4. La propuesta

Pensé en muchas cosas, trabajar con Nick podía ser benéfico para mí, de esa forma conseguiría la información que necesito, es por eso que después de darle tantas vueltas, esto aquí de pie frente a él esperando indicaciones y luce asquerosamente feliz por tener donde me quería.

—Asumo que tenemos trabajo que hacer.

—Es correcto —me indica que tome asiento —pero primero lo primero.

No sé a quién le llama, esperamos un rato en silencio y yo finjo que esto no es para nada incómodo, incluso cuándo le pregunto quién vendrá permanece callado, después de un rato tocan la puerta y la chica entra.

Ah, genial, esperamos a la perfecta Catalina, lo que me faltaba. Quiere tomar asiento, pero Nick la detiene.

—En ningún momento te indique que tomaras asiento. Quería hablar contigo de algo importante.

—¿Sobre qué, señor?

—Estás despedida.

¿Despedida? Creo que este día por fin comienza a mejorar. Ojalá pudiera grabar su reacción. Intento contener las ganas de reír, la pobre chica ni siquiera lo vio venir.

—¿Estás sorda? Empaca tus cosas y márchate.

—No puede hacer eso.

—Querida, por algo es el dueño del club —comento alegre.

Me mira molesta como si yo fuera el mayor de sus problemas hasta ahora, ya estaba cansada de tener que lidiar siempre con ella, era irritante.

Se centra de nuevo en su ex jefe, estoy preparada para ver la mayor humillación, si se pone a suplicar tendré que grabar este momento.

—No puedes hacerme esto, Nick.

Oh ¿Ya no es “Señor”?

—Creo que ya lo he hecho, descuida, tu liquidación llegará a tu cuenta, márchate tranquila.

—Me lo pagarán, lo juro.

Mala elección de palabras, Catalina.

—Agradece que te dejo ir con vida, Catalina, uno no amenaza a Nick Lancaster.

Ahora es presa del miedo, sabe que no le conviene meterse con Nick, sin añadir nada más sale de la oficina y creo que este día comienza a mejorar.

—¿Contenta? Sé que odiabas tenerla aquí.

—No tienes idea de cuánto —respondo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Volvamos a lo importante, aceptaste trabajar conmigo y quiero decirte que no hay marcha atrás.

—Sé que me metí a la boca del lobo, no hace falta que me lo expliques.

—No tienes ni idea.

Y en eso tiene razón, no sé ni en qué rayos me he venido a meter, pero bueno, de todas formas, ya no hay nada más que pueda perder

¿Tú vida es tan poco valiosa para ti?

Moriré igual en algún momento, antes o después de lo previsto, prefiero arriesgarme con esto.

—Descuida —luce más tranquilo —creo que no es necesario que lo diga, pero sabes que no dejaría que nada te pasara.

—Igual puedo cuidarme sola.

—Oh, créeme, eso lo sé muy bien, te mostraré entonces lo que haremos, acompáñame —rodea el escritorio y se pone a mi lado estirando su mano.

Tampoco creo que nada malo pase si sostengo su mano un rato ¿No? Me guía de nuevo hacia las escaleras para llegar hasta donde está el casino.

—¿Seguirás hablando de lo impresionante que fue Kratos?

—Nah, estoy guardando eso para nuestra primera cita.

Sigo tratando de procesar tales palabras cuando nos encontramos de nuevo en la puerta de “solo personal autorizado” Me deja entrar primero y no veo la diferencia, la bodega sigue igual, tras cerrar la puerta teclea un par de números y frente a nosotros se abre otra puerta, las luces de dentro se ven rojas.

—Bienvenida al cuarto rojo —sostiene con fuerza mi mano y nos adentramos juntos.

Reconozco que luce un poco aterrador, al final del pasillo hay un hombre cuidando otra puerta. Este hombre vive obsesionado con la seguridad.

—Bienvenido, señor Lancaster —abre la puerta.

No se detiene a hacer una inspección ni a corroborar nada, claro, es Nick de quién hablamos, es intocable.

