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Capítulo 2: Disgustos y verdades

Luka

—Maldita sea, no tengo ganas de matar a alguien que no tiene la culpa de nada —golpeé mi puño contra el vidrio del auto, causando que mi mano sangrara escandalosamente—Puta madre...

—No hay forma de escapar por tierra, Luka, necesitamos que nos envíen un helicóptero lo más rápido posible —Katya comentó como si nada. En su rostro se notaba el enojo que estaba sintiendo, no obstante, era increíble el autocontrol que presentaba ahora mismo. Al contrario de su comportamiento de aquella vez que por poco se atreve a matar al jefe de la mafia italiana, Francesco De Angelis en plena celebración.

—Señorita Katya, su padre ha enviado un helicóptero que aterrizará en menos de doscientos metros. Tomaremos ventaja sobre ellos para hacerlo sin problemas, mientras que ustedes no deben dejar ningún tipo de huella aquí.

Negué furioso. Era imposible salir de esta situación solo con ayuda de un helicóptero. Si tomábamos ventaja y por una u otra razón algo salía mal y detenían a uno de nosotros, la mafia estaría arruinada para siempre al igual que nuestras vidas. Las sirenas no dejaban de sonar, comenzando a enloquecerme y los oficiales empezaban a disparar tratando de darle a uno de los neumáticos o a alguna de las personas que nos encontrábamos en el auto. Si no nos defendíamos, nos iríamos a la m****a en los próximos cinco minutos.

Mafia de m****a.

Francesco De Angelis lo único que se cruza en mi cabeza es la gran idea de matarte.

—Lo siento, sin embargo, eso no resultará bien...Somos nosotros o son ellos —me percaté de que mi arma estuviese cargada y saqué la mitad del cuerpo por la ventana al tiempo que comenzaba a disparar. A la primera, le di al policía que estaba de copiloto y luego de dos intentos, al conductor.

—Maldición Luka...Tu puntería me impresiona —Katya me guiñó el ojo y suspiró, sintiéndose más tranquila que antes.

—Katya y yo vamos a subir al helicóptero porque tenemos que hablar con nuestro padre y con los italianos de forma urgente, necesito que ustedes lleven los automóviles hasta la hacienda ¿Bien? Cuídense, los veo allá —bajé del auto y ayudé a mi hermana. El helicóptero aterrizó e hice que Katya subiese primero. Cuando los dos estuvimos arriba, mi respiración volvía a la normalidad pues, sabía que estaríamos en casa en menos de cinco minutos y que podría insultar todo lo que quisiera a mi padre.

—Todo se fue al carajo ¿No? Si no nos damos prisa y acabamos con los italianos de una buena vez, van a acabar con todo ¿Eres consciente? Todo se va a acabar y estaremos muertos o nos vamos a pudrir en la cárcel —espetó con furia. La comprendía, todos trabajábamos fortuitamente para la mafia y nos esforzábamos día tras día como para que de repente, papá decidiera tirar todo ese esfuerzo a la basura como si no valiera nada.

—Papá me va a oír, y no me importa si está dispuesto o no. Esta vez lo ha arruinado todo ¿Es que no le ha quedado bastante claro que meterse con los De Angelis es como involucrarse con el mismísimo demonio? Se supone ellos eran nuestros amigos, muy cercanos por cierto, y confíamos en su palabra. No obstante, a la primera oportunidad nos vendieron ante la justicia. Nuestro padre lo perdona alegando que todo el mundo haría lo mismo en su lugar y un par de meses después, comienza a trabajar de nuevo con él debido a que decide no echar a perder todos los negocios que establecieron juntos.

—Nuestro padre es testarudo Luka, más de lo que crees...Siempre piensa que él es el único que es capaz de hacer las cosas bien y que nunca comete una equivocación. Pero, con todo lo que está haciendo en la actualidad, hace que este edificio se vaya cayendo piso por piso —se encogió de hombros —A veces olvida que todo error nos puede costar caro a todos los que conformamos la mafia.

