18/01/2026
Cristina estaba quebrada, no parecía ella, y yo creía que ese hermoso brillo en sus ojos se había ido para siempre. Pelusa estaba totalmente callado, demostrando así respeto por el dolor de su admiradora. Esto sucedía cuando ya estábamos bastante alejados de nuestro último refugio cerca del río Orinoco.
—Vamos Pedro, hala ya de una puta vez ese gatillo—me había comunicado Lázaro aquel día de su infección.
Uno puede llegar a acostumbrarse a dispararle a los zombis, y a cualquier otro enemigo que ponga en peligro nuestras vidas. Nos volvemos insensibles en tiempos extremos, tal como el hombre matarife que trabaja en una granja de cerdos; pero sacrificar a un amigo, a un hermano, a alguien a quien amas y admiras. Tal cosa resulta ser lo más difícil de este mundo, en especial en u
Los Pirañas, miserables y despiadados hombres, seleccionados por una mente siniestra para poder sobrevivir de la peor manera—a través del canibalismo—en medio de un mundo espantoso, pero regidos por un código de fidelidad hacia ellos mismos, código que fue inculcado por aquella misma mente que los agrupó: el Doctor Olivares; científico que sostenía que el hombre es otro animal más, tan depredador y voraz como cualquier felino o reptil, pero capaz de ser fiel dentro de su manada, en especial al macho alfa, en este caso, siendo Olivares el líder.Cuando la pandemia llegó a Venezuela, la población depositó sus esperanzas en sus fuerzas armadas y en sus médicos, pero ni los soldados ni los profesionales de la salud pudieron detener una bacteria “virulenta” capaz de destruir completamente la sección del cerebro humano llamado cerebro neocortex, dejando ú
22/01/2026Estoy triste por la muerte de Lázaro, pero mi tristeza no supera mi enorme preocupación por Cristina, quien se niega a comer. Casi no he pegado un ojo, ya que ella, durante las noches, tiene ciertos ataques de depresión en los cuales se empeña en regresar a buscar a su hermano, ella dice que está vivo. Se niega a aceptar la realidad.Durante el día le va un poco mejor, la alegría y alegría de Pelusa la contagian con un poco de entusiasmo y le sirve a la vez como especie de bálsamo para su dolor.En lo concerniente a mí, el no dormir me está afectado bastante. Hemos tenido suerte durante nuestra travesía, ya que no nos hemos encontrados con infectados. Sin tan solo pudiera dormir al menos unas cuatro horas seguidas, si tan solo Cristina pudiera sentirse mejor.Sí el mundo estuviese sano y fuese como antes, ella estaría
05/02/2026¡Qué emoción! Cristina pudo reparar ambas radios. Funcionan a la perfección, pero la emoción que nos embarga no se debe solo a eso, sino que hemos escuchado voces humanas y música en el dispositivo de radio común. Carajo, hemos escuchado música, precisamente a Franco De Vita y a Simón Díaz interpretando “Al Norte del Sur”. El Pelusa creo que hizo una especie de baile, el muy condenado siempre nos hace reír con sus piruetas. Pero súbitamente se dejó de escuchar aquella frecuencia que habíamos conseguido. Estamos seguros que no fue una ilusión, tres seres no podemos estar locos cuando hemos coincido en una misma cosa.Había sido a través de Ondas Cortas que pudimos escuchar aquella canción y un par de voces humanas dando esperanzas en
Capítulo X07/02/2026Me parece que los Pirañas han perdido nuestra pista. Ya llevamos más de dos días en nuestro actual refugio. “Ellos”, los infectados, al parecer están lejos de esta zona. Hemos logrado descansar y recuperar nuestras energías. Yo ahora duermo mejor porque soy el que pedaleo en la bici para generar electricidad. Cristina se deprime en las noches cuando el silencio y la tranquilidad le recuerdan a su hermano. Pero yo duermo a su lado, abrazándola. La amo.Ayer encontramos varios vehículos abandonados, la intemperie y el tiempo han causado estragos en ellos. ¿E imaginen qué? Hemos encontrado dos acumuladores eléctricos y algo de gasolina. Bueno, la gasolina es muy poca realmente, apenas un bidón, pero seguiremos buscando. Los tanques de los carros estaban secos, así
Su aspecto era espantoso, su respiración agitada, su cuerpo brotado en venas como si estuviesen a punto de reventar, tenía una fiebre que parecía consumirle y solo la calmaba con litros y litros de agua que conseguía beber. Sus sentidos eran ahora muy sensibles, podía escuchar el sonido de los grillos como cualquier ser humano, la diferencia era, que sabía exactamente donde se encontraba el insecto emitiendo aquel peculiar sonido nocturno. Así que devoraba grillos, muchos grillos y cualquier otro insecto que cometiese el error de estar cerca de él. Su hambre no se saciaba y necesitaba más que insectos. Ya era un monstruo, pero eso no era lo peor, lo peor era, que tenía consciencia de que era eso, un monstruo, un maldito y aterrador monstruo.
Búho, uno de los Pirañas que había sido enviado junto con Luis para encontrar a las personas responsables de la muerte del Doctor, estaba atado y era golpeado por Bagre por permitir que mataran a Luis.—Tu misión no era hacer contacto con ellos, era solo indicar dónde se encontraban. ¡Maldito hijo de perra! Y además has dejado que maten a Luis.—Bagre, yo…no…—balbuceó Búho e inmediatamente recibió otro golpe, esta vez en al estómago. Búho tocía sangre y ya estaba a punto de desmayarse.—Rediman a este maldito—ordenó Bagre.Redimir dentro de los Pirañas, significaba amputar un miembro completo de la persona que hubiese cometido una falta grave. Así que una pierna o brazo desmembrado podía alimentar al resto de los hermanos, y de esa manera se podía conseguir el perdón del l&
09/02/2026Hoy, durante la noche—mientras escribo—me siento lleno de entusiasmo a pesar que me duele hasta el trasero. Sí, todos los músculos me duelen ya que hemos trabajado duro en la furgoneta. Aún nos falta reparar algunas cosas, sobre todo la caja y el motor. Hemos probado la parte eléctrica del vehículo con uno de los acumuladores. Carajo, Cristina y yo nos emocionamos cuando encendieron todas las luces del carro. Estoy convencido de que estamos cerca de reparar el vehículo para viajar hasta Carúpano, nuestra tierra prometida.Otra grata noticia es que, encontramos varios arbustos de merey. Fue increíble ver aquellos árboles, y lo mejor de todo es que estaban cargados de frutos. Nos tuvimos que alejar bastante de nuestra sitio seguro para encontrar estas frutas, pero había que hacerlo, ya no nos quedaba co
10/02/2026—Me gustaría tomarme un café, de esos con leche que le ponen un poco de chocolate y canela—me comentó Cristina cuando estábamos tomando nuestro desayuno de semillas de merey asadas. — ¿Tú tomabas café, Pedro?—Sí, me gustaba mucho. Cuando eres profesor es tu mejor estimulante, aunque luego lo dejé, en realidad tomé mucho y me empezó a hacer daño.— ¿Tus nervios?—Sí, no dormía mucho. Ah, pero reconozco que ahorita sí hace falta una taza de café.—Sí—Cristina se quedó suspirando, y no era por mí precisamente, sino por su codiciado café tipo mocachino.—Pero estas semillas están geniales. ¿Recuerdas cuán caras eran?—dije después.—Sí, las vendía