—¿Qué se supone que haces aquí? —pregunto sin dejar de sorprenderme de su apariencia. —Negocios...negocios —estoy a nada de tomar decisiones delicadas cuando mi suegro se aparece a enfrentarme —. Necesitas irte de aquí, hermanita. Nunca debiste volver ahora que tu preciado Ian no está. El padre de mi marido pone una mano alrededor de los hombros de ella y arrugo la frente. No entiendo qué coño pasa pero tengo que averiguarlo. Y pronto. Y tengo que hacerlo antes de que Ian aparezca frente a ellos, está claro que hay una alianza y cuentan con la ausencia de mi marido.—Me he enterado de que estás en la ciudad y en la casa de mi hijo —me increpa el señor —; pero creo que estás equivocada si piensas que te daré la oportunidad de gobernar el imperio Moskav. De repente entiendo todo. Me cruzo de brazos dejando que hable, solo pretendo oírlo y luego tomar los nuevos rumbos. Adhila me aprieta sutilmente un codo y entiendo que como yo, prefiere esperar a ver qué rayos está pasando aquí.—En
Ian Moskav "Voy a clavar una bandera en tu vida, y me aseguraré de tenerte siempre. Vas a conocer gente importante. No sabrás sus nombres pero si sus caras y ellos sí tendrán el tuyo. Si algo sale mal es mi ventaja para lidiar con mi propio deseo de salvarte porque ellos te matarán por mi"Todavía puedo recordar esas palabras que le dije el día que la traje a mi vida. Hoy pienso que a veces me arrepiento de hundirla en toda mi mierda pero otras, otras creo que no podría vivir sin esa mujer.Me recuesto en el helicóptero y miro hacia mi lado, Neil me sonríe cínico como siempre. Es mucho más cabrón que yo y a veces no sé por qué hace lo que hace.—Ahí tienes la prueba que querías —me entrega la grabación y aprieto el usb entre mis dedos —. Nicoletta seguirá dentro hasta que yo se lo pida pero si tu padre le pone un dedo encima voy a matarle y sabes que no me temblará el pulso. —Nunca entenderé la relación que tienes con tu mujer pero tú sabrás —mascullo apretando el dispositivo en mi
Estamos solos en la habitación. Es él quien pone el mando del ultrasonido en mi vientre y nos miramos a los ojos, rendidos ante la sensación de oír los latidos descobocados de nuestros hijos.Nunca, estoy segura...pensamos estar ante esta situación. Jamás nos vimos teniendo bebés y levantando de las cenizas un imperio en conjunto pero sin embargo aquí estamos... en una sola piel haciendo algo tan maravilloso como crear nuestra propia vida en conjunto.Y detrás de todo eso, suenan los corazones de nuestros hijos, nuestros propios corazones se aceleran ante la sensación y nos miramos cómplices de la felicidad. —¡Es maravilloso! —susurra en una especie de introspección —. No entiendo la imagen pero oírlos es tan increíble que hace que sienta que todo vale la pena.Tomo el palitroque de plástico con mi mano y le veo caer de rodillas a mi lado mientras yo sostengo el sonido entre los dos. Está tan absorto en conocer a sus hijos que ha entrado en otra dimensión. Sus deliciosas manos abraza
—Iban a llevarte de regreso a la cárcel por no entregarlo.—¿A Samuel? —pregunto.—Sí, nena, a él —su rictus es de enfado —. Me arde el pecho cada vez que ese tipo forma parte de mis conversaciones contigo, en fin —no me deja hablar y prosigue —. Para salvarte decido vender a mi padre. Era el trato que me pedían para conservar a mi mujer y mi hijo. Entonces buscando como hacerlo descubro que fue él quien mató a mi madre y sin pensarlo dos veces fui a ver a Claudio, le ofrecí un trato enorme a cambio de tu vida, Nikky, incluso dándonos por muertos pero tenías que salvar a ese...y aquí estamos, improvisando algunas cosas.Me quedo en silencio un instante sopesando lo que acaba de decir y hasta donde es capaz de llegar por mi. Todas las veces que he pensado que no estaba a la altura del riesgo no estaba sino siendo una malagradecida malcriada. Este hombre, este que da tanto miedo cuando le miras a los ojos, que se pone trajes peligrosos para exhumar poder ante diplomáticos como delincuen
