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Capítulo 6: Luka, Katya o Dasha

Katya

Los días que pasé al lado de Franco fueron los mejores que he tenido en mucho tiempo. Pero, como todo lo bueno también tenía que terminar y ya me encontraba de regreso en casa de mis padres. Apenas tuve tiempo de subir hasta mi habitación y dejar todas mis maletas, porque tal parece que mi hermanita menor ha llegado y que mi padre se encuentra muy contento por darnos una noticia que para él tenía demasiada importancia y aquello me molestaba puesto que ya era bastante tarde y me moría del sueño.

Siendo honesta, cabe recalcar que últimamente se nota que entre los miembros de la familia hay cierta especie de tensión que no logro descifrar. Todos actúan como si estuviesen ocultando algo, o tan solo es el reflejo de mis acciones.

—Ya ha pasado un par de días desde que todos ustedes han podido reunirse conmigo al mismo tiempo —comenzó a hablar y me apresuré para tomar asiento en uno de los sillones que amoblaban su oficina. Me alegraba mucho ver a Dasha una vez más después de todo lo que sucedió con la mafia italiana y la obligó a permanecer en otro lugar. Es un gusto que esté aquí y también una desgracia.

Tenía que admitirlo. El regreso de mi hermana me traía muchos más problemas de los que ya tenía actualmente porque ella era la persona más observadora y cautelosa que he conocido en la vida entera y seguramente, si yo llegaba a hacer algo para verme con Franco o hablar con él, ella iba a darse cuenta e iba a cuestionarme una y otra vez hasta el punto de lograr que yo le dijera la verdad. Además, con todo este tema de la muerte del capo italiano, todo se ha ido al carajo y yo necesito estar al lado del hombre que yo amo para mostrarle que lo apoyo totalmente. El corazón se me rompe en mil pedazos al ver cuánto le ha afectado el perder a la persona que la acompañó toda la vida y luchó para darle una vida digna, aunque llena de errores, que le permitió tener todo lo que deseara.

—¿Qué es lo que tienes que decirnos, padre? No hay porque darle vueltas al asunto, si hay algo importante que quieras decirnos, solo dilo y ya —Dasha le dijo rodando los ojos. Siempre he pensando que detrás de todo ese caparazón que se ha percatado de cuidar por tantos años, guardara un par de secretos que pueden derribarla en un abrir y cerrar de ojos. Dasha solía ser una pequeña niña, tan frágil como un jarrón, y creo que ese jarrón se rompió cuando se enteró de la desaparición del hombre al que amó. Cambió para siempre y creo que desde ese instante, ha estado cargando con varias cosas. Ella ya no me transmite seguridad o necesidad de protegerla a toda costa, ahora he empezado a verla como una mujer que puede defenderse por sí misma y que ha demostrado tener valentía. Solo ella sabe lo mucho que le ha costado superarse a sí misma y me llena de orgullo saber que en cualquier momento, puede irse y cuidarse sin necesitar a nadie.

—Muy bien, si eso quieren...—se encogió de hombros y sonrió.

Espero que esto que va a decirnos no sea nada malo porque ya he tenido demasiado con la muerte del italiano.

—Quiero retirarme del negocio, creo que ya es hora de despedirme de todo este mundo y limitarme a disfrutar todo lo que he conseguido por mi arduo trabajo, que es lo menos que puedo hacer por mí mismo y por ustedes—muy bien, honestamente eso no sonaba nada mal, sin embargo, no era capaz de descifrar lo que ocultaba su mirada.

—Me alegro por ti, es el momento adecuado para que te retires del negocio y al fin, después de todo lo que hemos tenido que pasar, podamos vivir una vida feliz cada uno por nuestro lado y tomando las decisiones que queramos —expresé mientras revisaba mis uñas, hoy no poseo la misma valentía que siempre para mirarlo a los ojos para desafiarlo.Esa era la mejor noticia que podíamos recibir. Deseaba ver la reacción de mis hermanos, por lo que los miré con curiosidad y encontré que Luka se encontraba bastante inquieto, y de cierta forma me contagió ese sentimiento. Dasha por su lado, no se inmutó.

—Todos ustedes son unos estúpidos —espetó y fruncí el ceño de inmediato. Pedazo de m****a, siempre nos ha tratado como si fuéramos nada y sin preocuparse por cómo nos sentíamos. Él suele amarnos en ocasiones y de igual forma, llega a tratarnos terriblemente— El negocio jamás llega a su fin ¿Comprenden? Si el capo se va, alguien más debe heredar dicho puesto. Siendo sincero, puedo decirles que tomar esta decisión no es nada fácil para mí debido a que tengo tres hijos y sería muy injusto escoger a cualquiera de ustedes para el puesto, ya que a los demás no va a agradarles.

Ni siquiera lo pienses...

