Cuando llego la casa es un caos, vecinos chismosos fuera de sus hogares, la ambulancia y policías.
El primero en acercarse a mí es el oficial, me da todos los detalles que puede, según me dice, los vecinos aseguran que era un hombre el que salió corriendo de la casa, pero no lograron ver su rostro, eso solo vuelve cada vez más acertada mi teoría
—Ya estamos en investigación ¿Conoce alguna persona que quisiera hacerle daño?
—Las únicas personas que querrían hacerle daño están muertas, no hay nadie más.
—¿Está segura?
—¿Cree que tengo ganas de mentirle?
Corrobora mi información, un proceso tedioso, pero necesario, tuve que ir después al hospital para agilizar los trámites, no tuve mucho éxito, mi caso no parece ser tan relevante para nadie en estos momentos.
A los Green nos persigue la desgracia.
Qué razón tenía Tamara. Ahora lo que me dicen es que debo esperar un mínimo de 24 horas para proceder con lo que falta, siento que me volveré loca.
Fui a sentarme al área de espera, cerré los ojos un instante, ya había sido demasiado por hoy, es hora de irme.
—Señorita Green.
—Regresaré —mi voz se quebró —solo tengo que
—Está arreglado, me acaban de informar.
—¿Quién?
Al parecer mi ayuda misteriosa pidió que no se revelara su nombre, pero al acercarme me entrega una tarjeta un número de teléfono, no tardo mucho en ponerme en contacto para saber de quién se trata.
—Carol Green —respondió una voz masculina —soy Cameron Legrand voy en camino para el hospital me encargaré de todo, los procesos necesarios serán más rápidos con el equipo que tenemos.
—¿Equipo?
—Lo más reciente del mercado.
—¿Quién lo envía?
—Vaya a descansar, la tendremos al tanto ¿Quiere que alguien más asista?
—No, soy solo yo.
No sabía quién estaba detrás de esto, pero al menos las cosas se estaban solucionando. Horas después, cuando Cameron me llama de nuevo subo al auto y oh, sorpresa, este no enciende.
—No puede ser —golpeo con fuerza el volante.
Bajo del auto y empiezo a caminar sintiendo las gotas de la lluvia mojando mi ropa, miro en ocasiones hacía atrás y el mismo hombre de esta mañana está ahí. Está claro, me viene siguiendo y si no actúo rápido, este será mi fin.
Lo pierdo de vista y al llegar al cementerio un hombre con traje de estatura promedio y un par de kilos de más se acerca hacía mí.
—Lamento mucho su perdida —estira su mano —Cameron Legrand.
—Carol Green —la acepto —pero eso usted ya lo sabe.
—Me dieron solo la información que necesitaba —todo quedó listo —tenga mi tarjeta, si me necesita llámeme.
—Gracias.
Me hinco frente a la tumba, ensuciando mi pantalón, el aroma de la tierra mojada invade mis fosas nasales y me tranquiliza un poco.
—Mi vida está llena de cambios constantes, pero te aseguro que este jamás lo vi venir, fuiste mi madre, mi amiga, consejera, chef, la persona que me mostró un amor incondicional ¿Cómo se supone que voy a continuar sin ti? Si uno de los motores de mi vida ya no está entonces nada tiene sentido —dejo sobre la tierra un collar —sé que es tu favorito, te prometo que averiguaré qué fue lo que pasó y no descansaré hasta ver a ese maldito tras las rejas, estarás orgullosa de mí.
Volveré solo hasta que sepa quién es el responsable de toda esta m****a; primero fue papá, luego mamá y, aunque hayan pasado años, terminó con mi tía y está claro. Sigo yo.
Como si hubiera sido algo planeado siento una mano tapando mi boca, por la fuerza sé que es un hombre, intenta llevarme con él y no puedo liberarme, antes de darme cuenta aparece otro de entre las sombras que llega para soltarle un puñetazo apartándolo de mí, el hombre huye mientras me pongo de pie.
—¿Estás bien? —pregunta Nick con preocupación.
—Sí, todo bien —me sacudo la ropa —Me encontraste —digo todavía con la respiración agitada.
—Te fuiste muy rápido.
—Lamento no haberme detenido para contarte lo que ha pasado en mi vida estos años y decirte “Oye, Nick, acaban de asesinar a mi tía ¿Puedo irme?”
