5. El contrato

Después de comprar el vestido volvimos al Golden y me encontré con Ximena quien corrió para abrazarme. No dejaba de decirme lo preciosa que me veía con el vestido.

—Cuñado tienes un muy buen gusto en los vestidos.

—Cuñado —repitió feliz —me agrada el término.

—Pues no te emociones.

—Ya es tarde, cariño, les daré espacio para que puedan charlar, seguro hay mucho que contar, necesito verte en mi oficina cuando termines.

—No tardaré.

—Tómate tu tiempo.

Lo observamos alejarse y mi amiga me jaló hacía uno de los sillones cerca de recepción, estaba ansiosa por escuchar todos los detalles, en realidad no sé cómo empezar, sigo sin creer que estoy metida en todo este lío.

—Le dije que asumía la responsabilidad que implica trabajar con él, me sitúe en los peores escenarios, nunca imaginé en lo que me estaba involucrando.

—Es grave ¿Cierto?

—Sí, cuando me llevó al cuarto rojo había un par de hombres ahí, es prácticamente otro casino igual de espacioso, pero en un lugar secreto y solo algunos pueden acceder.

Recordé entonces la tarjeta que me había dado Nick tiempo atrás, con ella podría entrar al cuarto rojo, aunque no la necesitara, le dije a Ximena que conocí a Key, he escuchado de su fama, no es más que un estafador, te promete ayudarte solo si tu caso le parece interesante, de lo contrario te deja a tu suerte y se queda con tu dinero.

—Cuando Key me vio con Nick supuso que yo estaba al tanto de todo lo que ocurría en su mundo ¡Y no es así! —obtuve la atención de algunas de las personas que pasaban y traté de ser más discreta —y no es así, dijo que era parte de la asamblea de la MOH.

Creo que la vi más pálida.

—No es cierto.

—Sí.

—Carol, la mafia ya es peligrosa, pero no te estás relacionando con cualquiera se trata de la mayor organización en todo el país —se sorprende aún más —Podrías ser el objetivo de alguno de ellos ¿Y si te quieren asesinar? ¿Y si te obligan a mantener la boca cerrada? Mira entiendo que necesitas información para saber qué pasó en verdad con tu familia, pero se supone que quieres esa información para que no seas la siguiente en la lista de un asesino y tú vas y te metes directo a la boca del lobo donde no solo hay narcotraficantes, detectives y cualquier otro integrante de la ley, te apuesto que hay asesinos, francotiradores calificados ¡No puedes estar ahí!

—Créeme que yo también me lo replanteé, pero ya le dije a Nick que estoy con él ahora, prometió cuidarme y protegerme.

—Y no dudo que lo haga, pero hay cosas que apuesto que al poderoso de Nick también se le escapan de las manos.

Me detuve a pensar en esas palabras, confiaba en Nick y en que me mantendría a salvo, ahora debo centrarme en lo importante, me presentará a un par de personas de la asamblea, tendremos que trabajar en la campaña lo antes posible.

Mi amiga sigue armando sus propias teorías, pero al menos parece que me entiende.

—¿Para qué sirve la campaña?

—El líder de la MOH murió hace poco, hay dos personas peleándose el puesto, Nick y Gregor, un viejo conocido.

—¿Y por qué me estás diciendo esto? Creí que nuestro jefe te lo prohibiría.

—Planeaba hacerlo, sabe que al final de terminaría contando todo y por eso me dejo hacerlo, pero por favor, tienes que guardar el secreto, nadie más sabe sobre esto y tienes que encargarte de que siga siendo así.

—Te lo prometo, esto se quedará entre nosotras, si necesitas algo, cualquier cosa te aseguro que estaré para ti.

Me preguntaba qué había hecho para conseguir una amiga así. Ahora que estaba al tanto sería mejor darme prisa, no quería hacer esperar al jefe, mientras Ximena regresaba al casino a trabajar yo me encaminaba hacia la oficina de Nick.

