Raquel se encontraba tecleando arduamente frente a la computadora, pero inesperadamente el sonido del teléfono de oficina, que estaba a su lado, comenzó a sonar con insistencia.
—¿Sí?
—Señorita Ruiz, necesito verla ahora mismo.
—¿Necesita verme?
—Sí.
Las mejillas sonrojadas de Raquel se hicieron evidente en su rostro.
—Ahora voy, señor.
Al colgar el teléfono tuve que colocar las palmas de mis manos sobre mis mejillas para ahuyentar el color rojo de estas. Habían pasado 6 meses desde que había entrado a la empresa y a pesar de que recibí muchos regaños al inicio de mi trabajo, estos habían sido cambiados por halagos por parte de mi jefe, claro todo con respecto a mi trabajo, pero no podía evitar estar deslumbrada por él, su simple cercanía despertaba en mi nerviosismo y sentía que no aguantaba estar mucho tiempo a su lado sin sentirme nerviosa. Tomé aire antes de salir de mi oficina, esto para parecer tranquila cuando estuviera frente a él, cuando entré a su oficina me recibió con una sonrisa hermosa, yo solo bajé mi mirada tratando de evitar aquella sonrisa y que no provocará en mí, el sonrojo que ya había ahuyentado en la soledad de mi oficina.
—Señor, ya estoy aquí.
Solo solté aun evadiendo su mirada.
—Siéntese.
—Sí.
Contesté con nervios.
Raquel se dirigió hacia la silla que se encontraba frente al escritorio donde él estaba sentado aun mirándola. Samuel se levantó de su asiento y se acercó a Raquel para luego tomarla de la mano y levantarla.
—¿Señor?
—Ven, sígueme.
Samuel dirigió a Raquel aun sosteniéndola de la mano hacia el asiento detrás del escritorio. Raquel lo miró con confusión.
—Siéntate.
—Pero... Este es su lugar.
—¿Quieres aprender de mí?
Raquel asintió.
—Entonces debes aspirar a algún día, sentarte en un lugar como este... A menos que seas conformista y no quieras más, dime ¿Quieres más?
Raquel asintió fervientemente.
—Quiero más.
Él sonrió y tomó de los hombros a Raquel empujándolo hacia abajo hasta que finalmente ella se sentó en aquella silla que representaba un puesto sumamente importante.
–Te ves bien.
Soltó Samuel.
—¿Sí?
Preguntó Raquel dirigiendo su mirada hacia arriba, buscando la de su jefe.
—Muy hermosa.
Raquel sonrió un poco avergonzada.
— Bueno, te hice llamar, ya que necesito que trabajes en unos documentos, has hecho excelentes trabajos.
—Sí, por supuesto, señor.
Respondió Raquel feliz, aunque también sabía que esos trabajos implicaba trabajar hasta tarde, pero disfrutaba de su trabajo.
—Perfecto.
Samuel caminó por detrás de la silla y rozó con su dedo el hombro de Raquel, provocando un delicioso escalofrío.
—Ok, es todo, puede irse.
Raquel tímidamente sé levando del asiento.
—Sí, señor, me podré a trabajar en eso.
Raquel caminó hacia la salida.
—Señorita.
—¿Si señor?
Giré para verlo y esperaba que no lograra ver que ese pequeño roce me había generado el rubor en mis mejillas.
—Olvidé decirle que necesito esos documentos para hoy.
—¿Para hoy?
Preguntó Raquel mientras miraba su reloj percatarnos que en pocas horas terminaría su jornada.
—Esperaré aquí hasta que termine, sin importar la hora que sea.
—Está bien señor.
Era mi trabajo y me gustaba hacerlo, por suerte esa tarde no tenía que hacer nada con referente a mi tesis, ya que prácticamente la había terminado, así que podría trabajar sin presión, aunque estaba emocionada que descansaría por fin después de varias noches de desvelo.
Cuando estuve en mi oficina me dispuse a trabajar y mientras leía unas interminables letras recordé el roce de su dedo sobre mi piel y la sensación que despertó en mí "es soló mi imaginación" me repetí varias veces en mi mente algo que decía las últimas semanas cuando él hacia cosas que pensara lo contrario, como cuando mientras escribía me sonreía gentilmente algo que no hacía meses atrás o cuando rozaba su mano con la mía al caminar juntos, en verdad sentía que era imaginación mía.