—No esperaba que pidieras permiso, nunca lo has hecho, además, no era necesario que me actualizaras sobre tu vida, nos vimos hace poco ¿Lo olvidas?
Su mirada me desconectó del mundo por unos segundos, ese era el efecto que Nick Lancaster causaba.
—¿De qué estás hablando? La última vez que te vi fue hace 2 años en Inglaterra y solo fue una coincidencia.
—No eras Carol —comenta con cierta decepción —sí, nos vimos en Inglaterra. ¿Tienes idea de quién era el hombre?
—No ¿y tú? —niega, prefiero ignorar el tema —Supongo que tú tuviste que ver con el asunto de mi tía.
—Pudo haber sido cualquiera.
—Nada más poderoso que el apellido Lancaster —comenté y se irguió orgulloso.
—Sé que en lo que menos piensas en estos momentos es en celebrar, pero mañana es la inauguración del club y tengo un regalo para ti en la cajuela, te llevaré a casa.
—Puedo caminar.
—No quiero que camines.
No podré convencerlo de lo contrario.
—Bien —cedí.
Con una sonrisa triunfante caminamos hasta su carro y noté que tenía un par de daños en la parte de atrás.
Así que el carro que golpeamos era el suyo.
¿Qué esperabas?
El camino fue silencioso y hasta lo agradecí, lo último que necesitaba era hablar de ella, dado que íbamos en auto el camino hasta mi casa se volvió más corto, lo estacionó y me dio el regalo. Comencé a quitar el moño.
—Su secreto está a salvo conmigo.
—¿Secreto?
—Tengo acceso a las cámaras de seguridad, sé que tú y tu amiga chocaron con mi auto.
—En mi defensa, Ximena estaba manejando no yo.
Lo único que hace es darme una sonrisa de lado y me observa desenvolver el regalo. Espero que arreglar su auto no sea tan costoso, pero que digo, lo que le sobra a este hombre es dinero.
—Compraré otro auto —menciona.
—¡¿Qué?!
—De todas maneas ya quería cambiarlo.
Terminé de quitar la envoltura y observé un precioso vestido azul.
—Nick, esto debió costarte una fortuna es marca Bethsar.
—Creo que mereces más.
Interrumpiendo el momento una piedra salió de la nada estrellándose contra el cristal de su auto, bajamos de inmediato tratando de encontrar al responsable, pero no había nadie.
—A la casa, ahora —ordena y lo dejo pasar conmigo.
Se queda de pie cerca de la ventana mirando atento.
—Tengo una idea de quién fue el malnacido, te veré mañana, Carol
—No voy a aceptar el vestido.
—Carol hazlo.
—Nick…
—No aceptaré un no como respuesta y lo sabes, si quieres compensarme dime que lo usarás mañana en la inauguración.
—Pero
—Y que lo usarás a mi lado —aquello me deja sin habla —hay unas propuestas que quiero hacerte.
—¿Me dirás que hay detrás de la puerta que dice “solo personal autorizado”?
—Es uno de los puntos a tratar, averígualo por ti misma.
—Regresa con cuidado a casa.
—Mantente en casa —pide —podría estar en cualquier parte.
—¿Quién?
—Buenas noches.
—¡Espera! Quiero preguntarte algo.
—Dime.
Veamos, habrá que escoger bien las palabras... al demonio no hay manera de suavizar esto.
—¿Tuviste algo que ver con la muerte de mi tía?
El silencio se extendió más de lo que hubiera querido.
—Carol.
—Dime —me sostuvo la mirada.
Nick jamás la aparta.
—No es momento para pensar en eso, vendré por ti en la noche para que nos vayamos al club.
—No niegas nada.
—Y tampoco lo afirmo —esa respuesta no me bastaba —¿Usarás el vestido?
—Ven mañana y averígualo.
Es como jugar con fuego.
Nick Lancaster, sinónimo de poder, ambición, pasión y, sobre todo, peligro.
***
Recibí un mensaje de un número desconocido.
Desconocido: Espero verte con el vestido puesto esta noche.
Yo: Deberías dejar de regalarme ropa, Nick.
Desconocido: Sí, tal vez tendría que empezar a quitártela.
