Era horrible pensar en Elisabeth a todas horas, realmente no quería hacerlo, sentía que estaba haciendo algo muy malo... Yo ya había rehecho mi vida con una chica maravillosa. Ella me cuidaba, se preocupaba por mí y paarecia comprenderme sin juzgarme por nada de lo que le había contado. Y yo, en cambio, en vez de centrarme en esta nueva relación... lo que hacía era no podía parar de imaginarme con Elisabeth. Me imaginaba constantemente junto a ella, y repasaba cientos de momentos que habíamos vivido juntos en el pasado e incluso revivir también miles de veces en mi cabeza, nuestro primer beso o cuando la había hecho mía por primera vez en el cuarto que tenía en Barcelona. Aquel día acudimos muy temprano al notario, era el momento de leer el testamento que había dejado mi difunto padre y, tambien desafortunadamente yo volvería a encontrarme con mi hermano Savio en esa reunión. Enseguida, siendo súper puntuales, llegamos con Massimo, mi madre y yo, en aquel coche lujoso negro con todo
Intenté quitarme de la mente que ir a buscarla estaba mal, ya lo estuvo en el pasado, comenzar algo intenso con ella, que realmente ni siquiera en Irlanda había podido olvidar junto a Jennifer. Pero después de conocer la verdad, aún era peor sentir aquello por Elisabeth, suponía que no era correcto desear verla y estar a solas con ella, pero mi cuerpo y mi corazón me pedían aquel encuentro con todas mis fuerzas, y yo era italiano, y por lo tanto salvaje e impulsivo, y me dejaba guiar más por lo que sentía que por lo que era racional... grave error que no era capaz de dominar ya siendo un adulto y no un muchacho. Así que cuando fui a buscarla, esta vez con mi coche azul habitual, ella estaba esperándome en la puerta. Era temprano, apenas llegaba a las ocho y media de la mañana, ella iba vestida casual y sencilla, con unos jeans oscuros y una chaqueta de cuero negro. Pero como siempre estaba impactante, su color bronceado podía llamar la atención incluso en ese sur de Italia, que nos se
Nuestras miradas se encontraron y simplemente nos encontramos de aquel modo el uno al otro durante varios segundos. Yo quería besarla, pero no estaba seguro de si ella aceptaría, y aquella inseguridad solo resurgía con ella, nunca antes me había pasado con ninguna otra mujer. Como ocurrió la primera vez ella fue quien dio el primer paso, acercó sus labios a los míos y dio pie a aquello. Tuve que controlarme cuando sentí sus labios sobre los míos de nuevo, para no lanzarla a la cama y tirarme sobre ella como la bestia que eran estando a su lado. Puse mis brazos alrededor de ella y la apreté contra mi cuerpo, oliendo su perfume exótico, pasando una de mis manos por su cabello negro, y no evitando practicamente comérmerla besos mientras poco a poco nos conducía a ambos hacia la cama y la hacia caer lentamente sobre el colchón. Cogí sus piernas y me deshize de sus zapatos, y luego directamente dirigí a mis manos a sus vaqueros dispuesto a desabrocharlos, pero ella paró la acción con una
Sabía que volver a vernos me traería problemas, estar junto a él siempre había sido demasiado tentador y peligroso. Lo nuestro era demasiado intenso, y me culpé a mi misma por haber accedido a aquel encuentro, aunque hubiese sido la primera que desease hacer el amor con él con todas mis fuerzas. Yo sabía que volver a encontrarlo no era lo correcto, y como terminaría estar los dos solos de nuevo, pero no podía negar que algo dentro de mi me incitaba a hacerlo y no pensar en nadie más, en que podía dañar con esa acción... realmente solo quería pensar en lo que deseaba solo yo por una sola vez en mi vida. Podía verme a mi misma reflejada en sus hermosos ojos azules mientras me observaba fijamente, al mismo tiempo que desarrollaba con cuidado mi suéter fino. Mi corazón palpitaba tan fuerte que parecía estar a punto de salirse de mi pecho, había llorado prácticamente cada noche después de como habíamos terminado nuestra historia, y después lo había extrañado como nunca antes me había oc
