Sus manos recorren mi cuerpo sin límite alguno mientras deja besos húmedos en algunas cicatrices, me aferro a su cabello y suelto todo el aire que estoy conteniendo, sabe moverse, los besos se intensifican, ninguno de los dos quiere parar, cargándome me lleva hasta la cama y siento que pierdo la noción de lo que ocurre a mi alrededor ¿Cómo llegamos a este punto?
Jadea cuando capturo su labio con mis dientes y me mira con completa fascinación.
—¿Te he dicho lo perfecta que luces?
—A cada rato —intercambio los papeles colocándome encima de él.
Beso su abdomen y bajo sin detenerme.
—¡Carol! —suelta mi nombre preso del éxtasis.
Eso solo me indica que lo estoy haciendo bien, y pensar que cada día que pasábamos lejos solo incrementaba el deseo que teníamos por estar haciendo esto.
Tocan a la puerta, se escucha la voz de una mujer diciendo que viene a hacer el servicio, a estas horas me sorprende que el hotel mande a su gente.
—¡Ahora no, lárgate! —espetó.
Lo observo divertido y se acorta la distancia entre nosotros sonriendo a centímetros de mis labios.
—Quédate —susurra.
—Eres una persona ocupada, Nick, apuesto a que las empresas esperan por ti.
—Me vale un carajo, quédate.
—Dos palabras, cinco letras, dilo y me quedaré.
Sabe que lo que siento por él es real, que jamás había deseado tanto algo como lo deseo a él, como lo amo a él.
El silencio se extiende más tiempo del que quisiera, me mira entre la confusión y el asombro.
—Nick…
—Te amo —no me deja responder nada cuando ya me colocado debajo de él para repetir el proceso.
Y es justo cuando creo que llegaré al clímax que despierto abruptamente y con la frente llena de sudor y con la respiración agitada.
—¿Qué pasa? —Ximena se talla los ojos mientras se incorpora y enciende la lámpara —ay, no.
Mi mejor amiga me conoce bien.
—No es nada.
—¿Cómo no va a ser nada? Yo sabía que nuestro último día de vacaciones no teníamos que pasarlo en un hotel, además un asesino podría entrar y ya sabes.
—Ximena, nadie va a morir hoy —intento tranquilizarme y toco mi frente.
Mi mente siempre se encarga de gastarme malas bromas.
—Soñaste con él de nuevo ¿Verdad?
—No sé de qué estás hablando.
—Carol…
Para que fingir, ya lo sabía.
—Sí, pero no importa, eso pasó hace 3 años, no es la gran cosa.
—Si te afecta a ti claro que es la gran cosa.
—Me dejó, Ximena, dijo que me amaba y justo después de darme la mejor noche de mi vida en aquel hotel se largó y no supe más de él.
—¿Intentaste ponerte en contacto con él?
—¿Tú qué crees?
—Pero no le perdiste de todo el rastro cierto.
—No, lo vi en televisión, en revistas, redes sociales, todos hablan del gran CEO, el joven con el futuro más brillante.
—Ni tan joven, 27 años y parece un anciano.
Sé que lo decía para consolarme, por cualquiera que viera a Nick Lancaster se daría cuenta que no es nada anciano y que el hombre está más que bueno.
Maldigo todas las veces que ese recuerdo viene a mi mente, despierta o dormida, jamás debí encontrarme en Inglaterra con él, jamás debí acceder a ir por un trago con él, jamás debí mantener tantos años el contacto con él y por supuesto, jamás debí acostarme con él.
—Un poco de sexo y te has quedado traumada durante 3 años, deberías seguir mi consejo y no tener implicaciones amorosas, es lo que yo hago y mira que me ha funcionado bien.
—Sí, te ha funcionado para no tener ninguna relación seria.
—¿Quién la necesita cuando se puede tener lo único que te importa cuando y donde quieras?
—Punto a tu favor.
—Carol, intenta dormir, pasamos unas vacaciones increíbles aquí en Clawood como para que el recuerdo del idiota y apuesto empresario de Nick Lennox te persiga.
—Gracias por recordarme que es apuesto —respondo entre risas.
—Duerme, mañana a primera hora volveremos a Steelney.
