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Capítulo 3: Relaciones y secretos

Dasha

Con las manos temblorosas, contesté lo más pronto que pude en cuanto noté que la llamada era de mi hermano. Rápidamente puse la llamada en altavoz, debido a que cada vez que me ponía nerviosa, ni siquiera era capaz de oír correctamente. No entiendo como después de todo lo que he tenido que vivir, sigo poniéndome nerviosa por cosas tan sencillas.

—¿Luka? —Susurré, incapaz de relajarme. Mi hermano no solía interrumpir mis viajes repentinos, al contrario, él creía al igual que el resto de mi familia que no debían molestarme cuando estaba de vacaciones porque me las merecía. Ellos estaban muy de acuerdo con mis decisiones de salir de casa por un par de días varias veces, simplemente porque nadie tiene la misma oportunidad que yo.

—Dasha, por el amor de Dios, ni se te ocurra moverte a ningún lugar. No regreses a casa, o al menos no hasta que yo mismo no te lo diga. Hazme caso, te lo ruego—su voz se escuchaba un poco entrecortada.

—Está bien, pero, me gustaría que me expliques qué se supone que está pasando —arreglé mi cabeza dando pasos alrededor de la habitación mientras era observada por mi novio todo el tiempo—No puedes llamarme a darme una advertencia y no explicarme lo que está sucediendo en casa. Dímelo y por supuesto, veré si está en mis manos ayudarte.

—Cierto, te lo diré —lo escuché suspirar del otro lado del teléfono.

—Muy bien, te escucho —murmuré.

—Mi padre ha hecho un mal negocio con los italianos, los malditos hijos de puta por poco hacen que la policía corte mi cuello y el de Katya. Ahora, acabamos de entrar en una especie de guerra con la mafia italiana, y sabes muy bien que esto suele tardar en arreglarse y que aquí el único objetivo es golpear al otro en su punto débil.

—Como siempre, todos sabíamos que ese negocito con los italianos nos haría pagar terriblemente —me mordí las uñas y volví a sentarme en la cama—Pero, se supone que yo misma me he encargado de cerrar un trato adecuado con él, para evitar esto...¿Qué les hizo? Supongo que es mi responsabilidsd estar al tanto de todo lo que sucede.

—El cargamento no era cocaína, nos engañó con un par de kilos de harina —respondió a mi interrogante—Me dijo cuenta al instante de probar la mercancía, y por si fuera poco, la policía nos persiguió.

—¿La policía? —Me exalté—Luka, tratas de decirme que Francesco ha tratado de hacernos caer con la policía...¿O no es así?

—Sí, es lo que creemos. Nuestro padre está hablando con él ahora mismo, por lo mismo, estamos en el deber de esperar a la decisión que este tome.

—Cuando haya tomado una decisión, llámame de inmediato y dile que necesito conversar con él —fruncí el ceño. Esto me molesta, más de lo que debería, sin embargo, sabía que esto estaba mal desde el primer segundo y solo estamos pagando por haber sido irresponsables.

"No confíes en aquel que te traicionó una vez."

Todos deberíamos confiar ciegamente en esa frase. Todo el mundo debe aprender a identificar a las personas que tiene a su lado. El bien y el mal existen porque uno no puede existir sin el otro, pero, siempre habrá uno que posea más peso.

Las segundas oportunidades no existen, solo las malas decisiones. El perdón no existe, solo la suposición de haber perdonado.

—Se lo comunicaré, no pienso olvidarlo por si eso es lo que te preocupa. Solo no olvides que no debes moverte del lugar en el que te encuentras, ya sabes, protocolo. Es por tu protección, Dasha.

—De acuerdo, yo comprendo que hay ciertas cosas que no debo hacer hasta que el inconveniente se resuelva por completo. Me quedaré aquí y fin de la historia. Avísame todo lo que suceda en ese infierno, por favor —le pedí.

—Gracias por entender, Dasha. Te avisaremos en cuanto las cosas en este lugar comiencen a regresar a la normalidad al igual que hablaré contigo respecto a las decisiones de mi querido padre. Trataremos de solucionar la pésima relación con los italianos, no sé de qué forma, no obstante, hemos de hacer el mejor intento.

¿El mejor intento es arreglarlo con violencia y amenazas? Sí, por supuesto si estamos hablando de la bratva.