Me quedo sin habla una vez que entramos, es prácticamente otro casino, una réplica del de arriba y a lo lejos pudo ver el mismo cuarto azul, hay un par de hombres, supongo que este lugar se llena cuando la noche cae.

—¿Para qué es este lugar?

—Digamos que aquí estos caballeros tienen más libertades.

—¿Qué tipo de libertades?

—¡Nick! —se acerca un hombre gordo a saludarlo —estoy encantado con este lugar, a mis muchachos y a mí nos vendrá bien tener un lugar donde relajarnos.

—Me alegro, Key, espero que disfrutes la estancia.

La mirada del hombre cae sobre mí y sus ojos tienen el brillo que suele tener cualquier hombre al ver algo que le gusta.

—Señorita —toma mi mano y deposita un beso en ella, inevitablemente, su mirada cae sobre la mano de Nick que se encuentra entrelazada con la mía —es una pena, propiedad de Nick Lancaster.

—Yo no —prefiero no discutir —Carol, un gusto.

—Key.

El hombre me parece familiar, pero no sé de dónde, Key trabaja en Bridgen por lo que me cuenta y yo nunca he estado allá, pero sé que lo he visto en otra parte.

—Key es detective privado y un valioso integrante en nuestra asamblea.

—La MOH debe tener solo a los mejores —me guiña un ojo —los veré pronto ¿Irás a la inauguración del bar de Gregor?

La MOH ¡¿La MOH?! ¿Me estoy involucrando con la MOH?

Nick se tensa y no entiendo el motivo ¿Quién es Gregor? ¿Qué hace alguien de Bridgen en Steelney? ¿Cómo rayos terminé metida en esto?

—No, por desgracia tengo otros asuntos que tratar, pero salúdalo de mi parte.

—Claro que sí, prepárate que la campaña empezará dentro de unos días —vuelve a centrarse en mí —un placer conocerte, Carol.

—Igualmente.

Key se va de ahí y veo que muestra una tarjeta negra con rojo, ni siquiera tenía idea que manejáramos esa clase de tarjetas, ahora entiendo porque nunca la había visto.

—No sabía que Key estaría aquí, imagino que ha sido mucha información.

No respondo, creo que sigo en shock. Me guía hasta el cuarto azul que por fortuna está vació, solo nos quedamos cerca de ahí.

—Carol dime algo.

¿por dónde empezar?

—Cuando acepté la oferta sabía que las cosas no serían sencillas, no lo sé, imaginaba que tendría que lidiar con muchas cuentas, que habría socios que querrían invertir en este lugar, bueno, incluso llegué a pensar que trabajaríamos con el lavado de dinero.

—No es nada de eso —asegura.

—No, es mucho peor, me estoy involucrando con la mafia —frunce el ceño.

—¿Cómo lo sabes?

—¿MOH? Mafia Organizada de Hover, una organización de la que todos hablan, pero pocos creen que sea real, no puedo creer que seas parte de esto.

Nick me explica un poco, pero no logro procesarlo, su padre antes de abandonarlo se aseguró de que tuviera un puesto en la MOH para cuando fuera mayor ¿Qué clase de padre mete a su hijo a la mafia?

—Entiendo que todo esto sea confuso, te dije que no iba a permitir que algo te pasara y te doy mi palabra, no dejaré que eso suceda.

—Nick, es la mafia ¿Entiendes lo grave que es?

—Déjame explicarte.

Tomé asiento en una de las sillas ¿Era yo o en verdad hacía mucho calor?

—Estamos juntos en esto, así que dame todos los detalles y borra la sonrisita de tu rostro.

—Bueno, es una larga historia, me involucré con la MOH desde pequeño, primero como observador y luego como integrante, papá murió… tiempo después, pero ni siquiera me daba atención, no es como que le importara mucho.

El miedo que estaba sintiendo en ese momento se esfumó, Nick se estaba abriendo conmigo y tú no lo conoces tanto como yo, pero para que él haga algo como eso, es porque en serio me tiene confianza y eso significa demasiado para mí, ahora todo lo que veo es el chico que conocí hace varios años, y está sentado frente a mí.

