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Reconquistando a mi ex esposa
Reconquistando a mi ex esposa
Por: Milkaina
¿Quién te dijo que podrías comprometerte con otro?

Capítulo 1 ¿Quién te dijo que podrías comprometerte con otro?

— ¡¿Qué significa esto Aarón?! — interrogó Diego Moran a su asistente con tono autoritario y demandante.

— Es la información que me pidió—respondió el hombre con cierta vacilación, mirándolo fijo, creyendo que había hecho algo que enojó a su jefe.

Diego Moran volaba de regreso a su ciudad natal en un lujoso jet privado, en una de sus manos sostenía una taza de café, mientras, leía el informe que le fue entregado por su asistente. Su expresión cambió de la tranquilidad a la rabia más absoluta a medida que leía el contenido de la investigación sobre las últimas actividades de su exesposa.

— ¿Cómo se atreve ella? — Murmuró él para sí mismo, viendo las diferentes fotos de su esposa al lado de un supuesto prometido. — ¿Quién le dijo que podía hacer eso? — peleó con el informe en sus manos como si este estuviera la culpa de las cosas que estaba haciendo la mujer que quiere.

Y con ferocidad desvío sus ojos inquisidores hacia el pobre hombre que temblaba nervioso.

— ¿Estás seguro sobre esta información sobre Manuela Sánchez? Quiero que estés equivocado— lo último lo dijo en un susurro, con los celos bullendo en su interior al punto de hacerlo perder los estribos.

—Completamente seguro, la señora Manuela, su exesposa, recientemente se ha comprometido con el heredero de la familia Dorantes; el señor Luis Dorantes. La publicación de su compromiso salió en los medios de comunicación. Es por esa razón que su padre y abuelo lo llamaron con urgencia.

—Cómo redacta el informe—continuó diciendo su empleado. —Luis Dorantes le ofreció empleo como su asistente hace casi 11 meses, recuerde que ella tiene conocimientos administrativos. Desde que obtuvo el empleo, demostró su capacidad de forma muy interesante, y se ha convertido en su mano derecha, ella lo acompaña a almuerzos, cenas de negocios, entre otras actividades.

—Solo estuve fuera del país por tres meses ¿Cuándo pasó todo esto?—se preguntó intrigado

—Parece que el señor Luis Dorantes trabaja rápido jefe, o está muy enamorado, además ningún hombre la dejaría escapar, ella es hermosa, muy inteligente y valiosa— especulo, pero de inmediato, se mordió la lengua al ver el odio en los ojos de su jefe.

— ¿Y no has considerado necesario informarme antes?

— Usted me dijo que le pasara esa información sobre ella cada tres meses, nadie pensó que la antigua señora Moran tuviera esas ideas

— ¡Estúpido!, ¿no consideraste que debía saber sobre esto?, mi esposa sale con un hombre, se compromete y no consideraste esencial pasarme esa información con carácter de urgencia, ¿el abuelo lo sabe?

—El compromiso salió hace pocos días en los medios de comunicación y eso le causó un gran impacto, desde ese entonces ha estado muy deprimido, presumo que a eso se deben sus continuos malestares

Dos días después, casi al mediodía….

A su llegada a la residencia familiar de Luis, su prometido, y luego de bajar del vehículo, Manuela Sánchez observó la presencia de muchos automóviles ostentosos y varios hombres que parecían guardaespaldas a un lado.

—No me habías dicho que habría más visitas, pensé que solo estaría tu hermana Sabrina.

Luis la observó embelesado, Manuela era de buena estatura, alta y con buen cuerpo, y su cabello castaño claro era el complemento perfecto para sus hermosas facciones, en su rostro se apreciaban unos maravillosos ojos azules, una nariz pequeña, labios carnosos con un ligero tono rosado, y una sonrisa inocente que lo tenía cautivado

Él a sus 27 años ya se había encargado de la empresa constructora de su familia y su hermana Sabrina había escogido ser modelo, en la actualidad había alcanzado la fama y el reconocimiento mundial. Manuela aún no la conocía, pero según sus fotos en internet era bellísima, muy alta y sus padres están orgullosos de ella.

—Lo lamento hermosa, yo no lo sabía, te traje para que te conozca Sabrina, desconocía que ella vendría con otras personas

—No te preocupes por eso, solo espero estar presentable—antes de terminar de hablar, la puerta principal se abrió y salió el mayordomo, quien los saludó y le indico donde se encontraban sus padres y hermana

Acudieron allí, y los encontraron. Ya conocía a los padres de Luis. Ernesto, su papá, le caía muy bien, era amable y de buen carácter, otro asunto muy distinto era Isabella,, su mamá.

Esa mujer la miraba de reojo, no disimulaba para nada, que Manuela no era de su agrado, y en una de sus escasas visitas la llevó a un sitio a solas y le aclaró la razón. Para su hijo quería una mujer con un mejor linaje, y ella no reunía los requisitos de la esposa perfecta para su único hijo varón, el heredero.