Seguí con la llamada que tenía con Ximena, me estaba contando sus aventuras de ayer, mi querida amiga se emborrachó y terminó acostándose con un tipo que dijo que pertenecía a la mafia.
¿Mafia en el Golden Garden? Nunca se meterían en nuestros asuntos. Seguro que Ximena lo imaginó
—Lo siento tengo que colgar, estoy viendo que ya se estacionó el auto de Nick y viene con Mark.
—¿Mark?
—Su guardaespaldas, te dejo.
Bajo las escaleras y trato de no verme tan desesperada cuando toca y le abro la puerta.
—Carol, te ves…, perfecta —sonrió y su mirada comenzó a bajar, me examinó de pies a cabeza.
—Y tú… —dejé la palabra en el aire.
Mis hormonas me estaban traicionando, es que se ve increíble se ponga lo que se ponga, no puedo creer cómo esos ojos grises están fijos en mí.
Está para comérselo.
¡Cállate!
Solo digo la verdad.
Luce bien.
Ay, por favor, hasta yo quiero arrancarle la ropa.
—¿Y yo? —esperó a que continuara.
—No estás tan mal.
—¿No estoy tan mal? —pregunta casi ofendido —lo dilatado de tus pupilas me están diciendo otra cosa.
Me sentí obligada a apartar la vista y eso solo causó que él se riera, cielos, hasta esa risa grave era perfecta. Tomo su mano y nos encaminamos al auto.
Sigue oliendo a él, de manera inconsciente cierro los ojos dejando que su aroma entre por mis fosas nasales.
—¿Extrañabas mi aroma? —sonríe mientras pone el coche en marcha.
—Solo el aroma no te emociones.
—Te encanta provocarme —me gusta hacerlo, sí, pero no lo admitiré —¿Cuánto tiempo seguirás haciendo esto?
—¿Qué cosa?
—Fingir que no te importa que esté de vuelta contigo.
—Olvidaba que te creías lo más importante del mundo.
—No me creo, lo soy, ahora responde.
Detesto que esté haciendo esto, fingir que soy una más de sus chicas, cree que tiene que darme todos estos lujos cuando sabe bien que nunca los he querido, luce desesperado por obtener mi atención.
—Seguro esta técnica te funciona con otras chicas.
—Otras chicas —repite con diversión.
—No vengas a decirme que eres virgen y puro.
—Tú debes saber bien que no lo soy.
Siento que mis mejillas empiezan a calentarse y vuelvo mi mirada al frente aclarando un poco mi garganta.
Nos tardamos en llegar al club, es Nick Lancaster, obvio que iba a tener un estacionamiento solo para él, detiene el auto y bajamos.
Un listón rojo se encuentra en la entrada, Nick se detiene para hacer frente a la prensa.
—Es un placer poder estar esta noche aquí con ustedes, como todos sabemos el Golden Garden es uno de los lugares más importantes en toda Steelney, por desgracia con el paso del tiempo y debido a la mala administración que se llevaba, el club comenzó a perder su reputación, vengo a encargarme de que eso cambie, a partir de ahora serán testigos de la nueva era que comienza para Steelney y el Golden Garden, implementamos muchas cosas que les aseguro será de beneficio para todos, si quieren saber qué tan bueno es el club ahora tendrán que averiguarlo ustedes mismos; agradezco a todos los que se arriesgaron con este nuevo proyecto y se adelantaron a comprar sus membresías Black. Mi nombre es Nick Lancaster, y les prometo que no los decepcionaré
Nick se acerca hacía el listón y saca un encendedor de su saco, en el momento en que lo prende todo el listón se quema ¿Cómo logró hacer eso? No tengo ni idea.
—Bienvenidos al Golden Garden.
Todos comienzan a aplaudir, dar gritos, los paparazzis no dejan de tomar fotografías y ante todo esto Nick nunca pierde la sonrisa. El plan era mantener distancia, pero ni eso he podido hacer, Ximena me ha dejado a mi suerte y no tengo más remedio que ir con él.
—Bien, preciosa —sus ojos recaen en los míos —¿Lista para el mejor recorrido de tu vida? Te encontrarás con cosas bastante interesantes y tienes que escuchar mi propuesta.