—Sabes que todo lo relacionado con mi padre era difícil para mí, en vez de crecer con una figura paterna tuve que ser criado por matones y mafiosos de la asamblea, cuando empecé a ganar poder y a ser más reconocido por las personas, llegó un chico a la asamblea, entró por invitación de alguien, yo también, pero al menos yo me gané mi lugar ahí, el tipo llegó desde pequeño como yo, pero no se involucró sino hasta años después.

—Gregor —asumo.

—Sí, ahora entiendes porque me cae tan mal ¿No?

—Key mencionó algo de campaña.

—Sí, la MOH tiene un líder, suelen cambiarse solo si todos los integrantes están de acuerdo o en su defecto, si el líder muere, por desgracia hace un mes nuestro líder murió y la organización se volvió un caos, quise postularme para ser el siguiente líder, pero claro que Gregor también vio la oportunidad, tendríamos todo lo que siempre quisimos.

Siempre he dicho que no hay nada más que motive a Nick si no es el poder, pero él dice que quiere hacer las cosas, aunque siga siendo la mafia, me pide que mantenga la mente abierta y en serio me esfuerzo por hacerlo.

—Quiero demostrar que sí puedo hacerlo, mira hasta donde he llegado ya, imagina si me vuelvo el líder de la asamblea.

—Por eso me necesitabas, quieres que te ayude con la campaña.

—No tienes ni idea de porque volví, no se trata solo de la asamblea, y no se trata de que te necesite para esto, sabes que si quisiera me encargaría de contratar a alguien y lo único que haría será amenazarlo para que no diga nada de lo que ha visto.

—¿Y por qué yo?

—¿En serio quieres que te lo diga?

2 palabras, 5 letras, hasta que él y yo no sepamos en verdad lo que sentimos el uno por el otro no nos atreveremos a decir tal cosa.

—No, por ahora creo que es información suficiente.

—Es mucha información —pasa sus manos por su rostro, frustrado —Olvida lo que dije.

—¿Qué?

—Aún estás a tiempo de dar marcha atrás, Carol no me crees, piensas seguro que soy la peor persona del mundo, no importa cuánto puedas llegar a odiarme, te prometo que todo lo que quiero es que estés bien, si no quieres ser parte de esto lo entiendo, no arriesgaré a una persona que quiero por mis ambiciones, la decisión es completamente tuya.

Me levanto de la silla, él solo cierra los ojos, cree que me marcharé y que lo dejaré solo, pero me hinco frente a él y quisiera grabar su reacción, no entiende lo que hago.

—No creo que seas una mala persona.

—¿No?

—Te dije que estábamos juntos en esto y así será.

—¿Lo dices en serio? —acaricio su mejilla.

—Confío en ti, no hagas que me arrepienta.

—Gracias —sostiene mi mano aún sobre su mejilla.

—¿Por ser parte de tu aventura en la mafia?

—Por quedarte conmigo.

Reprimo el impulso por besarlo, no es momento. Me pongo de pie y salimos del cuarto rojo.

—Toma —me entrega una tarjeta —con esto podrás entrar al cuarto rojo cuando quieras, se la muestras al guardia de la entrada y todo listo, de cualquier forma, no creo que la necesites, sabrá que estás conmigo. Necesito que vengamos aquí por la noche, los integrantes de la asamblea deben verte conmigo y saber que estarás a mi lado para la campaña.

—Bien.

—Tendremos que ir por un vestido.

—Nick.

—No aceptaré un no por respuesta.

Agh, ya lo sé.

—Bien —cedí.

—Es importante que no comentes esto con nadie más.

—Pero

—Sí —me corta sabiendo lo que diré —solo con Ximena porque sé que no podrás ocultarle nada a tu amiga, pero ella no puede bajar, al menos no ahora.

—De acuerdo, ella no dirá nada.

—Lo sé, creo que es alguien en quien se puede confiar, vamos por tus cosas tenemos un vestido que comprar.

—¿Lo compraremos ahora?

—Pues claro —comenta como si fuera obvio —lo usarás esta noche, la marca Bethsar te quedará perfecta.

Este hombre va a traerme muchos problemas.

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