Branyelith llevaba ya un rato en la amplia habitación donde su madrina la había llevado, y después de haber estado leyendo media hora, por lo que tenía la garganta seca, quería ir a la cocina. Se incorporó y examinó la habitación para comprobar que todo estaba en su lugar. Efectivamente, la habitación seguía siendo un lugar seguro y hermoso para ella. Desgraciadamente, en el exterior todo había cambiado. Para siempre. Salió de puntillas y cerró la puerta. El escucha que nadie estaba por allí, era su oportunidad de comer algo y beber un poco de agua como lo hacía en el convento donde ella había estudiado.
Dos plantas más abajo, estaba la cocina, y allí se encontraba Valeria la cocinera. Cuando ella había llegado su madrina se la había presentado. Le había dejado un plato de macarrones con queso guardado si le daba hambre, ella lo agradeció profundamente mientras lo metía en el microondas. Aquella semana, para Brany era horrible, siempre tenía pesadillas de la muerte de sus padres, y en el que ella fuera un milagro que tuviera viva. Su madrina Encarnación había sido un regalo de Dios. Cuando llegó la noticia de que ella iba hacer su tutora, y que iría a el convento a buscarla, pero ella nunca se imagino que iba a estar en aquella mansión tan grande y en un cuarto para ella sola. En ese momento fue sorprendida por Iván y le dijo. — El tejoncito a salido de su madriguera. — Si… Y usted que hacer aquí. — Encarnación me ha dicho que quieres conocer la mansión. — Si, pero no quiere que lo haga sola y no se porque. — Bueno el señor de la casa es un poco delicado y si te ve por hay husmeando puede molestarse, y como Encarnación ahora es tu tutora debe cuidar de ti y ahora yo me convertiré en un guía para ti. — Entonces Iván estas aquí para acompañarme a conocer la mansión y todo los lugares de aquí. — ¿Qué te gustaría conocer Branyelith? — Al llegar a la mansión me llamo mucho la atención el jardín, es muy bello. — Si, es muy hermoso y lo cuida un jardinero llamo Román. — También me lo presentaras. — Si, ahora termina de comer y te llevo al jardín. Cuando salieron al jardín algunos reporteros llevaban días frente a la mansión. Aunque no le tomaban mucho cuidado ese día, hubo un alboroto grande cuando Brany salio de la casa. Llevaba esos días sin saber de Andrey Vladímir Románov Pankratov y aprovecharon el momento de tomar algunas que otras fotos de la joven. Cuando Iván se dio cuenta de los reporteros, tomó a la joven y la metió de nuevo en la mansión. — ¿Qué pasa Iván quienes son esas personas? — Mi pequeña son reporteros y es mejor evitar algún escándalos con ellos, ya le han tomado fotos y eso no le va a gustar a el señor Andrey. — Así es que el señor de la casa se llama Andrey, bonito nombre. — Bueno ya vio el jardín ahora vamos, entremos y vaya a su cuarto mientras llega su madrina. Sin embargo después que Iván se fue, la casa estaba demasiado silenciosa, demasiado vacía. Branyelith se sobresaltó con el sonido de un portazo fuerte. Estaba temblorosas y asustada porque no sabía quien había hecho eso. «Venga», se dijo mientras se sentaba en la cama, No se molestó en salir de la habitación. Mientras pasaba el día encerrada, llego la noche, y en la habitación de Andrey aquellas penumbra de la noche le resultaba reconfortante. Andrey recordaba perfectamente la primera vez que vio a su esposa, cuando se conocieron el momentos que se casaron, los momentos felices que pasaron juntos. Y en ese momento el dolor volvío, y comenzó a lanzar todo lo que encontraba a su paso. Hasta llegar a un rincón de la habitación, donde estaban un retrato de su mujer y el juntos, en la entrada del jardín y cayo al suelo llorando del sufrimiento. En eso entro Iván a la habitación, porque en el momento que llegaba escucho todo el alboroto. — ¿Qué es lo que te pasa Andrey? — Vete déjame solo Iván, no quiero a nadie diciéndome lo que tengo que hacer. — Vamos Andrey, tienes que recuperarte, deja el pasado atrás llevas tres semanas en lo mismo, pensando en tu difunta esposa, déjala descansar en paz. — ¿Cómo podría hacerlo si en cada rincón de esta casa están sus recuerdos, no puedo Iván no me lo pidas. — Vamos Andrey, deja de lanzar las cosas por lo menos, y un consejo vamos al despacho, allí te esta esperando Encarnación que necesita decirte algo importante, antes que te enteres por otro lado. — ¿Qué han hecho lo reporteros hoy, han molestado a los sirvientes, con sus preguntas necia? — Es mejor que lo sepas por la misma Encarnación. — Esta bien en un momento bajo, y por favor dile a Zarina que venga a recoger todo esto. — Esta bien Andrey, le diré a Zarina que suba. — Y gracias otra vez Iván. — Siempre estaré aquí para ti Andrey. Brany no sabía