Christopher
Vuelvo mi vista nuevamente sobre mi hombro como he hecho durante toda la jornada observando ese asiento, el cual lleva vacío tres días.
Tres días en los que Isabella no ha aparecido por el instituto, lo cual es extraño porque ella nunca falta.
– Algo le paso – informa Zeus mi lobo – hace tres días que te digo que algo malo sucedió con ella y no me quieres hacer caso.
– No entiendo cuál es tu obsesión con ella últimamente, me haz hecho andar tras ella como un perrito faldero esta última semana ¿me dirás el por qué?
– Vamos a verla, debe estar en su hogar.
bufo ante como ignora mi pregunta.
– No, debe estar bien, quizás solo es un resfrío.
– Con mayor razón – gruñe – hay que cuidarla.
Ruedo los ojos ignorándolo por milésima vez como estos días que han pasado, no logro entender porque de repente Zeus comienza a preocuparse por ella, quiere estar cerca suyo todo el tiempo, pero no entiende que no es bueno que nos vean con ella.
Puede ser porque este año ella obtendra su loba y como futuro lobo Alpha quiere protegerla, si... debe ser eso.
Pero tengo una reputación que mantener como futuro Alpha y el hecho que la gente de la manada la rechace es motivo suficiente para que yo también lo haga, en conjunto con él hecho que mis amigos me criticarían si me vieran con ella.
– Culpa tuya fue que la rechacen al querer presumirla por ser hibrida provocando el efecto contrario en la gente – gruñe Zeus.
– Estuvo mal lo sé, pero ya no hay nada que pueda hacer.
Espero una respuesta de su parte, pero al no recibirla vuelvo mi atención hacia el frente observando como el profesor mueve sus labios, pero las palabras no llegan al ser captadas por mis oídos cuando vuelvo a fundirme en mis pensamientos.
Antes éramos como hermanos cuando mis padres la acogieron luego de encontrarla en el bosque a corta edad, mis hermanos y yo congeniamos rápidamente con ella, aquella hermosa chica pelirroja de ojos verdes y pecas en su rostro.
Isi siempre fue hermosa, cariñosa y atenta con nosotros a pesar del trágico inicio de su vida al ser abandonada por sus padres adoptivos nunca fue una persona distante y ya que al no tener mucho contacto al inicio con la manada hasta que aprendiera a controlar sus poderes todo su afecto iba a nosotros.
Con mis dos hermanos mayores, Stefan y Felipe siempre la cuidábamos y estábamos atenta a ella, si bien es de mi edad siempre fue mas indefensa que nosotros por no tener sangre de Alpha.
Ella misma nos informo que era hibrida en su momento, ya que había tenido un sueño donde tuvo una epifanía sobre su naturaleza licántropa, pero no sabia el rango del cual seria; y su lado de hechicera siempre estuvo presente.
Con el paso de los años se fue convirtiendo en una mujer y mis sentimientos por ella comenzaron a transformarse en algo más intenso, pero siempre la admire desde lejos tragándome aquellos sentimientos por miedo a no ser correspondidos.
Y el error mas grande que he cometido es el haber intentado lucirme con las chicas usándola a ella o mas bien sus poderes para poder ligar, mas que nada como intento de olvidar los sentimientos que tenía por ella.
Pero las cosas nunca salieron como planee, la manada comenzó a rechazarla luego que se corriera el rumor sobre su naturaleza, comenzaron a maltratarla verbalmente y a veces físicamente ¿y yo que hacía? Nada.
Nunca he hecho nada, soy un maldito cobarde que le da miedo defender a aquella chiquilla que siempre fue amorosa conmigo y que llego a incrustarse en mi corazon sin permiso, para no arruinar mi reputación.
Menudo cobarde.
– Christopher... ¿me estás escuchando?
Volteo hacia la dirección de aquella voz topándome con el ceño fruncido de Brett.
– Eh.... no, disculpa – le sonrío débilmente – ¿Qué decías?
– Si querías que nos viéramos después de clases en tu casa.
Mi vista cae en su mano acaricia mi brazo intentando ser sensual pero su toque ya no es como antes, ahora incluso me llega a molestar.
Volteo disimuladamente observando aquel asiento vacío y el sentimiento de que algo definitivamente va mal aparece en mi pecho.
– No puedo – respondo volviendo a verla y retirando mi brazo de su toque – tengo asuntos que atender.
– ¿Qué asuntos?
– Cosas personales.
Respondo con un deje de molestia cuando vuelve a acariciar mi brazo y mirando hacia el profesor que se pasea.
– ¿Qué cosas?
– Nada que te importe.
Respondo cortante al hartarme de su presencia.
– No necesitas ser tan malo conmigo, solo me preocupo por ti – informa con tristeza.
Ruedo los ojos ante su comentario, ya que sé que lo único que espera de mí es llegar a ser Luna de la manada, pero todas las noches le ruego a la Diosa Luna que no me la de como mate.
El timbre retumba contra mis oídos anunciando el fin de las clases y me apresuro en guardas mis cosas para ir a verificar que la molestia en mi pecho es solo eso, una molestia y que nada malo le paso a ella.
