Al llegar a Italia, sin darme cuenta, de repente un dolor intenso ya conocido apareció en mi pecho, Massimo ya me estaba esperando en el aeropuerto y enseguida me llevó velozmente a mi hogar, conduciendo con precisión a toda velocidad hacia la inmensa villa familiar. Durante el trayecto pude ver a lo lejos de la autovia las altas colinas lejanas sobre el mar cristalino que se fundía con practicamente el hermoso cielo, entramos en la enorme puerta de seguridad y el condujo bastantes metros más dejando el inmenso jardín y la piscina atrás, y aparcando justo en la puerta donde me estaba esperando mi bella madre.
Al bajar ella se me echó practicamente encima, había lágrimas en sus ojos, entonces yo acaricié su cabello rubio claro tintado, estaba elegante, impecable y hermosa, como siempre, ni siquiera notaba que hubiese envejecido nada durante aquel año, que habia pasado mas rápido de lo que esperaba, y durante el que no nos habíamos visto.
_Hijo, menos mal que has venido, te he extraño tanto... _ dijo poniendo su cara sobre mi fuerte pecho y entonces me di cuenta de que nada, absolutamente nada, había cambiado. Quizás no debería haberme nunca alejado de ella.
Nunca había hablado con mi madre sobre los negocios turbios de mi padre, pensé que era mejor así ¿Pero y si en realidad ella no estuvo jamás enterada y le había sucedido lo mismo que yo?, no, no podía ser, habían estado juntos décadas y ella debía haber sabido todo. ¿También sabría lo que le hicieron a Elisabeth? Prefería no saber aquello, sería demasiado doloroso descrubir que sí.
Recorrí la casa, al menos el trayecto larguísimo hacia mi habitación, al llegar allí y salir a mi balcón y contemplar el enorme jardín sin fin de mi casa familiar y me sentí extrañamente de nuevo en el lugar al que pertenecía, aunque me hiciese daño.
Seguramente todo Nápoles sabría que había vuelto, en aquel lugar sin ley de rumores y críticas era fácil estar en boca de todo el mundo, porque el tiempo pasaba despacio y yo provenía de una de las familias más influyentes, poderosas y ricas de la ciudad.
Después de descansar nos dirigimos con uno de los coches negros al funeral, el inmenso cementario estaba alejado del centro en una zona tranquila de campo con vistas impresionantes a terrenos y colinas altísimas verdes de diferentes tonalidades. Había muchísimas personas que no conocía absolutamente de nada, algunos no era italianos, eran del este y rusos, suponía que habían tenido negocios con mi padre, seguramente algunos fraudulentos. Nosotros estábamos en primera fila, yo al lado de mi madre y de mi hermano Favio no estaba y llegó unos diez minutos más tarde desaliñado con la camisa medio desabrochada oliendo a alcohol y con la mandíbula desencajada.
_¿Ni siquiera el día de la muerte de nuestro padre puede presentarse de manera decente? _ no pude evitar decir en tono bajo a mi madre.
_Marco dejalo... hoy no _ dijo suplicándole que no dijese nada más.
Favio era una hombre de excesos, tanto con mujeres como con drogas, y entendía por qué mi padre quería que me encargase de las empresas de la familia, porque el miserable de mi hermano solo era capaz de pasar el tiempo con putas, meterse cocaína por la nariz y despilfarrar el dinero de nuestra familia como si no existiese un mañana.
Él ni siquiera se atrevió a mirarme a la cara... yo sería capaz de partirsela de nuevo, jamás perdonaría lo que había hecho, era un ser despreciable y miserable. Un violador que se había ganado la confianza de una niña inocente.
Después cientos de personas, familiares y otros que no conocían de nada pasaron uno a uno a darnos el pesame. Nos dirigimos de nuevo en el coche mi padre y yo, y el resto de asistentes a la enorme casa de mi hermano mediano, Adriano. Allí habían preparado bebidas calientes y algo de comida para continuar aquel funeral, no me gustaba tener que soportar aquello, solo quería dar el último adios a mi padre y aunque no fuese capaz de perdonarlo... al menos sentirme en paz conmigo mismo.
Allí en la casa, me senté en un sillón de al lado de la ventana, podía ver como las hojas marrones de los árboles se desprendían de los frondosos árboles.
_Hola Marco _ escuché aquella voz femenina que no conocía de nada, y una hermosa mujer, delgada, alta y con el pelo rubio muy largo recogido con una coleta apareció ante mí sin esperarlo.
_Perdona... ¿Nos conocemos?
_No... Soy Nicoletta _ dijo con tono bajo. _Soy la hija de uno de los antiguos socios de tu padre.
Enseguida percibí su acento del este.
