En algo tuvo razón, el recorrido con él fue mucho mejor que con Catalina, me iba dando detalles de todo, de la importancia de tener el polígono de tiro para los tratos que se llevarían a cabo aquí, al ser un importante empresario le gusta tener el control de todas las cosas y personas si se puede.
—Todo el club es perfecto.
—Tardé un poco en pensar qué es lo que quería para este lugar y al final lo conseguí.
—Siempre en busca de poder ¿Eh?
—Es lo único me motiva no lo olvides.
Sigue dándome el recorrido, no puedo evitar sentirme un poco incomoda al notar que durante todo este tiempo un hombre nos ha estado siguiendo, pero esta vez es diferente al de la última vez, esta vez tengo que averiguar lo que pasa, llegamos a lo que Nick llama su área favorita: el casino. Tomamos el elevador y somos los únicos dentro.
—Lo siento —su mano toca la piel desnuda de mi espalda y la deja ahí mientras presiona el botón para el segundo piso con la otra.
El calor se apodera de todo mi cuerpo en cuestión de segundos y agradezco tanto que las puertas del elevador se abran y podamos salir de ese espacio tan cerrado, el ruido que hacen los aficionados al póker se escucha lejos y me sorprende porque solo es una cortina lo que divide al casino de este espacio del club.
—Tengo curiosidad.
—Pregunta.
—¿Por qué no solo subir y que ya esté el casino?
—Me gusta la privacidad, como podrás notar, querida Carol, este espacio es más tranquilo, puedes salir y responder una llamada, charlar con alguna persona, concretar un trato o qué se yo.
Me detengo a observar los cuadros que cuelgan de la pared, todos son preciosos.
—La verdad es que escogí los cuadros pensando en ti —no podía demostrar debilidad así que añadió algo más de inmediato —me refiero a que siempre has tenido un buen gusto cuando de pintura se trata, me basé un poco en eso y compré los cuadros.
—La mayoría son de la misma pintora.
—Es una Walker, es de las mejores en todo Hover, su arte me gusta.
—¿Seguro que solo su arte?
Detallo los cuadros. No puedo verlo, pero apuesto a que está sonriendo, se justifica diciendo que ella en realidad no es su tipo. Claro.
—¿Qué hay de la estatua?
Caminamos hacía esta, se encuentra al centro del lugar y es bueno, bastante notoria, sin duda no pasa desapercibida.
—El gran Kratos.
Creo que mi cara de confusión habla por sí sola.
—Es un dios de la mitología griega.
Había olvidado lo obsesionado que estaba con todo lo referente a dioses, energías y todas esas cosas. Cuando Nick se interesa en algo no descansa hasta tener la mayor información posible.
—¿dios?
—De la fuerza y el poder.
—Sin duda va contigo.
—Hay dos versiones sobre su vida como dios, me he inclinado por la mejor obviamente. Hijo del titán Palas y de Oceánide Estigia.
—Por supuesto que conoces los detalles.
—Y es porque los conozco que quise que fuera Kratos quien estuviera aquí.
Me crucé de brazos, esperando que continuara con la explicación, tenía el presentimiento de que este dichoso Kratos y Nick eran más parecido de lo que creía.
—Con tan solo una mirada Kratos estremece a sus enemigos, los llena de temor y desesperación.
—Sin duda es igual a ti —se acercó un poco más a mí hasta que su brazo rozó el mío.
—¿Sabes cómo consiguió esa gran cicatriz en su cara?
—Ilumíname.
No estuve con él tanto tiempo como hubiera querido, nuestros encuentros eran ocasionales, pero si había algo que me encantaba era el brillo que había en sus ojos cuando hablaba de algo que en verdad le gustaba, ese mismo brillo tienen sus ojos cuando me mira.
—Fue durante el enfrentamiento entre los titanes y los dioses, su cráneo se partió con un fragmento de montaña, y como era de esperarse, sobrevivió,
—Apuesto a que las chicas huyeron de él.
