Raquel observaba silenciosamente la pasta que estaba frente a ella, tomó el cubierto y comenzó a jugar con esta, sintiéndose mal, porque alguna vez su madre la reprendió por hacer esto mismo, diciéndole que con la comida no se jugaba, que eran malos modales en la mesa, pero era más fuerte su incomodidad debido a la tensión que se sentía en el ambiente, era tan intensa que podía cortarse con un cuchillo.—¿Entonces ustedes estudiaron justas la universidad?Sara dirigió el cubierto hacia su plato, depositándolo en este, sonrió dirigiendo su mirada hacia Raquel, que hasta ese momento aún continuaba observando su comida un poco dispersa.—Amiga, veo que no has hablado mucho de mí.Soltó bromeando Sara haciendo que los ojos castaños de Raquel se centraran en los suyos que la cuestionaban.—¿Eh? Sí, lo he hecho, pero no todo nuestra historia.Respondió un poco cohibida Raquel.—No estudiamos juntas la universidad e incluso tampoco la preparatoria.Samuel bebió un trago de la copa de vino mi
Raquel comía rápidamente la rebanada de pan tostado con mermelada que había preparado esa mañana.—¿Se te hizo tarde hoy?Preguntó Sara con un aire de tranquilidad mientras bebía café.—Sí, ayer trabajé hasta tarde, ya que me pidieron un reporte del departamento porque hoy nos visitara...Raquel se detuvo unos segundos, ignorando brevemente la aparente prisa que tenía segundos antes.—La mamá de Samuel.—Tu suegra.Corrigió Sara.—Bueno, en cierta forma porque aún estamos en secreto.—Él te dio hace un mes ese anillo, así que supongo que...Raquel observó rápidamente el anillo que portaba en su dedo anular.—Este anillo no es de compromiso, solo fue un obsequio.—Ustedes llevan un año y un par de meses juntos, ¿Cuándo lo dirán? O ¿Piensas vivir así todo el tiempo?—No hemos hablado de ese tema, y tampoco es algo que me urge que se sepa.—Ah, pues tu rostro triste no me dice eso, pero bueno, jure que no me metería, así que ignora mis palabras y continua con tu día tal y como estaba.Ra
Raquel bajó su cabeza y sus ojos se centraron en sus pies, la rabia e impotencia que sentía minutos antes había desaparecido al ver la mirada enfadada de la mujer mayor, la incomodidad reino en su cuerpo y simplemente quería no estar en esa situación que ella misma provoco al no controlar sus sentimientos.—¿Tú eres...?Soltó la mujer al ver a Raquel que había quedado como una estatua ante su presencia.—Ah. Raquel Ruiz, discu...La mujer se levantó del asiento y se acercó a Raquel, que solo hasta ese momento había dirigido su mirada hacia ella.—¿Por qué interrumpe de esa forma? ¿Qué no sabe ser lugar?—Si señora, lo siento, pero... ¿Cuál es mi lugar?Raquel observó con sus bellos ojos llenos de expectativa al rostro de Samuel, que también la miraba sin decir nada.—Usted es una empleada y debe respetar la oficina de su jefe sin interrumpir de esa forma.Respondió Agatha al cuestionamiento que Raquel había emitido y que claramente no iba dirigido a ella precisamente. Samuel, que hast
Habían sido días algo duros para mí, Aurora, hacía un par de días salió de la empresa y justo un día antes se mudó a otro estado con su mamá, la verdad no sé, siento como que la despedida no fue suficiente, me quedé con un hueco horrible y con una sensación de que quizás hubiera podido hacer más por ella, aunque tampoco es que mi relación con Samuel este del todo bien como para mediar más por Aurora, que fue quien acepto renunciar. Con Samuel hemos estado algunas cuantas noches juntos, claro siempre regreso a casa con una sensación algo extraña, ahora menos que nunca puedo quedarme en su apartamento por su madre que está muy atenta a él. En verdad espero que vengan tiempos mejores y que todo este sentimiento agridulce que me embarga desaparezca pronto.Raquel caminaba con unos documentos hacia el área de recursos humanos y le llamó la atención que dos compañeras rieron sutil, pero evidentemente, cuando está paso junto a ellas.Me pareció curioso porque como he dicho mi única amiga era
