Isabella
Me adentro en el auto de Felipe observando como el auto de Christopher sale a toda velocidad derrapando por la calle.
– ¿Estaba Christopher aquí? – consulta mirando hacia la misma dirección.
– Sí, debemos hacer juntos un proyecto para el instituto – confirmo abrochando mi cinturón.
Su mirada recae en mí y una gran sonrisa se forma en sus labios que borra en menos de un segundo de su rostro al verme.
– ¿Por qué tu pelo es negro y tus ojos café?
– Oh eh... es un cambio de look, pero es un conjuro tranquilo.
Asiente dudoso y luego vuelve a sonreír.
– Hola corazón – se estira para apretarme en sus brazos sobre los controles de auto – te abrazaré hasta que me devuelvas el abrazo.
Una risa sale de mis labios y envuelvo mis brazos lo más que puedo por la posición a su alrededor.
– Te extrañe pequeña – susurra mientras deja un beso en mi frente – debes colocarme al día respecto a tu vida ¿Cómo vas con la magia? ¿impresionas a muchos chicos con ella? Sabes que no puedes tener novio aun, eres muy pequeña.
Me remuevo incomoda en mi asiento mientras me observa con una sonrisa, ya que ellos no saben de los abusos que sufro por parte de la manada.
El único que lo sabe es Christopher y no hace nada al respecto, así que para que incomodar a alguien más si quizás nada cambie.
– Sí. – miento – me ha ido bien, he aprendido nuevos conjuros.
– Perfecto, luego me los muestras, estoy ansioso por verte hacer tu magia.
Vuelve a su asiento y enciende el auto para ponernos en marcha hacia la mansión de los Alphas.
El camino transcurre en silencio de nuestra parte, con la música de la radio de fondo, mi vista se fija en la ventana observando las calles pasar mientras la gente camina tranquilamente por ellas.
En menos de 10 minutos llegamos frente la imponente mansión de la manada y mis manos comienzan a sudar por la intranquilidad de lo que quizás pueda suceder esta noche.
Uno de los guardias me abre la puerta y me quedo por unos segundos mirando hacia la entrada sin mover un músculo.
– ¿Sucede algo? – pregunta Felipe desde su asiento desabrochando mi cinturón – algo te preocupa ¿Por qué no quieres decirme?
– No sucede nada... tranquilo. – vuelvo a mentir – ¿vamos?
– Claro, vamos.
Baja del auto y yo lo sigo luego de unos segundos y una gran inspiración, se reúne conmigo al inicio de la escalera, pasa un brazo por mis hombros juntándome hacia él y comenzamos a subir.
Llegamos frente a las grandes puertas de madera y los guardias las abren para que podamos ingresar. Caminamos por el vestíbulo de entrada hacia el salón donde se pueden escuchar las voces que mantienen una conversación.
– Miren a quien me encontré – habla Felipe con un tono de voz más alto provocando que todos volteen a ver en nuestra dirección.
Christopher se encuentra recostado en uno de los sillones con una de sus piernas apoyada sobre la otra y un vaso en la mano.
Frente a él se encuentran aquellas personas que hacen mi vida un infierno en el instituto, Brett, Liam, Marcos, Adriana y Angelica.
Todas las miradas se concentran en mi e intento con todas mis fuerzas controlar las pulsaciones de mi corazón para que no noten mi nerviosismo, pero mi cuerpo se encuentra tenso bajo el agarre del hermano mayor de los Alphas.
– ¿Sucede algo? Estas tensa – consulta.
– No, no, todo bien.
Inquiero con una falsa sonrisa.
– ¡Mi niña! – un grito hace que me sobre salte – hace mucho que no venias a visitarnos ¿acaso ya no nos quieres?
Volteo y la Alpha Laura entra en el salón seguido del Alpha Peter, llega hacia mi posición y empuja a Felipe para que me suelte y ella atraparme entre sus brazos.
– HEY! – reclama.
– Te he extrañado mucho cielo – dice contra mi pelo ignorando a su hijo – deberías volver a vivir con nosotros.