—Se podrá hundir el edificio, sin embargo, no va a hacerlo conmigo. Si veo que las cosas no mejoran de hoy en adelante, voy a tomar mis pertenencias y voy a irme muy lejos, donde nadie me encuentre. Y aunque, eso no va a librarme de ningún cargo ante la ley, podré inventar que solo estuve involucrado por culpa de mi padre. Y no es que esté siendo egoísta, es solo que me enoja que él no pueda dar por hecho que se ha equivocado últimamente y que ahora necesita arreglarlo todo en absoluto.

Muy bien, con lo que acabo de decir, no me reconozco a mí mismo.

—Luka...Sabes que no es posible para nosotros. No tenemos la oportunidad de salir de la mafia, ni en millones de años, porque saldríamos muertos de inmediato y de nada nos sirve salir si estamos muertos —me recordó—Lo siento, pero, es la vida que nos tocó tener.

—Puede que sí o puede que esa sea la idea errónea que él ha creado para nosotros. Nunca hemos intentado huir, por lo que no sabremos lo que puede suceder. No creo que nuestro padre pueda asesinarlos, por más que le guste decirlo con frecuencia para que no lo olvidemos, pero, no es un traidor en lo absoluto.

—Si puedo perdonar la traición, entonces no conozco lo que es el amor...—recordó—La frase favorita de mi padre, siempre suele repetirla cada noche durante la cena, aunque ahora mismo está faltando a sus propias palabras.

—Es así como es la naturaleza humana. Primero nos decepcionamos a nosotros mismos con tal de no decepcionar al resto...—farfullé y me percaté que el trayecto a casa estaba por llegar a su fin.

—Señor, señorita, estamos a punto de aterrizar —nos comunicaron.

—Gracias por traernos —me callé. Esperé a que estuviéramos en suelo firme para bajar rápidamente y entrar a casa. Observé el reloj de la entrada, el cual marcaba prácticamente las tres de la mañana.

Apenas estábamos por entrar a casa, pero, mamá se nos atravesó en el camino.

—Luka, Katya, no saben cuanto lamento que hayan tenido que pasar por todo eso...—mi adorada madre, Anastasia salió a recibirnos y besó nuestras mejillas. Acto que me sorprendió mucho de su parte, es que ella no suele darle tanta importancia a estos asuntos, o al menos es como se comporta desde hace un tiempo atrás.

—Mamá, usted no tiene de qué preocuparse si fue nuestro padre el que nos metió en todo esto desde un principio —Katya se quedó abrazándola y yo continué hasta la oficina de mi padre, sabiendo que seguramente iba a estar allí con expresión molesta y fumando. Y tal como lo imaginé, lo encontré haciendo exactamente lo mismo, con la única diferencia que tenía el teléfono acompañándolo.

Levantó la mirada en mi dirección.

—Hasta que por fin llegaron, me estaban colmando la paciencia —dijo al percatarse de mi presencia en aquella oficina. Qué agresivo.

—¿Qué nosotros te estábamos colmando la paciencia a ti? Perdón padre, no obstante, por tu culpa hemos estado a punto de jodernos. Fue tu culpa haberle entregado tu plena confianza al italiano una vez más luego de que nos vendió a la FSB.

Rodó los ojos. Necesita aceptar lo que hizo y cómo esto nos está afectando.

—Luka, no actúes tan impulsivamente. En los negocios, como en la magia, a veces se pierde y a veces se gana. Nada está asegurado hasta que lo tienes en tus manos —siguió inhalando esa porquería sin presentarme ni la más mínima atención—¿No es cierto, hijo mío?

—Qué sínico, padre. Ni siquiera porque ha sido tu culpa que nos hayan visto la cara, puedes admitirlo. Admite de una buena vez que jamás podrás tener un pacto con los italianos porque lo único que les interesa de nosotros es vernos tres metros bajo tierra y poseer nuestros territorios para el tráfico. Contesta una sola cosa; ¿Qué habrías hecho si no nos librábamos de esos malditos policías y ahora mismo estuviéramos tras las rejas? Bueno, pues, seguramente te habrías lavado las manos. Qué egoísta y sínico estás siendo, padre, y siento mucho estarte odiando ahora mismo.

