Mientras que en la habitación que Encarnación le había asignado a Branyelith, esta estaba tan inquieta que salió un momento a la cocina por una taza de chocolate, que le había hecho la cocinera.
Estaba totalmente ida de si, cuando entro en el cuarto sintió que alguien la observaba. Pero no le dio importancia, y salió a la pequeña terraza de nuevo y miro el cielo estrellado, y de pronto sintió que la observaban de nuevo. Entonces sintió un escalofrío por todo su cuerpo, que entro a su habitación a toda prisa. Estaba un poco asustada y se acostó pensando en aquello, en que alguien de la casa la observaba. A la mañana siguiente, se levanto muy relajada y se aventuro a la cocina, para colaborar con la cocinera y esta estaba muy contenta porque, aquella pequeña decía una cosas que ella se reía. — Eres muy graciosa muchacha. — Me gusta hacer feliz a las demás personas. — Dime que aprendiste en ese convento de monjas. — Buenos el convento era de señoritas, así que allí aprendimos hacer unas anfitrionas, bueno a mi me gusto mucho, aunque me dedique a cocer y cocinar. — Entonces debes de cocinar muy bien. — Aunque no lo crea yo les cocinaba a las chicas del convento, al igual que a las monjas y novicias. — Y nunca te gusto ser una como ellas. — La madre superiora decía que yo no podía ser una de ellas, por mi manera de ser. — Y que manera de ser era esa. — Era muy traviesa, inventaba muchas cosas que les daba dolor de cabezas a ellas. — Vaya que eres muy interesante. En eso Iván asoma la cabeza por la puerta de la cocina y les dice. — Estás hablando mucho Valeria y el señor quiere el desayuno en su habitación. — Ya se lo hago. —Branyelith le dice. — Yo te ayudo Valeria y no vayas a decir que no. — Esta bien muchacha. — Te ayudo a preparar la bandeja. Entonces Branyelith hizo su labor de preparar la bandeja, pero por cosas del destino ella hacía lo mismo que la difunta esposa de Andrey. Había puesto todo en su lugar y en un florerito una rosa que había traído el jardinero a la cocina, se lo puso en la bandeja. La cocinera se había quedado sorprendida al igual que Iván, y se miran entre ellos y ella al darse cuenta le dice con el ceño fruncido. — ¿Qué pasa esta mal lo que he hecho? — No… Esta bien. —le dice Iván. Pero la curiosidad de Valeria puso más. — Tu has hecho lo que hacia la difunta esposa del señor, cuando le preparaba el desayuno y le arreglaba la bandeja, como tu lo has hecho. A eso le dio miedo Branyelith, que palideció y luego respondió. — No, es mi intención hacer sentir mal a nadie. — Nada de eso jovencita, hiciste las cosas bien. — En serio Iván. — Claro que si, solo que Valeria es demasiado curiosidad e indiscreta. — No digas eso Iván. — Bueno me llevo esto, antes que el señor se moleste. Y así mismo fue Iván salió de la cocina directo a la habitación de Andrey, este estaba arreglándose para salir a la empresa, cuando el chófer paso a la habitación y dejo la bandeja en la mesita que el utilizaba para comer, cuando no quería salir del cuarto. — Buenos día señor. — Buen día Iván, una pregunta Carmelina esta en la casa. — No señor ella ha salido muy temprano, hacer unas compras. ¿Porqué señor?. — Cuando regrese de las empresa quiero hablar con ella. — Esta bien señor, entonces me retiro. Iván al salir de la habitación, Andrey se acerca a la mesita de comida y al observar la bandeja como estaba de arreglada, le entro una rabia que la lanzo al piso. Y se dijo por dentro, «Quien había sido capaz de hacer lo que así su esposa, cuando le preparaba el desayuno», después al rato llamo a Zarina a recoger todo en su habitación, cuando se iba a la empresa. Se fue como estaba de nuevo sin afeitar y con el cabello largo, desde que su esposa murió no se aseaba bien parecía un indigente y dueño de una poderosa empresa. Como lo era Enterprise Security Románov.Aquel día se hizo una pesadilla para el cuando esa mañana le llevasen esa bandeja