Sus labios tocaron sutilmente mi cuello e hicieron que mi cuerpo se estremeciera, cada beso que depositaba en mí hacía que el sentimiento ya existente en mí aumentara aún más.
—Eres hermosa.
Cuando susurró esto, yo estremecí aún más, en verdad estaba enamorada de ese hombre, y aunque tenía miedo de avanzar más en nuestra relación, también deseaba que lo que se avecinaba con esos besos pasara...
—¿Puedes detenerte?
Samuel detuvo a Raquel que caminaba por la calle.
—Te lo dije, me iré a casa, no tengo por qué soportar esto, es decir, podre quererte tanto, pero...
—¿En verdad me quieres?
Preguntó con algo de sorpresa.
—¿Por qué te sorprende? Se supone que así debería de ser.
Raquel sonrió con algo de ironía al sentir que quizás solo ella era la que sentía algo por él
—Entonces... Tú no me quieres.
Raquel tiró de su brazo para continuar con su camino, pero Samuel nuevamente la tomó fuertemente de este.
—No es eso.
—¡Sigues diciendo lo mismo y de verdad quiero entender que es entonces!, ¿por qué actúas así conmigo?, entiendo que no quieres que sepan de nosotros, pero...
—Los rumores duelen Raquel y lo que no quiero es que te hieran.
El semblante duro de Raquel cambió a uno un poco conmovido.
—Eres a un joven para entender que no siempre el amor es de color rosa.
Samuel haló hacia él a Raquel haciendo que ella sonriera al ver los bellos ojos de Samuel sobre ella.
—Discúlpame, a veces tiendo hacer un patán, pero no significa que no me guste tu compañía,
—¿En serio?
Raquel preguntó esperando que lo que decía Samuel fuera verdad. Samuel asintió con una aparente ternura.
—No quiero que esta noche termine así, quiero que sea nuestra noche.
—Pero...
La duda en Raquel se hizo evidente en su voz y este gesto hizo que Samuel se sintiera algo conmovido, abrazó por la cintura a Raquel, uniendo sus suaves labios a los de Raquel.
—¿Me regalarías esta noche?
Raquel asintió convencida.
La vergüenza de haber entrado a un hotel se había esfumado con los besos que Samuel me daba, los besos sobre mi cuello y su halago hizo que nada de eso importara, pero aún había algo que no lo decía y que pensé que con mis movimientos torpes se daría cuenta, pero no fue así.
Raquel alejó a Samuel de su cuello, empujándolo suavemente de los hombros.
—¿Qué pasa?
Raquel vio a Samuel a sus ojos y sus mejillas se ruborizaron.
—Yo...
Raquel mordió su labio y bajó su mirada con algo de vergüenza.
—Yo... Yo no he estado con nadie.
Samuel sonrió.
—Eso explica tu timidez, pero porque te has mantenido así, no me digas que porque querías llegar virgen al matrimonio.
Raquel negó aun evitando ver a Samuel.
—He dedicado todo mi tiempo en estudiar y lograr mis metas, que no me he dado la oportunidad de conocer a alguien que valga la pena, es decir, si he salido con chicos, pero ninguno...
Hubo un breve silencio.
—Y... ¿Yo valgo la pena?
Raquel, por fin, vio a Samuel a los ojos y sonrió dulcemente, besó tiernamente los labios de Samuel.
—Lo vales.
Samuel colocó una mueca de satisfacción por las palabras de Raquel y nuevamente se acercó al cuello de Raquel para besarlo.
— Te demostraré que así es.
Samuel dejó de besar el cuello de Raquel para quitarse el saco y cuando este fue depositado en uno de los sofás de la habitación de aquel hotel, tomó la mano de Raquel dirigiéndola hacia la cama.
