Puedo escuchar la lluvia azotar los cristales de la habitación, en aquel lugar era normal que cada día lloviese, y los días grises, repletos de nubes enormes y gotas frías empezaban a gustarme, a pesar de que me creaban cierta melancolía por el pasado que había dejado atrás. Solamente se escuchaba el sonido de aquella tormenta intensa y nuestras respiraciones aceleradas, la calefacción estaba encendida al máximo en toda la casa pero tampoco es que hiciese falta.
Ella, Jennifer, mi nueva novia, se movía sobre mí, cada vez más rápido y... ella gemía, prácticamente estaba gritando de placer, jadeaba, y me daba algo de vergüenza que los demas companeros de casa, que estaban ya en sus habitaciones pudiesen escucharnos. Algo que para ser sincero se estaba convirtendo en habitual. Su cabello rubio fino se movía rápidamente hacia los lados y sus pechos pequeños y contorneados parececian bailar con cada uno de sus movimientos fuertes y seguidos que ejecutaba sobre mi. La situación, estar en aquel lugar lejos de lo que yo era y que me montase como ella quisiese me excitaba, bastante... Estaba a punto de correrme, de dejarme completamente ir , pero entonces Jennifer redujo el ritmo, si fuese por ella tendríamos sexo durante horas, le encantaba tenerme allí a su merced, justo de esa manera, teniendo totalmente el control del acto sexual.Minutos después intensificó el ritmo y fue cuando consiguió finalmente que me corriese enseguida, y después a los segundos ella gritó. Estaba claro que debía habernos escuchado toda la m*****a casa, como ocurría prácticamente cada día cuando llegamos de la universidad.
-Te quiero Marco...
Pronunció aquellas palabras sin más, justo al desvanecerse extremadamente agotada sobre mí y yo supe realmente que debía contestar, me sentí paralizado, atrapado , no queria pensar en querer, me traia muy malos recuerdos. Yo sentía aún ese dolor intenso en el pecho que había sido aun mas increíblemente enorme hacia un año atrás.
-Iré a ducharme - dije acariciando su pelo rubio claro, y entonces le di un beso en la mejilla y la aparté de mi lado con cuidado.
De esa forma, evité contestar y me largué a la ducha deprisa, esperaba que no lo hubiese notado y estuviese tan cansada después de aquello que no se hubiese dado cuenta de mi contestación evasiva.Nada más entrar en la ducha el agua helada cayó sobre mí y sentí como mi corazón se paralizaba, después enseguida el agua se templó poco a poco. Fuera ya estaba oscuro, en Irlanda los días en invierno eran demasiados cortos y muy fríos, tanto que era normal que los cristales de las viviendas estuviese empanados por el ambiente helado. Los dos primeros meses fueron algo duro y confusos, como siempre estuve entre varias mujeres, pero enseguida llego Jennifer y ella me mantuvo algo mas estable, me divertía con ella y consiguió proporcionarme calma, aunque esto no pudiese aplicarse fuese a la cama.
Nosotros nos conocimos en la universidad de Dublín, yo iba hacia mi clase managment y ella me confesó que llevaba días observándome, sabía que pasaría por allí y se saltó su clase de escritura creativa para tener simplemente una excusa para hablarme, para entablar una estúpida conversación conmigo. Pero esto me lo confeso dos meses después de que estuviesemos juntos, no lo hizo al principio, supongo que hubiese sonado demasiado ridiculo, incluso algo escalofriante dadas las circunstancias.-¿Tienes cambio para la máquina de cafe? He olvidado las monedas en casa... si pudiese cambiarme me harias un gran favor.
Recuerdo que me dijo muy simpática, su sonrisa era bonita y me atrapó enseguida, parecia feliz, en cambio yo hacia tiempo ya que no lo estaba.Antes yo había escuchado aquella vocecita bonita con acento del lugar y me habia girado para encontrarme con una chica delgada, mucho más bajita que yo, de piel fina blanca y pelo largo rubio . Y con una sonrisa preciosa.
-Claro, espera... - contesté sorprendido, de que quedase alguien por los pasillos durante aquellas horas, y me dispuse a buscar en mis bolsillos para luego entregarle algunas monedas. Yo venía de trabajar del pub y siempre llegaba tarde. Le pasé las monedas pound algo serio y ella me sonrió, sus ojos eran verdes, hermosos.
Después de tomarnos aquel café juntos escuchando también la lluvia de fondo, porque en Irlanda siempre llovía y ese factor siempre estaba casi presente en cualquier ocasion... los dos quedamos para tomar otro, luego ella vino a verme a mi trabajo el sábado por la noche con unas amigas y fue ahí la primera vez que nos acostamos juntos, me invitó a su casa y yo por supuesto accedí, y rápidamente tuvimos sexo y me gustó, no estuvo nada mal, incluso me ayudó dejar de pensar en el pasado por unos momentos rápidos e intensos.