—Y dime ¿Qué debería hacer para sobrellevar toda esta enorme situación con la mafia italiana? ¿Debería hacer como si no existieran y seguir viviendo mi vida como si nada? ¿Es eso lo que pretendes que haga?

Bueno, todo acaba de cambiar. Algo se rompió en nuestra relación familiar en cuanto comenzó esta conversación tan abrupta y grotesca. Si ya temía sobre lo que podía llegar a hacerme, ahora le tengo miedo incluso a cada una de sus palabras. No puedo confiar en él, porque no confío en las decisiones que está tomando recientemente.

—Por supuesto que no trato de que ignores la situación. Sé que debe ser complicado llevar el cargo de algo tan pesado, pero, trato de decir que, si tú no empiezas a ver mucho más allá y a arriesgarte por acabar con tus enemigos, ellos vendrán primero por ti. Francesco se convirtió en tu enemigo apenas te traicionó. Si lo hizo una vez, lo volverá a hacer.

—He intentado en repetidas ocasiones acabar con los problemas que me dan los De Angelis, no obstante, su seguridad es tan buena que resultaría demasiado complicado acabar con el capo, es decir, matarlo. Decidí aceptar involucrarme con su persona y su negocio de porque debido a que no quería afrontar la enorme carga que sería perder tanto dinero al no realizar los mismos negocios que antes.

Matarlo no es una mala idea después de todo. Prefiero acabar con el enemigo que desatar una guerra interminable.

—No necesitamos nada más que un intruso. Si buscamos a una persona que sea lo suficiente eficiente e inteligente como para infiltrase en esa mafia, ganarse la confianza del capo y luego matarlo sin piedad. Es peligroso, pero, nada perdemos con intentar. Otra solución será que exista un enfrentamiento entre ambos bandos, y en medio de un fatal tiroteo, darle fin a la vida del capo. Estoy dispuesto a hacerlo con mis propias manos, si la oportunidad llegase a presentarse.

Comienzo a perder la por poca cordura que me recorre el cuerpo entero.

—Quizá te has vuelto loco o eres demasiado testarudo...La mafia y todo lo que esta involucrado, no es tan fácil hijo. Si fuese tan fácil acabar con un rival, ya lo habría hecho hace mucho.

—Pruébame...Prueba que soy capaz de acabar con tus enemigos —ni siquiera yo mismo era consciente de las cosas que decía, sin embargo, si estaba dispuesto a intentarlo absolutamente todo por un poco de tranquilidad.

—¿Y qué tipo de recompensa tengo que darte en caso que logres cumplir tu cometido? —Inquirió, curioso por lo que estaba diciendo.

—No hay necesidad de darme ninguna recompensa, padre, lo que yo quiero es acabar con ellos ya mismo porque estoy cansado de sus repentinos ataques y sus falsos acuerdos. Por esos kilos de coca, podría haber muerto o cavar nuestra propia tumba.

Hubo un momento de silencio, en el que ambos solo nos miramos con atención.

—Inténtalo, Luka. Quiero que intentes cumplir tus palabras, y si lo logras...Si lo logras, vas a ganarte algo muy especial ¿Está bien? —Preguntó.

—¿De qué hablas ahora? —Me desconcerté.

—Hay algo de lo que quiero hablar contigo y tus hermanas, no obstante, no se ha dado el momento. Cuando esta situación se calme un poco, yo les contaré algo que quiero que hagan los tres —se puso de pie, caminó hacia mí y me apretó los hombros con las manos.

—¿Y qué con la situación actual, acaso vas a dejar que ellos queden impunes luego de la estupidez que han hecho en nuestra contra? ¿Es que te volviste loco o la droga te dejó estúpido?

Él no paraba de reír. Vaya, admito que lo que acabo de decir sonó un poquito gracioso.