Estaba nerviosa y apenada, pero cuando me recostó sobre la cama todos esos nervios se convirtieron en deseo, deseaba ser suya, deseaba sentir la miel del amor, deseaba que me amara como yo lo hacía sin haber estado en sus brazos, aunque también el miedo me invadió, ya que sabía que después de esto mi amor sería demasiado y no sabía si podría enfrentar lo que viniera, mi mente se encontraba debatiendo, pero él alejó esos pensamientos al recostarse sobre mí y besarme como lo hizo, Su lengua buscaba con desespero la mía y cuando la encontró se tocaron dándome una sensación de cosquilleo, mis manos se dirigieron hacia los botones de su camisa quitando cada uno con un poco de torpeza que provoco una ligera risa de él, cuando por fin tuve su pecho desnudo lo acaricié haciendo que él hiciera lo mismo con la blusa blanca que tenía puesta ese día, desato los tirantes que venían por enfrente de la blusa, los mismos que hacían que se unieran las dos partes de la blusa y cubrieran mi sostén. Sentir sus besos húmedos en mi piel muy cerca de mis pechos e hicieron que quisiera que me despojara del sostén y colocara esos besos más allá. Una de sus manos acarició mi pierna subiendo ligeramente la falda negra, me perdí cuando dirigió su mano hacia mi ropa interior.
Samuel estaba sobre Raquel que lo miraba un poco temerosa porque estaba a punto poseería.
—No tengas miedo, seré cuidadoso.
Ella asintió, Samuel besó sus labios y mientras lo hacía entró en ella.
La mueca de dolor de Raquel se hizo evidente y aunque deseaba sentir placer, más que nada era algo doloroso.
Samuel trataba de acceder a ella, pero era una tarea algo difícil.
El dolor invadía mi cuerpo y aunque él era sumamente cuidadoso, era inevitable sentirlo, en verdad quería que se detuviera, pero me avergonzaba decirle.
—No tienes que soportar si no quieres.
Soltó Samuel deteniéndose y haciendo que los ojos que con tanta fuerza cerraba Raquel se abrieran ante la sorpresa de las palabras de Samuel.
—Yo... Lo siento.
No me había percatado que él notó como empujaba involuntariamente su pelvis lejos de la mía.
Él sonrió y negó con su cabeza.
—Es tu primera vez, yo entiendo.
Samuel se apartó del cuerpo de Raquel y se recostó sobre la cama
Raquel se acercó a su pecho y abrazó más fuerte a Samuel, notando que en él aún la excitación seguía vigente.
—Una vez más, intentemos una vez más.
—¿Estás segura?
—Sí.
Raquel nuevamente besó los labios de Samuel y esta vez ella fue la que se colocó por encima del cuerpo de Samuel.
Samuel colocó una de sus manos en el pecho izquierdo de Raquel y la otra en su cintura. Raquel intentó nuevamente que él entrará en ella, pero apenas si solo había entrada un poco de su masculinidad, la frustración se había apoderado de Raquel, ya que quería sobreponerse al dolor, pero le resultaba difícil.
Samuel me vio fijamente y levantó su cuerpo hacia el mío besándome.
—Es suficiente por hoy.
Soltó Samuel, con lo cual solo asintió derrotada.
