiento.
—Lo tomó bien, demasiado, es como si en el fondo no me creyera, quise indagar, pero bloqueo su mente, y eso si me pareció extraño —su ceño se frunce más ante mi confesión.
—¿No hizo nada?
—Bueno, si te refieres a gritos desesperantes y todos esos actos de desesperación que realizan los humanos. Sí, pero, no fue exagerado. Tiende a ocultar sus miedos, pero obviamente el latir de su corazón la deja expuesta.
—Asombroso.
Estuvimos conversando un par de horas más, informándome los problemas en el Reino, las decisiones tomadas en las reuniones por el consejo, en el cual la traidora de Elena se encuentra. La que considere amiga, consuelo y me llenaba de placer cuando estaba estresado me ha traicionado por el poder. Querer ser Reina es algo que siempre anheló, y poco a poco fue demostrando su verdadero rostro. En mi hogar todos somos familias, nos cuidamos mutuamente, pero ella… ella ha traicionado esa confianza que le habíamos brindado. Todos tienen la libertad de vivir como deseen, de cazar sin matar, de pasear en su forma animal. Sin embargo, muchos no aceptaron esa ley y se marcharon con los rebeldes, mismos que han hecho cosas espantosas en la ciudad sin importarles los sueños que aquellos humanos poseen. Elena fue más inteligente y quiso trabajar desde adentro por obvias razones, y para su mala suerte, aunque el consejo este a su favor, también existe seres en contra de esas decisiones. Era una muj
DAILA PETERSEN. Sentía que me daría algún infarto en aquel lugar. Esos hombres no eran normales, definitivamente no lo eran. Ingresé como quien huyera de algún depredador a mi habitación, cerrando la puerta con pestillo, para sentirme más segura, corrí para cerrar también las ventanas. Incluso el viento me atemorizaba. Intenté en todo momento ser fuerte, no demostrar lo intimidada que me sentía estar envuelta en situaciones como esa. Destaco que al principio me sentí agradecida con el sujeto que me salvó del maniático extraterrestre veloz, sin embargo, todo se fue a la basura cuando me di cuenta que eran lo mismo, veloz. Algún súper poder en especial tenían porque podían sentir o escuchar el latir de mi corazón, a pesar de que trataba de controlarlo. Y eso no es todo, sentía que podían leer mi mente, por lo que decidí pensar en nada para corroborar, y ¡bingo! No descubrió nada. Por eso, en estos momentos estoy temblando de miedo, tras estas paredes puedo ser la niña asustadiza que s
—Emocionada con esta cirugía, Doctora —habla mi tutor. Muevo la cabeza en afirmación, de un modo muy feliz, como en todas las cirugías que participé. Ya no somos simples médicos cirujanos, somos profesionales aprendiendo cada día. Una de las enfermeras me ayuda con el traje y luego me coloco los guantes y así, con la sonrisa en mi rostro ingreso al quirófano. La cirugía da inicio, el profesional a cargo es uno de los mejores en el área y por ello es considerado el mejor del país y no solo aquí, sino que también es reconocido por sus mágicas manos y su inteligencia en casi todas partes del mundo. Entre los compañeros nos cuidamos y ayudamos entre sí, a excepción de Camilo, él es de esos que siempre está queriendo acaparar todo; no obstante, siempre sale en segundo lugar en las pruebas implantadas por los supervisores, pues su falta de compañerismo en momentos críticos le ha jugado en contra. Pues aquí todos somos iguales y todos necesitamos de todos para salvar una vida. Pasada casi
Las irregularidades que muestran estos documentos son bastantes negativos, a decir verdad, Paula tiene razón, esto empezó años atrás y ahora será todo un reto lograr balancear nuevamente en el mundo empresarial. Nuestra empresa ha perdido gran prestigio por esto, perdiendo socios importantes que invertían en ella. —Esto es grave, demasiado grave, padre —susurro, acomodando algunos papeles sobre el escritorio. —¿Sospechas de alguien? —pregunta, posicionando una de sus manos en su barbilla. —Todos son sospechosos —suelto un suspiro—. ¿En serio no tomaste medidas? Me sorprende viniendo de ti. —No confío en nadie —confiesa con un atisbo de vergüenza. Mi padre es sexy y muy inteligente, siempre fue un hombre de negocios y fundó el imperio Pettersen solo. Esto definitivamente no es algo propio de él. —Entonces la mejor opción era que la empresa caiga en ruinas —afirmo con burla. —No pensé que llegase a este punto, Fabricio decía que eran faltantes pequeños. —¿Fabricio? ¿Es en serio p