Una sonrisa se forma en mi rostro al sentir sus brazos cálidos.
– Yo también los he extrañado, pero saben el porque me fui.
– Lo sabemos querida – habla la grave voz de Peter – ven a abrazarme, yo también quiero de tu amor.
Una risa sale de mis labios y me acerco a él para abrazarlo.
– Bueno, pasemos a sentarnos que la cena esta lista – avisa Laura.
Deshago el abrazo y me quedo parada en mi lugar viendo como todos comienzan a caminar hacia la gran mesa de madera que se encuentra repleta de comida.
Quizás no sea tan malo como pensaba.
Cuando doy un par de pasos hacia la mesa, una voz llega hacia mis oídos, deteniéndome en el lugar
– No porque los Alphas te tengan aprecio significa que seas querida – susurra Brett para que nadie pueda oírla – sigues siendo un fenómeno que nadie quiere a su lado, eres un asco.
Trago saliva mientras lucho con las lágrimas que amenazan con salir, mientras escucho las sutiles risas de los demás cuando pasan por el lado.
– Brett – la llama Christopher – vamos.
Ella le sonríe cuando escucha su voz mientras a mí me tira una mirada de asco antes de comenzar a avanzar en su dirección.
Suelto un gran suspiro mientras humedezco mis labios y las ganas de irme hacia mi hogar donde nadie me molesta o dice cosas hiriente son cada vez más grandes.
Vuelvo mi vista hacia la puerta de madera, doy un paso hacia ella y mi intento de fuga se ve frustrado cuando alguien pasa su brazo por mis hombros.
– ¿A dónde crees que vas fenomenito? – distingo la voz de Liam sin levantar la vista en su dirección con mi corazón latiendo en mis oídos – la noche recién comienza.
Me obliga a caminar mientras me abraza y aparecemos frente al umbral del comedor donde todos se encuentran ya sentados.
La mirada de todos cae en nosotros y la mía cae en aquel chico de ojos celestes que tiene la mandíbula tan apretada mientras nos observa que podría hacer rechinar sus dientes.
Mis manos comienzan a sudar por la cercanía de Liam, mi corazón late como loco dentro de mi pecho aumentando mi ansiedad y mis músculos están tan tensos que llegan a doler.
Felipe se para rápidamente a nuestra dirección con el rostro serio, retira el brazo de Liam de mis hombros e inmediatamente mis músculos se relajan sin su toque.
– Ven cariño – me agarra por los hombros acariciando mis brazos mientras me hace caminar frente a él – sentémonos a comer.
– La verdad quisiera irme a casa – digo mientras me guía hacia una silla junto a él – debo preparar las cosas para mañana.
– Luego de cenar te llevare, pero debes comer.
Resignada me siento en mi silla frente a la de Brett, mantengo mi cabeza gacha en todo momento mientras las sirvientas sirven los platos de comida.
Todo transcurre normal, ellos hablan entre ellos y yo solo respondo con monosílabos cuando me preguntan cosas. Siento como Felipe cada cierto tiempo me mira de reojo, pero me niego a levantar la vista.
– Isabella cariño – habla Laura – ¿podrías enseñarnos los nuevos conjuros que has aprendido? Siempre me ha gustado ver tu magia.
Mi respiración se detiene por un momento, la mano que tiene el cubierto lo aprieta con fuerza y fijo mi vista en un punto fijo de la mesa.
Doy una gran respiración cerrando por un segundo mis ojos y elevo la vista para mirarla.
– La verdad.... estoy bastante cansada – digo con una sonrisa forzada – no... no saldrán bien.
La mirada de todos recae en mí y cometo el error de voltear a verlos pillándome con sus miradas de asco, mis manos vuelven a sudar y mis músculos se tensan.
– Quisiera irme a casa de hecho – volteo a ver a Felipe – ¿podrías llevarme ahora?
– Pero aún no terminas y falta el postre hermosa – habla Peter – hace mucho que no nos vemos, pensé que te quedarías a dormir, como en los viejos tiempos.