—Más les vale. Gracias por avisarme, Luka. Te veré en un par de días —colgué la llamada para suspirar a cada rato. La llamada me había puesto muy nerviosa, sin embargo, también me ha permitido que me quede un poco más de tiempo al lado de Dimitri.

—¿Hay algo que te preocupa cariño? —Mi novio preguntó.

—El imbécil de Francesco nos ha tendido una trampa, aunque mi padre está buscando la forma adecuada de arreglarlo. No puedo ir a ningún lado, tengo que quedarme aquí hasta que Luka me diga que puedo regresar —le comenté y asintió.

—¿Acaso eso no es bueno? —Se rió de mí en cuanto volví a la cama y me senté a ahorcadas sobre su regazo—Si te quedas por un par de días más, haremos lo que se nos venga en gana.

—Sí...No puedo rechazar tu oferta —sonreí inconscientemente —Dimitri...

Una duda empezó a crecer dentro de mí.

—¿Sí cariño? —Respondió.

—Me preguntaba si me darías tu opinión sobre algo muy importante...¿La muerte o la cárcel? —Inquirí—Sé honesto, por completo.

—La cárcel es como la muerte, por lo que diría que la muerte es mil veces mejor.

La forma de hacerte pagar por todos tus pecados, Francesco de Angelis, el monstruo de la mafia siciliana, es entregarte a la justicia y nadie mejor que yo para cumplir con ello.

Francesco De Angelis siempre ha sido un monstruo. Y los monstruos también merecen ser castigados.

Luka

Me senté al lado de mi padre, mientras ambos intentábamos encontrar una solución a todos los problemas que teníamos alrededor. La cabeza me daba vueltas, entre el odio, la ira y la preocupación no podía pensar con claridez.

—Francesco te ha demostrado lo poco que vale con todo lo que te ha hecho. La primera vez que te traicionó fue hace muy poco...Y ahora, vuelve a hacerlo con un acto mil veces peor que antes...—golpeé la mesa y me relajé. Necesitaba respirar si no quería volverme loca.

Siete meses. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Francesco De Angelis fue capturado por la FSB y luego, liberado a cambio de información revelante sobre nuestra mafia y la mafia coreana. Hace siete meses que demostró su poca moral.

—Mi objetivo fue darle una nueva oportunidad, la verdad es que no imaginé en ningún momento que se iba a atraver a fallarme de tal manera de nuevo —no pude leer la expresión de su rostro. Se veía decepcionado y molesto, lo comprendo puesto que él le tenía mucha consideración al italiano y debe dolerle la forma en que le está pagando—Le di una oportunidad de corazón, con buenas intenciones, pero, veo que él no piensa igual que nosotros.

—Padre, no entiendo qué es lo que Francesco quiere lograr con todo esto. Es decir, me encantaría saber las razones por las cuales de repente dejó de ser amigo de la familia para convertirse en nuestro mayor enemigo público —tomé asiento y lo miré a los ojos—¿Tal vez desea acabar contigo y tomar tu puesto?

Frunció el ceño, y cerró los ojos. Mis palabras le han afectado.

—¿Qué intentas decir Luka?

—Sé bien que has entendido a la perfección lo que dije. Pienso que Francesco hace todo esto para acabar con este imperio, para que su mafia, la mafia italiana, se convierta en la más fuerte del territorio...—mis palabras lo golpearon fuertemente, porque su expresión era de suma tristeza.

Como siempre lo hemos dicho, nuestro padre puede serlo todo, en lo absoluto, menos un maldito traidor. Es el hombre más leal que conozco.

—Podemos realizar varias suposiciones, a pesar de ello, no conseguiremos hallar la respuesta exacta mientras que no podemos hacer de menos a la importancia de solucionar lo que sucede.

—Ay...Luka...—suspiró. Sé que está entre la espada y la pared, pero, no hay nada que pueda hacer para ayudarle.

—Sabes tan bien como yo que esto no se va a solucionar por las buenas ¿No? Son ellos o nosotros, tan simple como esas palabras —le miré y me torció los ojos, mucho más molesto. Puede que esa molestia se deba al dolor que está acumulando dentro de su alma—Mátalo, mata al capo y nos liberamos de él. Mátalo, al fin y al cabo, considero que somos capaces de crear un plan que pueda acabar con él en un abrir y cerrar de ojos. Organicemos un plan y huiremos si es necesario, pero, mátalo. Ni siquiera lo pienses, solo hazlo.