Raquel vio su reloj percatándose que ya era tarde y quizás todos se había ido ya a sus casas, sobo un poco su hombro derecho y continuó escribiendo sobre la computadora. El sonido de la puerta la perturbó un poco.
—¿Sí?
Preguntó algo asustada Raquel.
Samuel entró a la oficina haciendo que Raquel se sorprendiera.
—¿Señor?, ¿qué hace aún aquí?
—Dije que te esperaría.
Él sonrió.
"Es mi imaginación"
—Yo ya casi acabo, si gusta puede irse y en cuanto termine se lo dejo en su oficina o puedo mandarle el archivo si es muy urgente.
Samuel se acercó y tomó una de las sillas halándola hacia donde estaba Raquel sentada trabajando.
–La esperaré.
Dijo mientras se sentaba justo a su lado.
—Eh... Está bien.
Raquel suspiró y retomó lo que hacía, aunque en ocasiones sentía la mirada sobre ella. Volteó a ver unos documentos y al querer tomarlos sintió las manos suaves de Samuel.
—Le ayudo, dígame, ¿qué busca?
Raquel lo miró y negó preocupada con su cabeza.
—No, señor, yo puedo hacerlo, es mi trabajo.
—Pero quiero ayudarla.
—¿Ayu.. Dar... Me?
Ambos se miraban fijamente y mantenían el contacto con sus dedos sobre los documentos.
—Es solo mi imaginación, ¿no es así?
Él sonrió aun mirándola por lo que acababa de decir Raquel.
—No lo es.
Él soltó y se acercó ligeramente hacia los labios de tonalidad rojos tenues de Raquel.
—Señor... ¿Qué hace?
—Eres hermosa y no he podido evitar percatarme de eso.
Su mirada estaba sobre mí y él había confirmado que todo lo que había pensado que era producto de mi imaginación había sido realidad, en verdad tocaba mi piel con el deseo de hacerlo y eso me hizo estremecer, vi como sus labios se acercaron a los míos y simplemente ya no podía detener ese momento, sin dimensionar lo que esto traería a mi vida simplemente accedí.
Sus labios eran lindos, aunque esperaba un beso tierno y dulce, la intensidad de este tampoco era algo que me desagradara, tomó mis mejillas con sus manos y las apretó con desespero.
—Traté de evitar esto, pero simplemente no puedo.
Susurró alejándose un poco de mis labios y mirándome profundamente, mientras aún apretaba mis mejillas con sus manos, supongo que para que evitara alejarme de él.
—Pero esto está mal, es mi jefe.
Sus labios chocaron nuevamente con los míos y aunque sabía que debía parar esto, mi cuerpo no respondía, solo respondía al beso que me daba, sentí el roce de su lengua con la mía y supe que eso ya no se podía evitar, no podía evitar querer besarlo aún más y sentir su aroma sobre mí. Mi mente estaba llena de muchas cosas entre que no era lo correcto y que daba igual.
Samuel finalmente apartó las manos de las mejillas sonrojadas de Raquel y al apartar sus labios de los de Raquel solo sonrió.
—Creo que debemos continuar con el trabajo.
Raquel, que aún no cabía en lo que había ocurrido, también sonrió y afirmó a las últimas palabras de su jefe.
— Sí.
Raquel dirigió nuevamente su mirada hacia la computadora y aunque comenzó a teclear, su concentración estaba en lo que había sucedido antes.
Finalmente, terminé aunque puse más esfuerzo para poder concentrarme evitando la mirada sobre mí y mis labios, cuando terminamos el trabajo salimos de la oficina hacia el ascensor y ninguno dijo nada al entrar a este, pero antes de que el ascensor abriera sus puertas en recepción, tomó mi mano acercándome hacia él y me dio por fin el dulce beso que como una tonta chica esperaba y que después no volvería a recibir por parte de él.