—De acuerdo, descansa, Xime.
—Igual tú —apagó la lámpara y volvió a acomodarse.
No pude dejar de pensar en él, en el gris de sus ojos, en su cabello despeinado que tanto me encantaba, en la manera en que me hacía sentir, pero no está y es absurdo pensar que volverá, ahora es un importante empresario, CEO de una empresa clave en Inglaterra ¿Qué querría hacer aquí en Steelney? Nada, no nada que lo ate a esta ciudad, ni siquiera yo, es por eso que me dejó y me alegro, porque no hay nada el mundo que quiera más, que estar lejos de Nick Lennox.
* * *
1 SEMANA DESPUÉS.
—Estoy emocionada, volvemos a trabajar
—Como camareras —finjo toser.
—Es un trabajo ¿Sí? Y con la llegada del nuevo dueño del club seguro que nuestros sueldos subirán, ya puedo imaginarme en un auto mejor que este.
—¡Oye! Mi auto tiene mucho valor para mí ¿Sí?
—Solo sentimental ¿Crees que el nuevo dueño sea apuesto? —iba a responder, pero me detuvo —yo creo que sí, dicen que es muy importante incluso hay rumores de que está metido en cosas perversas.
—Deberías dejar de creer en lo que dice la gente o lo que lees en internet.
—Soy precavida —señala —aunque después del hombre con el que estuviste es entendible que no quieras a nadie más.
—Nick y yo no
—Ya sé —interrumpe —nunca estuvieron juntos oficialmente.
Estábamos adentrándonos al estacionamiento cuando noté que Ximena no estaba disminuyendo la velocidad, empecé a preocuparme al ver que no hacía nada.
—Frena —le pedí.
—Ojalá pudiera.
Nos acercábamos más hacia un auto y el nuestro no se detenía.
—¡Frena! —grité.
—¡Trato de hacerlo, pero no puedo, tu carcacha no sirve!
—¡Ximena! —me cubrí con las manos esperando el impacto, pero nunca llegó.
La buena noticia es que el carro frenó justo a tiempo, la mala es que golpeamos el auto de enfrente. Presas del pánico bajamos para ver su estado, esto era un desastre.
—No luce mal —la miré cruzándome de brazos —bien, luce muy mal, pero ¿Sabes qué? No conocemos al dueño, así que vamos.
—¿Qué?
Antes de poder seguir quejándome tomó mi mano y me llevó con ella para llegar a la entrada principal del club donde nuestra encantadora guía turística no esperaba. El día no podría empeorar.
—Dark Queen llegó para arruinarnos el día —murmuró.
—Buenos días, para quienes no me conozcan soy Catalina y les daré el recorrido a petición del dueño quien está un poco retrasado.
Odio la sonrisita que siempre ponía, se creía mejor que todos. El recorrido empezó y vi que un hombre nos estaba siguiendo, aunque mantenía la distancia, la verdad no presté mucha atención a lo que Catalina decía, me limitaba a observar el lugar, esto era bastante lujoso.
Quise comprobar si aquel hombre me estaba siguiendo y cuando me adentré en un pasillo lo perdí de vista y, entonces choqué con alguien mucho peor.
—Lo siento, no te vi —cuando mis ojos se encuentran con los suyos siento que el mundo se me viene abajo.
No puede ser cierto, él no puede estar aquí ¿Qué rayos hace en el club?
—Carol —sonríe en cuanto me ve.
Odio que siga luciendo tan odiosamente apuesto.
—Nick.
—Que milagro encontrarte ¿Trabajas aquí?
—¿Es tan obvio? —me fije en una pequeña mancha roja cerca del cuello de su camisa —¿Eso es sangre?
En cuanto se percata trata de cambiar el tema, lo curioso es que nunca se pone nervioso, por supuesto, es Nick Lancaster de quien hablamos, un empresario tan reconocido como él nunca bajaría la guardia.
—Solo es una mancha.
—¿Qué te trae aquí, Nick?
—Negocios —comenta tranquilo.
Pero yo no me fío, cualquier en su sano juicio desconfiaría de él.
—¿Qué clase de negocios?
