Se paró de la mesa y corrió hacia él, llenó toda su cara de besos y le repitió tantas veces que lo amaba. Él se encontró sonriendo con ternura y viéndola con adoración.
—¿¡Qué!? ¿Bromeas? ¡Ese es el restaurante del famoso Samuel Village!
—Te va a encantar apenas lleguemos.
—Cuando estemos ahí, tómame fuerte para no caer.
Tomó asiento sobre sus piernas y lo llenó de besos otra vez.
—Lo haré, mi preciosa… —rió a carcajadas.
La noche llegó, así que eligió ponerse un vestido ajustado de color
Ya estaba anocheciendo y no veía a Colin desde el mediodía, ya que se encontraba en una reunión amical junto a algunos socios chinos. Le envió un mensaje al móvil, diciéndole que se iba enseguida porque tenía algo importante que hacer. Agarró el bolso y salió de la oficina rápidamente. Media hora después, se detuvo frente a la puerta y tocó el timbre. Su tía Helen abrió con emoción y la guió hacia la habitación de Katherine, para que Gema acomodara la caja de regalo sobre la cama, haciéndolo ver como una gran sorpresa. —¡Ya vuelvo, se me van a quemar las galletas! —La señora salió corriendo hacia la cocina. No sabía si estaba haciendo lo correcto, pero comenzó a buscar lo que fuera en los cajones: revisó el closet, el cual tenía almacenada una caja en el fondo, la tomó con prisa y quitó la tapa; había hojas y tod
Un sollozo desgarrador salió de su garganta, no pudo contener el llanto, nunca imaginó verlo morir así. Nadie tenía por qué morir así, ni siquiera el más malo.—¿Papá…? —Lo sacudió un poco, pero ya no reaccionó. Se levantó conmocionada y le dio una bofetada a Katherine. —¡Eres una maldita perra loca! ¡Te odio! ¡Te odio! —gritó desconsolada.La rubia le devolvió el golpe el doble de fuerte y la pelirroja se fue de bruces contra el piso.—¡No la toques! —Colin reaccionó violento y empujó a Karol, por lo que el revólver trastabilló hasta llegar cerca del brazo de Gema y ella lo agarró sin pensarlo dos veces.
La música de piano se oyó varios segundos después y su padre la tomó de la mano, avanzaron despacio por el camino de pétalos que había en el suelo. Suspiró notoriamente nerviosa y miró hacia el frente, su mirada cayó en la de Colin, él se veía tan nervioso como ella, pero también la miró con mucho amor y algo más. Al llegar frente a ellos, Lorie soltó el brazo de su hijo y fue Gema quien tomó su mano, la cual estaba muy sudorosa, por cierto. Giraron hacia el notario que ya se encontraba detrás de aquella mesa ancha y con algunos papeles sobre ella, los cuales enfriaron de inmediato el romanticismo en la ceremonia. Enseguida empezó con los saludos pertinentes y continuó leyendo tantos artículos, tantos que perdió la cuenta… Luego de algunos quince minutos de pie y escuchando la palabrería del notario, a Gema empezó a darle comezón en las piernas. Colin miró al techo y sonrió con gracia, paciente.
Cuando volvió a la oficina, vio una apuesta silueta muy conocida sobre su escritorio.—Buenas tardes, linda… —La sonrisa de Matthew se esfumó cuando bajó la mirada hacia el vientre femenino, pero luego volvió a sonreír un tanto sorprendido.—Buenos tardes, Matt. —Le dio un beso en la mejilla—. ¿Y ese milagro que vienes a visitarme? Tenía meses sin verte.—Pasaba por aquí y me pregunté si mi hermosa amiga se alegraría de verme —sonrió ampliamente.—¡Pero claro que sí! ¿Cómo estás?, ¿qué tal va todo con la agencia? Por ahí me enteré de... Londres-Dos años más tarde... —¡Señora Blackwell! ¡Espere! —gritó su asistente, intentando alcanzarla. —Camina más rápido, no tenemos mucho tiempo… —respondió sin prestarle mucha atención al jovencito que corría detrás de ella. —No sé cómo puede caminar tan rápido con esos tacones… —susurró. Abrió las puertas de la oficina y se acomodó en un mullido sofá que estaba en la esquina. La periodista ya se encontraba sentada en un sillón y el camarógrafo listo en su sitio. Revisó una última vez el vestido negro con mangas largas que llevaba puesto y acomodó su cabello largo y tinturado de rubio. —Comenzamos en cinco, cuatro, tres, dos, uno… —La voz del camarógrafo se escuchó fuerCAPÍTULO FINAL 1
»A partir de ahí se dedicó a tratar de derrumbarme y querer asesinarme para apoderarse de las zonas que me habían hecho ganar fama y dinero. Desea que el prestigio de la corporación decaiga y justo ahí entrará él para hacerse con todo lo mío cuando mi mamá y tú no puedan más con las riendas. Me siento tan tonto al no haberme dado cuenta de sus intenciones, el que estuvo detrás de los atentados siempre fue el maldito mequetrefe ese. —Apretó el volante y negó con la cabeza, lamentándose. Gema no lograba entender cómo otra persona podía arruinar la vida de otra así, con tal perversidad. —Tu madre y yo hemos estado a punto de vender y subastar, pero no lo hemos hecho porque teníamos la esperanza de verte otra vez. Es tan difícil llevar el manejo de mis tiendas y a la vez la corporación, se necesitan de muchos conocimientos y gente de fiar. —Lo tomó
Era el inicio de la primavera en la bella ciudad de Londres, el tibio clima dejaba a un lado los días fríos y lluviosos del invierno pasado. Sin embargo, el magnate lidiaba con un millonario y sorpresivo robo en su mansión.Ella, con sus atributos físicos y rostro angelical, esperaba lograr eludir las acusaciones. No obstante, nada imaginaba, ni siquiera se le cruzaba por la cabeza prever las artimañas de su perverso jefe.—¿Ocurre algo? —Se le borró la sonrisa pícara al notar la mirada severa de Colin Blackwell, su jefe no parecía estar de buenas esa mañana—. ¿Señor… ? —preguntó de nuevo, sintiéndose casi descubierta.—¿Señor...? —La imitó con un tono de v
Tres meses más tarde... Gema tarareaba una canción sintiendo la fresca brisa acariciar su rostro, mientras iba de camino a su trabajo en su adorada bicicleta. No era una amante de los deportes, pero vaya que le encantaba pedalear cada vez que podía. Su vida era como hacer malabares, iba de aquí para allá casi todo el día y compararse con una hormiguita arriera le quedaba pequeño. Siempre había querido una vida mejor para ella y sobre todo para sus padres casi ancianos, por eso trabajaba en un restaurante de comida variada que se encontraba a dos calles de la plaza de Covent Garden y cerca de la Royal Opera House. Tanto la plaza como sus alrededores hacían del lugar algo atractivo para los turistas y ciudadanos. —¡Buenos días! —Abrió la puerta y el tintineo de la campanilla se oyó en la entrada. Entró al restaur