—Sus ojos eran oscuros, su cabeza calva, rasgos feroces y a eso súmale la gran cicatriz que tenía, no lo sé, yo diría que era el más guapo de por ahí.
Solté una carcajada y se quedó viéndome.
—¿Qué pasa? —pregunté aun tratando de contener la risa.
—Nada, es solo que me gusta escucharte reír.
¿Qué se supone que debería responder a eso?
Un gracias, no le viene mal a nadie.
No es lo que espera.
—Nick
—No es necesario que respondas, ni siquiera sé si quiero que lo hagas ¿Entramos?
Asentí y tomó mi mano, las mariposas se pusieron a revolotear en mi estómago con algo tan sencillo como eso.
No hubo nada relevante que pudiera mencionar en el casino solo que estaba seguro que esto le dejaría buenos ingresos, por fin descubrí para que servían los supuestos “vestidores” porque había varias mujeres con trajes que dejaban mucho a la imaginación y que iban tomadas de la mano de algún hombre y se adentraban a ese lugar.
—Adivino, un espacio para pasarla bien —comenté.
—No puedes tener un club como este y no incluir un espacio para tener
—Relaciones —completé.
Lo bueno de este lugar es que me dejó en claro que mantienen una minuciosa limpieza con frecuencia, menos mal, es lo mínimo que deberían hacer si tendrán un espacio como este.
Se mantiene observándome unos segundos, eso me pone más nerviosa de lo que quisiera admitir, conozco esa mirada, algo no va bien.
—Tenemos que platicar.
—¿Y qué hemos estado haciendo todo este tiempo, genio?
Cuando cruzamos todo ese espacio, abrió una puerta, la que dice solo personal autorizado.
Me decepcioné un poco al ver que no era más que una bodega con un par de estantes, pero todo lo demás vacío.
—Es el cuarto rojo.
—Interesante… —miro a mi alrededor —no veo nada rojo.
Empezó a caminar hacia mí y lo único que hice por instinto fue retroceder hasta que choqué con la pared, puso una mano al lado de mi cara y con la otra apagó la luz, esta fue sustituida por otra luz, esta vez de color rojo.
—Es un espacio un tanto reducido ¿No?
—La verdad es que el cuarto rojo está detrás de nosotros, esto es solo para despistar.
—¿A quiénes?
—Haces muchas preguntas, Carol.
—Creas muchas dudas, Nick.
—Quiero proponerte algo.
—Soy toda oídos.
Me estaba costando disimular que me estaba muriendo de los nervios, al principio me toma por sorpresa que me diga que necesita a alguien de confianza liderando a su lado el Golden Garden, lo primero que me viene a la mente es decir algo para librarme de este momento.
—Tienes a Catalina.
—Dije alguien de confianza no una cara bonita.
¿Acaba de admitir que Catalina es bonita?
Sí que lo ha hecho.
No lo puedo creer.
Concéntrate, mujer.
—Ya tengo un trabajo.
—Sí, como mesera, me encanta el uniforme que usarás, yo me encargué de escogerlo.
Cada vez sentía más cerca su respiración, es el efecto que este hombre tiene sobre mí, creo que sobre todas las mujeres, no conozco a una sola que no haya babeado por él.
—¿Por qué yo?
—Porque no confío en nadie más y quiero tenerlas de mi lado, haremos grandes cosas.
—¿Tenerlas? ¿Yo y quién más?
—Solo dime que aceptas.
—No puedo.
—Puedes, pero no quieres ¿A qué le tienes miedo?
A que no sé en qué rayos me estoy involucrando, podría estar poniendo mi vida en peligro y ni siquiera saberlo, Nick está lleno de sopresas.
—Dime que sí y te mostraré lo que hay abajo —empieza a teclear unos números y una puerta detrás de él se abre —vamos, sé que te mueres de curiosidad.
—Nick, yo —me quedé sin habla cuando sus labios estuvieron a centímetros de los míos.
—El club no es la única razón por la que volví, Carol ¿Crees que no he pensado en ti todo este tiempo?
—Nick, nos vimos hace años.
