Capítulo 5

Mientras que en la habitación que Encarnación le había asignado a Branyelith, esta estaba tan inquieta que salió un momento a la cocina por una taza de chocolate, que le había hecho la cocinera.

Estaba totalmente ida de si, cuando entro en el cuarto sintió que alguien la observaba. Pero no le dio importancia, y salió a la pequeña terraza de nuevo y miro el cielo estrellado, y de pronto sintió que la observaban de nuevo. Entonces sintió un escalofrío por todo su cuerpo, que entro a su habitación a toda prisa.

Estaba un poco asustada y se acostó pensando en aquello, en que alguien de la casa la observaba. A la mañana siguiente, se levanto muy relajada y se aventuro a la cocina, para colaborar con la cocinera y esta estaba muy contenta porque, aquella pequeña decía una cosas que ella se reía.

— Eres muy graciosa muchacha.

— Me gusta hacer feliz a las demás personas.

— Dime que aprendiste en ese convento de monjas.

— Buenos el convento era de señoritas, así que allí aprendimos hacer unas anfitrionas, bueno a mi me gusto mucho, aunque me dedique a cocer y cocinar.

— Entonces debes de cocinar muy bien.

— Aunque no lo crea yo les cocinaba a las chicas del convento, al igual que a las monjas y novicias.

— Y nunca te gusto ser una como ellas.

— La madre superiora decía que yo no podía ser una de ellas, por mi manera de ser.

— Y que manera de ser era esa.

— Era muy traviesa, inventaba muchas cosas que les daba dolor de cabezas a ellas.

— Vaya que eres muy interesante.

En eso Iván asoma la cabeza por la puerta de la cocina y les dice.

— Estás hablando mucho Valeria y el señor quiere el desayuno en su habitación.

— Ya se lo hago. —Branyelith le dice.

— Yo te ayudo Valeria y no vayas a decir que no.

— Esta bien muchacha.

— Te ayudo a preparar la bandeja.

Entonces Branyelith hizo su labor de preparar la bandeja, pero por cosas del destino ella hacía lo mismo que la difunta esposa de Andrey. Había puesto todo en su lugar y en un florerito una rosa que había traído el jardinero a la cocina, se lo puso en la bandeja. La cocinera se había quedado sorprendida al igual que Iván, y se miran entre ellos y ella al darse cuenta le dice con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa esta mal lo que he hecho?

— No… Esta bien. —le dice Iván. Pero la curiosidad de Valeria puso más.

— Tu has hecho lo que hacia la difunta esposa del señor, cuando le preparaba el desayuno y le arreglaba la bandeja, como tu lo has hecho.

A eso le dio miedo Branyelith, que palideció y luego respondió.

— No, es mi intención hacer sentir mal a nadie.

— Nada de eso jovencita, hiciste las cosas bien.

— En serio Iván.

— Claro que si, solo que Valeria es demasiado curiosidad e indiscreta.

— No digas eso Iván.

— Bueno me llevo esto, antes que el señor se moleste.

Y así mismo fue Iván salió de la cocina directo a la habitación de Andrey, este estaba arreglándose para salir a la empresa, cuando el chófer paso a la habitación y dejo la bandeja en la mesita que el utilizaba para comer, cuando no quería salir del cuarto.

— Buenos día señor.

— Buen día Iván, una pregunta Carmelina esta en la casa.

— No señor ella ha salido muy temprano, hacer unas compras. ¿Porqué señor?.

— Cuando regrese de las empresa quiero hablar con ella.

— Esta bien señor, entonces me retiro.

Iván al salir de la habitación, Andrey se acerca a la mesita de comida y al observar la bandeja como estaba de arreglada, le entro una rabia que la lanzo al piso. Y se dijo por dentro,

«Quien había sido capaz de hacer lo que así su esposa, cuando le preparaba el desayuno», después al rato llamo a Zarina a recoger todo en su habitación, cuando se iba a la empresa. Se fue como estaba de nuevo sin afeitar y con el cabello largo, desde que su esposa murió no se aseaba bien parecía un indigente y dueño de una poderosa empresa. Como lo era Enterprise Security Románov.

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