Manuela la entendía perfectamente, Luis era el centro de su vida, lo amaba incondicionalmente y seguramente Manuela no era la pareja ideal para él, sobre todo por lo que ella creía era su deficiente situación económica. Incluso no había día o noche en que Manuela no se preguntará ¿Cómo podía haber aceptado aquel romance con Luis o más bien aquella idea descabellada? ¿Podía ser porque se sentía muy sola?

— ¿Dónde está Sabrina? —les preguntó Luis a sus padres, deseando presentársela a su prometida

—Está mostrando la casa a nuestro otro invitado de hoy, olvide decírtelo, luego te explico lo que sucede—le dijo muy alegre su papá, cuando escucharon las voces que se acercaron

— ¡Allí están ellos! — Dijeron los padres de Luis—la pareja conformada por un hombre y una mujer muy altos hizo su entrada al gran salón

Manuela sintió que se congelaba cuando observó los rasgos faciales del invitado que entró con Sabrina al salón. Su sonrisa, previamente alegre, se quedó estampada en su boca de forma antinatural e incluso se ahogó, se sintió como que le faltara el aire con esa repentina aparición

«¡No puede ser!, ¿otra vez él?»

Unos ojos negros intensos la observaron, ella de inmediato se fijó no solo en eso, sino en su sonrisa sarcástica, con la cual siempre la observaba en otros tiempos.

Diego Moran debía tener en estos momentos unos 35 años, su elegancia, buen vestir, su gran estatura hacía que sobresaliera de entre las demás personas en cualquier parte donde se detuviera. Su abundante cabello negro, siempre bien peinado y el modo en que fijaba la mirada con sus ojos negros, impactaban de gran manera.

Como siempre él parecía burlase de su nerviosismo y de su precaria situación, en tanto él permanecía tranquilo, inconmovible, sin emociones visibles ante cualquier circunstancia. Sospecho qué había planeado este encuentro, nada en él era espontáneo, todo era planeado con anticipación.

«Típico de él no dejará de ser el mismo mujeriego. El desgraciado debe haber planeado este encuentro, pensé que lo había dejado en mi pasado», reflexiono con amargura, recordando todo lo que ocurrió entre ellos, y las veces en que lo perdonó, la había lastimado tanto, que no creía poder olvidar nunca su vida con él.

Aún resonaba en su mente las palabras de la arpía, prima de su exesposo, ella se regodeaba y se mofaba de ella, por haber sido casada mediante un trato de negocios y como al final, para echarle más sal a su herida, le recordó su incapacidad para concebir en el tiempo que llevaba casada, además le mostró una foto intima que se hizo pública de Diego siéndole infiel abiertamente con otra mujer, como si ella no existiera.

Al parecer él había confiado en su prima Rosalía, ya que adicionalmente ella se burlaba constantemente de ella por su deficiente capacidad para complacerlo sexualmente y no saber cómo mantener a un hombre interesado en la cama, por lo que él buscaba en otras partes lo que ella no le daba.

Ella había sido un chiste, un comodín, mejor dicho un hobby, para Diego Moran, ya no encontraba la forma de llamar lo que había significado para él.

Después de su divorcio, harta de tantas situaciones que tuvo que enfrentar, creyó o más bien deseo realmente no volverlo a ver en su vida. Ellos se movían en ciudades distintas, muy diferentes, entonces qué hacía aquí, quién lo había invitado, estaba aquí a propósito, ¿la estaba buscando?, no esto no era posible, ellos dos no tenían nada que ver en la actualidad.

Al verlo al lado de Sabrina, comprendió el impacto que ella sentía con su presencia, ella lo miraba con una gran admiración. Ese tipo no había perdido ese efecto que tenía en las mujeres a su alrededor, hasta en ella misma en su momento.

—Ven conmigo Diego—lo condujo de la mano Sabrina hasta donde estaban ella y Luis de pie— conoce a mi hermano y esta mujer a su lado creo que es su prometida, Manuela te llamas ¿cierto?

Manuela solo asintió con la cabeza, sin que pudiera emitir ni una palabra, incluso nadie reconoció el duro gesto que le dirigió Sabrina, tan parecida en sus expresiones a su madre.

Diego estrechó la mano de Luis y cuando le tocó el turno a Manuela, la observó un rato y también estiró su mano. Manuela no quería tocarlo, no tenía la menor idea de lo que sucedería, sabía que él algo había planeado, pero ¿Qué era?

Contrario a lo que pensó, Diego no hizo la menor señal de conocerla ante los demás, solo sus ojos le demostraron una señal de reconocimiento y una… amenaza cuando la vio prendarse del brazo de Luis, después de que él sostuvo su mano e incluso le acarició con su pulgar.

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