BRENINDos días. Es el máximo de tiempo que acordé conmigo mismo darle para que se colocara al día con sus papás antes de robarmela y ese tiempo ya se cumplió. He estado disimuladamente llevandome de sus cosas a la casa que tengo, que jamás habité ya que siempre me mantuve aquí. Nunca la sentí como mía y siempre terminaba volviendo aquí pese a que intenté mudarme, pero ahora me doy cuenta que inconscientemente volvía a ella. Mi pelirroja. Está sentada en el sillón, con las piernas dobladas y bajo su cuerpo mientras uno de sus brazos se apoya en el respaldo sosteniendo su cabeza y conversa con su mamá. Isabella no se ha separado de ella desde que llegamos y la entiendo completamente, sé el suplicio que debe haber sufrido al no ser capaz de dar con ella porque yo mismo sufria mientras recorria el bosque en su busca.Una carcajada me hace sonreír mientras la veo apoyado en la pared a unos cuantos metros, sé que sabe que estoy aquí porque así como mi cuerpo vibra por acercarme, ella
AURORADespierto cuando la luz del sol me da directamente en el rostro, resignada a que ya debo despertar y hacer algo por la vida me estiro en la cama, expandiendo todas mis extremidades como si fuera una estrella de mar.Mi mano derecha cae contra el lado vacio del colchón y volteo a ver en esa dirección notando lo fría que está la cama.Brenin no durmió conmigo anoche, dijo que lo mejor era que fuéramos de a poco y que vendría a dormir aquí cuando yo se lo pidiera y siempre y cuando estuviera segura que lo quería en mi cama.Y en parte, se lo agradezco.Porque no sé muy bien cómo rondar con él todavía, todo está muy reciente y soy una bola de nervios respecto a nosotros. Si bien, pasó lo que más quería y era que nos aceptara, todo lo que abarca lo demás que es tema intimidad de compañeros me causa revoltijos en la guata por nervios.Un olor a tocino se adentra en la habitación y mi estómago gruñe de hambre.–Mh tocino –Anahí ronronea.Una sonrisa se me escapa y me siento en la cama
BRENINCorté el último tronco y solté un suspiro mientras apilaba ambas partes junto a la ruma.Tiré el hacha hacia un lado, estiré mi espalda que ya se encontraba tensa debido al esfuerzo fisico y apoyé mis manos en mis caderas inhalando hondo mientras miraba hacia el cielo cuando otra comezón me recorrió el cuerpo.–Joder…–murmuré cerrando los ojos unos segundos.–Te dije que no ayudaría en nada –Antón ronronea–. Está cerca y mientras más se acerque más intenso será.Limpie el sudor que sentí correr por mi frente con la palma de mi mano y me revolví el cabello respirando hondo.Sabía que tenía razón, que no había forma de escapar de esto por más que mis planes hubieran sido ir lento y tomarnos nuestro tiempo; no había escapatoria del suceso que nos llevaría a avanzar los miles de pasos que quería recorrer lento y con calma.Su celo.–¿Cuánto tiempo crees que tenemos aún? –pregunté abriendo los ojos cegandome con el sol.–No lo sé, un par de horas.–Tendre que hablarlo con ella –susp
AURORAMis ojos pesan mientras intento abrirlos, la calidez del cuerpo de Brenin no está y cuando estiro una de mis manos hacia el lado se confirma aquella idea cuando no puedo tocar nada más que las sabanas.La luz apenas entra por las cortinas cerradas y me aferro a las tapas cubriendo mi cuerpo desnudo cuando un escalofrío me recorre la espalda.–Ya llegó –Anahí susurra jadeante.Apenas esas palabras se procesan en mi aún adormilado cerebro una punzada de dolor se instala en mi vientre junto a una rafaga de calor que recorre todo mi cuerpo.–Nunca dicen que te sientes así –me quejo mientras tomo posición fetal en la cama abrazando mis rodillas–. Duele.Un quejido abandona mis labios cuando otra punzada se instala en mi vientre e intento destaparme un poco necesitando libertad en mi piel ya que todo me arde y pica.–¿Roja? –la voz de Brenin es un como un balsamo en la nebulosa que comenzaba a invadirme–. ¿Estás bien?Su aroma rapidamente me envuelve y mi cuerpo reacción rapidamente
