—Espera no lo digas...Lo conozco tanto que le interrumpo y pongo un dedo en sus labios para que no confiese algo que puedo ver como le atormenta.Yo he sido una muñeca rota desde hace mucho tiempo y Ian ha sabido unir cada pedazo destrozado de mi, y lo ha hecho tan bien que se ha vuelto parte de cada uno de ellos y cuando algo le atormenta me atormenta a mi también. No podría dejar de proteger algo que amo tanto cuando eso me cuida a mi misma y a nuestros hijos ahora.—¿Que pasa? —susurra.Ese murmurar me dice que algo no va bien ahora mismo. Siento que necesita la misma pausa que yo. Un segundo detenido en nuestro tiempo. Un instante para los dos, un segundo a solas.Ian nunca susurra fuera de la cama, él es valiente...poderoso y sin miedos, nunca habla bajito ni teme nada de lo que dice o ama y si me susurra algo es porque no quiere hacer algo que estaba por hacer. Ian es un hombre decidido que sabe lo que quiere y exactamente como lo quiere, no hay margen de error en nada. Amo sus
En un parpadeo la vida cambia. En menos incluso, la vida puede ponerte en un extremo lejano de donde te tenía y a mi me ocurrió así cuando mis ojos se cruzaron con los suyos.Ian me vió antes, eso ya lo sabemos y se quedó prendado de mi pero nunca pensé que su parpadear sobre mi, me fuera a cambiar enteramente. Llegamos a una playa, lejos de Rusia. Un descanso de toda nuestra demente vida y aquello que nos espera dentro de poco, solo a la distancia de nuestro regreso y en esta playa que ahora miro desnuda desde la ventana de nuestra habitación, soy feliz. Así, con mis pies descalzos sobre la madera oscura, sus manos en mi vientre y su desnudez detrás de la mía en tanto su boca juega en mi pelo y sus labios confiesan promesas, pecados y deseos en mi oído.—Pon tus manos sobre las jambas a tus lados y no te sueltes, no te sueltes —ordena y el aire me eriza los pezones pero mi sexo late entre mis piernas por su cercanía y morbosa forma de hablarme al oído.—Ian... —gimo cuando lleva sus
Los amigos de Ian, la pareja recién casada es muy maja. Ellos hablan de sus cosas, nosotras paseamos por la playa comentamos de bolsos y de lo cavernicolas que pueden llegar a ser estos hombres de los que estamos profundamente enamorados y resulta, que en medio de toda la vorágine de la visita, ella recibe una llamada y necesita salir de la isla para solucionar algo en lo que su marido es el principal ajeno al asunto.De alguna forma siento que tengo que ayudarla y no sé por qué más de una vez me he visto a mi misma reflejada en ella. Me doy la vuelta para ordenar a los hombres de mi marido que nos prepare el helicóptero para salir. Mientra ella organiza sus ideas yo preparo el despegue para ver el rostro de Samuel aparecer en la pantalla de mi móvil.Cuando voy a responder el teléfono desaparece de mi mano y sorprendida miro hacia atrás para ver que el guardia de Ian con el que acabo de discutir sobre el despegue sin el conocimiento de mi marido, se lo lleva.—Lo siento, señora —alz
Decir adiós a mis nuevos amigos, esos con los que hemos pasado los últimos días... unos normales y saludables por fin, no es de mi agrado ni me hace muy feliz, y me hace sentir como que solo he formado parte de un sueño y me han despertado de golpe. Me duele la cabeza. Y además, Ian y yo sabemos que estamos diciendo adiós a una época de paz, corta pero pacífica para volver al caos que es nuestra vida real. Aunque no dudaría en volver a tomarme unos segundos en esta existencia paralela, cuando pueda. Otra vez.Bebo mi manzanilla con hielo y limón concentrada en el azul del mar. De repente me gusta el sabor de las olas rompiendo en la madera del yate. Estamos de vuelta a la isla para regresar a Rusia... dos viajes y distintos caminos en un mismo día. Que lástima de circunstancias. Me encantaría seguir así, unos días más al menos pero supongo que eso debe esperar. "Por motivos de seguridad se fuguró su muerte pero el ministro ya está de regreso junto a su esposa para cumplir con sus obl
Un desfile de vestidos se hizo para mi en la habitación. Dos diseñadores de ropa pugnan por hacerme su modelo y finalmente elijo uno negro, con escote en uve y seda que resbala por mis costados, la espalda libre y la falda abierta, como si bailara a mi alrededor un montón de seda sensual y elegante a la vez. Un chaleco de piel para cubrir mis hombros hasta que estemos bajo la protección térmica del sitio del evento.—El vestido es un escándalo pero puesto en tu cuerpo una bendita obra de arte —me suelta un beso en el cuello.Alzo la vista al espejo y lo tengo detrás de mi, acariciando mi vientre, saboreando la piel de mis hombros con su boca ardiente.—Te vi mirándome cuando me lo probaba —confieso divertida por sus mordidas en mi cuello —. Por un lado quiero hacerte sufrir de celos y por otro alimentar el deseo en esa mirada. Ian, me vuelvo loca por la manera en que me miras.—Loco me voy a volver cuando te miren los demás.—Pero soy tuya, que todos lo sepan —decreto.—No pienso perm
—¿Por qué tiene que estar en todas partes?La pregunta flota en el aire, entre los dos en realidad. Pero ninguno la responde. Nos quedamos mirando como ella se sienta al lado del espejo de la esquina y además de hablar con otro tipo, nos mira incesantemente. —Preciosa —espeta Ian todavía agarrándome de la cintura —, no quiero que te sientas mal con ella. Si quieres irte lo hacemos. Nosotros somos los anfitriones de la noche.—Tú lo has dicho, cariño —me doy la vuelta en sus brazos y pongo los míos alrededor de su cuello —...es nuestra noche y nuestra vida. Si ella quiere estar de espectadora pues que lo disfrute. No creo que nunca podamos tener una relación normal ella y yo.La miro nuevamente y entonces se me paralizan los sentidos, está hablando con Samuel. No me lo puedo creer y me pregunto, ¿dónde demonios se ha metido Adhila?—No juegues ahora, Nikky —la advertencia siseada de Ian me dice que también lo ha visto —. Sabes que puedo matarlo si me presionas.—No empecemos otra vez,
—Tú no tienes ni idea de quien soy, Nicoletta y te equivocas si piensas que ofrecerme para otras camas te abrirá un espacio en la de mi marido.—No tengo esas intenciones, querida —bebe de una copa que me da cierta envidia —. Tu vida ya no me interesa.—¿Debería tomar eso como una amenaza?—No, tranquila —se ríe y noto alguien a mi lado —. No pude ver el sarcasmo en la frase.—Ya ves que yo sí. —Tenemos que irnos, señora —me indican ya tomándome del codo —. ¡Ahora!No me da tiempo a nada. Me sacan a toda velocidad y solo me indican que Ian está esperándome en el coche pero poco más. Se suponía que era una recepción para nosotros y resulta que dejamos a mi hermana con la palabra en la boca y segundos después estoy en un todo terreno con mi marido casi volando sobre tierra en las gomas del coche.—¿Qué ha pasado? Mientras yo me aferro al tirador del techo de mi lado, Ian lucha entre la velocidad a la que vamos por ponerme el cinturón de seguridad. Delante tengo dos hombres que no par
—Quita esa cara, tonta —le paso su nuevo teléfono celular y una tarjeta de crédito rusa —. Se va a solucionar. Deja que el tiempo haga su parte, Kaia —Pero tienes a Ian. Nikky para ti no es tan jodido como para mi —se recuesta en el sillón reclinable del salón. —Ian es perfecto para mi porque yo sé lo que quiero y le quiero a el Kaia —me siento a su lado, tomo un vaso de leche, empiezo a sentir hambre —, pude elegir a otro, y le he elegido a él dejando de lado algo muy bueno.Solo de pensar otra vez en Samuel siento que estoy traicionando a mi marido de alguna manera. Mi vida podía haber sido buena a su lado...pero jamás habría estado tan completa como con Ian. Este despliegue de insurrección nunca la podría tener con Samuel. No voy a arrepentirme jamas de mi decisión. —Eric no nos ha dado una oportunidad —ella solloza y le abrazo...le quiero a pesar del poco tiempo que hace que nos conocemos —. Ha matado lo nuestro a medio florecer.—Te entiendo pero hay que saber lo que queremos