—¿Por qué tiene que estar en todas partes?La pregunta flota en el aire, entre los dos en realidad. Pero ninguno la responde. Nos quedamos mirando como ella se sienta al lado del espejo de la esquina y además de hablar con otro tipo, nos mira incesantemente. —Preciosa —espeta Ian todavía agarrándome de la cintura —, no quiero que te sientas mal con ella. Si quieres irte lo hacemos. Nosotros somos los anfitriones de la noche.—Tú lo has dicho, cariño —me doy la vuelta en sus brazos y pongo los míos alrededor de su cuello —...es nuestra noche y nuestra vida. Si ella quiere estar de espectadora pues que lo disfrute. No creo que nunca podamos tener una relación normal ella y yo.La miro nuevamente y entonces se me paralizan los sentidos, está hablando con Samuel. No me lo puedo creer y me pregunto, ¿dónde demonios se ha metido Adhila?—No juegues ahora, Nikky —la advertencia siseada de Ian me dice que también lo ha visto —. Sabes que puedo matarlo si me presionas.—No empecemos otra vez,
—Tú no tienes ni idea de quien soy, Nicoletta y te equivocas si piensas que ofrecerme para otras camas te abrirá un espacio en la de mi marido.—No tengo esas intenciones, querida —bebe de una copa que me da cierta envidia —. Tu vida ya no me interesa.—¿Debería tomar eso como una amenaza?—No, tranquila —se ríe y noto alguien a mi lado —. No pude ver el sarcasmo en la frase.—Ya ves que yo sí. —Tenemos que irnos, señora —me indican ya tomándome del codo —. ¡Ahora!No me da tiempo a nada. Me sacan a toda velocidad y solo me indican que Ian está esperándome en el coche pero poco más. Se suponía que era una recepción para nosotros y resulta que dejamos a mi hermana con la palabra en la boca y segundos después estoy en un todo terreno con mi marido casi volando sobre tierra en las gomas del coche.—¿Qué ha pasado? Mientras yo me aferro al tirador del techo de mi lado, Ian lucha entre la velocidad a la que vamos por ponerme el cinturón de seguridad. Delante tengo dos hombres que no par
—Quita esa cara, tonta —le paso su nuevo teléfono celular y una tarjeta de crédito rusa —. Se va a solucionar. Deja que el tiempo haga su parte, Kaia —Pero tienes a Ian. Nikky para ti no es tan jodido como para mi —se recuesta en el sillón reclinable del salón. —Ian es perfecto para mi porque yo sé lo que quiero y le quiero a el Kaia —me siento a su lado, tomo un vaso de leche, empiezo a sentir hambre —, pude elegir a otro, y le he elegido a él dejando de lado algo muy bueno.Solo de pensar otra vez en Samuel siento que estoy traicionando a mi marido de alguna manera. Mi vida podía haber sido buena a su lado...pero jamás habría estado tan completa como con Ian. Este despliegue de insurrección nunca la podría tener con Samuel. No voy a arrepentirme jamas de mi decisión. —Eric no nos ha dado una oportunidad —ella solloza y le abrazo...le quiero a pesar del poco tiempo que hace que nos conocemos —. Ha matado lo nuestro a medio florecer.—Te entiendo pero hay que saber lo que queremos
Por un segundo pienso en mi distinguido esposo y las maldiciones que debe estar soltando por la boca cuando descubra que me he ido. Y eso, si no sabe que Nicoletta me ha ayudado a escapar de su yugo. Sonrío por mi elección de palabras. —Voy a llamar a Ian para que sepa que estoy bien y que vamos para allá en unas horas —me muero de ganas de verlo histérico, regañándome —. Me imagino que ya debe estar buscándome como loco. Le conozco.—Se te ilumina la cara cuando hablas de él —elucubra Kaia. No sabe cuanta razón tiene.—Estoy loca por ese loco —me muerdo una esquina de la boca solo de oírme decirlo y no llego a marcar su número porque alguien me sorprende apareciendo.Un coche aparca y el mismísimo Samuel Straits se baja de el corriendo hacia la casa y le observo confusa por encima de la cabeza de Kaia.Cuando abro la puerta informo a seguridad que se aparten y le abrazo, luego le doy dos besos.—¿Qué estás haciendo aquí? —murmuro para que solo nosotros lo escuchemos.—No hay tiempo
Ian Moskav —¡Ahhggg! Bramo rabioso cayendo de rodillas al suelo mientras alzo mi pistola al aire y vacío el cargador en medio del cielo.Ella se ha ido. Ese maldito se la ha llevado y no soy capaz no de respirar.¿Cómo voy a sobrevivir a la oscuridad de no tenerla?Si no veo nada más que mi odio no puedo encontrar a mi mujer. Ella es parte del sistema militar de este país, voy a mover otras fuerzas.D pronto lo tengo tan claro como respirar. —Ian...Me sacudo a Eric cuando trata de tocarme. No puedo, ahora no puedo distraerme con nada que no sea encontrarlos. Es prioridad máxima. Nunca voy a perdonarme esto. Nunca seré capaz de volver a vivir sin ella a mi lado. Todas las veces que vaya al maldito baño querré que venga conmigo. ¿Cómo pude dejarla atrás?—Gabinete de crisis urgente —me levanto señalando a mi jefe de tropas que se cuadra ante mi orden —. Busca una casa segura para mi y prende fuego a la mansión Moskav, envía un misil si hace falta pero quiero que vueles todo. Solo
Ian Moskav Mis pies gastan la alfombra del avión yendo descalzo de aquí para alláNo he querido que salga de aquí a ningún otro sitio. No acepto que nadie me hable, que me consume, que me diga nada. No quiero matar a nadie antes de tiempo.Verla muerta en mis brazos fue algo que no quiero volver a vivir. Su corazón se detuvo en mis brazos y Kaia la salvó en aquella lancha pero y, ¿qué hago con el mío? ¿mi corazón como va a volver a latir si ella no lo logra?Es una suerte que aún Straits respire. No sé qué hacía allí, no sé por qué la salvó ni como la ayudó antes que yo pero no puedo soportarlo. Es egoísmo sí, pero soy así...ella es mía y si él sigue disponible y cerca va a elegirlo, va a darse cuenta de que está mucho más a salvo con él que conmigo y la voy a perder porque lo peor de amarla tanto es que he descubierto que si se quiere ir, con tal de que siga viva...la dejaría. Y no me puedo dejar a mi mismo hacer eso. Soy más capullo que todo esto. No puedo renunciar al aire que res
Tres días han pasado y ahora estoy aquí, vestida de negro tanto por dentro como por fuera lista, muy lista para decirle adiós a Samuel. ¿Cómo es posible amar tan fuerte a alguien?¿Cómo le digo a mi corazón que lo odie, que me lo quita todo porque me quiere solo para él si yo soy enteramente suya?Tengo tanta culpa como Ian de la muerte de Samuel. Yo le traje a mi vida, le quise sabiendo que amaba a otro y que eso le confundiría. Debí decirle que lo odiaba, que era un lastre para mi...cualquier mentira pero algo que le hubiese apartado definitivamente de mi y con ellos de ser blanco de esta ruleta rusa.—Tan solo dime que no fuiste tú —susurro mirándonos en el espejo.Anoche hicimos el amor como animales. Enfadados los dos. Él por sus propios motivos que calla y yo por los míos que grito y ahora, ahora estamos de negro a punto de enterrar el ataúd de mi Samuel bajo tierra rusa. Ni siquiera Sheyla le hizo tanto daño.—Tu eres mía... tenga que hacer lo que tenga que hacer eso es todo l
He sido la puta y la dama y resulta que he terminado arrastrando a mi abismo, a lo que queda de las cosas que hice.Lo peor del dolor no es sentirlo propiamente, sino mirar a través de el la culpa que tienes en todo lo que sufres. Ese dolor es demasiado cruel y es el que me azota nuevas. Tuve en su día la sensación de que había terminado de sacar a Samuel de mi vida y ahora mi marido, mi propio marido, el tipo al que le he entregado mi vida entera le ha matado y eso hace que haya quedado atrapado en mis idílicos recuerdos.—¡Maldito seas! —grito alzando el dedo contra Ian —. ¿No te das cuenta de lo que has hecho, cómo demonios me recompongo de esto? Maldición. —Relájate chica —ignora mi temperamento y se asoma al balcón —. Hay cosas que nunca entenderás y me empiezo a cansar de explicarte nada más. Me perteneces —me señala él a mi ahora —, no me avergüenza decirlo ni saberlo, ni mucho menos hacértelo entender pero deja ya de ser insistente con la misma mierda. Él está muerto, y tú c