En algo tuvo razón, el recorrido con él fue mucho mejor que con Catalina, me iba dando detalles de todo, de la importancia de tener el polígono de tiro para los tratos que se llevarían a cabo aquí, al ser un importante empresario le gusta tener el control de todas las cosas y personas si se puede. —Todo el club es perfecto. —Tardé un poco en pensar qué es lo que quería para este lugar y al final lo conseguí. —Siempre en busca de poder ¿Eh? —Es lo único me motiva no lo olvides. Sigue dándome el recorrido, no puedo evitar sentirme un poco incomoda al notar que durante todo este tiempo un hombre nos ha estado siguiendo, pero esta vez es diferente al de la última vez, esta vez tengo que averiguar lo que pasa, llegamos a lo que Nick llama su área favorita: el casino. Tomamos el elevador y somos los únicos dentro. —Lo siento —su mano toca la piel desnuda de mi espalda y la deja ahí mientras presiona el botón para el segundo piso con la otra. El calor se apodera de todo mi cuerpo en cu
Pensé en muchas cosas, trabajar con Nick podía ser benéfico para mí, de esa forma conseguiría la información que necesito, es por eso que después de darle tantas vueltas, esto aquí de pie frente a él esperando indicaciones y luce asquerosamente feliz por tener donde me quería.—Asumo que tenemos trabajo que hacer.—Es correcto —me indica que tome asiento —pero primero lo primero.No sé a quién le llama, esperamos un rato en silencio y yo finjo que esto no es para nada incómodo, incluso cuándo le pregunto quién vendrá permanece callado, después de un rato tocan la puerta y la chica entra.Ah, genial, esperamos a la perfecta Catalina, lo que me faltaba. Quiere tomar asiento, pero Nick la detiene.—En ningún momento te indique que tomaras asiento. Quería hablar contigo de algo importante.—¿Sobre qué, señor?—Estás despedida.¿Despedida? Creo que este día por fin comienza a mejorar. Ojalá pudiera grabar su reacción. Intento contener las ganas de reír, la pobre chica ni siquiera lo vio ven
Después de comprar el vestido volvimos al Golden y me encontré con Ximena quien corrió para abrazarme. No dejaba de decirme lo preciosa que me veía con el vestido.—Cuñado tienes un muy buen gusto en los vestidos.—Cuñado —repitió feliz —me agrada el término.—Pues no te emociones.—Ya es tarde, cariño, les daré espacio para que puedan charlar, seguro hay mucho que contar, necesito verte en mi oficina cuando termines.—No tardaré.—Tómate tu tiempo.Lo observamos alejarse y mi amiga me jaló hacía uno de los sillones cerca de recepción, estaba ansiosa por escuchar todos los detalles, en realidad no sé cómo empezar, sigo sin creer que estoy metida en todo este lío. —Le dije que asumía la responsabilidad que implica trabajar con él, me sitúe en los peores escenarios, nunca imaginé en lo que me estaba involucrando.—Es grave ¿Cierto?—Sí, cuando me llevó al cuarto rojo había un par de hombres ahí, es prácticamente otro casino igual de espacioso, pero en un lugar secreto y solo algunos pue
Entramos al cuarto rojo y lo siento tenso. Ya lo sabe. —Bienvenidos —el guardia abre la puerta —lo están esperando señor Lancaster.Caminamos y todas las miradas se centran en nosotros y en nuestras manos entrelazadas, todos se muestran intrigados.Nos acercamos a una mesa del rincón, hay varios hombres ahí que se levantan en cuanto nos ven, esos trajes lucen costosos, no tengo idea de quienes sean, pero asumo que son parte de la asamblea.—Nick —estira su mano uno de ellos y la estrechan.—Buenas noches, caballeros.—Carol —se dirige a mí y besa mi mano.—¿Nos conocemos?El hombre se echa a reír, no comprendo qué le causa tanta gracia.—Tienes una chica con un buen sentido del humor, soy Key, nos vimos esta mañana.—Ah, por supuesto.—Caballeros, ella es Carol mi mano derecha.Los saludo a todos, siento que me miran como si fuera un juguete nuevo, algo me dice que si no pongo limites desde ahora querrán aprovecharse de esto, menos mal que soy una Green, puedo encargarme de cualquier
