Mientras Branyelith recorría los pasillo del convento, hacía la dirección de la madre superiora, Encarnación esperaba por ella allí. Ella oyó comentarios que se hacían a sus espaldas y no pudo evitar sonreírse. Aquella mañana acababa de ser informada que después de muchos años en el convento, alguien vendría por ella. Aún ella era un chica inocente, sus compañeras la invitaban a qué se escapara con ella de noche, su decisión siempre había sido no... para ella sus hábitos eran leer y dormir temprano. Se enteró un día que sus compañeras fueron castigadas por las hermanas del convento sin contar la notificaciones a sus padres.
Eso a ella la entristecía ya que sus padres habían muerto en un accidente aéreo dónde ella por la gracias de Dios se salvo, pero no pensaba más en ello solo a veces tenía pesadilla. Sus compañeras y el resto de las hermanas del convento la iban a extrañar mucho porque era una chica muy carismática y traviesa. Ella formaban un buen equipo, así le dolía dejar aquel lugar. De hecho, muchos de sus compañeros eran también seguidores de sus travesuras, era un joven que se le quería desde que la empezaban a conocer, hasta corazones roto dejaría en el convento. Al llegar la dejaron esperar un momento en la sala de espera de la dirección, mientras la anunciaban. Unos minutos después paso con la hermana Teresa, y cuando ella vio a Encarnación se le llenaron los ojos de lágrimas y luego se acercó a ella y la abrazo fuerte, al igual que su madrina. — Por Dios, mírate esta grande has crecido. — Madrina, te extrañe mucho pensé que nunca volvería a verte. — No digas eso muchacha sabes muy bien que trabajo lejos de aquí. — Vienes por mi madrina, nos vamos a Estados Unidos. — No ya viaje allá, y nos vamos a donde trabajo mi pequeña. — ¡Oh! Madrina vamos a esa país tan frío. — Te acostumbrarás pequeña, ya verás ahora vamos por tus cosas. Branyelith se volvió así la madre superiora y le dice. — Gracias por todo madre superiora Sol, mil gracias. La madre se acerca a ella y la abraza, y le da un beso en la frente. — Se que estarás bien a dónde vas muchacha. En eso una mujer de mediana edad entro en la oficina, era la otra madre que acompañaba a la superiora, se llamaba Rita ella era que siempre le cubría las travesuras a Branyelith, igual se acercó a ella y la abrazo y le dice. — Ya has crecido y es hora de irte de volar alto mi niña bella. Se abrieron las puertas del avión y allí estaba ella, acompañada de su madrina Encarnación, en pleno Aeropuerto Internacional de Mosca-Sheremétievoa, donde un hombre las esperaban en la entrada a las dos con un automóvil negro. — Todo ha ido bien Encarnación, Andrey está insoportable ha preguntado por ti, desde que te fuiste hace una semana después del entierro de su difunta esposa. —le dijo Iván sin más preámbulos. — Andrey tiene un corazón fuerte, solo está deprimido parece un niño pequeño. — Bueno sabes cómo es el jefe, gracias a Dios que volviste. Iván escucho un suspiro, entonces Encarnación se hizo a un lado y se asomo una cabezita con cabellos cobrizos, entonces el se sorprendió mucho. — Wuao tiene los cabellos como los de la difunta, aunque ella los tiene más largo. —Branyelith se sonrojo y dice. — Vaya gracias por ese detalle y quién es Andrey madrina. Iván frunció el ceño y le dice a Encarnación con voz muy sería. — Andrey no sabe de esto verdad, Encarnación. — Iván el solo sabe que necesitaba viajar para resolver algunos problemas, pero que no traería a alguien conmigo a Rusia y a la mansión. — ¡Ay Dios! Encarnación, Andrey no le va a gustar esto. — No te preocupes yo hablaré con el, cuando llegue a la mansión. Brany le volvío a sonreír a Iván entonces se subieron al carro y se fueron. Andrey Románov atravesó la luminosa sala de juntas para recoger unos documentos que uno de sus empleados le había dejado en la mesa. Había dejado muy claro que no quería ver a nadie, su máxima preocupación en aquellos momentos era terminal todo y irse a casa. Estaba descuidado con barba y el cabello largo, y Iván le había dicho esa mañana que necesitaban su ayuda en la empresa. Ya tendría tiempo más tarde de llorar la pérdida de su esposa decía el, pero lo primero sería resolver los problemas que se desarrollaban en su empresa. Había una fotografía de el y su esposa en una carrera celebrada en Dubai. Su esposa reía, con la cabeza echada hacia atrás. Una pareja perfecta. A su lado, estaba precisamente lo que Andrey no quería ver, el vientre abultado de su esposa, y todo vino a su mente, el corriendo así ella. Él leyó rápidamente una frases escritas de sus esposa en la fotografía y contuvo el aliento. Aquellas frases hizo que la pesadilla en la que llevaba viviendo unos meses se convirtiera en algo inmediato, y real. El dolor y el sufrimiento dieron pasos a los recuerdos. Entonces con gran irá lanzo todo lo que había en el escritorio y maldigo en voz alta. Que la secretaria tocó la puerta suavemente y le dijo con voz melodiosa. — Todo bien Andrey ya me voy a casa, ya es tarde. — Ok. Gracias por estar pendiente Sofía, dentro de un rato me voy, que pase buenas noches. Todos los empleados hablaban así con el desde lejos, por su mal humor y carácter, era la mejor manera de entablar una comunicación con el. – ¡Andrey! Él levantó la cabeza. Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar nada hasta que miro a su chofer. — Iván. —dijo por fin. Iván no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. Su rostro demacrado, sin afeitar el pelo largo, Andrey era un caos completo. — Todo el mundo se ha ido solo queda usted señor, Sofía llamo para decirme que lo viniera a buscar. — Sofía no tiene porque molestarse en llamarte, ya me iba a casa. — Sabes que te conozco desde que eras un pequeño Andrey, se por lo que está pasando pero la vida continúa. Todo lo que Iván le decía tenía sentido, pero algo, un mecanismo importante entre su cerebro y sus sentimientos, había saltado. Será que tenía sentimientos, o todo se lo había llevado la muerte de su esposa como se iba a recuperar de aquello, aún la amaba con toda su alma así ella estuviera muerta. Ciertamente no había llorado por sus padres pero su esposa era más que todo en el mundo, su media naranja, su alma gemela. Ahora que haría sin ella a su lado. Sin embargo, se estaba sumergiéndose el la más oscuridad, en la que era su mundo de el ahora. Algo que tenía que hacer Iván para sacarlo de esa depresión, era una locura lo que Andrey a veces decía. Entonces Andrey se levantó y se fue con el chófer a la mansión. Después vería que hacer, con todo lo que pasaba con la empresa.Branyelith llevaba ya un rato en la amplia habitación donde su madrina la había llevado, y después de haber estado leyendo media hora, por lo que tenía la garganta seca, quería ir a la cocina. Se incorporó y examinó la habitación para comprobar que todo estaba en su lugar. Efectivamente, la habitación seguía siendo un lugar seguro y hermoso para ella. Desgraciadamente, en el exterior todo había cambiado. Para siempre. Salió de puntillas y cerró la puerta. El escucha que nadie estaba por allí, era su oportunidad de comer algo y beber un poco de agua como lo hacía en el convento donde ella había estudiado. Dos plantas más abajo, estaba la cocina, y allí se encontraba Valeria la cocinera. Cuando ella había llegado su madrina se la había presentado. Le había dejado un plato de macarrones con queso guardado si le daba hambre, ella lo agradeció profundamente mientras lo metía en el microondas. Aquella semana, para Brany era horrible, siempre tenía pesadillas de la muerte de sus padres, y
Andrey por primera vez desde que conocía a Encarnación le levanto la voz.— ¿Qué ocurre contigo Carmelina?— Necesito hablar algo importante con usted, antes que se entere por otro lado.— Soy todo oído Carmelina.— Recuerda que en el entierro de su esposa le dije— Recuerda que en el entierro de su esposa le dije que iba a viajar, que después le contaría los detalles a mi regreso.— Si, creo haberlo escuchado, de que se trata.— Bueno señor Alexio, me han otorgado la tutela de una ahijada mía, ya que ella no tiene familia y soy su único pariente que tiene ella, tuve que ir por ella a Inglaterra, después de resolver algunas cosas en Venezuela por la parte legal de ella.— Que me quieres decir con todo esto Carmelina.— Que la joven esta ahora en la mansión y hoy hubo un inconveniente con ella, al aparecer los reporteros que aparcaban a la entrada de la mansión le tomaron fotos y tal vez tenga inconvenientes en eso mañana en las noticias.Alexio por primera vez que conocía a Carmelina
Aquel día se hizo una pesadilla para el cuando esa mañana le llevasen esa bandeja como la preparaba su esposa eso lo molesto mucho, que llego a la empresa sin comer nada. Llevaba viviendo unos días terrible con el fallecimiento de su esposa, real eso era cierto pero aun le dolía su partida y más que llevaba un hijo de meses en su vientre. Al menos, no había ninguna fotografía que lo hiciera recordar ese fatídico día. Él habían sido personajes muy populares para la prensa, pero su vida familiar había quedado completamente al descubierto para los periodista. Andrey miraba por el ventanal de su oficina recordando todo aquello que había pasado. Cuando Iván entra sin ser sentido a la oficina.— ¡Andrey!.Él voltio la cabeza. Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar quien lo llamaba, porque estaba sumido en sus pensamientos.— Iván que pasa. —dijo por fin. El no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. — Todo el mundo se ha ido Andrey q
Andrey Vladímir Románov Pankratov sabía que su esposa había muerto y, para su desgracia, estaba embarazada de su primer hijo. Cuando tuvo el accidente que la llevó a la muerte, durante el tiempo que estuvo casado con ella era muy feliz, pero lo que no esperaba era aquella tragedia tan fatal en su vida. Ver el entierro, el ataúd de su esposa donde tenía algunas flores encima y, alrededor de la tumba, había algunos amigos y familiares con los ojos humedecidos que ellos habían conocido en su vida. El padre de su esposa se había marchado minutos antes con el corazón destrozado. Estaba muy triste y necesitaba descansar, llevaba mucho tiempo sin dormir y el viaje a Rusia desató en él un estrés que el médico le mandó reposar. Él tampoco podía decir nada al respecto, ya que también necesitaba descansar de todo aquello. Su relación con su esposa era única y especial, pero el no tenerla a su lado más le dolía más que nada en el mundo. En su interior tenia una auténtica guerra de desgaste, ya