Capítulo 3

Isabella

Sigo sin entender porque Christopher decidió participar de este proyecto, no es que lo necesite, a mí me gusta trabajar sola o bueno simplemente me acostumbre por el hecho que nunca nadie quiere trabajar conmigo.

Quedamos en que hoy vendría a mi casa durante la tarde para comenzar a idea que haríamos, me parece extraño este comportamiento que tiene conmigo, me hace dudar y pensar que quizás algo quiere lograr, si bien antes solía conocerlo, hace tres años que perdí todo tipo de contacto con él, por ende, me genera un grado de desconfianza todo este acercamiento sin explicación.

Justo ahora me encuentro sentada en el patio trasero de mi casa, con los ojos cerrados sintiendo como la brisa acaricia mi rostro y mueve mis rizos rojizos, ya que al llegar a casa deshice el hechizo de camuflaje.

Acá es el único lugar donde puedo ser yo misma tanto física como espiritualmente ya que nadie además de los alfas y sus hijos saben la ubicación de mi hogar. Siento una pequeña rama crujir a mis espaldas provocando que me pare y voltee rápidamente adoptando una pose defensiva en caso de cualquier amenaza, pero me sorprendo al notar que es un conejito blanco sentado en el comienzo de la arboleada a escasos metros de la cerca que bordea mí casa, muy parecido al de esta tarde.

Me hinco en mi lugar con una sonrisa en la cara mientras estiro mi mano indicándole que se acerque, puedo notar como olfatea en mi dirección, se acerca corriendo y dando brincos hasta que se posiciona frente a mí observándome atentamente.

Acerco mi mano para acariciarlo, con ganas de volver a sentir ese pelaje tan suave entre mis dedos. Se aleja de mi unos pasitos y vuelve su vista hacia el bosque levantando sus orejas, sigo su mirada hacia el lugar, pero frunzo el ceño al no notar nada.

 Vuelve a mirarme por unos segundos y sale corriendo en dirección al bosque, no me da ni tiempo de replicar cuando veo que vuelve a asomarse, pero esta vez acompañado por otro conejo del mismo tamaño que él, pero de un café claro.

Ambos avanzan nuevamente en mi dirección y la verdad me sorprende un poco la confianza con la que se mueven alrededor mío, ambos olfatean el aire a mi alrededor y se acercan hasta quedar a escasos metros.

– Así que corriste el rumor que te he dado zanahorias ah – susurro mientras acaricio al conejo blanco con una sonrisa en mi rostro –. Con gusto les daré más para que puedan compartir.

multus of DAUCUS recito en mi mente mientras cierro los ojos al sentir la magia fluir por mis venas y los abro cuando siento unas pequeñas mordeduras, ambos de encuentran feliz comiendo la pequeña pila de zanahorias que se ha formado frente a ellos, inmediatamente sonrió al saber que por lo menos alguien se alegra por mi magia.

– No sabía que tenías mascotas.

Escucho la voz de Christopher a mi espalda provocando que jadee de la impresión, miro en la dirección de donde provenía su voz y veo como camina en mi dirección observando a los conejitos – son muy lindos.

– No son míos – digo volviendo mi vista a ellos –. Simplemente están de visita.

– Entiendo – asiente con la cabeza –. Bueno, ¿comenzamos? Debo volver temprano a casa, hoy llega Felipe y habrá cena familiar.

– Oh claro – concluyo levantandome y limpio mis manos ligeramente en mis vaqueros.

Volteo en dirección a la casa y Christopher me mira atentamente.

– ¿Sucede algo?

Pregunto mientras observo mi vestimenta buscando alguna señal del porque me mira tan fijo

– No, es solo que... – se queda callado por unos segundos –. Hacía mucho que no te veía como eres realmente – se acerca unos pasos más a mi quedando lo suficientemente cerca y mi corazón se acelera cuando una de sus manos atrapa un mechón de mi cabello y lo acaricia –. Extrañaba este color.

Carraspeo sutilmente mi garganta alejándome de su tacto.

– Sí, bueno – vuelvo a carraspear ligeramente incómoda –. ¿Entramos? Mientras más rápido empecemos más rápido terminaremos.

– Oh claro – dice rápidamente alejándome más de mí.

Camino en dirección a la casa dando una leve ojeada sobre mis hombros a los conejitos que aun comen y una sonrisa se forma en mi rostro.

