A la mañana siguiente, Stacy se despierta sorprendentemente fresca y lista para empezar el día sin poder creer que la sugerencia de la natación nocturna funcionara en verdad.Recordó que Xavier la estaría esperando para desayunar, así que decidió colocarse un vestido cómodo, pero atrayente. Le llegaba hasta la mitad de sus muslos, era ceñido hasta su cintura y después caía libre mientras la espalda quedaba afuera, protegida solo por unas pequeñas tiras cruzadas.Después de vestirse, baja corriendo las escaleras y se dirige directo al comedor para desayunar y para ver a Xavier. Sin saber por qué, estaba emocionada por encontrárselo de nuevo.—Buenos días, corazón. Toma asiento —le dijo él recorriendo su cuerpo con la mirada cuando ella hizo su entrada— ¿Estás lista?—¿Lista? —justo en ese momento, ella se dio cuenta de que debía estarse perdiendo algo ¿había olvidado parte de la conversación de la noche anterior? — Lo siento, al parecer mi cerebro no está despierto aún ¿Para qué tengo
Xavier entrelaza los dedos de ambas manos encima de la mesa y se inclina hacia atrás en su asiento, mirando a Stacy con una ceja levantada y un aire a hombre peligroso que le puso los pelos de punta a la rubia.A pesar de ello y de lo que sugería su lenguaje corporal, ella se sentía a salvo con él. La había protegido, la había ayudado cuando no tenía por qué hacerlo. Lo que quería a cambio no podía ser tan terrible ¿verdad?Ella no se dejó amilanar, también podía jugar ese juego, así que, cruzó los brazos sobre su pecho sin apartar los ojos de él ni una sola vez.—No sabía que tendría que pagar un precio, sobre todo cuando apareciste ofreciendo tu ayuda de forma “desinteresada”.—Yo nunca dije que fue de forma desinteresada, sencillamente te dije que te ayudaría y protegería y eso hice, eso estoy haciendo, además, no creo que te importe pagar mi precio —una vez más, esa sonrisa maliciosa se le dibujaba en su rostro— Quiero ayudarte, debería haber empezado diciendo eso, lo hago porque
Las palabras de Xavier dejaron a Stacy completamente atónita, no podía creer lo que acababa de decirle ¿Qué implicaba exactamente lo que le estaba proponiendo? Ella no tenía ni idea, pero estaba dispuesta a averiguarlo.—¿No te estarás refiriendo a que te sirva como a una especie de esclava sexual, no? —los ojos grises de Xavier centellearon de pura diversión.Él da un pequeño paso hacia atrás para poder mirarla a los ojos con más facilidad haciendo que ella extrañe de inmediato el calor que emanaba de su cuerpo.—No, no estaba pensando en eso, pero si nuestra relación progresa, cosa que deseo mucho que suceda, llegaría hasta ese punto de manera natural y no te opondrás. Créeme, una vez me tengas en tu cama, querrás que siga ahí.Los ojos océano de la rubia se abren de par en par. No sabía que le sorprendía más, si el hecho de que acabara de confesar que quería una relación con ella, o la alta estima que se tenía a sí mismo.—¡Wow! ¿Nadie te ha comentado nunca que tienes el ego más gr
—¿Las reglas? —pregunta ella desconcertada y él asiente una vez antes de sentarse en frente.Sin pronunciar una sola palabra más, amontona metódicamente comida en su plato y empieza a degustarlaCuando ella se queda minutos observando su desayuno apilado en su plato, él levanta la cabeza y dice:—¿Hay algo malo con la comida?—No, es solo que estoy dándole vueltas a todo, ¿no podemos hablar de las reglas ahora?—Después del desayuno te explicaré encantado cómo funcionará esto, cómo funcionaremos nosotros. Por favor, come.—Yo no…—Sea lo que sea que te preocupa, lo solucionaremos. Te lo prometo, pero primero tienes que alimentarte, ayer no probaste bocado.Ella se limita a hacer caso y hace lo que él le pidió. Tras un desayuno relativamente rápido y tenso, el personal de Xavier llega para limpiar.—Stace, acompáñame, por favor.—¿A dónde vamos?—Como vas a estar aquí en un futuro previsible, deberías conocer los terrenos del lugar. Asustan a la gente por la noche, debido a la oscurida