como la preparaba su esposa eso lo molesto mucho, que llego a la empresa sin comer nada. Llevaba viviendo unos días terrible con el fallecimiento de su esposa, real eso era cierto pero aun le dolía su partida y más que llevaba un hijo de meses en su vientre. Al menos, no había ninguna fotografía que lo hiciera recordar ese fatídico día. Él habían sido personajes muy populares para la prensa, pero su vida familiar había quedado completamente al descubierto para los periodista. Andrey miraba por el ventanal de su oficina recordando todo aquello que había pasado. Cuando Iván entra sin ser sentido a la oficina. — ¡Andrey!. Él voltio la cabeza. Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar quien lo llamaba, porque estaba sumido en sus pensamientos. — Iván que pasa. —dijo por fin. El no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. — Todo el mundo se ha ido Andrey
— ¿Cómo te atreves? ¡Cómo diablos te atreves!.Los gritos casi salvajes resonaron por toda la mansión, haciendo detener Branyelith en la entrada de su habitación, primera vez que escuchaba la voz del dueño de toda aquella casa. Antes de continuar abriendo la puerta para entrar en su cuarto. Por unos minutos, no supo contener la rabia que sentía por dentro. Porque sabía que estaba gritándole a su madrina. Lo único que parecía real, era la furia con la que las palabras habían sido pronunciadas. Quería ir hasta donde estaban los dos discutiendo, y terminal aquello y irse de allí pero a donde, solo su madrina era su único familiar, y ella apenas era una joven, quien le daría trabajo. Y en aquel lugar tan frío quien.— ¿Perdón?.Parecía ridículo haber dicho tal cosa, pero era lo único que se le había ocurrido a Iván, para tratar de que Andrey no gritara más. Por un momento se dio cuenta de que ya no estaban solo los dos. Hubo un silencio. Por lo menos, las palabras de Iván lo habían sorpre
— ¡Andrey!.Él voltio la cabeza pensando que ra Iván. Al ver entrar otra persona Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar quien lo llamaba, porque estaba sumido en sus pensamientos, pero al volver a la realidad era su amigo, Joseph que llego de imprevisto a su casa, la ama de llave lo había dejado entrar y le había dicho que el señor se encontraba en el estudio que podía verlo allí.— Andrey que pasa, que es lo que te ocurre.Dijo por fin Joseph así le decían sus amigos. Pero Andrey no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. — Todo el mundo me ha dicho que ahora te la pasas gritando y de mal humor. —dijo su amigo mientras se acercaba a él. — Vamos Andrey la vida sigue. Tienes que recobrar la compostura, dejar de pensar tanto.— Quien te ha dicho eso de mi.— Casi todo el mundo, te la pasas gritándole a tu personal de la empresa, y hasta te has metido con una pobre joven, que vive en tu casa.— Vaya que los chisme vuelan como sabe
El recuerdo de un entorno seguro y familiar provocó que se sintiera nostalgia. Aquel tal Andrey tenían razón ella no pertenecía a aquel lugar. Mudarse allí había sido una idea malísima de su madrina, la fuese dejado en aquel convento y se fuera entregado a la orden para ser monja. Alguien en quien, ni siquiera podía pensar sin desear romper algo, era ese tal dueño de la mansión, ya comenzaba a odiarlo. Su cabeza, no dejaba de pensar en el. Como le había prohibido muchas cosa en esa casa y lugares que a ella le gustaba estar, cuando se sentía sola.Pero ella algún día lo iba a conocer en persona y le diría unas cuantas cosa en su cara, Branyelith solía tomarse las cosas con filosofía, pero ese día la invadía la rabia y la frustración. ¿Era posible que tuviera un día peor? Por supuesto que sí. No paraban de sucederle cosas, y que vinieran de parte de aquel Ruso amargado, y que ese hombre no hacía más que aparecer en los lugares menos imprevisto de la mansión. Dos veces no eran demasia