—¿Ya no quieres beber?Preguntó Aurora ya con un tono de ebriedad en su voz.— Creo que fue suficiente por esta noche.Resopló Raquel, para luego mirar por cuarta vez su celular, percatándose de esto Aurora.—¿Esperas una llamada? ¿Es alguien importante?Raquel se sorprendió por la pregunta y sacudió sus manos en negativa.—No, solo estaba viendo la hora.El rostro incrédulo de Aurora me daba a entender que no creía en mis palabras.—Raquel hemos sido amigas durante ya 6 meses.—Lo sé, desde ese día en el cual tú gentilmente me ayudaste sin motivo alguno.Raquel bajó su mirada hacia el vaso frente a ella.—Si había motivos.Raquel levantó su vista hacia los ojos negros frente a ella.—Cuando te vi llorando, pensé en mí y en lo mucho que me costó estar en la empresa, es difícil acoplarse a algún lugar nuevo, aunque uno posea la capacidad y sé lo hostiles que pueden ser las personas en este tipo de lugares. Me vi en ti y no dude en ayudarte. Eres una mujer sumamente competente y me da g
—¿Estás lista?— Sí. Ya estoy lista.Respondió Raquel con aparente felicidad depositada en su voz.— Perfecto, solo guardo mis cosas y paso a tu oficina.—Aquí te espero.Raquel colocó nuevamente el teléfono de escritorio en su lugar, se levantó de su silla al cerrar la carpeta frente a ella, caminó hacia el lugar donde colocaba todas las mañanas su bolsa y al colocarlo sobre su hombro suspiró con un aire de ansiedad.Me sentía feliz, ya que cuando me pidió cenar esa noche con él no lo esperaba, y rápidamente acepte. Esperaba ansiosa verlo entrar a mi oficina y en cuanto lo hizo me acerque para darle un tierno beso en los labios, cuando separe estos de los suyos sonrió haciendo que mi corazón se derritiera, estaba viviendo un hermoso sueño con él.— Vamos, espero te guste el lugar que elegí.Raquel asintió feliz tomando el antebrazo de Samuel y entrelazando el suyo, pero rápidamente Samuel apartó su cuerpo de Raquel, haciendo que ella se desconcertara y lanzara sobre él una mirada de
Sus labios tocaron sutilmente mi cuello e hicieron que mi cuerpo se estremeciera, cada beso que depositaba en mí hacía que el sentimiento ya existente en mí aumentara aún más.—Eres hermosa.Cuando susurró esto, yo estremecí aún más, en verdad estaba enamorada de ese hombre, y aunque tenía miedo de avanzar más en nuestra relación, también deseaba que lo que se avecinaba con esos besos pasara...—¿Puedes detenerte?Samuel detuvo a Raquel que caminaba por la calle.—Te lo dije, me iré a casa, no tengo por qué soportar esto, es decir, podre quererte tanto, pero...—¿En verdad me quieres?Preguntó con algo de sorpresa.—¿Por qué te sorprende? Se supone que así debería de ser.Raquel sonrió con algo de ironía al sentir que quizás solo ella era la que sentía algo por él—Entonces... Tú no me quieres.Raquel tiró de su brazo para continuar con su camino, pero Samuel nuevamente la tomó fuertemente de este.—No es eso.—¡Sigues diciendo lo mismo y de verdad quiero entender que es entonces!, ¿p
Raquel entró sigilosamente al departamento que se encontraba en completa oscuridad, caminó de puntillas hacia su habitación, pero cuando cruzaba cerca de la pequeña sala, la luz de la lámpara la sobresalto y ver la figura de su amiga sentada en el sofá con los brazos cruzados mirándola fijamente, la hizo estremecer aún más.— ¡Ah!... ¡Me asustaste!—¿Por qué llegas tan tarde?—No es tan tarde.Respondió Raquel sonriendo un poco, jugando con la paciencia de Sara.Sara levantó el celular hacia su cara para verificar la hora, comprobando que eran las 3 de la madrugada.—Son las 3:00 de la mañana.Raquel encogió sus hombros y sonrió mucho más.—Ah, entonces no es tarde, más bien es temprano.—No estoy jugando.—Pues yo sí... ¿Por qué te comportas así como si fueras mi madre?—Me preocupaste, tú nunca llegas a esta hora y menos sin avisarme.—Sabías que tenía una cita con Samuel.—Sí, pero...—Estoy bien, ¿ya puedo irme a dormir?—No, ahora me cuentas todo.Raquel resopló, pero rápidamente