Raquel entró sigilosamente al departamento que se encontraba en completa oscuridad, caminó de puntillas hacia su habitación, pero cuando cruzaba cerca de la pequeña sala, la luz de la lámpara la sobresalto y ver la figura de su amiga sentada en el sofá con los brazos cruzados mirándola fijamente, la hizo estremecer aún más.— ¡Ah!... ¡Me asustaste!—¿Por qué llegas tan tarde?—No es tan tarde.Respondió Raquel sonriendo un poco, jugando con la paciencia de Sara.Sara levantó el celular hacia su cara para verificar la hora, comprobando que eran las 3 de la madrugada.—Son las 3:00 de la mañana.Raquel encogió sus hombros y sonrió mucho más.—Ah, entonces no es tarde, más bien es temprano.—No estoy jugando.—Pues yo sí... ¿Por qué te comportas así como si fueras mi madre?—Me preocupaste, tú nunca llegas a esta hora y menos sin avisarme.—Sabías que tenía una cita con Samuel.—Sí, pero...—Estoy bien, ¿ya puedo irme a dormir?—No, ahora me cuentas todo.Raquel resopló, pero rápidamente
Frente a mí estaba el pago por todo mi esfuerzo, el esfuerzo de trabajar arduamente, de algunos desvelos y por supuesto de las llamadas de atención de Samuel, que a pesar de llevar casi un año de relación, aún tendía hacer un jefe algo estricto y cuando le tocaba llamarme la atención no importaba que muchas de las noches me tocara con intensidad y lujuria, él soltaba palabras duras. El contrato para el puesto de jefa de marketing era uno de los peldaños que deseaba escalar y finalmente estaba frente a mí, estaba orgullosa de mí, aunque sentimiento de tristeza me invadió, ya que ese puesto significaba que al firmar el documento ya no estaría tan cerca de Samuel como lo había estado todo ese tiempo.—¿No te convence el sueldo?Soltó Samuel ante la duda y silencio de Raquel frente al documento que minutos antes había puesto ante sus ojos castaños.—No, eso está muy bien... Es que...—¿Qué?—Siento un poco de nostalgia, ya que ya no podre estar mucho tiempo contigo, es decir, ya no podre
SSu mirada era algo que me encantaba de él y más cuando la lujuria se apoderaba de esos ojos hermosos. Sentí el sabor de sus labios y el cómo me empujaba sutilmente hacia atrás, entre cada beso preguntaba si aún seguía molesta y quería decirle que en cierta forma aún lo estaba, pero sus besos hacían que flaqueara.—No sigas molesta.Soltó cuando se alejó un poco de mis labios.—No Puedo evitarlo.Claramente, mentí, porque en ese momento todo ese sentimiento se había esfumado al ver como en verdad le afectaba que estuviera molesta con él, al contrario de lo que pensé.—¿Qué puedo hacer para que ya no estés enfadada conmigo?—Nada, ya tengo que irme, Sara me espera, ya que teníamos un compromiso.Samuel abrazó fuertemente a Raquel y besó su cuello, algo que disfruto tanto que su respiración cambió traicionándola, Samuel nuevamente la miró y sonrió con un aire de perversión, algo que no le molestaba a Raquel.Samuel besó apasionadamente a Raquel y continuó empujándola hasta que el trase
Raquel cepilló su cabello rizado dejándolo suelto, colocó un poco de crema para evitar el friz y que cada cairel estuviera bien definido, puso sobre sus labios un labial en tono rojo oscuro y sonrió al verse al espejo lista para esa noche.Raquel salió de su habitación y se dirigió hacia la sala a esperar a que su amiga estuviera también lista, mientras esperaba revisó su celular leyendo una vez más el mensaje que había recibido de Samuel."Te veo en el restaurante... Te quiero"Raquel no podía creer que todo estuviera tomando forma en su relación, sentía que los días en los que sentía como un bloque de hielo al hombre que la había conquistado estaban terminando. Desvió su mirada hacia Sara que se puso frente a ella luciendo un hermoso vestido negro al igual que el de ella.—Nos hemos combinado.Bromeó Sara.—Claro que sí.El escote en V del vestido de Raquel dejaba ver el inicio de sus pechos y el largo del vestido también apenas mostraba un poco de sus rodillas, haciéndola lucir sut