Me di cuenta pronto que no era una más, Jennifer tenía algo especial, me hacía sentirme bien, divertirme, reír de nuevo y no estar triste. No estar destrozado por ella, no pensar tanto en Elisabeth... aunque a veces aún soñaba con ella, a pesar de que hubiera pasado un año desde la última vez que nos habíamos visto y yo había descubierto toda la dolorosa verdad.
Sin esperarlo, Jennifer apareció en el baño y abrió la puerta de la ducha de par en par observando con mi mirada clara y una expresion maliciosa, que yo ya sabia lo que significaba, que deseba más de mi. Ella ya estaba desnuda, entró entonces dentro de la ducha, os dos nos miramos y luego, acto seguido, nos besamos de manera rapida. Puse mis manos sobre su cintura, la atraje hacia mi, la toqué por donde quise y la besé más de nuevo. Después bajé mis manos hacia sus caderas y entonces la elevé colocándola de espaldas sobre el cristal empañado de vapor por el agua esta vez caliente y apreté mi fuerte cuerpo contra el suyo, que era mucho más pequeño en comparacion. Y fue en ese justo momento en el que susurró mi nombre y yo dejé de pensar otra vez más.
No fue demasiado difícil dejar mi Italia del sur atrás, después de que Elisabeth se alejase de mí para siempre, entender que jamás podríamos estar juntos me costó un poco más y aquello me hundió en una gran tristeza que solo conseguí alejar cambiando por completo mi mundo y también, gracias a Jennifer.Irlanda era todo lo contrario a Italia, los días cálidos se habían acabado, aquello había cambiado por cortos días fríos y miles de kilometros llenos de verde, yo nunca había estado rodeado de tanta naturaleza y el océano en este país era helado y las olas violentas y salvajes. No podía negar que extrañaba muchas cosas, como la comida de mi madre y a ella principalemente, España también había formado parte de mí pero al igual que mi país me traía demasiado dolor.Si aquello era lo que significaba amar hubiese preferido que aquella jodida maldición hubiese continuado conmigo, nunca antes había sentido un sufrimiento igual. Los primeros días de llegar a Irlanda conseguí trabajo en el pub
Cuando recibí aquella llamada me quedé paralizado por un tiempo, no podía creer lo que mis oidos estaban escuchando ¿Mi padre acababa de morir? ¿El hombre que me había criado en un mundo de lujos y excesos había desaparecido de mi vida ? ¿ Para siempre? No podía creerlo... El simplemente habia muerto sin mas-¿Cómo ha sido ?Dije con un tono que mostraba que me encontraba impactado y helado, devastadoo de repente sin esperarlo ante aquella terrible noticia.-Enviaron a un hombre de los griegos, fie de imprevisto en una celebración de la boda de unos familiares. -¿Quiénes? -Tus primos de Sicilia, sabían que iría y le dispararon allí, a él y dos invitados, todos muertos. Seguramente tendrian todo premeditado desde hacia tiempo.-Los invitados...-No eran familia tuya.-¿Pero como?-Esta gente quiere venganza Marco .-¿Por la cancelación de la boda con Bryany?-Mucho más... lo mejor e que vuelvas a Italia Marco , tu familia te necesita en Napoles.¿Volver? No podía volver , ¿A qué? ¿A
Al llegar a Italia, sin darme cuenta, de repente un dolor intenso ya conocido apareció en mi pecho, Massimo ya me estaba esperando en el aeropuerto y enseguida me llevó velozmente a mi hogar, conduciendo con precisión a toda velocidad hacia la inmensa villa familiar. Durante el trayecto pude ver a lo lejos de la autovia las altas colinas lejanas sobre el mar cristalino que se fundía con practicamente el hermoso cielo, entramos en la enorme puerta de seguridad y el condujo bastantes metros más dejando el inmenso jardín y la piscina atrás, y aparcando justo en la puerta donde me estaba esperando mi bella madre. Al bajar ella se me echó practicamente encima, había lágrimas en sus ojos, entonces yo acaricié su cabello rubio claro tintado, estaba elegante, impecable y hermosa, como siempre, ni siquiera notaba que hubiese envejecido nada durante aquel año, que habia pasado mas rápido de lo que esperaba, y durante el que no nos habíamos visto. _Hijo, menos mal que has venido, te he extraño