—Negocios y ya, Carol, si quieres estar enterada de lo que ha pasado en mi vida, déjame invitarte un trago ¿Qué dices?
—Estoy ocupada, lo siento.
—Sabes que no acepto un no por respuesta.
—Nick…
—Déjalo —interrumpe —encontraré una manera de convencerte. Solo vine a hacer un par de cosas, si me disculpas tengo una reunión importante a la que asistir. —Me mantuvo la mirada apenas unos segundos, seguía teniendo el mismo efecto en mí —. Por cierto, sigues siendo tan hermosa como la última vez que te vi.
Cuando se alejó fue como si pudiera volver a la realidad, ese hombre con solo mirarte te puede poner a temblar.
Regresé con el resto de chicos para terminar el recorrido y Catalina nos mostró el casino, era bastante lindo el lugar, lujoso y había unos cuantos hombres al fondo, amigos del dueño me supongo. Hubo una puerta que llamó mi atención.
Solo personal autorizado
Por supuesto, la puerta estaba cerrada.
—¿Qué haces aquí? —aparece Catalina causando que me sobresalte —¿No sabes leer? No puedes estar aquí.
Era notorio el enfado en su voz, dale un poco de autoridad a un trabajador común y corriente y se sentirá imparable.
—¿Qué es este lugar?
—Solo personal autorizado —repite como si no lo hubiera leído ya —el jefe está aquí, es hora de irnos y antes de que a ti y a tu amiguita se les ocurra hacer algo estúpido te aviso que el jefe es mío.
—¿Cómo que tuyo?
—Tienen prohibido acercarse a él ¿Entendido?
—Me meteré con quien se me dé la gana, Catalina —paso a su lado tirando su bolsa y veo el objeto que sale de ella. Un arma —¿Por qué demonios traes un arma?
—No es asunto tuyo, Green.
Pasa a mi lado chocándome y nos reúne de nuevo a todos fuera del casino, trato de no pensar en lo que acaba de pasar, después de dar un par de explicaciones cede su lugar a quien asumo que será el nuevo dueño del club.
—Me da gusto saber que les está gustando el Golden Garden, espero que la remodelación no haya sido demasiado para ustedes.
—¿Demasiado? —susurra mi amiga —la mafia podría pasar desapercibida aquí.
—Mi nombre es Nick Lancaster, CEO de una importante empresa como ya sabrán, me complace anunciarles que soy el nuevo dueño del Golden Garden, confió en que haremos grandes cosas juntos.
—Nick… —hablé en un hilo de voz.
No es cierto, lo que me faltaba, lidiar con él todos los días. El universo tiene algo en mi contra.
—Carol —seguía en shock —Carol estás muy pálida ¿Te encuentras bien?
Mi celular comienza a vibrar y obtengo la atención de los presentes, incluida la de Nick, se apartan para que él me pueda ver, sus ojos grises recaen en los míos y ensancha su sonrisa. Asqueroso, él tenía esto planeado.
—¿Carol?
Más de uno se sorprende al escuchar que sabe mi nombre. No pienso con claridad, saco el teléfono y respondo la llamada intento librarme de este momento.
—Lo siento, debo contestar.
Número desconocido, gracias por salvarme.
—¿Diga?
—¿Carol Green?
—¿Quién habla?
—Detective Smith, departamento de policía —mi corazón empezó a acelerarse —Lamento informarle que Tamara Green ha muerto.
Mi mundo se detiene en ese momento, el ruido desaparece, mi respiración se vuelve intranquila ¿Cómo es que todo se arruinó de un momento a otro?
—¿Qué? Eso no es posible, la vi hace una hora ¿Qué ocurrió?
—Los vecinos escucharon un disparo, me gustaría poder verla para darle más detalles.
—Voy para allá.
Y sin importarme lo que suceda con Nick y la presentación, salgo de ahí tratando de no entrar en pánico y por mucho que lo intente no logro sacarme algo de la cabeza, la camisa de Nick tenía una mancha de sangre.