—Y sí que la pasamos bien ¿Quieres repetir lo que hicimos en el hotel de Inglaterra?
—Nick
—Vuelve a decir mi nombre de esa manera y te prometo que te arranco el vestido aquí mismo
Solo quería que se dejara de tanto juego y misterio y me besara de una vez.
¿Y por qué no lo haces tú?
Me vería débil.
Entonces demuéstrale quién tiene el control por aquí.
Acorté la distancia entre nosotros y lo besé, me pegó a su cuerpo y pude sentir sus manos deslizarse por mi espalda, las mías se aferraban a su cabello y podía sentir lo tenso que estaba, fui yo quien terminó con este momento.
Nuestras respiraciones estaban agitadas y la tensión se percibía en el ambiente, sus ojos brillaron, estaba listo para volverme a besar y cumplir con su promesa, pero puse mi mano en su pecho deteniéndolo.
—No estaré a tu lado.
—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —su sonrisa se desvaneció en ese momento.
Creo que no le gusta que alguien más tenga el control de las cosas.
—Yo seguiré siendo la mesera en el piso de abajo —me miraba entre el asombro y la confusión —espero que te guste el uniforme —limpié un poco del labial que se quedó en las comisuras de sus labios y salí de ahí.
Apenas cerré la puerta solté todo el aire que estaba conteniendo.
Nick: 0
Carol: 1
Disfruté del club justo como nos pidió el jefe, fui al bar y bebí un poco, me quedé charlando con otros chicos que también trabajan aquí, la noche fue buena, pero ya había tenido suficiente por hoy, antes de salir vi a Ximena en el jacuzzi con un hombre besándose como si su vida dependiera de ello.
Al salir estuve esperando un taxi, el hombre que nos había estado siguiendo también salió, estaba lista para enfrentarlo ¿Este quién se cree? La confusión desaparece cuando veo de quien se trata
—¡Mark! No te reconocí, pensé que eras un loco que me estaba siguiendo.
—Han pasado algunos años y por lo general mantengo mi distancia porque así me lo pide el señor Lancaster, pero pidió que te vigilara.
—Ser su guardaespaldas no debe ser una tarea sencilla.
—Estoy acostumbrado —confiesa —la llevaré a casa.
—Déjate de formalidades, descuida, tomaré un taxi.
Me mira como si me estuviera diciendo “ay, por favor, ni tú te la crees” Tratándose de Nick puede ser muy convincente o al menos bastante amenazador.
—Adivino, fue una orden.
—Nick sigue velando por tu seguridad.
Frente a mí se estacionó una camioneta negra y Mark abrió la puerta. Subo y él se dirige al asiento de enfrente listo para conducir, le dejo en claro que si estoy haciendo esto es solo para no meterlo en problemas.
—Bien, finjamos que no te emociona.
—¿Qué cosa?
—Estar de nuevo con el señor Lancaster.
—Los años han pasado, Mark.
—No lo sé —puso en marcha el auto —yo creo que aún hay algo ahí. Un poco de fuego y la llama arderá de nuevo.
Eso es lo que sentía al estar a su lado: fuego, como si estuviera quemándome, todo a su alrededor me consumía. Un poco de fuego. Cerré los ojos y volví al momento en el que lo estoy besando, yo diría que esa llama comenzó a arder desde que volví a verlo ayer en el club. Hay otro mensaje.
Desconocido: No has ganado, aceptarás esa propuesta.
