Samuel observó lo hermosa que esa noche lucia Raquel, suspiró profundamente, sabiendo lo mucho que había echado de menos los ojos castaños de esta. —La conocí después de irme y es una buena mujer, tuvimos una pequeña niña, ahora tiene 4 años. —¡En serio…! Qué gusto, mi hijo tiene 3 años y es un huracán. Samuel resopló un poco al ver la sonrisa dibujada en los labios de Raquel al pronunciar a su hijo. —Tenía muchas ganas de verte, sé que tu empresa está en el mejor momento en el mercado. —Gracias, así es, estamos trabajando arduamente. —Siempre quise decirte que eres una gran presidente, te preocupas por tus empleados y eso no lo hace cualquiera. —Es agradable escuchar que alguien se dé cuenta de eso, gracias... ¿Tu esposa no está por aquí? Sería agradable conocerla. —No quiso asistir, prefirió quedarse en el hotel con nuestra pequeña. Verlo frente a mí nuevamente, me hacía sentir bien, porque muchas veces pensé en él, creyendo que me arrastraba en sus sentimientos y aunque ya
Trataba de arreglar mi cabello con prisa, pero sentía que ningún estilo le venía bien con el rizado de mi cabello. Finalmente, solo me hice una coleta al ver que se me hacía tarde para mi primer día, en la empresa que había deseado entrar desde que supe de ella.Raquel salió de su habitación tomando varias cosas de los diferentes muebles del departamento y cada una de estas cosas las metió velozmente dentro de su bolsa de mano color blanca, que hacía contraste con el vestido blanco que esa mañana se había puesto.—¿No desayunarás?Preguntó Sara. Quien había sido su roomie desde que Raquel se había mudado de su ciudad natal a esa gran ciudad.—Se me hizo tarde.Dije mientras solo tomaba el pan que se encontraba cerca del plato de huevos servido en la mesa. Esto para no hacer sentir mal a Sara que se había esforzado por hacer el desayuno para mí.—Discúlpame.—No te preocupes, sé lo importante que es esto para ti... ¡Ánimo!—Gracias.Raquel miró el reloj sobre su muñeca y la ansiedad br
—¡Despierta!Raquel sintió la sacudida de su cuerpo y abrió sus ojos algo adormitados, pero al ver el rostro de Sara, sus ojos se abrieron enormemente y se levantó abruptamente de la cama.—¡No puede ser! ¡No otra vez!... ¡Llegaré tarde!Sara se sentó sobre la cama mientras miraba a Raquel revolotear sus cajones.— Esta es la cuarta vez que te sucede, me sorprende que no te hayan echado aún.Raquel se detuvo y con cara de preocupación miró a Sara.—¿Tú crees que lo hagan?Sara notó la preocupación de Raquel y se sintió rápidamente mal por haber dicho lo anterior.—No lo sé, tú eres la que podría decirlo, ya que solo tú sabes como es tu jefe.Recordé los regaños de mi jefe el día anterior por la misma razón por lo que estaba preocupada en ese momento. Era tan implacable, sus palabras fueron algo dolorosas, no se midió en decir que eso se ganaba por contratar a inexpertas como yo.—Pues si te despide ni modos, pero de todos modos date prisa.Raquel recuperó nuevamente la prisa y se arre
Raquel se encontraba tecleando arduamente frente a la computadora, pero inesperadamente el sonido del teléfono de oficina, que estaba a su lado, comenzó a sonar con insistencia.—¿Sí?—Señorita Ruiz, necesito verla ahora mismo.—¿Necesita verme?—Sí.Las mejillas sonrojadas de Raquel se hicieron evidente en su rostro.—Ahora voy, señor.Al colgar el teléfono tuve que colocar las palmas de mis manos sobre mis mejillas para ahuyentar el color rojo de estas. Habían pasado 6 meses desde que había entrado a la empresa y a pesar de que recibí muchos regaños al inicio de mi trabajo, estos habían sido cambiados por halagos por parte de mi jefe, claro todo con respecto a mi trabajo, pero no podía evitar estar deslumbrada por él, su simple cercanía despertaba en mi nerviosismo y sentía que no aguantaba estar mucho tiempo a su lado sin sentirme nerviosa. Tomé aire antes de salir de mi oficina, esto para parecer tranquila cuando estuviera frente a él, cuando entré a su oficina me recibió con una
