Búho, uno de los Pirañas que había sido enviado junto con Luis para encontrar a las personas responsables de la muerte del Doctor, estaba atado y era golpeado por Bagre por permitir que mataran a Luis.
—Tu misión no era hacer contacto con ellos, era solo indicar dónde se encontraban. ¡Maldito hijo de perra! Y además has dejado que maten a Luis.
—Bagre, yo…no…—balbuceó Búho e inmediatamente recibió otro golpe, esta vez en al estómago. Búho tocía sangre y ya estaba a punto de desmayarse.
—Rediman a este maldito—ordenó Bagre.
Redimir dentro de los Pirañas, significaba amputar un miembro completo de la persona que hubiese cometido una falta grave. Así que una pierna o brazo desmembrado podía alimentar al resto de los hermanos, y de esa manera se podía conseguir el perdón del l&
09/02/2026Hoy, durante la noche—mientras escribo—me siento lleno de entusiasmo a pesar que me duele hasta el trasero. Sí, todos los músculos me duelen ya que hemos trabajado duro en la furgoneta. Aún nos falta reparar algunas cosas, sobre todo la caja y el motor. Hemos probado la parte eléctrica del vehículo con uno de los acumuladores. Carajo, Cristina y yo nos emocionamos cuando encendieron todas las luces del carro. Estoy convencido de que estamos cerca de reparar el vehículo para viajar hasta Carúpano, nuestra tierra prometida.Otra grata noticia es que, encontramos varios arbustos de merey. Fue increíble ver aquellos árboles, y lo mejor de todo es que estaban cargados de frutos. Nos tuvimos que alejar bastante de nuestra sitio seguro para encontrar estas frutas, pero había que hacerlo, ya no nos quedaba co
10/02/2026—Me gustaría tomarme un café, de esos con leche que le ponen un poco de chocolate y canela—me comentó Cristina cuando estábamos tomando nuestro desayuno de semillas de merey asadas. — ¿Tú tomabas café, Pedro?—Sí, me gustaba mucho. Cuando eres profesor es tu mejor estimulante, aunque luego lo dejé, en realidad tomé mucho y me empezó a hacer daño.— ¿Tus nervios?—Sí, no dormía mucho. Ah, pero reconozco que ahorita sí hace falta una taza de café.—Sí—Cristina se quedó suspirando, y no era por mí precisamente, sino por su codiciado café tipo mocachino.—Pero estas semillas están geniales. ¿Recuerdas cuán caras eran?—dije después.—Sí, las vendía
I Parte. La vida se compone de luces y sombras, pero hoy después de cuatro años quizás no pueda afirmar lo mismo. Solo veo sombras por todas partes, los agonizantes destellos de luz que le quedaban a la humanidad se los ha tragado las espesas tinieblas de este inesperado Apocalipsis que ha devorado a los hijos de Dios. Hoy 14 de diciembre del 2025, a solo dos días de mi cumpleaños, solo tengo a dos seres que están a mi lado, las páginas de este diario y a Pelusa, un cariñoso y peculiar ratón de tamaño mediano con pelaje gris. Si la humanidad fuese como antes, seguro yo sería catalogado de loco por tener a una rata de mascota; pero la verdad es que, gracias a Pelusa, yo no me he vuelto loco. Tengo a alguien a quien amar, a quien atender y proteger. Hoy comimos arepa[1] y una sardina enlatada, Pelusa se dio un gustazo, nunca le había visto tan contento. Creo que nunca había probado en su vida pescado.
16/12/2025.*Hoy celebré mi cumpleaños treinta y cinco junto a Pelusa, hice una arepa e imaginé que era una torta con sus velitas, le di un trocito a mi pequeño amigo, acompañado del último pedacito de sardina que le guardé. Me canté cumpleaños, preferiría que me hubiesen cantado mis amigos y mis padres; pero ya no están… como les extraño, cada vez que logro dormir les veo en mis sueños. Si existe un Cielo, espero reunirme con ellos.A veces quiero pegarme un tiro para estar con mi familia, para no estar más solo, para no llevar esta zozobra que me desgarra el pecho cada día. No me vuelo la tapa de los sesos quizás, por la tonta idea que tal vez el suicidio sea un pecado que me impida estar nuevamente con mis padres y amigos. No soy muy creyente, no
17/12/2025.Finalmente logré salir al otro día. Pelusa se calmó, lo que me dio confianza para salir de la oficina. A mi pequeño amigo le hice una especie de bolsito koala con una media vieja y unas cabuyas. Su bolsito de viaje queda ajustado entre mi cuello y mi cuerpo, quedando a la altura de mi pecho. Mi Pelusa parece un bebecito… ¡Carajo! Cuánto le quiero.Antes de salir de la vieja oficina, verifiqué todas mis cosas por última vez. Me ajusté mi machete a mi cintura en una especie de vaina que hice con tela de jean, mi cuchillo lo coloqué a mi pantorrilla, en una vieja vaina de cuero, cerca de mi tobillo. La escopeta la puse al lado izquierdo exterior de mi mochila. Desayuné una arepa, le di un pedacito a Pelusa, tomamos algo de agua y salimos a las tinieblas de a
18/12/2025.*Fue una gran bendición encontrar ayer este edificio, pero aun así, tenía que estar seguro de que ninguna persona, ni ellos, pudiesen acceder fácilmente a mí. Así que, tenía que buscar la manera de asegurar la entrada de la azotea o crear un sistema de alarma; o mejor aún, tener ambos a la vez. Revisé algunos departamentos más, solo encontré un pedazo rasgado de sábana que estaba manchado de sangre seca, llevaría mucho tiempo así. Luego fui en busca del viejo colchón y a por la mesita de noche. Los subí uno por uno a la azotea. Esa actividad de subir y bajar me había agotado un poco, sumado al cansancio que ya traía de ese día.Tuve una idea para asegurar la pequeña puerta, por lo tanto, desgarré la s&
21/12/2025No tengo buenas nuevas, apenas puedo escribir, y mis energías se están extinguiendo. Pelusa se me está apagando. Ya no estoy en el edificio, tuve que salir de allí. Ahora escribo desde el suelo, con la tierra que me sirve de colchón. Estoy escondido en una pequeña cueva dónde apenas puedo entrar, parece ser la madriguera de algún animal. “Ellos” me están buscando, solo espero que no den conmigo.Estos fueron los eventos que me llevaron hasta aquí:El día 19/12/2020, luego de haber tenido otro agradable y profundo descanso, cuando empezaba a rayar el alba, sentí ligeros chillidos de Pelusa, no me quería despertar, supuse que él solo quería desayunar. “Diez minutos más amigo”, le dije y luego me vol
24/12/2025Salí de la madriguera, me encuentro cerca de unas instalaciones abandonadas del Ejército, parecen ser un conjunto de barracas. Ya no tengo comida. Ellos me siguen buscando. Frente a mí, a unos cien metros de distancia, se encuentra un árbol de mangos con pocos frutos, algunos de ellos maduros. También están un par de matas de coco, las cuales están cargadas; pero no puedo acercarme, o no debo hacerlo, porque es muy arriesgado.Ya casi no hay árboles en Ciudad Bolívar, fueron arrasados casi todos por sus habitantes al principio del apocalipsis. Eran cuatrocientas mil personas que sintieron desesperación cuando el gas doméstico dejó de ser suministrado a la ciudad, volcándose todos hacia la leña para cocinar. Las pocas matas que quedan, siempre son de alguna tribu o algún gru