Lo encontré sentado y pensativo, algo estaba ideando eso era seguro, era por

—Ya estoy aquí.

—Siéntate, por favor.

Hay un sobre frente a mí, no entiendo qué está pasando.

—Quiero agradecerte por lo que estás haciendo, tus motivos tienes para querer ser parte de esto, pero también espero que entiendas que no llegué hasta donde estoy ahora solo fiándome de la gente, abre el sobre —hago caso y saco el contenido, son varias hojas —es un contrato de confidencialidad elaborado específicamente para ti, nadie más que Ximena debe estar enterada de lo que ocurre en el cuarto rojo y no puedes hablar ni siquiera de la existencia del mismo, también es el contrato que garantiza tu protección y que por voluntad propia aceptas estar conmigo.

Puedo ver dos apartados, acepto y no acepto, el bolígrafo está a mi lado.

—Es tu última oportunidad, puedes firmar el no acepto y te liberas de toda responsabilidad o te quedas conmigo afrontando lo que venga —lo pensé un momento —escojas lo que escojas te aseguro que mi promesa de protegerte seguirá en pie sin importar lo que pase.

—Si no acepto…

—Descuida, podrás seguir trabajando en el club y te quedarías como mi secretaria.

—De acuerdo —firmé.

Nick se asomaba para ver qué lado estaba firmando, repetí el proceso con cada una de las hojas y se lo entregué. Se sorprendió cuando vio lo que había hecho, creo que ni siquiera él me creía capaz de esto.

—Aceptaste —comentó en un hilo de voz —te quedarás conmigo.

—Te dije que estábamos juntos en esto.

La emoción que tenía pudo más esta vez así que alegre se levantó de su asiento y se acercó para abrazarme, incluso los abrazos se sentían diferentes con él.

—Gracias —dijo con sinceridad.

—Agradéceme cuando ganes la campaña, no antes.

—Bien —se apartó de mí —es importante mencionarte un par de cosas antes de que vayamos al cuarto rojo.

—Te escucho.

—No todo son integrantes de la asamblea, hay otro tipo de personas, detectives privados, personas de la mafia que no precisamente son de la MOH, vendedores de productos del mercado negro, chicas que irán detrás de los hombres con solo ellos pedirlo, podrá no ser un ambiente del todo agradable.

—Tranquilo, ya espero lo peor.

Entiendo su preocupación, no son personas comunes con las que trataremos, me pide quedarme a su lado y que bajo ninguna circunstancia me quede con algún miembro de la asamblea sola, explica el protocolo, no dar información, datos personales y que todo lo que deben saber es mi nombre.

—Si me llegaran a pedir que me reúna en algún lugar más privado.

—Te niegas, les dices que solo sales conmigo, así que o estoy yo presente o ninguno irá.

Esta vez parece estar más nervioso, no deja de insistir con lo mismo, el no cree que sea necesario que me reúna a solas con nadie de la MOH, pero yo sé a lo que me enfrento al lidiar con esa clase de personas.

—Si no hay más opción tendré que hacerlo.

—No —sentencia —para ti siempre habrá opción, no te voy a arriesgar de tal forma, bajo ninguna circunstancia te quedarás con alguien de la asamblea ¿Entendido?

—Pero y si

—Carol por favor, prométeme que no te quedarás con ninguno de ellos.

—Bien, quédate tranquilo que no lo haré.

—Ahora solo te presentaré a algunos, pero —veo que se debate entre si decirme o no.

—Ya suéltalo.

—Suena mal, pero por esta noche necesito que solo seas mi acompañante, no hablas si no te preguntan nada.

—¿Y si les caigo mejor que tú y quieren hablar conmigo?

Me da una sonrisa de lado.

—Estoy seguro que eso es lo que sucederá, en tal caso tendrás que hacer caso de todo lo que te dije, solo mantente al margen.

—De acuerdo —me inclino hacia él para acomodar su corbata —listo, así ya estás perfecto.