Cuando recibí esa rosa solamente pude pensar en verla de nuevo, aquella idea obsesiva y perjudicial se instaló por completo en mi cabeza, necesitaba saber como estaba ella, que era de su vida, y que estaba haciendo en Italia... Mentiría si dijese que no había hecho mis propias averiguaciones, cuando recibí el mensaje de Dalia contacté a Massimo para que la vigilase, ¿Debía mentir? No estaba loco, no era un controlador que solo deseaba controlar cada uno de sus movimientos y de sus acciones, unicamente queria protegerla, solamente quería estar seguro de que se encontraba bien y de que mi hermano estaba completamente alejado de ella. Y fue así, me dijo que Elisabeth estaba mucho tiempo en la villa que le había dejado su padre, aquel lugar era enorme, lo recordaba de alguna vez que había ido de niño, extensos metros de terreno, con un jardín precioso repleto de rosas y otras flores de distintos tipos muy hermosas, una piscina más grande que la mía y una gran casa familiar con paredes ext
Cuando aquel chico se fue, Elisabeth y yo nos observamos mutuamente sin decir nada durante algunos segundos. _¿Un primo lejano? _ pregunté bastante indignado. _¿Qué querías que le dijese? Que nos acostamos juntos un par de veces en el pasado _ dijo claramente haciéndose la fuerte, fingiendo que yo era solamente eso para ella. Aunque yo sabía que no era así en absoluto. _No hacía falta decir del todo la verdad... _¿Entonces? _Me hace gracia como puedes ser tan cinica cuando en Barcelona decías que tú no tenías familia. ¿Hablas en italiano ahora de repente solo en frente de tu nuevo novio? _¿Para que has venido? _ me dijo seria, se notaba que no le gustaba nada aquella situación , le incomodaba que yo estuviese así y aquello me hacía sentir aún peor de lo que me había hecho sentir que hubiese rehecho su vida sin problemas con otra persona. Me quedé callado varios segundos, decir la verdad era claramente mejor opción. Y necesitaba para ser sinceros decir la verdad de una puta vez.
Era horrible pensar en Elisabeth a todas horas, realmente no quería hacerlo, sentía que estaba haciendo algo muy malo... Yo ya había rehecho mi vida con una chica maravillosa. Ella me cuidaba, se preocupaba por mí y paarecia comprenderme sin juzgarme por nada de lo que le había contado. Y yo, en cambio, en vez de centrarme en esta nueva relación... lo que hacía era no podía parar de imaginarme con Elisabeth. Me imaginaba constantemente junto a ella, y repasaba cientos de momentos que habíamos vivido juntos en el pasado e incluso revivir también miles de veces en mi cabeza, nuestro primer beso o cuando la había hecho mía por primera vez en el cuarto que tenía en Barcelona. Aquel día acudimos muy temprano al notario, era el momento de leer el testamento que había dejado mi difunto padre y, tambien desafortunadamente yo volvería a encontrarme con mi hermano Savio en esa reunión. Enseguida, siendo súper puntuales, llegamos con Massimo, mi madre y yo, en aquel coche lujoso negro con todo
Intenté quitarme de la mente que ir a buscarla estaba mal, ya lo estuvo en el pasado, comenzar algo intenso con ella, que realmente ni siquiera en Irlanda había podido olvidar junto a Jennifer. Pero después de conocer la verdad, aún era peor sentir aquello por Elisabeth, suponía que no era correcto desear verla y estar a solas con ella, pero mi cuerpo y mi corazón me pedían aquel encuentro con todas mis fuerzas, y yo era italiano, y por lo tanto salvaje e impulsivo, y me dejaba guiar más por lo que sentía que por lo que era racional... grave error que no era capaz de dominar ya siendo un adulto y no un muchacho. Así que cuando fui a buscarla, esta vez con mi coche azul habitual, ella estaba esperándome en la puerta. Era temprano, apenas llegaba a las ocho y media de la mañana, ella iba vestida casual y sencilla, con unos jeans oscuros y una chaqueta de cuero negro. Pero como siempre estaba impactante, su color bronceado podía llamar la atención incluso en ese sur de Italia, que nos se
Nuestras miradas se encontraron y simplemente nos encontramos de aquel modo el uno al otro durante varios segundos. Yo quería besarla, pero no estaba seguro de si ella aceptaría, y aquella inseguridad solo resurgía con ella, nunca antes me había pasado con ninguna otra mujer. Como ocurrió la primera vez ella fue quien dio el primer paso, acercó sus labios a los míos y dio pie a aquello. Tuve que controlarme cuando sentí sus labios sobre los míos de nuevo, para no lanzarla a la cama y tirarme sobre ella como la bestia que eran estando a su lado. Puse mis brazos alrededor de ella y la apreté contra mi cuerpo, oliendo su perfume exótico, pasando una de mis manos por su cabello negro, y no evitando practicamente comérmerla besos mientras poco a poco nos conducía a ambos hacia la cama y la hacia caer lentamente sobre el colchón. Cogí sus piernas y me deshize de sus zapatos, y luego directamente dirigí a mis manos a sus vaqueros dispuesto a desabrocharlos, pero ella paró la acción con una