—La primera regla es no salir de aquí sin mí o uno de los míos.—¿Eso no convertiría a tu casa en una prisión de lujo glorificada? —le pregunta ella un poco molesta.—Tal vez, pero me preocupa más tu seguridad. No puedo mantenerte a salvo si no sé dónde estás.Stacy se traga el nudo en la garganta mientras el sol calienta su piel.—Nada de salir sin ti o sin tus amigos. Entendido ¿Qué más?Teniendo en cuenta su situación, esa era una regla para nada descabellada, incluso hasta necesaria, así que, a pesar de que le causó un poco de molestia, la rubia no se opuso a ella.—Hay algunos lugares de la propiedad que considero… digamos personales. El sótano y el granero están terminantemente prohibidos y preferiría que no entraras en mi dormitorio ni en mi despacho sin mí, o sin mi permiso. No me gusta que toquen mis cosas.La quijada de la chica cayó de pronto al escuchar sus palabras. Supo desde el momento en el que lo vio que ese granero era sospecho, apartado de todo y pegado al bosque. A
—Hemos pasado de largo toda la belleza que hay aquí, pero los jardines son una de mis cosas preferidas de la propiedad —indica Xavier cuando la lleva de regreso hacia los jardines traseros.Mientras él habla, avanzan por el camino repleto de flores brillantes. Una imagen que bien podría haber sido sacada de una historia de fantasía, de esas en las que hay dragones y criaturas mágicas que embellecen los bosques.Stacy no estaba segura de cuánto personal trabajaba en la casa, pero, después de prestarle atención al jardín, estaba convencida de que al menos en a esa parte, pertenecían bastante de ellos.La madreselva, dulce y potente le hace cosquillas a la rubia en la nariz, mientras que las nomeolvides le presentan un camino lleno de diferentes tonos de azules.—Oye ¿qué hay con ese granero? ¿por qué es tan sagrado para ti? Lo de tu habitación y despacho lo comprendo, necesitas intimidad en esos lugares uno para trabajar y otro para descansar ¿pero por qué debo mantenerme alejada de ese
—Stace, no te preocupes, mi hermano es de confianza —le explica Xavier cuando nota la confusión en el rostro de ella.Ella suelta un gran suspiro y, de forma automática, siente un enorme alivio en el pecho, como si le hubiesen quitado un peso de encima. Estrecha la mano de Javier durante un segundo, quizás más de lo necesario antes de separarse.—Mi nombre es Stacy.—No tienes que preocuparte cuando se trata de mí. Es todo un gusto conocerte, Stace.—Ella solía trabajar en ese café del que te comenté —le explica Xavier.El hecho de que él haya utilizado la palabra “solía” no le pasa por alto a la chica ¿Acaso tiene pensado que ella deje de trabajar para siempre?—Así que fuiste tú quien curó a mi querido hermano. Ese corte en el pecho era tremendo. Hiciste un excelente trabajo de sutura, por cierto. Tienes talento natural.—¿Eres doctor? —Javier asiente con su cabeza— Muchas gracias. Era lo menos que podía hacer por él en aquel momento.—Admito que me sorprende encontrarte aquí. Xavi
El timbre de voz de Xavier hace que un escalofrío le recorra por toda la espalda a Stacy, un escalofrío como nunca antes había experimentado.¿Cómo él la había encontrado? ¿Cómo sabía dónde estaba? Era imposible, se había asegurado de que nadie la viera, por eso había ido por la parte trasera, además, él acababa de marcharse al interior de la casa con su hermano ¿Había enviado a alguien para que la siguiera?Ella se da la vuelta y se lo encuentra acechándole lentamente, como un depredador a su presa haciéndose ver más temerario por las sombras del bosque de atrás que se ciernen sobre él. Nunca le había visto la mirada tan oscurecida.—¿Quieres saber qué les hago a los huéspedes que rompen mis reglas? —le pregunta en un tono bajo pero completamente amenazante, uno que hace que las piernas de Stacy comiencen a temblar.Incapaz de reunir las palabras para hablar y responderle, ella lo observa en silencio mientras él se acerca. Sus movimientos son extremadamente calculados, certeros. Avan