– En otra ocasión – digo mientras me levanto bajo la atenta mirada de todos – pero de verdad debo irme.
Sin esperar respuesta de nadie salgo prácticamente corriendo del comedor escuchando como me llaman. Salgo de la mansión rápidamente y cuando comienzo a caminar por la calle principal alguien agarra fuertemente mi muñeca haciéndome girar.
Los ojos de Liam impactan con los míos y el miedo comienza a hacerse presente.
– ¿Sabes? Nada huele mejor que él miedo – dice con una sonrisa que solo aumenta mi terror – imagino que no dirás nada a los Alphas de lo que sucede en tu día a día cierto cariño.
Dice la última palabra con burla mientras enreda un mechón de mi pelo entre sus dedos provocando que me encoja en mi lugar.
– Porque si no te ira peor hermosa.
Atrapa mi cara entre sus manos y se acerca dejando un beso en mi frente mientras mis ojos se llenan de lágrimas que empañan mi visión al ver como se da la vuelta y comienza a caminar de vuelta a la mansión.
Isabella.Iba a medio camino con las lágrimas corriendo por mis mejillas cuando un auto se posiciono a mi lado avanzando a la misma velocidad de mis pasaos bajando la ventana.Seguí caminando sin mirar hacia él por miedo a que quizás sea un miembro de la manada que quiere molestarme.– Isi – escucho la voz de Christopher probando que me tense– isi sube al auto.Sigo con mi camino agachando la cabeza ignorando lo que dice.– ISI – grita al ver que lo ignoro – Joder.Escucho como el auto se detiene y la puerta es abierta, intento caminar más rápido para alejarme de él, pero corre posicionándose frente mí.– Isi vamos ya e.... – se detiene cuando siento su mirada fija en mi rostro.Sus manos agarran mi mentón elevándolo, provocando que lo mire, su mandíb
ChristopherVuelvo mi vista nuevamente sobre mi hombro como he hecho durante toda la jornada observando ese asiento, el cual lleva vacío tres días.Tres días en los que Isabella no ha aparecido por el instituto, lo cual es extraño porque ella nunca falta.– Algo le paso – informa Zeus mi lobo – hace tres días que te digo que algo malo sucedió con ella y no me quieres hacer caso.– No entiendo cuál es tu obsesión con ella últimamente, me haz hecho andar tras ella como un perrito faldero esta última semana ¿me dirás el por qué?– Vamos a verla, debe estar en su hogar.bufo ante como ignora mi pregunta.– No, debe estar bien, quizás solo es un resfrío.– Con mayor razón – gruñe – hay que cuidarla.Ruedo los ojos ignor&aacut
Isabella Mi cuerpo entero entro en un estado donde hasta mis vellos están tensos, su voz sigue retumbando en mis oídos y mis ojos se quedaron mirando fijo un lugar en el bosque frente a mí. ¿Qué hace aquí? – pienso. Reacciono observando rápidamente mis brazos y piernas maldiciendo en mi cabeza por haber decidido usar un vestido hoy, pero la verdad es lo único que no aprieta mi piel generándome más dolor. Pienso en recitar el hechizo de camuflaje, pero su voz me vuelve a detener. – Ni se te ocurra conjurar algo. Me quedo callada en mi lugar sin moverme sintiendo como sus pasos están cada vez más cerca, no levanto mi vista cuando veo sus piernas entrar en mi campo de visión, ni me inmuto cuando uno de sus dedos recorre con apenas un toque uno de los golpes en mi brazo. Las lágrimas comienzan a juntarse en mis parpados, pero lucho para no derramar ni una sola de ellas frente a él.