si iba a poder sentirse cómoda en aquel lugar desconocido. Ese día se le había pasado por la cabeza irse de allí, pero a donde no tenía a donde ir. Estaba sola en el mundo, solo su madrina era su familiar y su tutora hasta que cumpliera 25 años y apenas tenía 22 años. Le había parecido algo posible, pero, ¿cómo iba a conseguir salir adelante? No tenía trabajo y lo único que sabía hacer era cocinar, cocer y hacer manualidades, lo que había aprendido en el convento, un internado de señoritas. Respiró profundamente y se apartó el cabello del rostro. Volvió a acercarse al ventanal de la habitación y el cual tenía una pequeña terraza y miro las estrellas del cielo, su madrina le había dicho que dentro de unos meses iba a nevar porque llegaría el invierno pronto. Apoyo su cuerpo y la cabeza contra la pared, pensando en la tragedia que ella había pasado, única sobreviviente, un milagro de Dios, en ese accidente aéreo, donde murieron sus padre. Entonces varias lágrimas posaron en sus mejillas como perlas destiladas del dolor y los recuerdos. Mientras que en la mansión para Encarnación era el primer desafio que tendría con Andrey para convencerlo de que Braye se quedara con ella en la mansión. Y estaba dispuesta a afrontarlo, siempre había vivido con ellos desde que sus padres murieron, nunca había puesto a prueba su habilidades, pero esa vez lo haría por su ahijada. Lo único que tenía en el mundo Dulce era ella, y trataría de hacer todo lo posible por ella.Andrey por primera vez desde que conocía a Encarnación le levanto la voz.— ¿Qué ocurre contigo Carmelina?— Necesito hablar algo importante con usted, antes que se entere por otro lado.— Soy todo oído Carmelina.— Recuerda que en el entierro de su esposa le dije— Recuerda que en el entierro de su esposa le dije que iba a viajar, que después le contaría los detalles a mi regreso.— Si, creo haberlo escuchado, de que se trata.— Bueno señor Alexio, me han otorgado la tutela de una ahijada mía, ya que ella no tiene familia y soy su único pariente que tiene ella, tuve que ir por ella a Inglaterra, después de resolver algunas cosas en Venezuela por la parte legal de ella.— Que me quieres decir con todo esto Carmelina.— Que la joven esta ahora en la mansión y hoy hubo un inconveniente con ella, al aparecer los reporteros que aparcaban a la entrada de la mansión le tomaron fotos y tal vez tenga inconvenientes en eso mañana en las noticias.Alexio por primera vez que conocía a Carmelina
Mientras que en la habitación que Encarnación le había asignado a Branyelith, esta estaba tan inquieta que salió un momento a la cocina por una taza de chocolate, que le había hecho la cocinera. Estaba totalmente ida de si, cuando entro en el cuarto sintió que alguien la observaba. Pero no le dio importancia, y salió a la pequeña terraza de nuevo y miro el cielo estrellado, y de pronto sintió que la observaban de nuevo. Entonces sintió un escalofrío por todo su cuerpo, que entro a su habitación a toda prisa. Estaba un poco asustada y se acostó pensando en aquello, en que alguien de la casa la observaba. A la mañana siguiente, se levanto muy relajada y se aventuro a la cocina, para colaborar con la cocinera y esta estaba muy contenta porque, aquella pequeña decía una cosas que ella se reía. — Eres muy graciosa muchacha. — Me gusta hacer feliz a las demás personas. — Dime que aprendiste en ese convento de monjas. — Buenos el convento era de señoritas, así que allí aprendimos hace
Aquel día se hizo una pesadilla para el cuando esa mañana le llevasen esa bandeja como la preparaba su esposa eso lo molesto mucho, que llego a la empresa sin comer nada. Llevaba viviendo unos días terrible con el fallecimiento de su esposa, real eso era cierto pero aun le dolía su partida y más que llevaba un hijo de meses en su vientre. Al menos, no había ninguna fotografía que lo hiciera recordar ese fatídico día. Él habían sido personajes muy populares para la prensa, pero su vida familiar había quedado completamente al descubierto para los periodista. Andrey miraba por el ventanal de su oficina recordando todo aquello que había pasado. Cuando Iván entra sin ser sentido a la oficina. — ¡Andrey!. Él voltio la cabeza. Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar quien lo llamaba, porque estaba sumido en sus pensamientos. — Iván que pasa. —dijo por fin. El no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. — Todo el mundo se ha ido Andrey