—No tienes que preocuparte por ello, o al menos estoy hablando por mí...No estoy interesada en heredar el puesto de la mafia, creo que he sido la que menos interés ha demostrado en el negocio a lo largo de los años ¿Cierto? —Mi hermana menor se puso de pie, qué valiente. Dasha ha sido diferente a todos nosotros desde el principio, a pesar de ser la menor, poseía una tremenda capacidad para los números y el dinero, por lo que ella sería una excelente candidata para el puesto. No obstante, ella suele preferir tomar viajes largos y lo que más me sorprende de todo aquello es que siempre es a la capital del país, pero, está bien supongo que cada uno de nosotros se hace cargo de mantener a cargo sus propios secretos. Me gustaría preguntarle qué es eso que la ata tanto a realizar tantos viajes, sin embargo, tampoco deseo exponerme a que ella descubra que estoy enamorada como una loca del jefe de una de las mafias enemigas, digamos que ese sin duda sería mi fin. Prefiero quedarme en callada.

—Qué lástima por ti, Dasha. Esto no es algo que puedan elegir, porque todos están condenados desde que nacieron ¿Ya lo entienden o voy a tener que explicarlo una vez más? —Mi padre cada vez se enojaba aun más—Al menos tú, eres la que mejor manejo podría darle al dinero y todos esos asuntos, así que por más que no estés de acuerdo, vas a tener que pelear por el puesto como todos los otros.

—¿Pelear por el puesto? ¿Qué intentas decirnos, padre? 

—Como evidentemente no es justo que yo elija a tan solo a uno de ustedes para tomar mi puesto y convertirse en el capo de la mafia Romanov, me ha parecido correcto organizar una especie de competencia en la cual ustedes sean capaces de ir ganando puntos en diferentes campos tales como las carreras de autos, la financiación de negocios, manejo de armas y más, y el que más puntos sea capaz de acumular, se convertirá en el capo ¿Comprendido? Será interesante.

—Espera un segundo querido padre —lo detuve cuando me puse de pie, bajando la mirada hacia abajo rápidamente, por alguna razón le temía mucho a mi padre cuando hablaba de esta forma, pero, supongo que es razonable porque todo el mundo le teme al capo de la mafia rusa—¿Quieres que los tres entremos en una batalla campal por el puesto? ¿Tal vez te volviste loco? Por el amor de Dios...¿Por qué simplemente no lo abandonas todo y huimos del infierno en el que nos hemos metido por tu culpa? Oh, tal vez una mejor idea es que elijas a uno de tus mayores hombres para heredar el puesto y nosotros nos quedamos tranquilos tal y como estamos.

—Katya, hija, nadie puede huir del infierno. No he peleado tanto por llegar a tener un imperio tan grande como este como para que en el momento que yo tenga que retirarme por mi avanzada edad, todo se vaya al carajo porque mis hijos no pueden tomar el cargo. Y no, claro que no voy a dejar esto en manos de uno de mis mejores hombres, porque prefiero hacerlo con mis hijos, a quienes he recurrido en reiteradas ocasiones para pedirles ayuda en algo importante.

—No quiero que Katya o Dasha sean involucradas en el negocio a la fuerza aunque siempre hayan participado en el mismo, así que si ellas están totalmente de acuerdo, me parece que puedo tomar el puesto sin necesidad de pasar por todo ese enredo —Luka respondió con un hilo de voz, por lo que me atreví a darle un golpe en el hombro por lo que acababa de decir—¿Qué?

No lo voy a permitir.

—¿Qué se supone que pasa contigo? Luka, no pienses que debes cargar con toda esta tonta responsabilidad solo mientras las dos somos libres y tú no lo eres. Vamos a pelear por ello, sin importar las consecuencias —expresé mi opinión como su hermana—Así que ¿Cuándo vamos a empezar esta guerra?

—Mañana mismo Katya, ni siquiera te preocupes por ello —respondió con desgano.

—Bien, qué gane el mejor entonces —dije en voz alta antes de abandonar el estudio de mi padre y dirigirme a la cocina, en búsqueda de un vaso de agua que pudiera tranquilizar mis nervios. Las manos me temblaban.

Después de ello, me alejé de casa hacia la selva en compañía de mi arma, la que siempre cargaba debajo de mi falda o vestido, puesto que tenía miedo de que algo llegase a suceder en cualquier momento.

Cerré los ojos por un instante, pensando en la estupidez que mi padre estaba haciendo y como eso iba a cambiar nuestra vida para siempre. Me pregunté a mí misma que iba a pasar conmigo en caso que yo pudiera ganar esta supuesta competencia.

¿Eso significaría que debo alejarme de Franco? Claro que sí, ahora mismo es él el jefe de la mafia italiana, con quienes teníamos serios problemas y por supuesto, no podría convertirme en su novia ni estando loca.

¿Me convendría convertirme en la jefa de la mafia Romanov para hacer lo que quisiera para que ninguno se atreviera a cuestionar mis decisiones? Puede que exista esa posibilidad y que deba pensar en ella.

Un sonido desconocido me llamó la atención, erizándome la piel y de repente una sombra femenina apareció frente a mí, de inmediato busqué mi pistola y me puse en posición.

—¿Qué quieres? —Le grité puesto que no podía ver su rostro, pero, el alma me regresó al cuerpo cuando vi que se trataba de Alena Diatlov, una de las numerale más confiables de mi padre. A ella la conocía desde hace más de cinco años y estoy segura que no dudaría en poner mi vida en sus manos—Oh, Alena...Por poco me matas del susto...