—¿Ya no quieres beber?Preguntó Aurora ya con un tono de ebriedad en su voz.— Creo que fue suficiente por esta noche.Resopló Raquel, para luego mirar por cuarta vez su celular, percatándose de esto Aurora.—¿Esperas una llamada? ¿Es alguien importante?Raquel se sorprendió por la pregunta y sacudió sus manos en negativa.—No, solo estaba viendo la hora.El rostro incrédulo de Aurora me daba a entender que no creía en mis palabras.—Raquel hemos sido amigas durante ya 6 meses.—Lo sé, desde ese día en el cual tú gentilmente me ayudaste sin motivo alguno.Raquel bajó su mirada hacia el vaso frente a ella.—Si había motivos.Raquel levantó su vista hacia los ojos negros frente a ella.—Cuando te vi llorando, pensé en mí y en lo mucho que me costó estar en la empresa, es difícil acoplarse a algún lugar nuevo, aunque uno posea la capacidad y sé lo hostiles que pueden ser las personas en este tipo de lugares. Me vi en ti y no dude en ayudarte. Eres una mujer sumamente competente y me da g
—¿Estás lista?— Sí. Ya estoy lista.Respondió Raquel con aparente felicidad depositada en su voz.— Perfecto, solo guardo mis cosas y paso a tu oficina.—Aquí te espero.Raquel colocó nuevamente el teléfono de escritorio en su lugar, se levantó de su silla al cerrar la carpeta frente a ella, caminó hacia el lugar donde colocaba todas las mañanas su bolsa y al colocarlo sobre su hombro suspiró con un aire de ansiedad.Me sentía feliz, ya que cuando me pidió cenar esa noche con él no lo esperaba, y rápidamente acepte. Esperaba ansiosa verlo entrar a mi oficina y en cuanto lo hizo me acerque para darle un tierno beso en los labios, cuando separe estos de los suyos sonrió haciendo que mi corazón se derritiera, estaba viviendo un hermoso sueño con él.— Vamos, espero te guste el lugar que elegí.Raquel asintió feliz tomando el antebrazo de Samuel y entrelazando el suyo, pero rápidamente Samuel apartó su cuerpo de Raquel, haciendo que ella se desconcertara y lanzara sobre él una mirada de
Sus labios tocaron sutilmente mi cuello e hicieron que mi cuerpo se estremeciera, cada beso que depositaba en mí hacía que el sentimiento ya existente en mí aumentara aún más.—Eres hermosa.Cuando susurró esto, yo estremecí aún más, en verdad estaba enamorada de ese hombre, y aunque tenía miedo de avanzar más en nuestra relación, también deseaba que lo que se avecinaba con esos besos pasara...—¿Puedes detenerte?Samuel detuvo a Raquel que caminaba por la calle.—Te lo dije, me iré a casa, no tengo por qué soportar esto, es decir, podre quererte tanto, pero...—¿En verdad me quieres?Preguntó con algo de sorpresa.—¿Por qué te sorprende? Se supone que así debería de ser.Raquel sonrió con algo de ironía al sentir que quizás solo ella era la que sentía algo por él—Entonces... Tú no me quieres.Raquel tiró de su brazo para continuar con su camino, pero Samuel nuevamente la tomó fuertemente de este.—No es eso.—¡Sigues diciendo lo mismo y de verdad quiero entender que es entonces!, ¿p
Raquel entró sigilosamente al departamento que se encontraba en completa oscuridad, caminó de puntillas hacia su habitación, pero cuando cruzaba cerca de la pequeña sala, la luz de la lámpara la sobresalto y ver la figura de su amiga sentada en el sofá con los brazos cruzados mirándola fijamente, la hizo estremecer aún más.— ¡Ah!... ¡Me asustaste!—¿Por qué llegas tan tarde?—No es tan tarde.Respondió Raquel sonriendo un poco, jugando con la paciencia de Sara.Sara levantó el celular hacia su cara para verificar la hora, comprobando que eran las 3 de la madrugada.—Son las 3:00 de la mañana.Raquel encogió sus hombros y sonrió mucho más.—Ah, entonces no es tarde, más bien es temprano.—No estoy jugando.—Pues yo sí... ¿Por qué te comportas así como si fueras mi madre?—Me preocupaste, tú nunca llegas a esta hora y menos sin avisarme.—Sabías que tenía una cita con Samuel.—Sí, pero...—Estoy bien, ¿ya puedo irme a dormir?—No, ahora me cuentas todo.Raquel resopló, pero rápidamente