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Dos verdades, una mentira

—¿Sabes? Yo nunca he sido fan de hacer las cosas tan básicas y sencillas, así que vamos a convertir esto en algo más que un tonto juego de fiesta —continúa diciendo Xavier sin esperar una respuesta de parte de ella.

Stacy lo observa atentamente mientras saca cuatro billetes de cincuenta dólares de su cartera y los alinea sobre la mesa.

—¿Podrías explicarme exactamente en qué consiste el juego y por qué estás sacando dinero? —le pregunta ella finalmente alzando una de sus cejas.

—Fácil, tienes que contarme dos cosas tuyas que sean ciertas y una falsa, obviamente yo tengo que adivinar cuál es la falsa. Si logras engañarme en algo, te irás con cien dólares.

Los ojos boscosos de la rubia se entrecierran cuando se clavan en el dinero que hay encima de la mesa.

—¿Y el resto del dinero?

—Fácil también. Te diré mis dos verdades y mi mentira. Si adivinas correctamente, los otros cien dólares son tuyos.

—¿Y ya está? Parece demasiado sencillo.

—A menos que te interese añadir términos adicionales, es todo.

—Pero eso no tiene sentido. En cualquiera de las situaciones, yo gano y tú pierdes —le insiste ella.

—Eso es lo que crees, pero te equivocas, ganaré conocimiento, te podré conocer más de lo que hago ahora. Sean cuales sean las condiciones del juego, yo terminaré ganando.

Las mejillas de Stace vuelven a tornarse rojas y eso es algo que él no pasa por alto. El color rojizo solo hace que sus pecas resalten más y lo dejen apreciar su timidez, algo que, acaba de descubrir, le encanta en ella.

—Bien, en ese caso, comienza tú —determina ella.

—Con gusto —Xavier apoya los antebrazos en la mesa mirándola fijamente a los ojos mientras habla— Bueno, soy multimillonario, soy alérgico a las abejas y maté a mis padres.

El estómago de la rubia se revuelve. Él le sostiene la mirada intensamente, pero, finalmente, ella deja de mirarlo sacudiendo la cabeza. Inhala una fuerte bocanada de aire y dice:

—Lo hiciste fácil a propósito. Teniendo en cuenta que estamos… bueno, estás jugando por dinero, está claro que eres adinerado. Muchas personas son alérgicas a las abejas, creo, pero, en caso de que no fuera así, la mentira obvia tiene que ser que mataste a tus padres —declara con seguridad.

Xavier duda durante varios segundos en los que pone cara de póker antes de darle los primeros cien dólares.

—Bien hecho, ya sabes cómo va el juego. Ahora, te toca a ti.

Mentalmente, Stacy piensa cuál será la mejor estrategia, hasta que decide que ir con la mentira por delante le da muy buena posibilidad de despistarlo.

—Tengo dos hermanos. Soy estudiante de enfermería y mi destino de vacaciones soñado es Londres.

Xavier entrecierra los ojos y la mira a la cara. sus ojos se detienen en los labios rosados y carnosos de ella antes de chasquear los dedos.

—¡Lo tengo! Tienes cara de estudiante, supongo que estás trabajando aquí para ayudar a pagar tu matrícula. Es muy habitual que las personas tengan hermanos, lo que no es habitual es que a una chica tan sonriente como tú le guste el clima lluvioso de Londres. Me transmites calidez, desde tus mejillas sonrojadas, a tu pelo rubio, todo me indica que eres más de sol que de lluvia, esa es la mentira.

Stacy no puede parar de sonreír al notar lo confiado y seguro que Xavier se muestra cuando es todo lo contrario a lo que ha dicho.

—En realidad… te has equivocado. Estuviste acertado en la parte en la que trabajo aquí para guardar para mi matrícula. Comencé a estudiar en el pueblo, pero es muy pequeño y este semestre no tenemos clases por falta de profesor, estoy ahorrando para pagarme al menos el segundo semestre en Denver, aunque lo que más anhelo es irme de este infierno de pueblo y ejercer en Seattle —Stacy no tiene ni idea de por qué le está brindando tanta información al hombre que acaba de conocer, pero algo en él la invita a hacerlo, a acercarse— Por lo que acabo de decirte, puedes deducir que, en efecto, me gusta el clima lluvioso si quiero mudarme a Seattle, así que mi destino de vacaciones perfecto sí es Londres, lo que nos deja con…

—No tienes dos hermanos —termina Xavier la frase cautivado y con deseos de conocer más sobre la chica que tiene en frente.

—De hecho, no tengo hermanos, soy hija única —terminando de decir esto, ella alcanza los dos billetes restantes se abanica con ellos y los guarda en su bolsillo sonriente— Te he ganado.

—¿Por qué enfermera? —le pregunta él ansioso por conocer más.

—Sueldo fijo, muchas horas trabajando fuera de casa sin tiempo para pensar en mis preocupaciones particulares ¿por qué no?

—Entiendo —dice él con un asentimiento de su cabeza.

De pronto, las miradas de ambos colisionan y se quedan mirándose a los ojos por un instante, lo suficiente como para que Stacy pueda sentir el calor subiendo por sus mejillas.

Sintiéndose familiarizado ya con el tono de sus mejillas, los ojos de Xavier se desvían hacia el pulso en su cuello y saca la lengua rozándose el labio inferior.

—Sé que esto es un poco atrevido de mi parte, pero… —el hechizo se rompe y las palabras de él se cortan cuando suena un fuerte pitido detrás de él, es la campanilla anunciando un nuevo cliente.

—Lo siento, esa es mi señal para volver al trabajo pero, fue un placer conocerte.

—Igualmente —dice él sabiendo que esa

no será la última vez que la vea.

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