—¿Katya qué haces aquí? ¿Ha sucedido algo? —Interrogó.

—No, no, nada grave Alena —hice un ademán con mis manos, guardando mi pistola en el mismo lugar de antes—No nos hemos visto desde hace unos cuantos días. Me alegra verte.

—Supe que estabas de viaje —me respondió con dureza. Alena era una mujer muy fría, aunque de un buen corazón, por más que hiciera cosas tan terribles como todos los que estamos en este maldito negocio—Tengo algo que hablar con tu padre, por lo que por más que quisiera hablar contigo, necesito irme.

—Sí, claro, te veré luego —me despedí y la vi irse corriendo. Siempre la he considerado una mujer muy hábil y llena de destrezas.

Luego de tomar un pequeño respiro, el cual realmente necesitaba gracias a la frustración que sentía, regresé a mi habitación, aunque grande fue mi sorpresa al encontrarme con mi hermana en ella.

—¿Estás bien? —Me preguntó.

—Mentiría si digo que sí —reí, buscando una pijama en el closet —Cada día que pasa es como vivir en el puto infierno para mí ¿No te pasa lo mismo? Estoy cansada de esto.

—Todos los días, pero, no tenemos elección y lo sabes muy bien —se quedó en silencio —Lo que nos ha dicho nuestro padre me ha sorprendido muchísimo, no te voy a mentir, sin embargo, al mismo tiempo me ha llenado de angustia y miedo.

—¿Por qué? Sabíamos que esto iba a pasar en cualquier momento —me encogí de hombros. La verdad es que no me preocupaba el hecho de que papá se quería retirar del negocio y lograr que alguno de nosotros se hiciera cargo a tiempo completo, sino que mi amor por el capo italiano era más grande que toda esta mierda—Digamos que solo era cuestión de tiempo.

—Luka es quien me preocupa...Por el amor de Dios Katya, tú y yo sabemos muy bien que él siempre ha sido el preferido de nuestro padre y que por lo mismo, se encargó de enseñarle muchas cosas más que a las dos. Luka es extremadamente inteligente, y sabe sobre dinero, armas y estrategias ¿No crees que es evidente de quién es la victoria? Luka es digno para el cargo.

—Que nuestro padre haya centrado su atención en Luka al momento de enseñarle sus hazañas más grande, no significa que seamos menos capaces ¿Te ha quedado claro? —La amenacé—Tú y yo, somos tan buenas como nuestro hermano y a pesar que lo quiero que mi vida entera, no me importa pelear por el puesto.

—¿Desde cuándo es que estás interesada en el puesto Katya? —Enarcó una ceja, cruzándose de brazos enojada por la que acababa de escuchar.

Desde que tuve la idea de hacer lo que se me venga en gana.

—Desde que me cansé de hacer el trabajo sucio —escupí con ira—Mientras que Luka recoge la mercancía, cierra negocios o entabla diálogos importantes y tú te la pasas de viaje en viaje, ayudando a contabilizar el dinero y a disparar flechas, yo siempre he sido quién ha tenido que matar a los enemigos de mi padre con mis propias manos, huir y restringirme a lo que siento ¡Estoy harta de esto! ¡Por primera vez quiero ser quien tenga el control! ¡Por primera vez necesito ser esa persona que no haga el trabajo sucio!

Dasha se mantuvo en silencio, bajando la mirada con tristeza. Creo que acababa de sorprenderle que yo hubiese matado a alguien por mi propia cuenta, o que haya hechos cosas que ellos jamás han tenido que hacer.

—¿Y cómo fue? ¡Se supone que nadie tenía que ensuciarse las manos! —Se molestó. Tiene la razón, se supone que ninguno de nosotros habría tenido que matar por su cuenta porque teníamos a otros que se ocupaban de eso.

—¿Te parece que estaba de acuerdo en eso? —Grité llena de enojo—¿Te parece que quería hacerlo? Mi padre siempre me ha enviado a cerrar negocios o a conversar con esos asquerosos mafiosos en lugares terribles y todo ha terminado mal cada vez. Todo termina cuando la otra parte no desea ceder ante nuestras peticiones y todo empieza a desmoronarse, he tenido que torcerles el cuello y salir corriendo en compañía de mis hombres o la mayoría de las veces, sola.

—¿Por qué tus hombres no los mataban? ¿Por qué razón tenías que hacerlo sola? —Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—¡Porque papá me obligó! ¡Se aprovechó de que yo siempre fui buena huyendo para hacer sus trabajos sucios! ¿Y sabes que he recibido a cambio todos estos años? ¡Un poco de dinero y malos tratos de su parte! ¡He ganado una vida que nunca he querido!

—¿Katya? —Mamá entró al dormitorio con la boca abierta seguida de Luka. El mundo se me vino abajo de tan solo pensar que podría haber escuchado todo lo que acababa de decir.

De acuerdo, es momento de dar un par de explicaciones y de ocultar mis mayores secretos tanto como me sea posible.

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