Necesito una señal, necesito ayuda para poder salir de esta. Me está costando demasiado escuchar sus palabras y no poder contarle lo que ocurre.
Pienso en Alessa, en dónde podrá estar, n tan siquiera sé si le han hecho daño. Pienso en Luke y en que le estoy rompiendo el corazón de la peor forma posible. Sé lo mucho que le duele que lo abandone robándome su dinero. Después de todo lo que me contó, estoy repitiendo el mismo proceder de su difunta esposa. A diferencia de que en este caso el dinero no es para gozarlo en unas vacaciones con un amante.
Pienso en mí, en esa miserable vida que llevaba antes del accidente. Tan miserable que ahora regresa al presente revolcando mi nuevo mundo y causando daño a las personas que amo.
- Luke, yo no tengo ningún amante. Jamás podría yo hacerte algo así. Tú me das todo lo que necesito – le digo con voz entrecortada por las lágrimas.
- Eso no es lo que parece. ¿Todo este tiempo has estado fingiendo? – no le respondo, n
Doy vueltas por la oficina como loco. Esto no puede estar sucediendo nuevamente. Bella es diferente, ¡Joder! Esto tiene que ser un malentendido. Voy al minibar y me sirvo un trago de whisky, escupo el contenido. No me puedo creer que haya cambiado mis bebidas de aquí también. Me quedo mirando el vaso. Si ella me quiere lo suficiente como para hacer estas travesuras por mí, cómo es posible que me abandone llevándose mi dinero.Nikolai finaliza la llamada que estaba atendiendo y me sacude por los hombros.- Quiero que mantengas tu mente aquí conmigo, tenemos que descubrir qué es lo que está ocurriendo. Conocemos a Bella, algo debe estarla perturbando para que actúe de esta forma y vamos a descubrir qué es.Asiento con la cabeza, pasando mis manos por el rostro. Tengo que despejar todo rastro de dudas. Tengo que confiar en ella, es mi pecosa, mi malcriada. me niego a pensar que todo está perdido. Si tengo que seguirla y hacerla entrar en r4azón para que no me abandone
Despierto aturdida. No sé dónde estoy. Muevo mis manos, pero algo me lo impide, estoy amarrada a una silla de hierro. Intento hablar, pero un pañuelo cubre mi boca. Miro a mi alrededor, buscando una pista de dónde puedo estar.El local parece una casa en ruinas, con las paredes destruidas por la humedad y la falta de pintura. El suelo parece de tierra y el techo tiene varios agujeros. Varios hombres custodian dos puertas, supongo que en una de ellas se encuentra Alessa. Hay una mujer de cabello rojo y rizado sentada en una silla ante mí, con sus ojos llorosos y furiosos. Tiene varios tatuajes en sus manos y usa un vestido rojo demasiado corto. A pesar de ser bonita, su maquillaje es excesivo.Sin esperármelo, estampa su mano en mi rostro con un fuerte golpe que me hace girar la cara y cerrar los ojos por el dolor.- Te mereces todo lo que Mauri pueda hacerte, Samantha. – me dice con voz furiosa.Una lágrima resbala por su mejilla y la
Sarah continúa contándome lo que sucedió aquél día:- Me retuvo uno de sus secuaces, me tenía amenazada con una pistola. Yo no tenía escapatoria, pero tú sí. Si queríamos tener posibilidades futuras, una de las dos tendría que irse antes de que aparecieran el resto de los hombres de Mauri. – su mirada cambia y se llena de ira y de reproche. - Prometiste que regresarías por mí, Samantha. Y nunca lo hiciste. Dijiste que me sacarías de ese infierno o morirías en el intento. ¡Rompiste tu promesa! ¡Me abandonaste!Se levanta y empuja la silla de una patada, haciendo ruido al caer. Si yo pude escapar, ¿entonces por qué no regresé a por ella? No entiendo qué fue de mí en ese tiempo, y mi maldita mente no es capaz de recordar nada.– No sabes lo que ha sido de mí todo este tiempo, Sam. Mauri me culpó de todo y me ha mantenido como su esclava hasta hoy. Me ha humillado y me ha maltratado como no te puedes imaginar. – niega con la cabeza. Su rostro refleja miedo
