EPILOGO.

Comúnmente en el pasado lo que hacía levantarme de la cama, era el sol que invadía la habitación y nos obligaba a comenzar un nuevo día, pero desde hacía un año los pequeños pies sobre mi rostro eran mi despertador.

Alexander se quejó un poco al sentir que el pequeño trasero cayó sobre su rostro.

—Al parecer alguien ya despertó.

Evidenció Alexander, mientras que Raquel simplemente movió su cuerpo a su costado derecho para tratar de nuevamente dormir.

Desde hacía 3 años nuestra rutina de sueño había cambiado abismalmente con la llegada del pequeño Alex, las noches se habían vuelto impredecibles con él. Después de que nos enteramos de que tendríamos un varón, pensamos por algún tiempo el nombre que le pondríamos y me pareció tierno que su diminutivo fuera el mismo que el de su papá, aunque su nombre claramente era distinto, Alejandro fue el nombre elegido, pero todos lo llamábamos como él" Pequeño Alex" algo que llenaba de orgullo el corazón de Alex.

—Mamá, mamá.

Balbuceó el pequeño niñ
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