—¿Por lo menos te has puesto a pensar en lo grave que sería organizar un plan para matar a De Angelis? —Entrecerró los ojos. Sí, puede que me esté volviendo loco y no piense bien en lo que digo.

—De Angelis tiene ya muchos problemas, y también, demasiados enemigos. Nadie creerá que hemos sido los que se han encargado de asesinarlo a sangre fría o dime... ¿Tú lo creerías? ¿Pensarías que fuimos nosotros quienes lo matamos cuando tiene tanta gente atrás deseando cortarle la cabeza? —Cuestioné.

Puedo ser un hombre correcto dentro de lo que cabe, sin embargo, no me importa lo que tenga que hacer para cobrar venganza.

—¿Eso no implica que a nosotros lleguen problemas extraordinarios? Luka, hay ciertas cosas que no podemos dejar pasar y este va a ser nuestro secreto. Espero que te quede claro. Tú y yo vamos a ocultar esto ¿Entendiste?

—He entendido, padre. Nadie se enterará de quienes asesinaron al capo italiano.

—Confío en ti, hijo mío.

Katya

Me recosté en mi cama luego de fumar un cigarrillo y cambiarme de ropa. El reloj marcaba las doce de la noche, no obstante, yo no era capaz de dormir al pensar en él, en ese hombre que me robaba cientos de suspiros cada vez que pensaba en él y recordaba todos los momentos que he vivido su lado.

Ese hombre con el que he vivido experiencias magníficas, llenas de erotismo y peligro. Quién me gustó desde el primer momento en que lo vi, y aunque era muy consciente de todo lo que esto conlleva, me dejé llevar llegando a pecar. He guardado ese secreto para mí misma desde hace un tiempo, exactamente desde un año atrás en los cuales hubo una fiesta en la cual no fuimos capaces de controlar nuestros impulsos. Es el hombre de mi vida, aunque sea un pecado jodidamente placentero.

¿Su nombre? Franco De Angelis, el hermano del capo de la mafia italiana y el hombre al que amo. Mi principio y mi final, mi todo. Y esta preciosa historia de amor tuvo un inicio maravilloso.

Solté un suspiro al mismo tiempo que tomé asiento en una de las mesas que se encontraba al fondo del club privado. Casi se me sale el corazón en el maldito momento en el que Franco, el hermano del capo mayor de la mafia italiana, se acercó a mí y se sentó a mi lado. Me pregunté qué carajos le pasaba y por qué se sentó a mi lado como si fuéramos amigos.

—Katya...—pronunció mi nombre y me obligó a mirarlo a los ojos. Era guapísimo, siempre lo he pensado. Es como una enorme atracción que he sentido hacia él durante años y años, y ahora que lo tengo tan cerca, esa atracción se hace mucho más fuerte.

Si me miras así, no sé si pueda contenerme a besarte como lo merezco, como lo mereces...Estoy tan enamorada de ti que me avergüenza pensar en ello.

—Franco, me pregunto la razón por la cual has decidido acercarte a mí ¿Acaso quieres matarme? —Enarqué una ceja sin dejar de verlo con curiosidad—Si no quieres matarme, no sé para qué querrías buscarme.

—No es nada de eso, Katya, así que no te preocupes —se acercó un poco más y los nervios me recorrieron desde la cabeza hasta los pies. Me convertiría en un desastre si continuaba acortando el espacio que había entre ambos—En realidad, hay algo de lo que deseo hablar contigo a solas, en un lugar privado en el que nadie pueda escucharnos y no corramos el peligro de ser juzgados por estos imbéciles. Es un tema privado, no quiero que los demás puedan oírlo.

—¿En privado? ¿Qué tendrías que hablar conmigo en privado? Joder...—rodé los ojos, tratando de hacerme la dura con él. Eso es, Katya, sigue actuando así y conseguirás que se vaya antes que te vuelvas loca.

—Hay un tema, importante para mí, del que no puedo hablar frente a este par de imbéciles —habló refiriéndose a otros capos que se encontraba cerca del lugar—Te lo ruego...

—¿En serio eso es tan importante? —Traté de responder de forma esquiva—Si me voy de aquí contigo, todo el mundo comenzará a inventar rumores estúpidos de los que no quiero ser parte.

Era cierto. No quería que nadie le contara a mi padre que me vio salir con Franco, digamos que ese sería mi fin y no estoy lista para vivirlo.

