—¿Estás lista?
— Sí. Ya estoy lista.
Respondió Raquel con aparente felicidad depositada en su voz.
— Perfecto, solo guardo mis cosas y paso a tu oficina.
—Aquí te espero.
Raquel colocó nuevamente el teléfono de escritorio en su lugar, se levantó de su silla al cerrar la carpeta frente a ella, caminó hacia el lugar donde colocaba todas las mañanas su bolsa y al colocarlo sobre su hombro suspiró con un aire de ansiedad.
Me sentía feliz, ya que cuando me pidió cenar esa noche con él no lo esperaba, y rápidamente acepte. Esperaba ansiosa verlo entrar a mi oficina y en cuanto lo hizo me acerque para darle un tierno beso en los labios, cuando separe estos de los suyos sonrió haciendo que mi corazón se derritiera, estaba viviendo un hermoso sueño con él.
— Vamos, espero te guste el lugar que elegí.
Raquel asintió feliz tomando el antebrazo de Samuel y entrelazando el suyo, pero rápidamente Samuel apartó su cuerpo de Raquel, haciendo que ella se desconcertara y lanzara sobre él una mirada de desilusión.
— Aún estamos en la oficina.
—Ah... Si tienes razón.
Raquel bajó su mirada un poco apenada.
Al salir de la oficina de Raquel, caminaron en silencio por los pasillos vacíos, todo el camino hacia el estacionamiento, el silencio reinó en ellos.
— No estés molesta.
Soltó Samuel antes de abrirle la puerta del auto a Raquel.
— No estoy molesta.
— Entonces, ¿por qué no has dicho ni una sola palabra?
— Estoy actuando como tú quieres.
Samuel únicamente la miró por unos segundos sin decir nada y por fin abrió la puerta de auto para que Raquel subiera a este...
Trataba de ver la carta frente a mí, pero no podía dejar de apreciar los hermosos ojos de Samuel y el cómo leía concentrado aquella carta, la luz de aquel lugar elegante y hermoso hacía que sobresaliera más su porte, pero sobre todo su cabello negro intenso como sus ojos. No sabía como había llegado a ese punto de no poder dejar de verlo.
—Dime, ¿Ya sabes qué ordenar?
Preguntó dirigiendo su mirada hacia mí, pillándome de inmediato en como lo miraba concentrada, al ver que me había descubierto dirigí mi mirada al primer platillo que leí y asentí a su pregunta haciendo como si no hubiera ocurrido nada en esos poco segundos.
Después de ordenar y que el mesero los dejara solos, Raquel estaba a punto de hablar cuando el sonido del celular de Samuel se hizo presente en la mesa.
— ¿Me permites? Es una llamada de mi madre.
— ¡Claro!, adelante.
Samuel se levantó de la mesa dejando sola a Raquel que sentía como las miradas se centraban en ella, pero solo era su imaginación al sentirse un poco fuera de lugar en ese sitio, Raquel levantó su mirada hacia el mesero que llegaba con una botella de vino blanco y prestó atención a como este servía la copa frente a ella.
— Ah... Gracias.
Bebí un poco del vino, aunque realmente el vino blanco nunca me había gustado, pero era lo que Samuel había ordenado y no quería ser grosera, Exhalé admirando nuevamente el lugar, pero en esta ocasión con más detalle sin los ojos que me hipnotizaban y hacían que no lograra concentrarme en nada a mi alrededor; era un lugar realmente hermoso el sonido del piano ambientaba sutilmente el restaurante.
— Disculpa la tardanza.
Raquel negó con la cabeza.
—No fue molestia. ¿Todo bien con tu mamá?
— Perfecto, no te preocupes, ella siempre me habla para saber como estoy.
— Ah, que bien.
Raquel sonrió un poco incómoda, ya que a pesar de llevar tres meses, casi no sabía de la vida personal del hombre que cada noche probaba el dulce sabor de sus labios, de quien tocaba ligeramente sus mejillas sonrojadas.
Lo miré y sonreí, pues él generaba que me sintiera bien, él me respondió con una atractiva sonrisa, acerqué mi mano a la suya que se encontraba cerca de su copa y acaricie un poco esta, me sentí avergonzada al notar que cambio su sonrisa atractiva a una un poco incómoda, esto me confundió, pero simplemente me callé y alejé nuevamente mi mano tratando de disimular el desaire que había recibido
— Eh... Estaba pensando que si este fin de semana podríamos salir nuevamente.
— Tengo algunas cosas que hacer... Lo siento.
Raquel sacudió sus manos en negativa, tratando de disimular el grado de incomodidad que sentía.
—No tienes por qué disculparte... Yo... Entiendo.
Terminó de decir un poco cabizbaja.
—Dime ¿Qué aspiras para el futuro?
Estaba desconcertada por la pregunta, no entendía si era una cita o simplemente una reunión para saber que diablos quería hacer con mi futuro, pero nuevamente lo deje pasar, deje pasar el sentimiento agridulce que sentía,
—La verdad espero pod...
El sonido proveniente del saco de Samuel se hizo notar haciendo que el hombre que mantenía su mirada sobre Raquel se desviara hacia el sonido del celular, introdujo su mano para sacar este y colocó su atención al mensaje que había recibido.