Entramos al salón y el cierra la ventana a sus espaldas

– Bueno ¿de qué edificio quieres hacer el proyecto? – pregunta sentando en el sillón.

– La verdad no lo he pensado aún.

Camino hacia la cocina para preparar vasos de jugo y unas cuantas cosas para picar.

– ¿Te parece el edificio de historia? – grita desde el salón.

– Sí, claro – coincido entrando con la bandeja y dejándola en la mesa de centro –. Es muy lindo ese edificio, siempre me ha gustado.

– Lo sé – dice mientras se estira para agarrar una galleta, pero se detiene a mitad de camino mirando hacia la nada –. Quiero decir – carraspea –. Algo recuerdo.

Lo miro con el ceño fruncido mientras el evita mi mirada ¿Por qué dice cosas así si luego se arrepiente? ¿acaso todo esto de trabajar juntos sea una especie de broma? Quizás es para poder acercarse y luego hacerme daño, como todos.

Lo bueno de todo esto, es que estoy preparada y acostumbrada, mis paredes son tan altas que dudo que pueda bajarlas para herirme más de lo que ya estoy.

– Entonces hagámosla sobre ese edificio – afirmo.

– Sí, podremos hacer un buen informe y la maqueta quedaría bastante buena, además siempre se te dieron bien las manualidades.

– Además el edificio tiene varios colores y formas, es una buena opción.

– Lo sé – afirma con una sonrisa.

– Bueno, te parece si empezamos maña....

El sonido de mi celular me interrumpe y me paro para recogerlo en la mesa de la cocina.

Observo la pantalla y la foto de Felipe Müller aparece como video llamada entrante, una sonrisa se forma en mis labios y contesto.

›› Video llamada ‹‹

– Hola – saludo con la sonrisa en mi rostro cuando el suyo aparece en mi pantalla.

– Hola cariño – me sonríe mostrando su perfecta sonrisa.

Felipe si bien es el hermano mayor de Christopher son muy diferentes físicamente, él es un poco mas bajo que su hermano menor, sus cabellos son castaños claros y de ojos verdes mientras Christopher es rubio, muy rubio con ojos celeste cielo.

La única similitud que tienen es la forma de la nariz respingada y labios levemente carnosos.

– ¿Cómo haz estado? Me entere que volviste a la manada.

– Exacto, llegue hoy – asiente mientras se ve que sube a su auto y acomoda el celular en el adaptador apuntando hacia él –. Por eso te llamaba, vendrás a cenar a nuestra casa.

Mi corazón por un momento se detiene al escuchar eso, ya que ni siquiera fue una pregunta, fue una afirmación.

– ¿Qué? – susurro nerviosa –. No, no puedo.

– Claro que sí puedes – comienza a conducir –. Arréglate, cámbiate ropa o quédate como estas, no importa siempre estas linda corazón.

– Felipe no creo que sea buena idea.

– ¿Por qué no? Claro que es buena idea, mis padres están ansiosos por verte y yo también ha pasado mucho tiempo sin ver tu rostro pecoso. Además, estarán algunos amigos de Christopher, será entretenido.

– No... no quiero ir.

– ¿Sucede algo? – voltea a mirarme con el ceño fruncido quitando la vista del camino – sabes que puedes contarme cualquier cosa.

– Solo... Solo no quiero ir.

– Cariño vendrás, no nos vemos hace mucho y te extraño – forma un puchero con sus labios haciéndome sonreír –. Además ya estoy fuera de tu casa, te espero.

›› Fin de la Video llamada ‹‹

Quedo mirando el celular por unos segundos ¿me colgó?

Camino hacia la ventana de la cocina que da a la calle principal y claramente ahí está su auto, detrás del de Christopher.

Camino hacia el salón con la cabeza gacha y él ya se encuentra de pie mirándome.

– Creo que debemos seguir otro día – dice con un tono ¿enojado? –. Ya vinieron por ti.

Lo miro confundida por su actitud y antes que pueda responder pasa por mi lado esquivándome, dirigiéndose hacia la salida y sale de la casa.

Suelto un suspiro mientras agarro mi bolso con las llaves y me encamino hacia la puerta recitando en mi mente el conjuro de camuflaje para mi aspecto físico.

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