Permanece unos instantes mirándome, como si no hubiera cosas más importantes por las que interesarse, acomoda un mechón de pelo detrás de mi oreja, tragué saliva con dificultad.

Hay algo divertido en todo esto, revisé una cláusula del contrato, la más importante, eso mantendrá las cosas interesantes entre nosotros, ya puedo imaginarlo sufriendo con esto.

—El contrato dice que no puedes tocarme sin mi consentimiento.

—Tienes razón —se aparta de mí —seré paciente.

—¿Nick Lancaster siendo paciente?

—Estaré esperando a que tú me pidas que te toque.

—Sigue soñando.

Aunque lo conozco bien, no se rendirá sin antes dar pelea, estira su mano y la acepto para dirigirnos al cuarto rojo.

Obtuvimos la mirada de varias personas al salir de la oficina, fuimos hasta el elevador y al abrirse las puertas lo primero con lo que me encontré fue con Catalina, creí que Nick había sido claro al decirle que estaba despedida, se queda sorprendida mientras observa nuestras manos entrelazadas, la pobre no debe tener ni idea de lo que está ocurriendo.

—¿Se te perdió algo? La salida queda del otro lado.

—Te dan un poco de poder y te desestabilizas, vengo a hablar con Nick —me mira con evidente superioridad.

—Estoy ocupado, Catalina, por si no lo has notado.

—Si me dejas ir no me hago responsable por lo que pueda suceder.

—¡Muchachos! —grita y dos hombres altos llegan hasta nosotros —llévense a esta mujer.

Ella nos mira indignada, siento un escalofrió que recorre mi cuerpo y por un momento me siento desconectada de todo, todo se escucha lejano durante unos segundos.

Catalina está apunto de abofetearlo cuando yo la detengo sosteniendo su muñeca con fuerza.

—Cuidado, ya te dejó ir una vez sin rasguño alguno, yo no soy como él, o te largas ahora o yo misma me encargo de sacarte —no responde —¿Te quedaste sin palabras? Eso creí, pueden llevársela, chicos.

Ambos hombres la sujetan de los brazos y se adentran en el elevador, la mirada de odio que me da antes de cerrarse las puertas no me hacen ni cosquillas.

—Pero quien te viera, sacando las garras defendiendo a tu chico.

Rio ante su comentario, él no tiene ni idea de lo que en verdad está sucediendo.

—Habrá que mantener la apariencia, cielo.

Pretendo entrar al casino, pero él se queda quieto mirándome confundido. ¿Y ahora que hice?

Lo notará.

No es momento, calla.

—¿Me llamaste cielo?

—Y eso que importa, tenemos trabajo que hacer —tomo su mano y me detiene.

—¿Carol?

—¿Podríamos dejar de perder el tiempo y entrar de una vez? Necesitas a tu lado a una chica que sepa guardar la apariencia ¿Recuerdas?

—No es esto a lo que me refería, dile que vuel

—¡Carol! —nos interrumpe Ximena acercándose a nosotros —no vayas.

Vaya, vaya, qué tenemos aquí, la chica en serio luce preocupada, como si estuviera caminando hacia mi muerte.

—A Nick le gusta proteger lo que es suyo.

—¿Y desde cuándo eres suya? —se sorprende por motivos que no entiendo —ay, no. No tendré esta discusión en este momento, pero tienes que alejarte de él ¡Ya!

Lo cierto es que a estas alturas no lo puedo hacer, estoy a punto de conocer a parte de la asamblea y apuesto a que será divertido, Ximena exagera diciendo que me puede matar, pero no me alejaré de Nick.

—¿Cuál es tu obsesión con esto, Ximena?

—No lo entenderías.

—Como sea, tengo que irme —por suerte Nick llega y vuelve a tomarme de la mano.

—Nick, cuídala —él solo asiente —Y…, cuida de Carol.

—No hay nada que me importe más.

Cena con los mafiosos ¿Qué podría salir mal?

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