El mesero llegó hasta la mesa sirviendo la cena mientras Samuel aún seguía viendo el celular, Raquel agradeció amablemente antes de que el mesero se retirara de la mesa, nuevamente dejando solos a la pareja.
Raquel tomó el cubierto y comenzó a jugar un poco con la comida, desvió su mirada hacia la mesa frente a ella y vi a dos chicas sumamente atractivas, pudo notar que murmuraban y sonreían viendo a Samuel y en un segundo toda la molestia que había acumulado en tan solo pocos minutos brotó de ella dejando el cubierto en el plato y levantándose abruptamente de la mesa, haciendo que por fin su acompañante le prestara toda su atención al escuchar el sonido de la cristalería.
—Me voy a mi casa.
Raquel tomó su bolso decidida en irse sin percatarse de que no solo había robado la atención de Samuel, sino de los demás clientes que se encontraban a su alrededor.
— No, no te vayas.
Samuel tomó la mano de Raquel aún en la misma posición que se encontraba.
— ¿Para qué quieres que me quede?, ¿para qué me sigas ignorando?
Raquel tomó la mano de Samuel alejándola de su mano sin consideración.
— ¿Te avergüenzo?, porque parece que así es.
Finalmente, Samuel se levantó de la mesa y la miró fijamente.
—No es eso.
— Entonces, ¿qué es?
— Lo que pasa es que... Yo...
—Olvídalo. Me voy.
Raquel caminó decidida hacia la salida del restaurante, ahora ella ignoraba a Samuel que repetía su nombre para tratar de detenerla.
Sus labios tocaron sutilmente mi cuello e hicieron que mi cuerpo se estremeciera, cada beso que depositaba en mí hacía que el sentimiento ya existente en mí aumentara aún más.—Eres hermosa.Cuando susurró esto, yo estremecí aún más, en verdad estaba enamorada de ese hombre, y aunque tenía miedo de avanzar más en nuestra relación, también deseaba que lo que se avecinaba con esos besos pasara...—¿Puedes detenerte?Samuel detuvo a Raquel que caminaba por la calle.—Te lo dije, me iré a casa, no tengo por qué soportar esto, es decir, podre quererte tanto, pero...—¿En verdad me quieres?Preguntó con algo de sorpresa.—¿Por qué te sorprende? Se supone que así debería de ser.Raquel sonrió con algo de ironía al sentir que quizás solo ella era la que sentía algo por él—Entonces... Tú no me quieres.Raquel tiró de su brazo para continuar con su camino, pero Samuel nuevamente la tomó fuertemente de este.—No es eso.—¡Sigues diciendo lo mismo y de verdad quiero entender que es entonces!, ¿p
Raquel entró sigilosamente al departamento que se encontraba en completa oscuridad, caminó de puntillas hacia su habitación, pero cuando cruzaba cerca de la pequeña sala, la luz de la lámpara la sobresalto y ver la figura de su amiga sentada en el sofá con los brazos cruzados mirándola fijamente, la hizo estremecer aún más.— ¡Ah!... ¡Me asustaste!—¿Por qué llegas tan tarde?—No es tan tarde.Respondió Raquel sonriendo un poco, jugando con la paciencia de Sara.Sara levantó el celular hacia su cara para verificar la hora, comprobando que eran las 3 de la madrugada.—Son las 3:00 de la mañana.Raquel encogió sus hombros y sonrió mucho más.—Ah, entonces no es tarde, más bien es temprano.—No estoy jugando.—Pues yo sí... ¿Por qué te comportas así como si fueras mi madre?—Me preocupaste, tú nunca llegas a esta hora y menos sin avisarme.—Sabías que tenía una cita con Samuel.—Sí, pero...—Estoy bien, ¿ya puedo irme a dormir?—No, ahora me cuentas todo.Raquel resopló, pero rápidamente
Frente a mí estaba el pago por todo mi esfuerzo, el esfuerzo de trabajar arduamente, de algunos desvelos y por supuesto de las llamadas de atención de Samuel, que a pesar de llevar casi un año de relación, aún tendía hacer un jefe algo estricto y cuando le tocaba llamarme la atención no importaba que muchas de las noches me tocara con intensidad y lujuria, él soltaba palabras duras. El contrato para el puesto de jefa de marketing era uno de los peldaños que deseaba escalar y finalmente estaba frente a mí, estaba orgullosa de mí, aunque sentimiento de tristeza me invadió, ya que ese puesto significaba que al firmar el documento ya no estaría tan cerca de Samuel como lo había estado todo ese tiempo.—¿No te convence el sueldo?Soltó Samuel ante la duda y silencio de Raquel frente al documento que minutos antes había puesto ante sus ojos castaños.—No, eso está muy bien... Es que...—¿Qué?—Siento un poco de nostalgia, ya que ya no podre estar mucho tiempo contigo, es decir, ya no podre