—¿Por qué a los demás debería importarles con quien nos vamos? —Se burló.

—Porque las personas somos una m****a —me encogí de hombros.

—Aunque, si lo piensas bien, lo único que van a pensar es que vamos a tener relaciones sexuales y a nadie le importa con quien follen los demás mientras que no se convierta en algo serio —aclaró. Sí, ese es un buen punto.

—Entonces sígueme al disimulo —indiqué mordiéndome el labio y caminando hasta la parte de afuera y cruzando la calle para llegar a un callejón vacío. Por suerte, nunca me había dado miedo estar sola en la calle porque mis hermanos siempre me enseñaron a defenderme usando armas, las cuales siempre han sido mis mejores amigas. Al estar en el lugar que deseaba, me di la vuelta encontrándome con él una vez más—Muy bien ¿Qué es lo qué quieres conmigo, De Angelis? Dímelo, que no tengo mucha paciencia que digamos...Y has despertado mi curiosidad, no lo he de negar.

Por un instante me cuestioné a mí misma la razón por la cual fui tan tonta al aceptar venir a un lugar lejano con un hombre que era uno de los más grandes enemigos de mi familia. Pero, de inmediato recordé que ese mismo hombre era él que me robaba cientos de suspiros al tan solo verlo o pensar en él. Además, nunca le iba a permitir a otra persona que me hiciera daño.

—Katya, tú y yo sabemos que entre los dos existe algo que es inevitable. Sabemos que estamos pecando, pero, no queremos detenernos —me acorraló contra la pared causándome un leve gemido debido a que me tomó por sorpresa—No creas que no me he dado cuenta de la clase de mirada que me das cada vez que nos vemos en alguna de las reuniones entre nuestros capos. Y déjame decirte que me siento de la misma forma que tú...No dejo de pensarte ni por un segundo, jamás sales de mi mente.

El corazón se me detuvo apenas escuché su confesión y por primera vez en mi vida, dudé acerca de lo que tenía que decir. Franco ha conseguido ponerme nerviosa, algo que nadie ha hecho hasta el día de hoy. Este hombre me encantaba y creo que ha sido el amor más importante en mi vida.

—Katya, lindura... ¿Acaso no vas a responderme? —Sentí su respiración en mi cuello y luego dejó un pequeño beso allí. Esto era como una tortura.

—Yo...Yo...Es que yo no sé lo que debo responderte —dudé casi sin ser capaz de hablar—¿Has pensando en todo el peligro que correríamos si dejamos que este romance avance? ¿Te has dado cuenta ya que soy la hija del capo Romanov y que tú eres el hermano del capo italiano, De Angelis? Mi familia odia a toda su mafia y ha teniendo grandes problemas con ustedes desde siempre, y prácticamente yo los estaría traicionando si accedo a estar contigo.

—¿Crees qué no sé cada una de esas cosas? ¿Crees que lo he olvidado ahora que te estoy mirando a los ojos y me muero de ganas de hacerte el amor? Katya Romanov, no solo me gustas, sino que estoy enamorado de ti —murmuró en mi oído—Y no me importa el precio de tu amor, porque estoy dispuesto amarte como te lo mereces si me lo permites.

No voy a negarme esta oportunidad. No me negaré a amarlo de la forma que quiero solo por pensar en quien es realmente, porque sé lo mucho que me voy a arrepentir en un futuro por no haber amado cuando debí hacerlo.

—¿Sabes qué, Franco? Qué se vayan a la m****a todos —solté con ira al mismo tiempo que lo tomaba de la nuca delicadamente para besarlo como soñaba. Siempre quise probar sus apetitosos labios y ahora que sé que siente lo mismo que yo, tengo que aprovechar la oportunidad que se me ha dado. Besar sus labios se acababa de convertir en mi más grande delirio, mi mayor ambición, mi adicción.

Duramos un par de segundos mientras nos besábamos apasionadamente. Al estar separados, le susurré:

—Vayámonos de aquí a un lugar en el que nadie pueda molestarnos —besé su mejilla y me sonrió. Ahora mismo, nada me importaba más que estar con él.

—Todos los deseos de la reina serán cumplidos —murmuró en mi oído de manera coqueta, causando que me sonrojara.

Corrimos hasta su auto y llegamos al que supuse era su departamento en Nueva York. Me encontraba en un viaje a Estados Unidos para distraerme de todos los problemas que la mafia presentó en los últimos meses y me llevé una tremenda sorpresa en el mismo momento que lo encontré aquí. Y no he encontrado una razón lógica.

