CAPÍTULO 38

Cuando volvió a la oficina, vio una apuesta silueta muy conocida sobre su escritorio.

—Buenas tardes, linda… —La sonrisa de Matthew se esfumó cuando bajó la mirada hacia el vientre femenino, pero luego volvió a sonreír un tanto sorprendido.

—Buenos tardes, Matt. —Le dio un beso en la mejilla—. ¿Y ese milagro que vienes a visitarme? Tenía meses sin verte.

—Pasaba por aquí y me pregunté si mi hermosa amiga se alegraría de verme —sonrió ampliamente.

—¡Pero claro que sí! ¿Cómo estás?, ¿qué tal va todo con la agencia? Por ahí me enteré de...

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