Sabía que con ella nada era fácil, con Elisabeth desde el principio fue así. Lo nuestro comenzó muy mal en el pasado, con engaños, mentiras y una intención oculta por parte mía y de mi familia, de que conseguir que ella nos vendiese la villa familiar que heredó de su padrastro a un precio realmente bajo, que incluso podria calificarse de e****a. Y después... lo que teníamos entre nosotros continuó siendo una relación con continuos altibajos, nunca habíamos estado estables ni comprometidos y extrañamente nos atraídos intensamente el uno al otro, ella encendía un fuego intenso en mi interior que jamás otra mujer había conseguido provocar en mí. Y no conseguía deshacerme de aquella sensación, del calor especial que me provocaban sus labios y de la huella y necesidad que dejaban sus caricias en mi piel . Jennyfer se comportaba desde hacía días de manera desesperada, y yo sabía que mi comportamiento era diferente con ella, apenas contestaba a sus mensajes y no porque no sintiese nada por e
Fue extraño no recibir ninguna llamada o mensaje de él después de aquello, yo tampoco lo contacté, era una orgullosa, pero para mí nuestro encuentro había sido especial y algo que mi interior había estado esperando y no entendía porque después de aquello Marco había desaparecido. Había conseguido de nuevo engancharme a él para desaparecer como hice yo en el pasado ...¿ Era eso lo que buscaba herirme ? ¿ Destrozarme el corazón? No podía creer que hiciese eso conmigo, sabía que él era así pero pensaba que lo nuestro era diferente, alo verdadero y puro, más haya del sexo intenso que teníamos cada vez que habíamos estado a solas en una habitación cerrada. Aquel día decidí salir por el centro de Napoles a hacer unas compras, mi prima Luciana me acompañó, era bonito ver a mi familia de nuevo, aunque aquel lugar solo me trajese malos recuerdos. El sol fuerte se pegaba en mi espalda y el olor a pizzas de distintas clases salían de la mayoría de tiendas que inundaba las calles céntricas
Dejar a Jennifer a la mañana siguiente de aquella llamada en el aeropuerto y darle un beso frío y distante mientras ella me repetía que me amaba, no me hacía sentirme por supuesto un gran ser humano. ¿Verdaderamente no sé daba cuenta de que algo me estaba sucediendo? Nunca fui realmente cercano con ella, pero en aquellos momentos desde que Elisabeth y yo habíamos vuelto a encontrarnos mi actitud era completamente distinta y no podía evitarlo, porque yo no era un gran actor. - El lugar está despejado - Massimo había seguido nuestros pasos en todo momento mientras Jennifer me había visitado, no quería que le sucediese nada y menos que yo fuese culpable de ello. Por eso compré su billete de avión yo mismo y le dije que debía quedarme más tiempo junto a mi familia, ella se había ddado cuenta enseguida por la villa en la que vivía, mi familia y sus condiciones de vida de lujo que no era un muerto de hambre del sur de Italia como había creído su padre irlandés conservador, o incluso ella m
Estaba confundido y no tenía claro que hacer en general con mi vida, por un lado estaba metido en una guerra con un clan peligroso y por otro estaba en una relación con una mujer buena , mientras estaba profundamente enamorado de otra, que me hacía sentir en una especie de montaña rusa de emociones. Yo sabía que no me había comportado bien, debí haber sido sincero, y decirle que yo también estaba en una relación y que no sabía muy bien como salir de ella sin herir a la otra persona. Hubiese sido fácil si Jennyfer hubiera sido una persona con cientos de defectos y que solo mirase por ella misma, pero para bien o mal la había conocido en un momento de tristeza absoluta y ella me había apoyado sin juzgarme desde el inicio. Al aterrerizar en Barcelona no tarde ni un momento en llamar a Dalia que tardó varios tonos en contestar, supongo que sorprendida de que volviese a comunicarme con ella. -¿Marco? -Estoy en España, llegaré a Tarragona en un hora, ¿Sabes donde puedo ver a Elisabeth? E