— ¿Cómo te atreves? ¡Cómo diablos te atreves!.Los gritos casi salvajes resonaron por toda la mansión, haciendo detener Branyelith en la entrada de su habitación, primera vez que escuchaba la voz del dueño de toda aquella casa. Antes de continuar abriendo la puerta para entrar en su cuarto. Por unos minutos, no supo contener la rabia que sentía por dentro. Porque sabía que estaba gritándole a su madrina. Lo único que parecía real, era la furia con la que las palabras habían sido pronunciadas. Quería ir hasta donde estaban los dos discutiendo, y terminal aquello y irse de allí pero a donde, solo su madrina era su único familiar, y ella apenas era una joven, quien le daría trabajo. Y en aquel lugar tan frío quien.— ¿Perdón?.Parecía ridículo haber dicho tal cosa, pero era lo único que se le había ocurrido a Iván, para tratar de que Andrey no gritara más. Por un momento se dio cuenta de que ya no estaban solo los dos. Hubo un silencio. Por lo menos, las palabras de Iván lo habían sorpre
— ¡Andrey!.Él voltio la cabeza pensando que ra Iván. Al ver entrar otra persona Sus ojos no expresaban emoción alguna. Durante un segundo, no pudo recordar quien lo llamaba, porque estaba sumido en sus pensamientos, pero al volver a la realidad era su amigo, Joseph que llego de imprevisto a su casa, la ama de llave lo había dejado entrar y le había dicho que el señor se encontraba en el estudio que podía verlo allí.— Andrey que pasa, que es lo que te ocurre.Dijo por fin Joseph así le decían sus amigos. Pero Andrey no pareció darse cuenta del tiempo que él tardó en responder. — Todo el mundo me ha dicho que ahora te la pasas gritando y de mal humor. —dijo su amigo mientras se acercaba a él. — Vamos Andrey la vida sigue. Tienes que recobrar la compostura, dejar de pensar tanto.— Quien te ha dicho eso de mi.— Casi todo el mundo, te la pasas gritándole a tu personal de la empresa, y hasta te has metido con una pobre joven, que vive en tu casa.— Vaya que los chisme vuelan como sabe
El recuerdo de un entorno seguro y familiar provocó que se sintiera nostalgia. Aquel tal Andrey tenían razón ella no pertenecía a aquel lugar. Mudarse allí había sido una idea malísima de su madrina, la fuese dejado en aquel convento y se fuera entregado a la orden para ser monja. Alguien en quien, ni siquiera podía pensar sin desear romper algo, era ese tal dueño de la mansión, ya comenzaba a odiarlo. Su cabeza, no dejaba de pensar en el. Como le había prohibido muchas cosa en esa casa y lugares que a ella le gustaba estar, cuando se sentía sola.Pero ella algún día lo iba a conocer en persona y le diría unas cuantas cosa en su cara, Branyelith solía tomarse las cosas con filosofía, pero ese día la invadía la rabia y la frustración. ¿Era posible que tuviera un día peor? Por supuesto que sí. No paraban de sucederle cosas, y que vinieran de parte de aquel Ruso amargado, y que ese hombre no hacía más que aparecer en los lugares menos imprevisto de la mansión. Dos veces no eran demasia
Al ver que ella no contestaba, Andrey ahora haciéndose pasar por Mijail, perdió la paciencia.— Te he dicho que me disculpaba por haber entrado sin querer, aqui señorita.— Discúlpame a mi por haberte hecho daño, es que no estoy acostumbrada a esas a que entren personas por sorpresa en esta casa.— No se preocupe señorita.— Me has dicho que te llamas Mijail.— Si señorita y discúlpeme si en verdad la sorprendí.— Bueno espero que el ogro no se entere que le lancé eso encima.— Y cual es ese ogro que dice usted.— Tu jefe, el dueño de esta casa.— A ok ya entendí.— Puedo hacerle una pregunta, porque tiene el cabello tan largo y esa barba, se ve como un delincuente, si trabaja para el señor de la casa. Porque no se afeita. Se asea y podría estar más presentable.— Mi aspecto es así y no lo voy a cambiar.— Te vas a poner como el ogro de la mansión. Solo te estaba diciendo eso se ve horrible así.— Y dime que haces aquí en la cocina y sola. Y olvidemos lo de mi aspecto.— Esperando a m
En la planta de abajo del centro comercial, Andrey consultó su reloj por tercera vez. Media hora, no es, que no estuviera acostumbrado a esperar a una mujer, pero dos mujeres que le estaba pasando desde que se inventara aquella historia esa misma mañana.— Andrey estas como nervioso, o impaciente.— Las dos cosas como las mujeres tardan para llegar.— Andrey están de compra eso tarda, no es fácil para Barayenlyn.— Bueno seguiremos esperando.— Para que le inventaste, esa historia a esa muchacha, si usted no es hombre de eso.— Ya eso esta hecho después hablaremos de ello.— Esta bien Andrey.Jamás trataba a nadie personalmente después de la muerte de su mujer, pero aquella joven hacía que su libido le ardiera, de tal modo que lo empujaba a tenerla a su lado. Al menos, las chispas que saltaban de él lo mantenían despierto y funcionando. Eso lo había sorprendido porque amaba a su mujer, pero aquella pequeña criatura lo incitaba al deseo carnal. Brany seguía observando las vitrinas de