Me levanto ignorando lo que ha pasado, ¿Qué color de sostén puedo usar? ¿Morado? ¿Negro? ¿Rojo? Ni siquiera es algo en lo que debería estar pensando. —Cualquiera que escojas te quedará bien —comenta recargándose en el marco de la puerta. Me apresuro para tomar una blusa cualquiera y cubrirme. ¿Dónde queda mi privacidad? —Oye, toqué la puerta, pero estabas tan concentrada observando la ropa que casi estoy seguro que no me oíste, descuida, me gusta lo veo —relame sus labios. Y juro que no puede haber un hombre más apuesto que él, agh, malditas hormonas. —Sí, bueno por si no lo has notado no tengo sostén ni blusa y sería mejor que te fueras. —Pero si es precisamente por eso que me quedo, cariño. —¿Cariño? —¿Prefieres “amor”? —Divina diosa me gusta más. Tengo el impulso de preguntarle dónde estaba o qué es lo que estaba haciendo, pero sería raro, tampoco es como que deba explicaciones. ¿Quiere espectáculo? Espectáculo tendrá. Quito la blusa que me cubre y vuelvo a centrarme en
Nick Quisiera no pensar demasiado en lo que ocurrió ayer, le disparé al malnacido que nos estaba siguiendo, pero logró escapar. Ya estábamos terminando de alistar las cosas, podía escuchar a la perfección la charla que Carol tenía con Ximena, ella en serio me odio. —No, no pasa nada. —Es la primera vez que te veo tan alterada por…, ni siquiera sé exactamente qué te preocupa, pero sé que hay más ¿Qué pasa? De momento creí que querían tener privacidad, quizá ella quería hablar con su amiga y no podía hacerlo libremente porque el “enemigo” se encontraba con ellas. —Puedo irme si quieren —mencioné. —No —tomó su bolsa de la silla y la acomodó sobre su hombro —hablaré con ella cuando vuelvan del viaje —se acercó para abrazarla. Como si fuera una despedida, susurró algo en su oído que me fue imposible escuchar, solo miré que Carol asintió y Ximena salió más tranquila —¿Qué te ha dicho? —pregunté cuando estuvo afuera. —Que tuviera mucho cuidado contigo. Todo iba bien, me sentía tran
Nick. —Será mejor que les enseñe el lugar, ya que enviarás a tus chicos para acá, es bueno que ustedes se familiaricen primero. —Guíanos —le sonreí como si no lo hubiera amenazado con anterioridad. Salgo con la chica que se sujeta a mi brazo, sentí que la hora de la comida había sido un infierno, no hay cambios y empiezo a preocuparme. Intento obtener su atención, pero solo sonríe con malicia. No me mira. —Si necesitas alguien que vigile las operaciones desde aquí, me ofrezco feliz como voluntaria. Con eso responde a todo, prefiero hacer de cuenta que no he escuchado tal comentario, es hasta que cruzamos un pasillo que George empieza a hablar. —Zona de escaneo —menciona —todo el primer piso está protegido en caso de que lleguemos a tener algún invitado —me mira de reojo —no deseado. Las puertas del elevador se abren y entramos. —Segundo piso, área de operaciones. Siento que estoy consiguiendo lo que quiero cuando, asqueada y quizá asustada, la chica se acerca más a mí. —¿Q
NickPor fortuna una persona me vio en el piso y llamó la ambulancia, lo que ocurrió después sigue siendo borroso en mi mente, el punto es que para cuando volví a abrir los ojos, Carol se encontraba frente a mí y lucía preocupada.Después de un par de estudios y de asegurarse de que no tuviera nada, me dieron el alta, Carol lucía más relajada cuando volviendo a vestir tan formal como siempre, salí del hospital.—No tienes idea de lo mucho que me preocupé por ti, ¿quieres decirme qué rayos te pasó?No es momento de revelar toda la información, al menos no ahora.—No fue nada, descuida, soy Nick Lancaster ¿ya lo olvidaste? Todo el mundo quiere poner una bala en mi cabeza.—Nick —se planta frente a mí una vez que salimos—. Hablo en serio, ¿qué pasó?Detrás de ella un auto se está estacionando, eso llama su atención y lo reconoce de inmediato. —Es tu auto —se acerca para verlo mejor —y sin un solo rayón, veo que lo arreglaste.—Tampoco era tan grave lo que tenía.—Pero ¿Por qué lo mandas