Después de los reclamos de mi madre y las recomendaciones de mi padre por salir muy tarde de la empresa, por fin estoy en mi habitación, limpia y curada con un apósito en la ceja. Me acuesto a mi cama, mirando el techo de mi habitación, rememorando lo sucedido y estoy segura que había alguien en mi coche. —¿Me estaré volviendo loca? —susurro a la nada. —No estás loca, mujer —la voz de un hombre llena la habitación. Me pongo de forma firme apresuradamente en la cama y lo veo sentado en una esquina bebiendo lo que parece ser vino—. No grites —pide en el momento exacto cuando planeaba hacerlo—. Y, lo siento por el accidente. Lo observo minuciosamente, intentando detallar cada aspecto de su rostro, gestos, sin embargo, jamás lo he visto en mi vida. ¿O sí? ¡Claro! Es el sujeto del hospital. Pero… ¿Qué mierdas quieren conmigo? —Eres pálido —susurro— ¿Qué es lo que quieren las caras pálidas? —¿Eh? ¿Si? —responde dudando de su respuesta. —Me estoy volviendo loca —murmuro poniéndome de p
GAEL CLAYTON. Ingreso al gran castillo, al que por muchos años llamé hogar, pero en el cual no me siento feliz desde que mi padre no está. Renunció a su legado quedando yo como heredero desde que descubrió que su alma gemela era un licántropo. Más bien, ella lo descubrió por su simple aroma. En fin, solicitó el divorcio a mi madre, quién sin poner ninguna objeción a su pedido, se lo dio, al fin de cuentas no estaban enamorados. Mi madre siempre fue dura con mi crianza y me preparó para asumir el poder, lo mismo pasó con mi padre, quién, pese a no ser visto con buenos ojos ante los integrantes del consejo, estaba para mí y no solo como un maestro, sino como el gran padre que es, el gran hombre, que renunció a todo por el amor de su vida. Diría que yo sería capaz de hacer lo mismo por mi Jezebeth, pero, si yo abandono no habría quien asuma porque no tengo un heredero, no obstante, siempre he demostrado ser capaz y merecido del puesto. Luche por mi gente y daría mi vida por ellos con t
Cruzo la puerta y puedo observar el lugar lleno de viejos que solo están cortados a la antigua, Elena a lado de su padre Iván. Un hombre de unos sesenta y cinco años humanos, pero de unos seiscientos años en vampiro. Menor que yo, pero con un poder inimaginable con el que desea opacarme en este mundo por ser parte del consejo. En muchas ocasiones quiso decidir por mí y como Rey legítimo que soy, nunca se lo permití, dejando en claro cuál es su lugar. Todos se ponen de pie cuando sienten mi presencia, reverenciándose ante mí como lo más sagrado que existe. —Majestad —habla uno de los integrantes—. Es un honor volver a verlo después de estos meses. —Buenas noches —saludo—. Sólo he dejado mi trabajo para venir a cerciorarme si los rumores son ciertos. —Entiendo —responde el sujeto, agachando la cabeza. —¿Que saben de los discípulos de Caine? —pregunto. —Están cumpliendo su parte del trato —avisa Iván, lo cual me resulta extraño. —Boruta es parte de su clan y ha estado matando gent
Descansar. Esa palabra no existía en mi día a día desde que estoy aquí nuevamente. Definitivamente la presión de mi pueblo con tener una reina es desgastadora, por el hecho de que no quiero arriesgar la vida de mi amada en este oscuro universo, sumándole a ello los problemas que me están causando los rebeldes de Caine. Derek se está encargando de todo en la ciudad, se ha presentado con ella en su empresa y ha dispuesto del dinero para ayudarla, aunque no quiso aceptarla en un principio, pero no le quedo de otra. Tambien se está encargando de investigar a Fabricio, vicepresidente de su empresa, para poder ser despedido con las pruebas en su poder, sin embargo, ha sabido hacer su trabajo, pues no hay nada en su contra; lo que me lleva a la idea de presionarlo para que hable, o sea, a mi manera. El padre de ella desea conocerme, como nuevo socio mayoritario debería de presentarme, pero mientras las cosas no se arreglen aquí me será imposible arreglarlos allá. Así tambien, Derek me info