Frente a mí estaba el pago por todo mi esfuerzo, el esfuerzo de trabajar arduamente, de algunos desvelos y por supuesto de las llamadas de atención de Samuel, que a pesar de llevar casi un año de relación, aún tendía hacer un jefe algo estricto y cuando le tocaba llamarme la atención no importaba que muchas de las noches me tocara con intensidad y lujuria, él soltaba palabras duras. El contrato para el puesto de jefa de marketing era uno de los peldaños que deseaba escalar y finalmente estaba frente a mí, estaba orgullosa de mí, aunque sentimiento de tristeza me invadió, ya que ese puesto significaba que al firmar el documento ya no estaría tan cerca de Samuel como lo había estado todo ese tiempo.—¿No te convence el sueldo?Soltó Samuel ante la duda y silencio de Raquel frente al documento que minutos antes había puesto ante sus ojos castaños.—No, eso está muy bien... Es que...—¿Qué?—Siento un poco de nostalgia, ya que ya no podre estar mucho tiempo contigo, es decir, ya no podre
SSu mirada era algo que me encantaba de él y más cuando la lujuria se apoderaba de esos ojos hermosos. Sentí el sabor de sus labios y el cómo me empujaba sutilmente hacia atrás, entre cada beso preguntaba si aún seguía molesta y quería decirle que en cierta forma aún lo estaba, pero sus besos hacían que flaqueara.—No sigas molesta.Soltó cuando se alejó un poco de mis labios.—No Puedo evitarlo.Claramente, mentí, porque en ese momento todo ese sentimiento se había esfumado al ver como en verdad le afectaba que estuviera molesta con él, al contrario de lo que pensé.—¿Qué puedo hacer para que ya no estés enfadada conmigo?—Nada, ya tengo que irme, Sara me espera, ya que teníamos un compromiso.Samuel abrazó fuertemente a Raquel y besó su cuello, algo que disfruto tanto que su respiración cambió traicionándola, Samuel nuevamente la miró y sonrió con un aire de perversión, algo que no le molestaba a Raquel.Samuel besó apasionadamente a Raquel y continuó empujándola hasta que el trase
Raquel cepilló su cabello rizado dejándolo suelto, colocó un poco de crema para evitar el friz y que cada cairel estuviera bien definido, puso sobre sus labios un labial en tono rojo oscuro y sonrió al verse al espejo lista para esa noche.Raquel salió de su habitación y se dirigió hacia la sala a esperar a que su amiga estuviera también lista, mientras esperaba revisó su celular leyendo una vez más el mensaje que había recibido de Samuel."Te veo en el restaurante... Te quiero"Raquel no podía creer que todo estuviera tomando forma en su relación, sentía que los días en los que sentía como un bloque de hielo al hombre que la había conquistado estaban terminando. Desvió su mirada hacia Sara que se puso frente a ella luciendo un hermoso vestido negro al igual que el de ella.—Nos hemos combinado.Bromeó Sara.—Claro que sí.El escote en V del vestido de Raquel dejaba ver el inicio de sus pechos y el largo del vestido también apenas mostraba un poco de sus rodillas, haciéndola lucir sut
Pensé que solo una noche bastaría, para que mi corazón dejara de sentirse herido, pero los tres días que no hablé con él respecto al tema, era evidencia que no era tan sencillo dejar lo que paso atrás, yo creo que entendía que no quisiera hablar con él, ya que durante esos tres días no me buscó, si me mandó algunos mensajes que nunca abrí, incluso el último donde me avisaba que no llegaría a la cena aún no terminaba de leerlo. Apenas si hablamos esos días y solo cuestiones del trabajo y fueron solo unos pocos minutos. Trataba de irme lo más temprano a mi casa, así que trabaja arduamente para tener todo listo antes de irme y no quedarme más tiempo del necesario, A pesar de sentirme como me sentía aún suspiraba al verlo pasar cuando hablaba con Aurora después de regresar del almuerzo. Lo extrañaba.Raquel estaba tecleando en la computadora haciendo algunos análisis de ventas, apartó su vista cuando finalmente terminó, mientras esperaba las hojas que se imprimían, suspiró al saber que de