Cuando llego la casa es un caos, vecinos chismosos fuera de sus hogares, la ambulancia y policías. El primero en acercarse a mí es el oficial, me da todos los detalles que puede, según me dice, los vecinos aseguran que era un hombre el que salió corriendo de la casa, pero no lograron ver su rostro, eso solo vuelve cada vez más acertada mi teoría —Ya estamos en investigación ¿Conoce alguna persona que quisiera hacerle daño? —Las únicas personas que querrían hacerle daño están muertas, no hay nadie más. —¿Está segura? —¿Cree que tengo ganas de mentirle? Corrobora mi información, un proceso tedioso, pero necesario, tuve que ir después al hospital para agilizar los trámites, no tuve mucho éxito, mi caso no parece ser tan relevante para nadie en estos momentos. A los Green nos persigue la desgracia. Qué razón tenía Tamara. Ahora lo que me dicen es que debo esperar un mínimo de 24 horas para proceder con lo que falta, siento que me volveré loca. Fui a sentarme al área de espera, cer
En algo tuvo razón, el recorrido con él fue mucho mejor que con Catalina, me iba dando detalles de todo, de la importancia de tener el polígono de tiro para los tratos que se llevarían a cabo aquí, al ser un importante empresario le gusta tener el control de todas las cosas y personas si se puede. —Todo el club es perfecto. —Tardé un poco en pensar qué es lo que quería para este lugar y al final lo conseguí. —Siempre en busca de poder ¿Eh? —Es lo único me motiva no lo olvides. Sigue dándome el recorrido, no puedo evitar sentirme un poco incomoda al notar que durante todo este tiempo un hombre nos ha estado siguiendo, pero esta vez es diferente al de la última vez, esta vez tengo que averiguar lo que pasa, llegamos a lo que Nick llama su área favorita: el casino. Tomamos el elevador y somos los únicos dentro. —Lo siento —su mano toca la piel desnuda de mi espalda y la deja ahí mientras presiona el botón para el segundo piso con la otra. El calor se apodera de todo mi cuerpo en cu
Pensé en muchas cosas, trabajar con Nick podía ser benéfico para mí, de esa forma conseguiría la información que necesito, es por eso que después de darle tantas vueltas, esto aquí de pie frente a él esperando indicaciones y luce asquerosamente feliz por tener donde me quería.—Asumo que tenemos trabajo que hacer.—Es correcto —me indica que tome asiento —pero primero lo primero.No sé a quién le llama, esperamos un rato en silencio y yo finjo que esto no es para nada incómodo, incluso cuándo le pregunto quién vendrá permanece callado, después de un rato tocan la puerta y la chica entra.Ah, genial, esperamos a la perfecta Catalina, lo que me faltaba. Quiere tomar asiento, pero Nick la detiene.—En ningún momento te indique que tomaras asiento. Quería hablar contigo de algo importante.—¿Sobre qué, señor?—Estás despedida.¿Despedida? Creo que este día por fin comienza a mejorar. Ojalá pudiera grabar su reacción. Intento contener las ganas de reír, la pobre chica ni siquiera lo vio ven
Después de comprar el vestido volvimos al Golden y me encontré con Ximena quien corrió para abrazarme. No dejaba de decirme lo preciosa que me veía con el vestido.—Cuñado tienes un muy buen gusto en los vestidos.—Cuñado —repitió feliz —me agrada el término.—Pues no te emociones.—Ya es tarde, cariño, les daré espacio para que puedan charlar, seguro hay mucho que contar, necesito verte en mi oficina cuando termines.—No tardaré.—Tómate tu tiempo.Lo observamos alejarse y mi amiga me jaló hacía uno de los sillones cerca de recepción, estaba ansiosa por escuchar todos los detalles, en realidad no sé cómo empezar, sigo sin creer que estoy metida en todo este lío. —Le dije que asumía la responsabilidad que implica trabajar con él, me sitúe en los peores escenarios, nunca imaginé en lo que me estaba involucrando.—Es grave ¿Cierto?—Sí, cuando me llevó al cuarto rojo había un par de hombres ahí, es prácticamente otro casino igual de espacioso, pero en un lugar secreto y solo algunos pue