—A estas alturas, da lo mismo cuanto fume. Voy a llamar al capo y tendré una conversación seria con él. No te preocupes, ahora ve a descansar.

—Haré de todo, menos descansar. Probablemente me la pasaré fumando un cigarrillo o pensando en un plan que nos pueda resultar útil —me sinceré— ¿Acaso alguien puede dormir con todo lo que pasa en esta casa?

—Como sea, vete de una vez —casi me obligó por lo que me di cuenta que no me quedaba de otra.

Salí de su oficina con una sonrisa torcida en el rostro. Encontré a mi madre y hermana sentadas tomando un poco de vino en medio de la sala.

Mamá está actuando extraño.

—Papá está hablando con el imbécil De Angelis ahora mismo. Lo único que podemos hacer es permanecer en silencio esperando por ver qué sucede —les conté, tratando de informales acerca de la situación actual.

Ellas asintieron. Me senté al lado de Katya y dejé que apoyara su cabeza sobre mi hombro, pasaron varios minutos hasta que mi padre apareció frente a nuestros ojos sumamente alterado:

—¡Ese hijo de puta ha dicho que, si no les damos nuestros territorios en España y México, harán todo lo que esté en sus manos para vernos caer! ¡Ese hijo de puta va a ver con quien se metió! —Parecía un loco. Me alegraba que se diera cuenta de las verdaderas intenciones de su tan querido socio. Por supuesto que ese hombre era un egocéntrico, una mala persona y un traidor, y ahora él lo sabe muy bien.

—Espera, espera, espera....Trata de calmarte —le pedí y negó. Bueno, todo esto va a convertirse en una auténtica m****a.

Maximiliano Romanov enojado es el peor peligro que puede estar latente.

Dasha

Me puse de pie para colocarme mi ropa de nuevo y tomar un avión que me llevara a casa. Me estaba quedando en la capital para pasar tiempo con el hombre que me tenía completamente perdida: Dimitri Korovin, un agente de la FSB, Servicio Federal de Seguridad. Quizá me volví loca el día en que me involucré con él, pero, ha sabido respetarme y amarme a pesar de conocer mi verdadero origen. Él sabe bien que yo soy la hija menor del capo de la mafia rusa, sin embargo, ha decidido estar conmigo desde hace poco más de un año.

Me gusta estar con él, más de lo que imaginé en un principio. Me siento cómoda a su lado.

—¿Acaso ya te vas? —Acarició mi brazo para después envolverme en un abrazo que me robó una gran sonrisa—¿Por qué no te quedas un rato más, cariño?

—No puedo quedarme ni un poco más, Dimitri. Ya he estado aquí por seis días y nunca puedo quedarme más que eso, por si a alguno de nuestros enemigos se le ha ocurrido seguirme para matarme por su propia cuenta —suspiré.

—De verdad, no puedo creer que tu padre no haya mantenido a su familia en secreto y a salvo, si lo hubiera hecho, sería capaz de evitarse muchísimas cosas y desgracias.

—Él no es el tipo de padre que quisiera mantenernos a salvo en un lugar más lejano del mundo, sino que quiere que superemos por mucho todo lo que él ha logrado ser. Si pensara diferente, jamás nos hubiese dado una pistola y abríamos probado cualquier clase de droga ¿No crees? Adoro a mi padre, pero, en serio a veces se comporta como la m****a...—solté un suspiro mientras volvía a recostarme, esta vez completamente vestida—Desde que se le ha mentido en la cabeza esa tonta idea de que hay que darles una nueva oportunidad a todos los que se han equivocado, hace negocios estúpidos y está arriesgando su propia vida a causa de las malas decisiones. Aquello me está matando.

Mi padre es un hombre sensible y de buenos sentimientos, sin embargo, continúo pensando que la decisión de perdonar a Francesco y seguir trabajando con él para no perder algo de dinero, puede ser uno de sus más grandes errores. Temo por su seguridad y por la nuestra. Temo que los Romanov puedan perder, temo que el imperio empiece a caer.

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