Pensé en muchas cosas, trabajar con Nick podía ser benéfico para mí, de esa forma conseguiría la información que necesito, es por eso que después de darle tantas vueltas, esto aquí de pie frente a él esperando indicaciones y luce asquerosamente feliz por tener donde me quería.—Asumo que tenemos trabajo que hacer.—Es correcto —me indica que tome asiento —pero primero lo primero.No sé a quién le llama, esperamos un rato en silencio y yo finjo que esto no es para nada incómodo, incluso cuándo le pregunto quién vendrá permanece callado, después de un rato tocan la puerta y la chica entra.Ah, genial, esperamos a la perfecta Catalina, lo que me faltaba. Quiere tomar asiento, pero Nick la detiene.—En ningún momento te indique que tomaras asiento. Quería hablar contigo de algo importante.—¿Sobre qué, señor?—Estás despedida.¿Despedida? Creo que este día por fin comienza a mejorar. Ojalá pudiera grabar su reacción. Intento contener las ganas de reír, la pobre chica ni siquiera lo vio ven
Después de comprar el vestido volvimos al Golden y me encontré con Ximena quien corrió para abrazarme. No dejaba de decirme lo preciosa que me veía con el vestido.—Cuñado tienes un muy buen gusto en los vestidos.—Cuñado —repitió feliz —me agrada el término.—Pues no te emociones.—Ya es tarde, cariño, les daré espacio para que puedan charlar, seguro hay mucho que contar, necesito verte en mi oficina cuando termines.—No tardaré.—Tómate tu tiempo.Lo observamos alejarse y mi amiga me jaló hacía uno de los sillones cerca de recepción, estaba ansiosa por escuchar todos los detalles, en realidad no sé cómo empezar, sigo sin creer que estoy metida en todo este lío. —Le dije que asumía la responsabilidad que implica trabajar con él, me sitúe en los peores escenarios, nunca imaginé en lo que me estaba involucrando.—Es grave ¿Cierto?—Sí, cuando me llevó al cuarto rojo había un par de hombres ahí, es prácticamente otro casino igual de espacioso, pero en un lugar secreto y solo algunos pue
Entramos al cuarto rojo y lo siento tenso. Ya lo sabe. —Bienvenidos —el guardia abre la puerta —lo están esperando señor Lancaster.Caminamos y todas las miradas se centran en nosotros y en nuestras manos entrelazadas, todos se muestran intrigados.Nos acercamos a una mesa del rincón, hay varios hombres ahí que se levantan en cuanto nos ven, esos trajes lucen costosos, no tengo idea de quienes sean, pero asumo que son parte de la asamblea.—Nick —estira su mano uno de ellos y la estrechan.—Buenas noches, caballeros.—Carol —se dirige a mí y besa mi mano.—¿Nos conocemos?El hombre se echa a reír, no comprendo qué le causa tanta gracia.—Tienes una chica con un buen sentido del humor, soy Key, nos vimos esta mañana.—Ah, por supuesto.—Caballeros, ella es Carol mi mano derecha.Los saludo a todos, siento que me miran como si fuera un juguete nuevo, algo me dice que si no pongo limites desde ahora querrán aprovecharse de esto, menos mal que soy una Green, puedo encargarme de cualquier
Me levanto ignorando lo que ha pasado, ¿Qué color de sostén puedo usar? ¿Morado? ¿Negro? ¿Rojo? Ni siquiera es algo en lo que debería estar pensando. —Cualquiera que escojas te quedará bien —comenta recargándose en el marco de la puerta. Me apresuro para tomar una blusa cualquiera y cubrirme. ¿Dónde queda mi privacidad? —Oye, toqué la puerta, pero estabas tan concentrada observando la ropa que casi estoy seguro que no me oíste, descuida, me gusta lo veo —relame sus labios. Y juro que no puede haber un hombre más apuesto que él, agh, malditas hormonas. —Sí, bueno por si no lo has notado no tengo sostén ni blusa y sería mejor que te fueras. —Pero si es precisamente por eso que me quedo, cariño. —¿Cariño? —¿Prefieres “amor”? —Divina diosa me gusta más. Tengo el impulso de preguntarle dónde estaba o qué es lo que estaba haciendo, pero sería raro, tampoco es como que deba explicaciones. ¿Quiere espectáculo? Espectáculo tendrá. Quito la blusa que me cubre y vuelvo a centrarme en