SSu mirada era algo que me encantaba de él y más cuando la lujuria se apoderaba de esos ojos hermosos. Sentí el sabor de sus labios y el cómo me empujaba sutilmente hacia atrás, entre cada beso preguntaba si aún seguía molesta y quería decirle que en cierta forma aún lo estaba, pero sus besos hacían que flaqueara.—No sigas molesta.Soltó cuando se alejó un poco de mis labios.—No Puedo evitarlo.Claramente, mentí, porque en ese momento todo ese sentimiento se había esfumado al ver como en verdad le afectaba que estuviera molesta con él, al contrario de lo que pensé.—¿Qué puedo hacer para que ya no estés enfadada conmigo?—Nada, ya tengo que irme, Sara me espera, ya que teníamos un compromiso.Samuel abrazó fuertemente a Raquel y besó su cuello, algo que disfruto tanto que su respiración cambió traicionándola, Samuel nuevamente la miró y sonrió con un aire de perversión, algo que no le molestaba a Raquel.Samuel besó apasionadamente a Raquel y continuó empujándola hasta que el trase
Raquel cepilló su cabello rizado dejándolo suelto, colocó un poco de crema para evitar el friz y que cada cairel estuviera bien definido, puso sobre sus labios un labial en tono rojo oscuro y sonrió al verse al espejo lista para esa noche.Raquel salió de su habitación y se dirigió hacia la sala a esperar a que su amiga estuviera también lista, mientras esperaba revisó su celular leyendo una vez más el mensaje que había recibido de Samuel."Te veo en el restaurante... Te quiero"Raquel no podía creer que todo estuviera tomando forma en su relación, sentía que los días en los que sentía como un bloque de hielo al hombre que la había conquistado estaban terminando. Desvió su mirada hacia Sara que se puso frente a ella luciendo un hermoso vestido negro al igual que el de ella.—Nos hemos combinado.Bromeó Sara.—Claro que sí.El escote en V del vestido de Raquel dejaba ver el inicio de sus pechos y el largo del vestido también apenas mostraba un poco de sus rodillas, haciéndola lucir sut
Pensé que solo una noche bastaría, para que mi corazón dejara de sentirse herido, pero los tres días que no hablé con él respecto al tema, era evidencia que no era tan sencillo dejar lo que paso atrás, yo creo que entendía que no quisiera hablar con él, ya que durante esos tres días no me buscó, si me mandó algunos mensajes que nunca abrí, incluso el último donde me avisaba que no llegaría a la cena aún no terminaba de leerlo. Apenas si hablamos esos días y solo cuestiones del trabajo y fueron solo unos pocos minutos. Trataba de irme lo más temprano a mi casa, así que trabaja arduamente para tener todo listo antes de irme y no quedarme más tiempo del necesario, A pesar de sentirme como me sentía aún suspiraba al verlo pasar cuando hablaba con Aurora después de regresar del almuerzo. Lo extrañaba.Raquel estaba tecleando en la computadora haciendo algunos análisis de ventas, apartó su vista cuando finalmente terminó, mientras esperaba las hojas que se imprimían, suspiró al saber que de
Mientras descansaba en mi cama, observando algunos videos en mi celular, el sonido de la puerta que mantenía abierta me distrajo haciendo que desviara mi mirada hacia esta, viendo a Sara de pie en esta.—¿Qué sucede?Preguntó Raquel mientras aún miraba a Sara de pie.Después de lo que ella dijo con respecto a Samuel habíamos hablado poco, yo en verdad me sentí dolida por sus palabras, pero nunca me moleste con ella, fue Sara quien puso un poco de distancia entre nosotras y me lastimaba un poco.—Feliz cumpleaños.Soltó un poco cabizbaja Sara.Raquel, que aún se encontraba recostada sobre la cama, se levantó dejando a un lado el celular y acercándose a Sara.—Gracias.Respondió suavemente.Raquel acercó su cuerpo a la de su amiga y la abrazó fuertemente.—Discúlpame por favor lo que dije ese día, yo...—Yo entiendo y aunque me dolió, en cierta forma hay algo de razón en tus palabras. Es tu perspectiva y la respeto.Los brazos de Sara rodearon la espalda de Raquel.—Te quiero.Raquel se
Raquel observaba silenciosamente la pasta que estaba frente a ella, tomó el cubierto y comenzó a jugar con esta, sintiéndose mal, porque alguna vez su madre la reprendió por hacer esto mismo, diciéndole que con la comida no se jugaba, que eran malos modales en la mesa, pero era más fuerte su incomodidad debido a la tensión que se sentía en el ambiente, era tan intensa que podía cortarse con un cuchillo.—¿Entonces ustedes estudiaron justas la universidad?Sara dirigió el cubierto hacia su plato, depositándolo en este, sonrió dirigiendo su mirada hacia Raquel, que hasta ese momento aún continuaba observando su comida un poco dispersa.—Amiga, veo que no has hablado mucho de mí.Soltó bromeando Sara haciendo que los ojos castaños de Raquel se centraran en los suyos que la cuestionaban.—¿Eh? Sí, lo he hecho, pero no todo nuestra historia.Respondió un poco cohibida Raquel.—No estudiamos juntas la universidad e incluso tampoco la preparatoria.Samuel bebió un trago de la copa de vino mi