Apenas llego a este solar abandonado, bajo del coche. El camino ha sido largo, hemos venido lo más rápido que hemos podido, espero que no sea demasiado tarde. Hay seis hombres custodiando el portón de la entrada, están hablando y fumando. Nos escondemos detrás de unos árboles para evitar ser vistos.- Eisner, nosotros distraeremos a esos hombres – me dice John.Saca del bolsillo trasero dos pistolas, y me tiende una de ellas. Niego con la cabeza. Lucharé a los puños, y mataré solo si es necesario. He causado varias muertes con mis propias manos, no quiero sumar más a la lista, además, no sé disparar. Él acepta mi negativa y se la entrega a Nikolai, quien de forma magistral chequea las balas y luego le quita el seguro colocándose en posición de ataque.- Mientras nosotros luchamos contra esos seis, intenta llegar hasta Bella y Alessa, nos uniremos a ustedes cuando nos hayamos desecho de ellos – me asegura mi chofer. Le hago una inclinación de cabeza en agradec
Inspecciono la herida de Nikolai. Al parecer, la bala no ha penetrado profundo en su piel, pero la sangre que comienza a salir es alarmante.- Baja la pistola, o te juro que disparo – volteo la cara para ver a Sarah caminando a paso lento hacia Mauri. Está usando la pistola que tenía el hombre que me golpeó y que ella derribó.La estancia se ha llenado de policías vestidos con chalecos antibalas. Llevo mis manos a la herida de Nikolai oprimiendo fuerte, evitando la hemorragia y este suelta un grito desgarrador.- Ambos bajen sus pistolas. No tienen escapatoria. – escucho como pide uno de los policías.- No. – dice Sarah, las lágrimas resbalando por su mejilla. – Este hombre me ha destrozado la vida, creo que la cárcel no será castigo suficiente para él.- Señorita, no se ponga en una situación más difícil. Míreme. – le pide el policía y esta lo hace sin dejar de apuntar a Mauri. – Confíe en mí. Le aseguro que pagará por todo lo que ha hecho,
Seis meses y medio después:Mi bombón idiota: ¿Te estás portando bien, Malcriada?Una sonrisa amplia se expande por mi rostro al recibir su mensaje. Estoy en un bar junto a Trice, Gael y Sarah. Ya no recuerdo por qué número de copa vamos, pero lo estoy pasando genial.Yo: Siempre me porto bien, bombón. Estoy bebiendo con las chicas y bailando con desconocidos. Alguno que otro me ha pedido cita y como yo soy tan educada la he aceptado, pero nada de qué preocuparte.Le doy a enviar y río de mi propio chiste. Sé que lo estoy provocando, pero no lo puedo evitar.- ¿Ven ese pedazo de carne musculosa? – pregunta Sarah señalándonos a un hombre increíblemente apuesto sentado en la barra bebiendo junto a dos chicos más. – Les apuesto lo que quieran a que me lo tiro esta noche.Todos saltamos en gritos y vítores ante su promesa.&
Quiero expresar un profundo agradecimiento a todas aquellas personas que han apostado por mí y que me han apoyado en todo momento.A mi familia, por ser siempre mi motor impulsor, a pesar de la lejanía saben que siempre estarán cerca dentro de mi corazón.A mi Mom, por ser madre y padre a la vez, te debo todo lo que soy. Gracias por apoyarme incluso cuando no estás de acuerdo con mis decisiones, por permitir que me caiga cada vez que me equivoque y por estar ahí para sostener mi mano mientras ayudas a levantarme.A Ale, por cuidarme y brindarme tus sabios consejos. Me has sido de mucha ayuda.A mi hermana, por apostar por mi sueño, aunque odies la lectura. Espero que mi libro sea el primero que lees de principio a fin.A Josue, porque sin ti nada de esto hubiese sido posible. Sin siquiera darte cuenta me inspiras a escribir. Has sido un gran fan y un excelente compañero. Gracias por creer en mí y ayudarme al pensar que escribir podría formar
Todos tenemos nuestros propios demonios internos: esos que nos hablan al oído y nos impulsan a hacer cosas estúpidas e indebidas; esos que nos persiguen allá donde vamos, arrastrándonos a su infierno, y por mucho que queramos salir de ahí, nos sentimos atrapados, sin salida.En mi caso, ese infierno es mi vida diaria y yo me he convertido en mi propio enemigo.Recojo mi pantalón del suelo junto al bóxer y me los coloco. Peino con la mano derecha mi cabello hacia atrás; mientras que, con la otra mano, arrojo el condón usado sobre el cuerpo femenino que reposa inconsciente en la cama de este lujoso hotel. Un cuerpo femenino con su rostro cubierto por sus rizos rebeldes, negros y largos. Son evidentes las marcas de mis dedos dejando una huella rosada sobre su blanca piel.No la conozco, ni me propongo conocerla. Es solo una de las tantas chicas que intentaron atrapar mi atención hace unas horas en un bar. No pretendo entablar ningún tipo de relación con ninguna