Nick Quisiera no pensar demasiado en lo que ocurrió ayer, le disparé al malnacido que nos estaba siguiendo, pero logró escapar. Ya estábamos terminando de alistar las cosas, podía escuchar a la perfección la charla que Carol tenía con Ximena, ella en serio me odio. —No, no pasa nada. —Es la primera vez que te veo tan alterada por…, ni siquiera sé exactamente qué te preocupa, pero sé que hay más ¿Qué pasa? De momento creí que querían tener privacidad, quizá ella quería hablar con su amiga y no podía hacerlo libremente porque el “enemigo” se encontraba con ellas. —Puedo irme si quieren —mencioné. —No —tomó su bolsa de la silla y la acomodó sobre su hombro —hablaré con ella cuando vuelvan del viaje —se acercó para abrazarla. Como si fuera una despedida, susurró algo en su oído que me fue imposible escuchar, solo miré que Carol asintió y Ximena salió más tranquila —¿Qué te ha dicho? —pregunté cuando estuvo afuera. —Que tuviera mucho cuidado contigo. Todo iba bien, me sentía tran
Nick. —Será mejor que les enseñe el lugar, ya que enviarás a tus chicos para acá, es bueno que ustedes se familiaricen primero. —Guíanos —le sonreí como si no lo hubiera amenazado con anterioridad. Salgo con la chica que se sujeta a mi brazo, sentí que la hora de la comida había sido un infierno, no hay cambios y empiezo a preocuparme. Intento obtener su atención, pero solo sonríe con malicia. No me mira. —Si necesitas alguien que vigile las operaciones desde aquí, me ofrezco feliz como voluntaria. Con eso responde a todo, prefiero hacer de cuenta que no he escuchado tal comentario, es hasta que cruzamos un pasillo que George empieza a hablar. —Zona de escaneo —menciona —todo el primer piso está protegido en caso de que lleguemos a tener algún invitado —me mira de reojo —no deseado. Las puertas del elevador se abren y entramos. —Segundo piso, área de operaciones. Siento que estoy consiguiendo lo que quiero cuando, asqueada y quizá asustada, la chica se acerca más a mí. —¿Q
NickPor fortuna una persona me vio en el piso y llamó la ambulancia, lo que ocurrió después sigue siendo borroso en mi mente, el punto es que para cuando volví a abrir los ojos, Carol se encontraba frente a mí y lucía preocupada.Después de un par de estudios y de asegurarse de que no tuviera nada, me dieron el alta, Carol lucía más relajada cuando volviendo a vestir tan formal como siempre, salí del hospital.—No tienes idea de lo mucho que me preocupé por ti, ¿quieres decirme qué rayos te pasó?No es momento de revelar toda la información, al menos no ahora.—No fue nada, descuida, soy Nick Lancaster ¿ya lo olvidaste? Todo el mundo quiere poner una bala en mi cabeza.—Nick —se planta frente a mí una vez que salimos—. Hablo en serio, ¿qué pasó?Detrás de ella un auto se está estacionando, eso llama su atención y lo reconoce de inmediato. —Es tu auto —se acerca para verlo mejor —y sin un solo rayón, veo que lo arreglaste.—Tampoco era tan grave lo que tenía.—Pero ¿Por qué lo mandas
Ximena Hace 7 años, Hover, Steelney.Señalada, criticada, juzgada. Todos tienen un pasado oscuro.“Solo es un comentario, no te ofendas”“Eres una chica fácil”“No importa lo que hagas, nadie te amarᔓDeberías cambiar”No importa el nombre que se le ponga, la manera en la que se haga el comentario o la persona que lo diga, de todas formas, duele.Aunque bueno, mucho no me puedo quejar, me lo he ganado, el problema es que nunca nadie intenta ver más allá, ninguna persona se detiene a pensar qué ocurre en mi vida como para que actúe de tal manera, y ni hablar de los hombres, en tanto ellos se vayan satisfechos nada más les importa. Tengo que admitir que para bien o para mal, siempre regresan, es como si estuviera maldita, condenada a vivir de esta manera para siempre.¿Quién es en realidad Ximena Hackett?La pregunta ha rondado en mi cabeza durante estos últimos años, antes de que todo el caos se desatará en mi vida me atrevería a decir que era una chica alegre, llena de vida. Mudarn