CAPÍTULO 9

Las piernas le flaquearon cuando él fijó la mirada en ella de nuevo y le regaló una sonrisa ladina. Nunca había experimentado algo parecido.

—El placer es mío, señor Blackwell. —Le regaló una sonrisa, tratando de parecer lo más cómoda posible. Siempre creyó que su nuevo jefe era un vejestorio amargado, pero ya veía que no.

Colin saludó a Carter con un apretón de manos e invitó a ambos a tomar asiento. Un camarero les tendió el menú y esperó pacientemente.

—¿No nos hemos visto antes, señorita? —Se dirigió a la nerviosa pelirroja.

—No lo creo, señor Blackwell. —Negó y respondió d

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