Ian Moskav Ella me vuelve loco, me hace mutar a estúpido y no razono con sentido cuando estoy entre sus piernas. Que me proponga estarlo y no poder hacerlo me pone mucho más irascible que de costumbre.La he traído conmigo al congreso del crímen. Más allá de prepararla para mi regreso político tiene que estar dentro de la plana criminal, estas personas por mucho que parezcan trajeados y elegantes son absolutos canallas al mando todos, de los submundos del crimen.—Céntrate —le riño sin ánimos —. Todo lo que quiero es hacerte mía por horas pero ahora no puedo, no me hagas responsable de las terribles consecuencias si me sigues provocando.Su risa bajita me enmudece. Me 9lanteo por un segundo dar media vuelta, meterla al coche y hacer que se aferre al respaldo del Royce mientras me la follo con las tapas de sus nalgas abiertas en mis palmas sudorosas. ¡Maldición!¡Estoy empalmado!—No me digas cosas como esas si quieres que me calme —tira de mi corbata frente a todos, nos detiene y se
—Espera no lo digas...Lo conozco tanto que le interrumpo y pongo un dedo en sus labios para que no confiese algo que puedo ver como le atormenta.Yo he sido una muñeca rota desde hace mucho tiempo y Ian ha sabido unir cada pedazo destrozado de mi, y lo ha hecho tan bien que se ha vuelto parte de cada uno de ellos y cuando algo le atormenta me atormenta a mi también. No podría dejar de proteger algo que amo tanto cuando eso me cuida a mi misma y a nuestros hijos ahora.—¿Que pasa? —susurra.Ese murmurar me dice que algo no va bien ahora mismo. Siento que necesita la misma pausa que yo. Un segundo detenido en nuestro tiempo. Un instante para los dos, un segundo a solas.Ian nunca susurra fuera de la cama, él es valiente...poderoso y sin miedos, nunca habla bajito ni teme nada de lo que dice o ama y si me susurra algo es porque no quiere hacer algo que estaba por hacer. Ian es un hombre decidido que sabe lo que quiere y exactamente como lo quiere, no hay margen de error en nada. Amo sus
En un parpadeo la vida cambia. En menos incluso, la vida puede ponerte en un extremo lejano de donde te tenía y a mi me ocurrió así cuando mis ojos se cruzaron con los suyos.Ian me vió antes, eso ya lo sabemos y se quedó prendado de mi pero nunca pensé que su parpadear sobre mi, me fuera a cambiar enteramente. Llegamos a una playa, lejos de Rusia. Un descanso de toda nuestra demente vida y aquello que nos espera dentro de poco, solo a la distancia de nuestro regreso y en esta playa que ahora miro desnuda desde la ventana de nuestra habitación, soy feliz. Así, con mis pies descalzos sobre la madera oscura, sus manos en mi vientre y su desnudez detrás de la mía en tanto su boca juega en mi pelo y sus labios confiesan promesas, pecados y deseos en mi oído.—Pon tus manos sobre las jambas a tus lados y no te sueltes, no te sueltes —ordena y el aire me eriza los pezones pero mi sexo late entre mis piernas por su cercanía y morbosa forma de hablarme al oído.—Ian... —gimo cuando lleva sus
Los amigos de Ian, la pareja recién casada es muy maja. Ellos hablan de sus cosas, nosotras paseamos por la playa comentamos de bolsos y de lo cavernicolas que pueden llegar a ser estos hombres de los que estamos profundamente enamorados y resulta, que en medio de toda la vorágine de la visita, ella recibe una llamada y necesita salir de la isla para solucionar algo en lo que su marido es el principal ajeno al asunto.De alguna forma siento que tengo que ayudarla y no sé por qué más de una vez me he visto a mi misma reflejada en ella. Me doy la vuelta para ordenar a los hombres de mi marido que nos prepare el helicóptero para salir. Mientra ella organiza sus ideas yo preparo el despegue para ver el rostro de Samuel aparecer en la pantalla de mi móvil.Cuando voy a responder el teléfono desaparece de mi mano y sorprendida miro hacia atrás para ver que el guardia de Ian con el que acabo de discutir sobre el despegue sin el conocimiento de mi marido, se lo lleva.—Lo siento, señora —alz