IsabellaLuego de comer pasamos al salón para comenzar con el proyecto, armamos en menos de dos horas el informe y ahora estoy a la espera de Christopher que salió a comprar materiales para comenzar con la maqueta.Así que mientras lo esperaba subí a darme una ducha, me despoje de mi ropa una vez entre en mi habitación y me apresure a entrar a la ducha una vez que el agua caliente empezó a correr.Jabone con sumo cuidado mi cuerpo golpeado, pero ustedes se preguntarán ¿Por qué no se cura con magia? Pues bueno, para poder hacer conjuros debemos estar en buen estado físico, si nos encontramos débiles pueden salir mal y tener efecto rebote.Por ende, no podría sanarme porque mi cuerpo estaba aún muy débil.Suelto un suspiro cuando termino de enjuagar mi pelo y apago la ducha, corro la cortina plástica agarrando la toa
IsabellaEl salón principal estaba irreconocible, todo aquel aspecto de hogar había desaparecido dando paso a un ambiente de fiesta. Los sillones fueron remplazados por sillas colocadas estratégicamente para poder descansar, mesas repletas de aperitivos, el centro del salón se encontraba despejado quedando como pista de baile y una pequeña tarima se encontraba posicionada en la pared del fondo.Los adornos de color rojo y dorado se hacen presentes por todo el espacio, unos cuantos miembros de la manada están trabajando como servicio de entrega de bebestibles y comida paseándose entre los invitados que ya se encuentran en el lugar.Felipe camina a mi lado abriéndose paso saludando a las pocas personas que están esparcidas por el salón, su mano se encuentra presionando mi espalda baja asegurándose que camine junto a él y nos adentramos en la cocina un
Christopher Si pudiera describir mi estado anímico en estos momentos sería ansioso, estoy ansioso.He esperado este día desde hace un año cuando Zeus apareció en mi mente, ya que por ser sangre de Alpha mi lobo aparece antes de mi transformación para prepararme mentalente.La mansión esta llena de gente, tanto de nuestra manada como de las vecinas más cercanas; mi padre me ha presentado con todos los Alphas por el hecho que pronto yo seré el Alpha de la nuestra.Si bien, yo soy el menor de mis hermanos, ellos renunciaron a su obligación como Alphas por ende la responsabilidad cayo sobre mí, pero no me quejo. Tengo muchas ganas de convertirme en aquel que velara por el bienestar de nuestra gente.Sobre todo, de ella.Mis ojos recorren el salón, intentando buscar a la pelirroja que se vuelve pelinegra en pú
IsabellaTranquilidad.Una palabra a la cual no estoy acostumbrada a tener fuera de los territorios de mi hogar, pero que misteriosamente he podido tener durante el día.Ayer fue la primera transformación de Christopher, Felipe me llamo para comunicarme que todo había salido bien, su lobo eran un gran e imponente lobo color negro.Color digno de un Alpha.Recuerdo que su padre posee el mismo color, por ende, él también lo obtuvo por ser el futuro Alpha, no muchos lobos poseen ese color, solo aquellos que están destinados a ser fuertes.Yo tuve la intención de llamarlo para poder preguntarle como había salido todo, como se sintió, como fue su relación con Zeus, pero me mantuve mirando su contacto en la pantalla por unos largos minutos decidiendo si debía llamarlo o no y al final no lo hice.Y tampoco lo he visto durante el d&iacu
Isabella – Suficiente ¿Qué sucede? Levanto mi vista conectando con los ojos verdes de Felipe. – ¿De qué hablas? No sucede nada. Vuelvo a mirar mi plato de comida, revolviéndolo con el tenedor. Hace dos días que sucedió lo de Liam y e evitado toparme con el en cualquier momento. Salgo primera que todos del salón y corro lo más rápido que puedo hacia mi bicicleta que decidí esconder en otro sitio para evitar ser emboscada nuevamente. – Algo sucedió, te conozco. Haz estado rara estos días. – Estoy bien tranquilo...es solo...– suelto un suspiro volviendo a mirarlo – el estrés del instituto, estamos en época de parciales. Su expresión de preocupación no cambia en ningún momento y su vista se fija en mí tan intensamente como si quisiera adentrarse en mi mente y averiguar todos mis secretos. – Sabes que siempre te apoyare en todo lo que te suceda ¿cierto? Agarra mi mano