AURORA DOS SEMANA DESPUÉS. Me despido de todos los que veo mientras avanzo por el pasillo, he estado todo el día trabajando en la clinica y los pies ya me duelen. Ha sido un día agotador, sobre todo porque al parecer todos los cachorros se pusieron de acuerdo para nacer hoy. Estuve en tres partos y dos de ellas primerizas que duraron un par de horas, pero al menos todo salió bien. Llego al mesón de recepción y Lucia se encuentra ahí verificando su agenda. –Adios chicas –me despido con la mano–. Nos vemos mañana. –Adios linda –Lucia me sonrié–. Nos vemos. Sigo caminando acercándome hacia la salida principal con la imagen de mi cama en la cabeza y la idea de solo quitarme las zapatillas cuando ese aroma delicioso de café y bosque llega a mi nariz haciéndome sonreír. La puerta de la clinica se abre cuando me despido del guardia e inmediatamente mis ojos conectan con los verdes intensos de él. Una sonrisa ladeada se forma en sus labios y avanza a paso firme para encontrarme. –Hol
PRÓLOGOEl carraspeo de su garganta me saca de mis pensamientos volviéndome a la realidad, vuelvo a mirarlo conectando mi mirada con sus ojos cielo. – Yo Christopher Müller futuro Alfa de la manada LigthMoon te rechazo a ti Isabella Moon como mi pareja destina, compañera de vida y luna de mi manada. Aquellas palabras logran destruir completamente mi interior en conjunto con su actitud, la manera tan neutra en la que se encuentra y ya no soy capaz de contener las lágrimas que caen sin control por mi rostro. – Por favor –niego mientras intento volver a acercarme a él conteniendo los sollozos que azotan mi garganta. Vuelve a alejarse de mí con una mirada seria dejándome estática en mi posición, bajo mi vista hacia mis dedos mientras juego con ellos momentáneamente, mi labio inferior sufre las consecuencias de querer retener, aunque sea un poco el llanto que me abarca, asiento levemente mientras vuelvo a conectar mi mirada con la suya y respiro un par de veces para controlar las lágrim
6 meses antes Isabella Los rayos de sol chocan con mi cara provocando que poco a poco despierte, froto mis ojos intentando acostumbrarme a la luz de mi habitación mientras los abro lentamente. Me levanto de mala gana dejando mi cálida cama sentándome en la orilla, reviso la hora en mi celular y son las 08.30 de la mañana desperté media hora antes que suene mi despertador, decido levantarme para poder hacer todas las cosas tranquilas antes de irme al instituto, ya que la hora de entrada es a las diez. Me ducho y visto cómodamente con medias transparentes, botas militares negras, un Beatle blanco con cuello y encima un vestido floreado color lila. La verdad me gusta bastante mi estilo, encuentro que puedo llegar a ser bien femenina pero también me gusta vestirme con ropas anchas de vez en cuando. Dejo mi largo pelo cobrizo ondulado caer por mis hombros, mi piel clara y mis pecas l
Isabella Ha pasado una semana desde ese día que Brett me golpeo en el pasillo, los días después de eso transcurrieron normales, los típicos insultos, pero nada más. A veces extraño la vida que tenía antes de que todos supieran sobre mí, pero sé que no es mi culpa, es de ellos, no tengo culpa de nacer como nací, mis padres biológicos murieron cuando era una bebe y mis padres adoptivos nunca me dijeron nada más sobre ellos. Ahora estoy almorzando apoyada en un árbol no muy lejos del instituto, pero lo suficiente para tener este momento de paz, lejos de todos, de las burlas, de los insultos. A la distancia puedo ver como un pequeño conejo blanco se acerca tímidamente hacia mi moviendo su pequeña nariz olfateando el aire, sonrió al notar que el olor de las zanahorias que tengo en mi táper es lo que huele. Agarro una y la acerco con mi mano indicándole que se acerque, duda por unos segundos, pero luego se acerca lo suficiente para agarrar