Al ver que ella no contestaba, Andrey ahora haciéndose pasar por Mijail, perdió la paciencia.— Te he dicho que me disculpaba por haber entrado sin querer, aqui señorita.— Discúlpame a mi por haberte hecho daño, es que no estoy acostumbrada a esas a que entren personas por sorpresa en esta casa.— No se preocupe señorita.— Me has dicho que te llamas Mijail.— Si señorita y discúlpeme si en verdad la sorprendí.— Bueno espero que el ogro no se entere que le lancé eso encima.— Y cual es ese ogro que dice usted.— Tu jefe, el dueño de esta casa.— A ok ya entendí.— Puedo hacerle una pregunta, porque tiene el cabello tan largo y esa barba, se ve como un delincuente, si trabaja para el señor de la casa. Porque no se afeita. Se asea y podría estar más presentable.— Mi aspecto es así y no lo voy a cambiar.— Te vas a poner como el ogro de la mansión. Solo te estaba diciendo eso se ve horrible así.— Y dime que haces aquí en la cocina y sola. Y olvidemos lo de mi aspecto.— Esperando a m
En la planta de abajo del centro comercial, Andrey consultó su reloj por tercera vez. Media hora, no es, que no estuviera acostumbrado a esperar a una mujer, pero dos mujeres que le estaba pasando desde que se inventara aquella historia esa misma mañana.— Andrey estas como nervioso, o impaciente.— Las dos cosas como las mujeres tardan para llegar.— Andrey están de compra eso tarda, no es fácil para Barayenlyn.— Bueno seguiremos esperando.— Para que le inventaste, esa historia a esa muchacha, si usted no es hombre de eso.— Ya eso esta hecho después hablaremos de ello.— Esta bien Andrey.Jamás trataba a nadie personalmente después de la muerte de su mujer, pero aquella joven hacía que su libido le ardiera, de tal modo que lo empujaba a tenerla a su lado. Al menos, las chispas que saltaban de él lo mantenían despierto y funcionando. Eso lo había sorprendido porque amaba a su mujer, pero aquella pequeña criatura lo incitaba al deseo carnal. Brany seguía observando las vitrinas de
Encarnación se dirigió a la biblioteca donde estaba Andrey, aquel estaba sentado detrás de su escritorio como todo un rey, sin pensar lo que había hecho con Brany. Cuando el vio que ella estaba allí al frente de el, le dice.— No discutas conmigo y siéntate.— Como no hacerlo Andrey, sabes lo que has hecho.— Claro que si, así mismo se lo dije a Iván y te lo diré a ti, me voy hacerme pasar por Mijail para saber de ella.— Que más quieres saber de ella, por favor Andrey. Es una joven huérfana no tiene familia.— Yo veré que hago lo único es que hables con todo en la mansión, para que no cometan el error de llamarme Andrey, y que soy uno empleado más.— Esta bien Andrey voy hablar con todos, pero recuerda que el sol no se tapa con un dedo. Algún día ella lo descubrirá y sera un grave error de tu parte.Mientras en la habitación de Brany, ella estaba sentada en un silla que daba a la terraza. Su pensamientos se fueron lejos, recordando el convento de donde había salido. «Toda mi vida la
Jamás trataba personalmente con los empleados, pero por conocer aquella pequeña lo haría. Así comieran con ellos todas las noches siguientes.Cuando caminaba por los pasillos de las habitaciones. Vio que la puerta del dormitorio de Brany estaba ligeramente abierta. La empujó esperando encontrarla enrollada y acostada en su cama. En vez de eso, se encontró con una mujer desnuda, envuelta en una pequeña toalla blanca, con unos rizos húmedos que le caían en cascada por la espalda.— Que estás haciendo aquí Mika, no sabes que para entrar hay que tocar.— Perdóname por favor no fue mi intención.Andrey al mirarla de nuevo un deseo se apoderó de él y borró todo pensamiento racional. Ella solo la miraba con el ceño fruncido y cuando le dice.— Puedes darte la vuelta.— Oh perdón.Entonces Andrey se dió la vuelta para que ella se vistiera. Al hacerlo el volvió a dar la vuelta.— Ahora que estoy vestida me puedes decir que haces en mi habitación.— No era mi intención solo que ví la puerta ent