Entramos y me sorprendió ver todos los lujos que tenía. Pero, por supuesto que iba a vivir en un lugar sumamente lujoso pues ya saben, es uno de los beneficios de pertenecer a una mafia. Aunque, las consecuencias sean más que los supuestos beneficios.

—¿Por qué estás en Nueva York cuándo podrías estar en Italia? —Cuestioné de forma burlona mientras tomaba asiento en uno de los sillones de la sala de estar—Todos nosotros estamos llenos de trabajo la mayor parte del tiempo, y la vida social no es nuestra mejor amiga.

—Claro que por la misma razón que tú —contestó con una sonrisita.

—¿Por tomarte unas vacaciones después de todos los problemas qué traen las mafias y todo ese mundo? —Dije pensando en que no era así—Es por eso que estoy en este lugar.

—Exactamente, es por ello. A veces, todos nos merecemos un pequeño descanso de ese mundo tan oscuro —se sentó a mi lado y volvió a sonreírme—Dime, Katya, qué va a pasar con nosotros después de esta noche...No puedo fingir que no ha pasado nada luego de confesarte mi amor tan de repente.

Los nervios me recorrieron el cuerpo entero. No sabía qué tenía que hacer.

—No lo sé, quizá nada —mencioné nerviosa, sin saber ni siquiera lo que hacía.

—¿Cómo qué nada, Katya?  —Se enojó muchísimo en el momento que me oyó hablar. Aunque, no terminé de entender su actitud puesto que lo que decidí decirle no era más que la verdad—¿Estás diciendo qué después de esta noche, continuaremos con nuestras vidas como si nada hubiese sucedido?

¿Sí? ¿Qué otra opción tenemos?

—¿Qué otra cosa deberíamos hacer? Este viaje llegará a su fin en un par de días y regresaremos a vivir nuestra realidad. Volveremos a ser los hijos de la mafia, de mafias que se odian y que pelean por la posesión de territorios más importante del continente cada semana. Regresaremos a vernos a escondidas mientras recordamos todo lo que hicimos juntos y vamos a exponernos demasiado. Tendremos miedo a cada instante, sentiremos miedo al imaginar que alguien puede descubrir lo que sucede entre tú y yo.

Conozco el peligro, pero, para mí, eres mucho más importante que todas esas consecuencias que puedo obtener por mis actos.

—¿Te importa? —Se puso de pie y logró que yo repitiera su acción—Katya Romanov, me gustas lo suficiente como para arriesgarme a que mi propio hermano descubra el tipo de relación que establecí contigo y me mate con sus propias manos. No me importa lo que tenga que pasar o lo que me pueda pasar si a cambio me permites estar contigo.

Dudé por un instante. Era complicado, y tenía bastante miedo, a decir verdad.

Lo acerqué a mí e hice que se sentara en el mueble. Me subí en su regazo, con intenciones de ir mucho más allá, pero, antes le susurré en el oído:

—Si tú estás dispuesto a hacerlo para estar conmigo, yo también puedo —lo miré a los ojos, con la mano temblorosa en cuanto acaricié su rostro—Lo quiero, te quiero, Franco.

—Te quiero, Katya —murmuró sobre mis labios antes de devorarme—Y no hay nada en este mundo que me importe más que tú.

—Y no hay nada en este mundo que ame tanto como te amo a ti...

Desde ese mismo momento, comenzamos una etapa que estaba llena de peligro, sin embargo, todos sabemos que cuando nos han prohibido algo, lo deseamos con muchas más ganas. Franco es para mí mucho más que un simple enamoramiento, es el hombre que quiero seguir teniendo a mi lado por más tiempo. Quiero, que, en algún momento de nuestras vidas, seremos capaces de estar juntos sin tener prohibiciones de por medio. Quiero ser feliz a su lado, quiero dejar de tener que verlo a escondidas muerta de miedo por si alguien llega a vernos y les avisa a nuestros padres o hermanos. Quiero ser libre para amarlo y dejar que mi vida cambie de ser una llena de relaciones y secretos a una de una muchacha libre que decide las cosas que quiere y con quien quiere estar sin intereses familiares.

Quiero ser como otro ser humano, quiero tener lo que todo el mundo tiene. Quiero amor, porque no puedo vivir sin él.

 

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