Pensé que solo una noche bastaría, para que mi corazón dejara de sentirse herido, pero los tres días que no hablé con él respecto al tema, era evidencia que no era tan sencillo dejar lo que paso atrás, yo creo que entendía que no quisiera hablar con él, ya que durante esos tres días no me buscó, si me mandó algunos mensajes que nunca abrí, incluso el último donde me avisaba que no llegaría a la cena aún no terminaba de leerlo. Apenas si hablamos esos días y solo cuestiones del trabajo y fueron solo unos pocos minutos. Trataba de irme lo más temprano a mi casa, así que trabaja arduamente para tener todo listo antes de irme y no quedarme más tiempo del necesario, A pesar de sentirme como me sentía aún suspiraba al verlo pasar cuando hablaba con Aurora después de regresar del almuerzo. Lo extrañaba.Raquel estaba tecleando en la computadora haciendo algunos análisis de ventas, apartó su vista cuando finalmente terminó, mientras esperaba las hojas que se imprimían, suspiró al saber que de
Mientras descansaba en mi cama, observando algunos videos en mi celular, el sonido de la puerta que mantenía abierta me distrajo haciendo que desviara mi mirada hacia esta, viendo a Sara de pie en esta.—¿Qué sucede?Preguntó Raquel mientras aún miraba a Sara de pie.Después de lo que ella dijo con respecto a Samuel habíamos hablado poco, yo en verdad me sentí dolida por sus palabras, pero nunca me moleste con ella, fue Sara quien puso un poco de distancia entre nosotras y me lastimaba un poco.—Feliz cumpleaños.Soltó un poco cabizbaja Sara.Raquel, que aún se encontraba recostada sobre la cama, se levantó dejando a un lado el celular y acercándose a Sara.—Gracias.Respondió suavemente.Raquel acercó su cuerpo a la de su amiga y la abrazó fuertemente.—Discúlpame por favor lo que dije ese día, yo...—Yo entiendo y aunque me dolió, en cierta forma hay algo de razón en tus palabras. Es tu perspectiva y la respeto.Los brazos de Sara rodearon la espalda de Raquel.—Te quiero.Raquel se
Raquel observaba silenciosamente la pasta que estaba frente a ella, tomó el cubierto y comenzó a jugar con esta, sintiéndose mal, porque alguna vez su madre la reprendió por hacer esto mismo, diciéndole que con la comida no se jugaba, que eran malos modales en la mesa, pero era más fuerte su incomodidad debido a la tensión que se sentía en el ambiente, era tan intensa que podía cortarse con un cuchillo.—¿Entonces ustedes estudiaron justas la universidad?Sara dirigió el cubierto hacia su plato, depositándolo en este, sonrió dirigiendo su mirada hacia Raquel, que hasta ese momento aún continuaba observando su comida un poco dispersa.—Amiga, veo que no has hablado mucho de mí.Soltó bromeando Sara haciendo que los ojos castaños de Raquel se centraran en los suyos que la cuestionaban.—¿Eh? Sí, lo he hecho, pero no todo nuestra historia.Respondió un poco cohibida Raquel.—No estudiamos juntas la universidad e incluso tampoco la preparatoria.Samuel bebió un trago de la copa de vino mi
Raquel comía rápidamente la rebanada de pan tostado con mermelada que había preparado esa mañana.—¿Se te hizo tarde hoy?Preguntó Sara con un aire de tranquilidad mientras bebía café.—Sí, ayer trabajé hasta tarde, ya que me pidieron un reporte del departamento porque hoy nos visitara...Raquel se detuvo unos segundos, ignorando brevemente la aparente prisa que tenía segundos antes.—La mamá de Samuel.—Tu suegra.Corrigió Sara.—Bueno, en cierta forma porque aún estamos en secreto.—Él te dio hace un mes ese anillo, así que supongo que...Raquel observó rápidamente el anillo que portaba en su dedo anular.—Este anillo no es de compromiso, solo fue un obsequio.—Ustedes llevan un año y un par de meses juntos, ¿Cuándo lo dirán? O ¿Piensas vivir así todo el tiempo?—No hemos hablado de ese tema, y tampoco es algo que me urge que se sepa.—Ah, pues tu rostro triste no me dice eso, pero bueno, jure que no me metería, así que ignora mis palabras y continua con tu día tal y como estaba.Ra