Me levanto rápidamente de mi asiento, pero antes de empezar a caminar una mano me retiene agarrando mi brazo.
– ¿No te vas a despedir? – pregunta Brett con el ceño fruncido.
Suelto un suspiro mientras asiento y me inclino hacia abajo para dejar un beso en su mejilla, pero antes de hacer contacto con si piel gira su cabeza provocando que impacte mis labios con los suyos.
Me alejo lo más rápido que puedo sintiendo ese malestar en la boca de mi estomago y la miro de mala manera.
– No vuelvas a hacer eso – gruñe Zeus cuando siento que toma el control.
– Zeus – exclama sorprendida – no... no pensé que te molestaría, quiero decir... no es primera vez que nos besamos.
– No vuelvas a hacerlo.
Gruñe mas cerca de ella ocasionando que se encoja en su lugar mientras asiente.
Me devuelve el control de mi cuerpo y comienzo a caminar hacia la puerta sin volver a mirarla, camino lo más rápido que puedo hacia mi auto y una vez que estoy frente a él me adentro acomodándome en el asiento soltando un gran suspiro.
Enciendo el auto y salgo del estacionamiento rumbo a la casa de esa pelirroja que sigue apareciendo en mis sueños de vez en cuando.
En menos de 10 minutos ya estoy aparcando fuera de su casa, apago el auto y me bajo lentamente cerrando suave la puerta intentando hacer la menos cantidad de ruido posible ¿Por qué? No lo sé.
Observo la casa detenidamente, es color blanco, de dos pisos pequeña, pero de un tamaño suficiente, un pequeño jardín delantero rodeado de una cerca también blanca lleno de flores característico de ella por ser hechicera, ya que tiene una conexión especial con la naturaleza, las ventanas están abiertas con las cortinas meciéndose hacia afuera por el viento indicando que se encuentra aquí, pero ¿Por qué no ha ido a clases?
– Vamos rodea por el patio – habla Zeus.
– ¿No es mejor si tocamos el timbre?
– No, porque quizás no te abra la puerta.
– ¿Por qué no abriría? – pregunto curioso.
– Pues... por ser tú.
Bufo molesto por ese comentario, pero dolido porque se que en el fondo es verdad.
Comienzo a caminar adentrándome en el jardín frontal para pasar por un costado de la casa hacia la parte posterior de esta, pero dejo de caminar cuando la veo.
Sentada en medio del patio con las piernas flexionadas cubiertas descubiertas pegadas a su cuerpo mientras las rodea con sus brazos también descubiertos al estar usando un vestido, su cara esta ligeramente inclinada hacia el cielo y su cabezo rojizo esta suelto siendo mecido por la brisa.
Se ve tan en paz.
Tan hermosa.
– Fíjate bien en ella – gruñe molesto Zeus.
– Eso hago y es hermosa.
– Mira bien sus brazos – informa molesto.
Frunzo el ceño ante su comentario, pero la rabia comienza a ser compartida cuando puedo distinguir en su piel coloraciones purpuras por todo su brazo y algunas pocas que puedo observar también en sus piernas desde mi ángulo.
– ¿Isi?
Hablo en voz alta para llamar su atención percibiendo como todo su cuerpo se tensa cuando me escucha.
Isabella Mi cuerpo entero entro en un estado donde hasta mis vellos están tensos, su voz sigue retumbando en mis oídos y mis ojos se quedaron mirando fijo un lugar en el bosque frente a mí. ¿Qué hace aquí? – pienso. Reacciono observando rápidamente mis brazos y piernas maldiciendo en mi cabeza por haber decidido usar un vestido hoy, pero la verdad es lo único que no aprieta mi piel generándome más dolor. Pienso en recitar el hechizo de camuflaje, pero su voz me vuelve a detener. – Ni se te ocurra conjurar algo. Me quedo callada en mi lugar sin moverme sintiendo como sus pasos están cada vez más cerca, no levanto mi vista cuando veo sus piernas entrar en mi campo de visión, ni me inmuto cuando uno de sus dedos recorre con apenas un toque uno de los golpes en mi brazo. Las lágrimas comienzan a juntarse en mis parpados, pero lucho para no derramar ni una sola de ellas frente a él.