Pensé que tal como lo había dicho Samuel, las cosas se calmarían y todos esos rumores dolorosos desaparecerían, pero fue todo lo contrario, ya que conforme los días avanzaban estos aumentaban y hacía que detestara ir a la empresa.Mi semblante era distinto y Sara pudo darse cuenta, pero había decidido omitir lo que sucedía porque en verdad si creía que todo regresaría a la normalidad y no quería preocuparía.Estaba harta de los murmullos y las risas cada que estaba por los pasillos, estaba harta de las miradas de los hombres suponiendo mil cosas y creyendo que podían intentar algo conmigo y sobre todo estaba harta de que Samuel no hiciera nada cuando fue él que dijo que quería protegerme y me hacía preguntarme por qué ahora que lo necesitaba no lo hacía.—¿Estás bien?Preguntó Sara observando a Raquel que miraba hacia el exterior de la ventana sin decir nada, perdida en sus pensamientos.—Sí.Respondió sin ningún tipo de emoción.—¿Segura?Sara dudaba, ya que la afirmación de Raquel n
Mientras estaba sentada en el pequeño sofá de mi oficina, solo podía tener en mente el cómo dejé la sala de juntas, sin decir nada más ante la mirada incrédula de Samuel y la de odio de su madre, pero ¿qué debía decir?, si no recibí apoyo de él, me sentía sola en ese mentó y abrumada por lo que estaba pasando y solo pensé en huir de ahí.La oscuridad de la oficina me invadió y solo esperaba el momento en el cual Samuel entrara por esa puerta y claro no me equivoque al escuchar el sonido de esta, cerré levemente mis ojos al él encender la luz tenue de aquel lugar donde trabajé arduamente por muchos días.—Raquel.El suspiro de Samuel se escuchó.—¿Qué quieres de mí?... He pensado en que tú nunca me has dicho que me amas.Era tanto pensar que le reclamaba sobre sus sentimientos en lugar de la posición de mi empleo, pero es que todo era una sola cosa, todo llevaba a lo mismo, todo estaba conectado, todo comenzaba con este secreto que ya era doloroso y el que había provocado todas aquella
—¿A dónde vas tan bonita?Preguntó Sara con una sonrisa al ver a Raquel salir de su habitación con un vestido blanco de flores rosas y amarillas, que hacía contraste con las sandalias doradas.—Iré a visitar a Samuel a su departamento.Sara trató de mantener su sonrisa, pero esto le resultaba difícil por el descontento que sentía al solo escuchar el nombre de Samuel.—¿Por qué no mejor vemos una película? Hoy es mi descanso y no hemos pasado mucho tiempo juntas.Sugirió Sara.—Es que...Raquel jugó con un mechón de su cabello rizado.—Ayer hablé con él y dijo que hoy estaría descansando, así que quería sorprenderlo.—Ah, bueno, está bien amiga, no te preocupes, será para la próxima.—Sí, discúlpame.—No te preocupes, pero ¿Si desayunas conmigo?—Va, eso si puedo hacer contigo.Sara sonrió.—Bueno, entonces preparemos algo rico.—Sí, así también puedo llevarle algo rico a Samuel.—Pues sí, aprovecha y así lo sorprendes aún más.Ambas sonrieron.Después de haber terminado de hacer el de
Sara abrió ligeramente la puerta de la habitación de Raquel que se encontraba en completa oscuridad, caminó hacia la cama sigilosamente y prendió la lámpara que estaba en el buro a un costado de la cama, suspiró al ver a Raquel dormida, su mejilla izquierda estaba sobre su mano, se podía ver su ojo derecho con rastros de lágrimas. Sara se sintió un poco aliviada que después de 4 días Raquel por fin pudo dormir, aunque sabía que había sido por la pastilla para dormir, que esa mañana ella la obligó a tomar. Sara cubrió a Raquel con una manta y finalmente se alejó saliendo de la habitación. La luz del sol hizo que obligadamente Raquel abriera unos de sus ojos, percatándose que Sara había abierto las cortinas que le daban la oscuridad que buscaba. —Amiga, debes desayunar. Raquel cubrió su cara con la sábana tratando de evitar que Sara viera el estado deplorable en el cual estaba su rostro. —No tengo hambre. Soltó con tristeza a través de las sabanas. Sara suspiró y arrebató la sában