2. Inauguración

Cuando llego la casa es un caos, vecinos chismosos fuera de sus hogares, la ambulancia y policías.

El primero en acercarse a mí es el oficial, me da todos los detalles que puede, según me dice, los vecinos aseguran que era un hombre el que salió corriendo de la casa, pero no lograron ver su rostro, eso solo vuelve cada vez más acertada mi teoría

—Ya estamos en investigación ¿Conoce alguna persona que quisiera hacerle daño?

—Las únicas personas que querrían hacerle daño están muertas, no hay nadie más.

—¿Está segura?

—¿Cree que tengo ganas de mentirle?

Corrobora mi información, un proceso tedioso, pero necesario, tuve que ir después al hospital para agilizar los trámites, no tuve mucho éxito, mi caso no parece ser tan relevante para nadie en estos momentos.

A los Green nos persigue la desgracia.

Qué razón tenía Tamara. Ahora lo que me dicen es que debo esperar un mínimo de 24 horas para proceder con lo que falta, siento que me volveré loca.

Fui a sentarme al área de espera, cerré los ojos un instante, ya había sido demasiado por hoy, es hora de irme.

—Señorita Green.

—Regresaré —mi voz se quebró —solo tengo que

—Está arreglado, me acaban de informar.

—¿Quién?

Al parecer mi ayuda misteriosa pidió que no se revelara su nombre, pero al acercarme me entrega una tarjeta un número de teléfono, no tardo mucho en ponerme en contacto para saber de quién se trata.

—Carol Green —respondió una voz masculina —soy Cameron Legrand voy en camino para el hospital me encargaré de todo, los procesos necesarios serán más rápidos con el equipo que tenemos.

—¿Equipo?

—Lo más reciente del mercado.

—¿Quién lo envía?

—Vaya a descansar, la tendremos al tanto ¿Quiere que alguien más asista?

—No, soy solo yo.

No sabía quién estaba detrás de esto, pero al menos las cosas se estaban solucionando. Horas después, cuando Cameron me llama de nuevo subo al auto y oh, sorpresa, este no enciende.

—No puede ser —golpeo con fuerza el volante.

Bajo del auto y empiezo a caminar sintiendo las gotas de la lluvia mojando mi ropa, miro en ocasiones hacía atrás y el mismo hombre de esta mañana está ahí. Está claro, me viene siguiendo y si no actúo rápido, este será mi fin. 

Lo pierdo de vista y al llegar al cementerio un hombre con traje de estatura promedio y un par de kilos de más se acerca hacía mí.

—Lamento mucho su perdida —estira su mano —Cameron Legrand.

—Carol Green —la acepto —pero eso usted ya lo sabe.

—Me dieron solo la información que necesitaba —todo quedó listo —tenga mi tarjeta, si me necesita llámeme.

—Gracias.

Me hinco frente a la tumba, ensuciando mi pantalón, el aroma de la tierra mojada invade mis fosas nasales y me tranquiliza un poco.

—Mi vida está llena de cambios constantes, pero te aseguro que este jamás lo vi venir, fuiste mi madre, mi amiga, consejera, chef, la persona que me mostró un amor incondicional ¿Cómo se supone que voy a continuar sin ti? Si uno de los motores de mi vida ya no está entonces nada tiene sentido —dejo sobre la tierra un collar —sé que es tu favorito, te prometo que averiguaré qué fue lo que pasó y no descansaré hasta ver a ese maldito tras las rejas, estarás orgullosa de mí.

Volveré solo hasta que sepa quién es el responsable de toda esta m****a; primero fue papá, luego mamá y, aunque hayan pasado años, terminó con mi tía y está claro. Sigo yo.

Como si hubiera sido algo planeado siento una mano tapando mi boca, por la fuerza sé que es un hombre, intenta llevarme con él y no puedo liberarme, antes de darme cuenta aparece otro de entre las sombras que llega para soltarle un puñetazo apartándolo de mí, el hombre huye mientras me pongo de pie.

—¿Estás bien? —pregunta Nick con preocupación.

—Sí, todo bien —me sacudo la ropa —Me encontraste —digo todavía con la respiración agitada.

—Te fuiste muy rápido.