Entramos al cuarto rojo y lo siento tenso. Ya lo sabe. —Bienvenidos —el guardia abre la puerta —lo están esperando señor Lancaster.Caminamos y todas las miradas se centran en nosotros y en nuestras manos entrelazadas, todos se muestran intrigados.Nos acercamos a una mesa del rincón, hay varios hombres ahí que se levantan en cuanto nos ven, esos trajes lucen costosos, no tengo idea de quienes sean, pero asumo que son parte de la asamblea.—Nick —estira su mano uno de ellos y la estrechan.—Buenas noches, caballeros.—Carol —se dirige a mí y besa mi mano.—¿Nos conocemos?El hombre se echa a reír, no comprendo qué le causa tanta gracia.—Tienes una chica con un buen sentido del humor, soy Key, nos vimos esta mañana.—Ah, por supuesto.—Caballeros, ella es Carol mi mano derecha.Los saludo a todos, siento que me miran como si fuera un juguete nuevo, algo me dice que si no pongo limites desde ahora querrán aprovecharse de esto, menos mal que soy una Green, puedo encargarme de cualquier
Me levanto ignorando lo que ha pasado, ¿Qué color de sostén puedo usar? ¿Morado? ¿Negro? ¿Rojo? Ni siquiera es algo en lo que debería estar pensando. —Cualquiera que escojas te quedará bien —comenta recargándose en el marco de la puerta. Me apresuro para tomar una blusa cualquiera y cubrirme. ¿Dónde queda mi privacidad? —Oye, toqué la puerta, pero estabas tan concentrada observando la ropa que casi estoy seguro que no me oíste, descuida, me gusta lo veo —relame sus labios. Y juro que no puede haber un hombre más apuesto que él, agh, malditas hormonas. —Sí, bueno por si no lo has notado no tengo sostén ni blusa y sería mejor que te fueras. —Pero si es precisamente por eso que me quedo, cariño. —¿Cariño? —¿Prefieres “amor”? —Divina diosa me gusta más. Tengo el impulso de preguntarle dónde estaba o qué es lo que estaba haciendo, pero sería raro, tampoco es como que deba explicaciones. ¿Quiere espectáculo? Espectáculo tendrá. Quito la blusa que me cubre y vuelvo a centrarme en
Nick Quisiera no pensar demasiado en lo que ocurrió ayer, le disparé al malnacido que nos estaba siguiendo, pero logró escapar. Ya estábamos terminando de alistar las cosas, podía escuchar a la perfección la charla que Carol tenía con Ximena, ella en serio me odio. —No, no pasa nada. —Es la primera vez que te veo tan alterada por…, ni siquiera sé exactamente qué te preocupa, pero sé que hay más ¿Qué pasa? De momento creí que querían tener privacidad, quizá ella quería hablar con su amiga y no podía hacerlo libremente porque el “enemigo” se encontraba con ellas. —Puedo irme si quieren —mencioné. —No —tomó su bolsa de la silla y la acomodó sobre su hombro —hablaré con ella cuando vuelvan del viaje —se acercó para abrazarla. Como si fuera una despedida, susurró algo en su oído que me fue imposible escuchar, solo miré que Carol asintió y Ximena salió más tranquila —¿Qué te ha dicho? —pregunté cuando estuvo afuera. —Que tuviera mucho cuidado contigo. Todo iba bien, me sentía tran
Nick. —Será mejor que les enseñe el lugar, ya que enviarás a tus chicos para acá, es bueno que ustedes se familiaricen primero. —Guíanos —le sonreí como si no lo hubiera amenazado con anterioridad. Salgo con la chica que se sujeta a mi brazo, sentí que la hora de la comida había sido un infierno, no hay cambios y empiezo a preocuparme. Intento obtener su atención, pero solo sonríe con malicia. No me mira. —Si necesitas alguien que vigile las operaciones desde aquí, me ofrezco feliz como voluntaria. Con eso responde a todo, prefiero hacer de cuenta que no he escuchado tal comentario, es hasta que cruzamos un pasillo que George empieza a hablar. —Zona de escaneo —menciona —todo el primer piso está protegido en caso de que lleguemos a tener algún invitado —me mira de reojo —no deseado. Las puertas del elevador se abren y entramos. —Segundo piso, área de operaciones. Siento que estoy consiguiendo lo que quiero cuando, asqueada y quizá asustada, la chica se acerca más a mí. —¿Q