_Tu padre y el mío pasaban mucho tiempo juntos por negocios, era normal verlo en mi casa. _ yo sonreí, no recordaba lo cansado que era que gente viniese a hablar contigo en Nápoles cuando tú no deseabas hablar, solo estar solo.
_Si necesitas algo, no sé... hablar... puedes contactarme cuando quieras _ dijo con una sonrisa, y sacó de su bolsillo una tarjeta con su número.
¿Espera se me estaba insinuando en el funeral de mi padre?...Tampoco recordaba que aquello era normal en Italia, sobretodo si eras guapo y tu familia tenía dinero.
Yo a penas sonreí, si hubiese sido mi antigua versión, la hubiese llevado al baño y me la hubiese tirado... pero algo en mí había cambiado. Ya no era el mismo de antes.
_Marco ha llegado un paquete _ Massimo me entregó una pequeña caja de cartón, había algo escrito fuera "Para Marco, espero que estés bien", estaba escrito en español y enseguida me di cuenta de quien era.
_¿Me disculpas? _ dije dejando a aquella chica, que ni siquiera recordaba como se llamaba y su tarjeta sobre el sillón sin darle la más mínima importancia.
Me fui hacía las escaleras, fuera del salón, alejado de la gente y abrí la cajita, dentro había rosa oscura preciosa y una carta, al abrirla enseguida vi al final su firma "Elisabeth",
Cuando recibí esa rosa solamente pude pensar en verla de nuevo, aquella idea obsesiva y perjudicial se instaló por completo en mi cabeza, necesitaba saber como estaba ella, que era de su vida, y que estaba haciendo en Italia... Mentiría si dijese que no había hecho mis propias averiguaciones, cuando recibí el mensaje de Dalia contacté a Massimo para que la vigilase, ¿Debía mentir? No estaba loco, no era un controlador que solo deseaba controlar cada uno de sus movimientos y de sus acciones, unicamente queria protegerla, solamente quería estar seguro de que se encontraba bien y de que mi hermano estaba completamente alejado de ella. Y fue así, me dijo que Elisabeth estaba mucho tiempo en la villa que le había dejado su padre, aquel lugar era enorme, lo recordaba de alguna vez que había ido de niño, extensos metros de terreno, con un jardín precioso repleto de rosas y otras flores de distintos tipos muy hermosas, una piscina más grande que la mía y una gran casa familiar con paredes ext
Cuando aquel chico se fue, Elisabeth y yo nos observamos mutuamente sin decir nada durante algunos segundos. _¿Un primo lejano? _ pregunté bastante indignado. _¿Qué querías que le dijese? Que nos acostamos juntos un par de veces en el pasado _ dijo claramente haciéndose la fuerte, fingiendo que yo era solamente eso para ella. Aunque yo sabía que no era así en absoluto. _No hacía falta decir del todo la verdad... _¿Entonces? _Me hace gracia como puedes ser tan cinica cuando en Barcelona decías que tú no tenías familia. ¿Hablas en italiano ahora de repente solo en frente de tu nuevo novio? _¿Para que has venido? _ me dijo seria, se notaba que no le gustaba nada aquella situación , le incomodaba que yo estuviese así y aquello me hacía sentir aún peor de lo que me había hecho sentir que hubiese rehecho su vida sin problemas con otra persona. Me quedé callado varios segundos, decir la verdad era claramente mejor opción. Y necesitaba para ser sinceros decir la verdad de una puta vez.