—Lamento no haberme detenido para contarte lo que ha pasado en mi vida estos años y decirte “Oye, Nick, acaban de asesinar a mi tía ¿Puedo irme?”

—No esperaba que pidieras permiso, nunca lo has hecho, además, no era necesario que me actualizaras sobre tu vida, nos vimos hace poco ¿Lo olvidas?

Su mirada me desconectó del mundo por unos segundos, ese era el efecto que Nick Lancaster causaba.

—¿De qué estás hablando? La última vez que te vi fue hace 2 años en Inglaterra y solo fue una coincidencia.

—No eras Carol —comenta con cierta decepción —sí, nos vimos en Inglaterra. ¿Tienes idea de quién era el hombre?

—No ¿y tú? —niega, prefiero ignorar el tema —Supongo que tú tuviste que ver con el asunto de mi tía.

—Pudo haber sido cualquiera.

—Nada más poderoso que el apellido Lancaster —comenté y se irguió orgulloso.

—Sé que en lo que menos piensas en estos momentos es en celebrar, pero mañana es la inauguración del club y tengo un regalo para ti en la cajuela, te llevaré a casa.

—Puedo caminar.

—No quiero que camines.

No podré convencerlo de lo contrario.

—Bien —cedí.

Con una sonrisa triunfante caminamos hasta su carro y noté que tenía un par de daños en la parte de atrás.

Así que el carro que golpeamos era el suyo.

¿Qué esperabas?

El camino fue silencioso y hasta lo agradecí, lo último que necesitaba era hablar de ella, dado que íbamos en auto el camino hasta mi casa se volvió más corto, lo estacionó y me dio el regalo. Comencé a quitar el moño.

—Su secreto está a salvo conmigo.

—¿Secreto?

—Tengo acceso a las cámaras de seguridad, sé que tú y tu amiga chocaron con mi auto.

—En mi defensa, Ximena estaba manejando no yo.

Lo único que hace es darme una sonrisa de lado y me observa desenvolver el regalo. Espero que arreglar su auto no sea tan costoso, pero que digo, lo que le sobra a este hombre es dinero.

—Compraré otro auto —menciona.

—¡¿Qué?!

—De todas maneas ya quería cambiarlo.

Terminé de quitar la envoltura y observé un precioso vestido azul.

—Nick, esto debió costarte una fortuna es marca Bethsar.

—Creo que mereces más.

Interrumpiendo el momento una piedra salió de la nada estrellándose contra el cristal de su auto, bajamos de inmediato tratando de encontrar al responsable, pero no había nadie.

—A la casa, ahora —ordena y lo dejo pasar conmigo.

Se queda de pie cerca de la ventana mirando atento.

—Tengo una idea de quién fue el malnacido, te veré mañana, Carol

—No voy a aceptar el vestido.

—Carol hazlo.

—Nick…

—No aceptaré un no como respuesta y lo sabes, si quieres compensarme dime que lo usarás mañana en la inauguración.

—Pero

—Y que lo usarás a mi lado —aquello me deja sin habla —hay unas propuestas que quiero hacerte.

—¿Me dirás que hay detrás de la puerta que dice “solo personal autorizado”?

—Es uno de los puntos a tratar, averígualo por ti misma.

—Regresa con cuidado a casa.

—Mantente en casa —pide —podría estar en cualquier parte.

—¿Quién?

—Buenas noches.

—¡Espera! Quiero preguntarte algo.

—Dime.

Veamos, habrá que escoger bien las palabras... al demonio no hay manera de suavizar esto.

—¿Tuviste algo que ver con la muerte de mi tía?

El silencio se extendió más de lo que hubiera querido.

—Carol.

—Dime —me sostuvo la mirada.

Nick jamás la aparta.

—No es momento para pensar en eso, vendré por ti en la noche para que nos vayamos al club.

—No niegas nada.

—Y tampoco lo afirmo —esa respuesta no me bastaba —¿Usarás el vestido?

—Ven mañana y averígualo.

Es como jugar con fuego. 

Nick Lancaster, sinónimo de poder, ambición, pasión y, sobre todo, peligro.

***

Recibí un mensaje de un número desconocido.

Desconocido: Espero verte con el vestido puesto esta noche.

Yo: Deberías dejar de regalarme ropa, Nick.

