Después de meses de lucha interna, Andrey seguía sin encontrar el valor para revelarle la verdad a Dulce. El miedo a que ella lo odiara por haberle mentido y haberse hecho pasar por otra persona lo paralizaba. Con un suspiro, desvió la mirada hacia Iván, el hombre que siempre lo había sostenido en los momentos más oscuros de su vida.

—¿Qué pasa, Andrey? ¿Por qué me miras así? —preguntó Iván, rompiendo el silencio.

—Nada, solo estoy pensando —respondió Alexio, evasivo.

—Pensar demasiado no te lleva a ningún lado. Cuéntame, ¿en qué estás atrapado?

—Me preguntaba quién llamó a Josué —murmuró Andrey, cambiando de tema.

—Tal vez su amigo pueda ayudarlo —sugirió Iván.

—No creo. Está en las mismas que yo —confesó Andrey, con una sonrisa amarga.

—¿En las mismas? ¿A qué te refieres?

—Que está enamorado de la hermana de su hermanastro —explicó Andrey, soltando una carcajada irónica.

—Vaya, tus amigos son unos verdaderos expertos en complicarse la vida —bromeó Iván, sacudiendo la cabeza.

—Bueno,