Capítulo 33

Aquellos sentimientos familiares emergieron desde lo profundo de su ser, arrasando y destruyendo su típica máscara de altanería, aunque, bueno, solo fue por unos pocos segundos.

De pie en medio del vestíbulo, su mirada analítica iba y venía, reconociendo cada recoveco en los cuales alguna vez jugó cuando era solo un crío. Una pena, Santiago ya no era ese crío.

—Por aquí, señor Brin —Quiso rodar los ojos ante el comentario absurdo de la despampanante mujer—. Su padre lo…

—Escúchame, preciosa, estoy en la casa en la cual crecí —imperó, su voz con atisbo de sarcasmo—. La cual, por cierto, también es mía. No necesito una guía turística para saber dónde está mi padre.

—El CEO Brin Stefano me ordenó que…

—Me importa un comino lo que te ordenó

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