IsabellaLuego de comer pasamos al salón para comenzar con el proyecto, armamos en menos de dos horas el informe y ahora estoy a la espera de Christopher que salió a comprar materiales para comenzar con la maqueta.Así que mientras lo esperaba subí a darme una ducha, me despoje de mi ropa una vez entre en mi habitación y me apresure a entrar a la ducha una vez que el agua caliente empezó a correr.Jabone con sumo cuidado mi cuerpo golpeado, pero ustedes se preguntarán ¿Por qué no se cura con magia? Pues bueno, para poder hacer conjuros debemos estar en buen estado físico, si nos encontramos débiles pueden salir mal y tener efecto rebote.Por ende, no podría sanarme porque mi cuerpo estaba aún muy débil.Suelto un suspiro cuando termino de enjuagar mi pelo y apago la ducha, corro la cortina plástica agarrando la toa
IsabellaEl salón principal estaba irreconocible, todo aquel aspecto de hogar había desaparecido dando paso a un ambiente de fiesta. Los sillones fueron remplazados por sillas colocadas estratégicamente para poder descansar, mesas repletas de aperitivos, el centro del salón se encontraba despejado quedando como pista de baile y una pequeña tarima se encontraba posicionada en la pared del fondo.Los adornos de color rojo y dorado se hacen presentes por todo el espacio, unos cuantos miembros de la manada están trabajando como servicio de entrega de bebestibles y comida paseándose entre los invitados que ya se encuentran en el lugar.Felipe camina a mi lado abriéndose paso saludando a las pocas personas que están esparcidas por el salón, su mano se encuentra presionando mi espalda baja asegurándose que camine junto a él y nos adentramos en la cocina un
Christopher Si pudiera describir mi estado anímico en estos momentos sería ansioso, estoy ansioso.He esperado este día desde hace un año cuando Zeus apareció en mi mente, ya que por ser sangre de Alpha mi lobo aparece antes de mi transformación para prepararme mentalente.La mansión esta llena de gente, tanto de nuestra manada como de las vecinas más cercanas; mi padre me ha presentado con todos los Alphas por el hecho que pronto yo seré el Alpha de la nuestra.Si bien, yo soy el menor de mis hermanos, ellos renunciaron a su obligación como Alphas por ende la responsabilidad cayo sobre mí, pero no me quejo. Tengo muchas ganas de convertirme en aquel que velara por el bienestar de nuestra gente.Sobre todo, de ella.Mis ojos recorren el salón, intentando buscar a la pelirroja que se vuelve pelinegra en pú
IsabellaTranquilidad.Una palabra a la cual no estoy acostumbrada a tener fuera de los territorios de mi hogar, pero que misteriosamente he podido tener durante el día.Ayer fue la primera transformación de Christopher, Felipe me llamo para comunicarme que todo había salido bien, su lobo eran un gran e imponente lobo color negro.Color digno de un Alpha.Recuerdo que su padre posee el mismo color, por ende, él también lo obtuvo por ser el futuro Alpha, no muchos lobos poseen ese color, solo aquellos que están destinados a ser fuertes.Yo tuve la intención de llamarlo para poder preguntarle como había salido todo, como se sintió, como fue su relación con Zeus, pero me mantuve mirando su contacto en la pantalla por unos largos minutos decidiendo si debía llamarlo o no y al final no lo hice.Y tampoco lo he visto durante el d&iacu
Isabella – Suficiente ¿Qué sucede? Levanto mi vista conectando con los ojos verdes de Felipe. – ¿De qué hablas? No sucede nada. Vuelvo a mirar mi plato de comida, revolviéndolo con el tenedor. Hace dos días que sucedió lo de Liam y e evitado toparme con el en cualquier momento. Salgo primera que todos del salón y corro lo más rápido que puedo hacia mi bicicleta que decidí esconder en otro sitio para evitar ser emboscada nuevamente. – Algo sucedió, te conozco. Haz estado rara estos días. – Estoy bien tranquilo...es solo...– suelto un suspiro volviendo a mirarlo – el estrés del instituto, estamos en época de parciales. Su expresión de preocupación no cambia en ningún momento y su vista se fija en mí tan intensamente como si quisiera adentrarse en mi mente y averiguar todos mis secretos. – Sabes que siempre te apoyare en todo lo que te suceda ¿cierto? Agarra mi mano
Christopher.Gris.Ese es el color que he visto desde la mañana.El color del techo de mi habitación.No tengo intenciones de ir a clases y la verdad no quiero hacerlo.No quiero estar cerca de ellaDe su olor.Ese exquisito olor a lavanda que será capaz de volverme loco en segundos.– Vamos, quiero verla.Vuelve a decir Zeus como por millonésima vez desde que desperté, no me ha dado tregua. Suelto un suspiro pasando mis manos por mi cara y me siento en el borde de mi cama.– No quiero.– Oh vamos, quiero verla además debemos ir clases, es una responsabilidad.Ruedo los ojos.– Solo lo dices para convencerme.– Cierto ¿funciono?– No.– Pf aburrido. – responde con gruñido cerrando el link.Me levanto para caminar hacia mi baño y darme una d
Christopher.– Espero que tengas una buena explicación de por qué no has ido al instituto estos últimos días.Escucho la voz de Felipe entrando en mi habitación como si fuera la suya.– ¿No te enseñaron a tocar? – inquiero molesto sin mover un solo musculo desde mi posición acostada en la cama mirando el techo.– Oh vamos, ni que estuvieras haciendo algo importante.Bufo por su comentario, pero la verdad tiene razón.– ¿Me dirás que sucede contigo? ¿Crees que no me he dado cuenta? Desde tu transformación que estas así. – habla mientras se sienta en los pies de mi cama.Mi pulso se acelera y volteo a mirarlo rápidamente, ¿sabrá que la encontré? ¿Qué es ella?– No sé de qué hablas. – respondo rápida