Era horrible pensar en Elisabeth a todas horas, realmente no quería hacerlo, sentía que estaba haciendo algo muy malo... Yo ya había rehecho mi vida con una chica maravillosa. Ella me cuidaba, se preocupaba por mí y paarecia comprenderme sin juzgarme por nada de lo que le había contado. Y yo, en cambio, en vez de centrarme en esta nueva relación... lo que hacía era no podía parar de imaginarme con Elisabeth. Me imaginaba constantemente junto a ella, y repasaba cientos de momentos que habíamos vivido juntos en el pasado e incluso revivir también miles de veces en mi cabeza, nuestro primer beso o cuando la había hecho mía por primera vez en el cuarto que tenía en Barcelona. Aquel día acudimos muy temprano al notario, era el momento de leer el testamento que había dejado mi difunto padre y, tambien desafortunadamente yo volvería a encontrarme con mi hermano Savio en esa reunión. Enseguida, siendo súper puntuales, llegamos con Massimo, mi madre y yo, en aquel coche lujoso negro con todo
Intenté quitarme de la mente que ir a buscarla estaba mal, ya lo estuvo en el pasado, comenzar algo intenso con ella, que realmente ni siquiera en Irlanda había podido olvidar junto a Jennifer. Pero después de conocer la verdad, aún era peor sentir aquello por Elisabeth, suponía que no era correcto desear verla y estar a solas con ella, pero mi cuerpo y mi corazón me pedían aquel encuentro con todas mis fuerzas, y yo era italiano, y por lo tanto salvaje e impulsivo, y me dejaba guiar más por lo que sentía que por lo que era racional... grave error que no era capaz de dominar ya siendo un adulto y no un muchacho. Así que cuando fui a buscarla, esta vez con mi coche azul habitual, ella estaba esperándome en la puerta. Era temprano, apenas llegaba a las ocho y media de la mañana, ella iba vestida casual y sencilla, con unos jeans oscuros y una chaqueta de cuero negro. Pero como siempre estaba impactante, su color bronceado podía llamar la atención incluso en ese sur de Italia, que nos se
Nuestras miradas se encontraron y simplemente nos encontramos de aquel modo el uno al otro durante varios segundos. Yo quería besarla, pero no estaba seguro de si ella aceptaría, y aquella inseguridad solo resurgía con ella, nunca antes me había pasado con ninguna otra mujer. Como ocurrió la primera vez ella fue quien dio el primer paso, acercó sus labios a los míos y dio pie a aquello. Tuve que controlarme cuando sentí sus labios sobre los míos de nuevo, para no lanzarla a la cama y tirarme sobre ella como la bestia que eran estando a su lado. Puse mis brazos alrededor de ella y la apreté contra mi cuerpo, oliendo su perfume exótico, pasando una de mis manos por su cabello negro, y no evitando practicamente comérmerla besos mientras poco a poco nos conducía a ambos hacia la cama y la hacia caer lentamente sobre el colchón. Cogí sus piernas y me deshize de sus zapatos, y luego directamente dirigí a mis manos a sus vaqueros dispuesto a desabrocharlos, pero ella paró la acción con una
Sabía que volver a vernos me traería problemas, estar junto a él siempre había sido demasiado tentador y peligroso. Lo nuestro era demasiado intenso, y me culpé a mi misma por haber accedido a aquel encuentro, aunque hubiese sido la primera que desease hacer el amor con él con todas mis fuerzas. Yo sabía que volver a encontrarlo no era lo correcto, y como terminaría estar los dos solos de nuevo, pero no podía negar que algo dentro de mi me incitaba a hacerlo y no pensar en nadie más, en que podía dañar con esa acción... realmente solo quería pensar en lo que deseaba solo yo por una sola vez en mi vida. Podía verme a mi misma reflejada en sus hermosos ojos azules mientras me observaba fijamente, al mismo tiempo que desarrollaba con cuidado mi suéter fino. Mi corazón palpitaba tan fuerte que parecía estar a punto de salirse de mi pecho, había llorado prácticamente cada noche después de como habíamos terminado nuestra historia, y después lo había extrañado como nunca antes me había oc
Sabía que con ella nada era fácil, con Elisabeth desde el principio fue así. Lo nuestro comenzó muy mal en el pasado, con engaños, mentiras y una intención oculta por parte mía y de mi familia, de que conseguir que ella nos vendiese la villa familiar que heredó de su padrastro a un precio realmente bajo, que incluso podria calificarse de e****a. Y después... lo que teníamos entre nosotros continuó siendo una relación con continuos altibajos, nunca habíamos estado estables ni comprometidos y extrañamente nos atraídos intensamente el uno al otro, ella encendía un fuego intenso en mi interior que jamás otra mujer había conseguido provocar en mí. Y no conseguía deshacerme de aquella sensación, del calor especial que me provocaban sus labios y de la huella y necesidad que dejaban sus caricias en mi piel . Jennyfer se comportaba desde hacía días de manera desesperada, y yo sabía que mi comportamiento era diferente con ella, apenas contestaba a sus mensajes y no porque no sintiese nada por e
Fue extraño no recibir ninguna llamada o mensaje de él después de aquello, yo tampoco lo contacté, era una orgullosa, pero para mí nuestro encuentro había sido especial y algo que mi interior había estado esperando y no entendía porque después de aquello Marco había desaparecido. Había conseguido de nuevo engancharme a él para desaparecer como hice yo en el pasado ...¿ Era eso lo que buscaba herirme ? ¿ Destrozarme el corazón? No podía creer que hiciese eso conmigo, sabía que él era así pero pensaba que lo nuestro era diferente, alo verdadero y puro, más haya del sexo intenso que teníamos cada vez que habíamos estado a solas en una habitación cerrada. Aquel día decidí salir por el centro de Napoles a hacer unas compras, mi prima Luciana me acompañó, era bonito ver a mi familia de nuevo, aunque aquel lugar solo me trajese malos recuerdos. El sol fuerte se pegaba en mi espalda y el olor a pizzas de distintas clases salían de la mayoría de tiendas que inundaba las calles céntricas