Desconocido: Sí, tal vez tendría que empezar a quitártela. 

Seguí con la llamada que tenía con Ximena, me estaba contando sus aventuras de ayer, mi querida amiga se emborrachó y terminó acostándose con un tipo que dijo que pertenecía a la mafia.

¿Mafia en el Golden Garden? Nunca se meterían en nuestros asuntos. Seguro que Ximena lo imaginó

—Lo siento tengo que colgar, estoy viendo que ya se estacionó el auto de Nick y viene con Mark.

—¿Mark?

—Su guardaespaldas, te dejo.

Bajo las escaleras y trato de no verme tan desesperada cuando toca y le abro la puerta.

—Carol, te ves…, perfecta —sonrió y su mirada comenzó a bajar, me examinó de pies a cabeza.

—Y tú… —dejé la palabra en el aire.

Mis hormonas me estaban traicionando, es que se ve increíble se ponga lo que se ponga, no puedo creer cómo esos ojos grises están fijos en mí.

Está para comérselo.

¡Cállate!

Solo digo la verdad.

Luce bien.

Ay, por favor, hasta yo quiero arrancarle la ropa.

—¿Y yo? —esperó a que continuara.

—No estás tan mal.

—¿No estoy tan mal? —pregunta casi ofendido —lo dilatado de tus pupilas me están diciendo otra cosa.

Me sentí obligada a apartar la vista y eso solo causó que él se riera, cielos, hasta esa risa grave era perfecta. Tomo su mano y nos encaminamos al auto.

Sigue oliendo a él, de manera inconsciente cierro los ojos dejando que su aroma entre por mis fosas nasales.

—¿Extrañabas mi aroma? —sonríe mientras pone el coche en marcha.

—Solo el aroma no te emociones.

—Te encanta provocarme —me gusta hacerlo, sí, pero no lo admitiré —¿Cuánto tiempo seguirás haciendo esto?

—¿Qué cosa?

—Fingir que no te importa que esté de vuelta contigo.

—Olvidaba que te creías lo más importante del mundo.

—No me creo, lo soy, ahora responde.

Detesto que esté haciendo esto, fingir que soy una más de sus chicas, cree que tiene que darme todos estos lujos cuando sabe bien que nunca los he querido, luce desesperado por obtener mi atención.

—Seguro esta técnica te funciona con otras chicas.

—Otras chicas —repite con diversión.

—No vengas a decirme que eres virgen y puro.

—Tú debes saber bien que no lo soy.

Siento que mis mejillas empiezan a calentarse y vuelvo mi mirada al frente aclarando un poco mi garganta.

Nos tardamos en llegar al club, es Nick Lancaster, obvio que iba a tener un estacionamiento solo para él, detiene el auto y bajamos.

Un listón rojo se encuentra en la entrada, Nick se detiene para hacer frente a la prensa.

—Es un placer poder estar esta noche aquí con ustedes, como todos sabemos el Golden Garden es uno de los lugares más importantes en toda Steelney, por desgracia con el paso del tiempo y debido a la mala administración que se llevaba, el club comenzó a perder su reputación, vengo a encargarme de que eso cambie, a partir de ahora serán testigos de la nueva era que comienza para Steelney y el Golden Garden, implementamos muchas cosas que les aseguro será de beneficio para todos, si quieren saber qué tan bueno es el club ahora tendrán que averiguarlo ustedes mismos; agradezco a todos los que se arriesgaron con este nuevo proyecto y se adelantaron a comprar sus membresías Black. Mi nombre es Nick Lancaster, y les prometo que no los decepcionaré

Nick se acerca hacía el listón y saca un encendedor de su saco, en el momento en que lo prende todo el listón se quema ¿Cómo logró hacer eso? No tengo ni idea.

—Bienvenidos al Golden Garden.

Todos comienzan a aplaudir, dar gritos, los paparazzis no dejan de tomar fotografías y ante todo esto Nick nunca pierde la sonrisa. El plan era mantener distancia, pero ni eso he podido hacer, Ximena me ha dejado a mi suerte y no tengo más remedio que ir con él.

—Bien, preciosa —sus ojos recaen en los míos —¿Lista para el mejor recorrido de tu vida? Te encontrarás con cosas bastante interesantes y tienes que escuchar mi propuesta.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo