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Luke Eisner: ¨ La he matado … ¨ Capítulo 2:

Kurt Vonnegut decía: ¨ Se aprende más acerca de la vida por los accidentes que nos ocurren, una y otra vez ¨; sin embargo, yo sigo cometiendo los mismos errores. Sigo estropeando todo a mi paso como un jodido tsunami. 

Todo ocurre en cuestión de segundos. Mis nudillos se ponen blancos alrededor del volante y mi cara impacta con la almohadilla flotante frente al asiento. Un fuerte dolor invade mi cabeza y me encuentro aturdido. La botella de whisky ahora está hecha pedazos con fragmentos de vidrio por doquier. Toco mi frente con mi mano derecha y veo sangre que brota de ella. No sé si proviene del golpe en la frente o de mi mano cortada, quizás sea de ambas.

Me paralizo. Un nudo se instala en mi garganta. Silencio absoluto, solo escucho mi pulso en los oídos. Y una voz en mi interior que me grita: "Otra vez no, por favor"

Pero, ¿qué ha pasado?

Enfoco la vista al frente y lo que veo es impactante: El parabrisas está cubierto de sangre.

M****a. ¿Qué he hecho?

Mi vida se detiene en ese momento. En mi cabeza se reviven imágenes desgarradoras de hace 4 años atrás, cuando lo que sucedió aquel día me consumió, me despedazó, me destrozó… Me costó mucho tiempo después mirar hacia delante, aunque no sintiera ganas de nada, aunque estaba vacío por dentro. Pensé que llegaría un día en el que todo comenzaría a doler menos y tendría un respiro, pero que equivoqué. De forma muy retorcida hoy revivo esa angustia, ese miedo paralizante.

Un silencio ensordecedor invade mis oídos y mi aliento se vuelve pesado. Esto no me puede estar pasando nuevamente.

Miro mis manos sin saber cómo reaccionar, cierro los ojos y respiro entrecortado. 

Una de mis manos va directo a la manilla de la puerta sin que yo sea consciente de nada. Estoy en estado de shock con un nudo en la garganta que me dificulta la respiración.

Abro la puerta con manos temblorosas, bajo un pie y luego otro hasta que mi cuerpo está completamente fuera del auto. Camino en cámara lenta hacia el frente, y entonces, siento que puedo desfallecer en cualquier momento. 

Mi corazón se detiene. Mis manos sudan. Mis rodillas se flexionan ligeramente sin poder sostener el peso de mi cuerpo. Siento náuseas, estoy a punto de desmayarme. Me apoyo contra el lateral del carro. Mis ojos se oscurecen ante la escena que tengo delante. Y sólo 3 palabras cruzan mi mente una y otra vez.

< La he matado. La he matado. La he matado. La he matado >

Un cuerpo inerte se encuentra tendido en el suelo frente al auto. Es una muchacha joven, con el cabello rubio cubriéndole el rostro manchado de sangre. Al igual que su camiseta blanca, y a su lado, mucha más sangre desparramada por el suelo. tiene una mano extendida por encima de su cabeza y la otra bajo su cuerpo desfallecido. Lleva un pantalón de tela negro, una camiseta sin mangas. Observo una pequeña mochila a pocos metros de distancia, que sospecho que sea suya.

Mis ojos viajan nuevamente hacia su cuerpo y busco con la mirada el subir y bajar de su pecho al respirar, pero no hay ningún movimiento aparente. Sólo un cuerpo inactivo y sin vida.

Otra vida en mis manos. Otra muerte sobre mis hombros. Otro peso sobre mi alma maldita. Una vez más mi corazón aplastado. Esos mismos recuerdos amargos cruzan mi mente una vez más, atormentándome, echándome en cara lo injusta que es la vida al ponerme nuevamente en la misma situación. 

- La he matado - afirmo en voz baja.

Permanezco en el mismo lugar sin poder moverme. Sólo presenciando la escena y esperando a que la tierra se abra y me trague. O que de repente me caiga un rayo encima. Pero nada de eso sucede. 

Estoy atrapado en el lugar. Mi cerebro me dice que reaccione, pero mi cuerpo no quiere cooperar. Imágenes aparecen desde el fondo de mi mente. Mi vista se nubla regresando al pasado. Autos incendiados, sangre, gritos, fuego, humo… dolor. 

- ¡Alguien que llame una ambulancia! - escucho que gritan a mi lado. 

Al parecer el sonido estridente de mis neumáticos atrajo la atención de algunas personas curiosas que ni siquiera sé de dónde salieron. No aparto la vista de enfrente. Mis ojos siguen fijos en el suelo. Mi mente lejana. Mi corazón en la boca. Mis puños cerrados. Mi respiración agitada. Y mi maldita alma hirviendo en mi cuerpo.

- Y a la policía también - dice otra voz.

- ¿Está muerta? - pregunta una mujer.

- ¡Claro! ¿No la vez? - le responde otro hombre.

- ¡Dios mío! ¡Qué horror! – exclama alguien más.

No oigo más nada a mi alrededor. Solo un pito ensordecedor en mis oídos, ese que anuncia la explosión de una bomba en mi cara. Mis ojos miran un punto fijo en el suelo, pero mi mente viaja a aquél día. Sangre por doquier, fuerte olor a gasolina, a ácido, a fuego, el humo inundando mis pulmones… la sensación de ahogo, la sensación de muerte, la sensación de mi mundo en ruinas… 

Hoy hace 4 años de aquello y, sin embargo, se siente como ahora, tan vívido, tan real, tan cruel. 

¿Tan maldito estoy que la vida me hace pasar por lo mismo una segunda vez? 

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