¡Tu abuelo te espera!

Capítulo 3¡Tu abuelo te espera!

—Cuando te separaste de mí, al parecer, también lo hiciste de toda tu familia, tu padre y tu abuelo, incluidos ¿No te has comunicado con tu abuelo?

—Tengo tiempo sin hablar con ellos— bajo la cabeza apenada— ¿Qué pasa?

—Te lo contaré esta noche, iré a tu apartamento, será mejor que abras la puerta, si no quieres que forme un escándalo—le dijo con voz suave, luego se callaron al escuchar unos pasos

—Diego… Manuela ¿Qué hacen aquí?— Sabrina los observó, fue y agarro del brazo a Diego con ánimo de posesión, en apariencia ellos no hacían nada indebido, parecían que estaban conversando en voz baja

—Nos encontramos aquí por casualidad, Manuela vino a tomar un poco de aire y yo hice lo mismo—se explicó Diego

— Entiendo, papá te está buscando—miró con celos a Manuela y se lo llevó hacia adentro

Al verlos irse, llegaron a su mente muchos recuerdos, él le había dicho una vez que era una mujer excepcional y ella de tonta le había creído todas sus palabras ¡Qué gran estúpida! Sus amigas se lo advirtieron, le decían que estaba loca al confiar en ese mujeriego, que era imposible que él se comprometa con una sola mujer y menos tan ingenua como ella, también le dijeron que no lo podría retener, era muy infantil, solo tenía 20 años y se obsesionó con él.

Al final les dio la razón a sus amigas, ella se había equivocado con él y sus amigas con lástima le indicaron «Ya te lo había dicho».

Esa noche Manuela recibió la visita de Diego en su apartamento, estaba tensa, la sorpresa recibida, el almuerzo, el ver de nuevo a ese hombre y no saber que se proponía la tenían agotada.

Durante todo el tiempo que llevaba allí en este apartamento no había recibido ninguna visita, aparte de Luis, en los últimos meses.

—Hola, Manuela —la saludó Diego con un tono suave, provocativo y sensual, recostado en el marco de la puerta— ¿Me invitas a pasar? ¿Tenemos que hablar?

—Ahí es donde te equivocas —le replicó quedándose atravesada en la puerta — No tenemos absolutamente nada que hablar y si me tienes que decir algo dilo desde allí

— ¿Quieres comportarte como una adulta? —estalló, Diego—. ¿Me puedes escuchar de una buena vez? ¡Tampoco para mí es agradable esta situación!

—No me grites —le dijo ella con frialdad, tratando de controlar la tensión que le molestaba en el estómago—. Guárdate tus visitas y tu presencia para… tus diferentes mujeres y allí tienes a Sabrina, está cautivada

—Me niego a volver a tener esta conversación en la puerta de tu apartamento —Le respondió él—ya te he explicado lo que pasó varias veces sin que me puedas creer

Manuela no quería seguir discutiendo, solo deseaba saber qué pasaba con el abuelo— ¡Háblame del abuelo!

— Primero, ¡Invítame a pasar! Yo no estuve en la casa de los Dorantes por Sabrina, hasta hoy no la conocía, fui a hablar de negocios con Ernesto, ¿sabías que necesitan inversionistas? ¡Tienen muchos problemas económicos! No te diré más hasta que no me invites a pasar

— ¡Pasa y date prisa, estoy cansada! ¡Dime de una buena vez ¿Qué pasa con mi abuelo? —a su pesar se apartó de la puerta y lo dejó entrar, se sintió abrumada cuando pasó tan cerca que sintió el roce de su cuerpo contra el suyo ¡Sabía que lo había hecho a propósito!

— ¿Cuándo piensas decirle sobre nosotros a tu prometido? — Le pregunto con burla

—Eso no es tu problema y habla ya o te vas—hablaría con Luis dentro de poco, sobre todo porque preguntaba siempre por sus familiares, debió hacerlo antes, pero estaba muy dolida, se resistía a tocar ese tema con él y todo fue avanzando muy rápido.

—Actuaste rápido. ¿Lo amas? —le pregunto incrédulo

— ¡Mi vida privada no es asunto tuyo! ¿Quién te envió, fue mi papá? —decidió no responderle

—Nadie me envío, pero ... me enteré de tu compromiso y no podía creerlo

— ¡Ya deja de perder el tiempo! ¿Mi abuelo…? ¿Qué le sucede?

Diego suspiró con desánimo esbozando una débil sonrisa—Manuela, tu abuelo está enfermo, hace poco estuvo hospitalizado de gravedad, está mal y quiere que regreses

— ¿Qué le pasó a mi abuelo? ¡Explícate mejor!— le pregunto angustiada

—Por una parte, supo la noticia de su matrimonio y por la otra es su edad, ya tiene 80 años y el no verte más todo este tiempo, representó un gran golpe para él

—Me vendieron a ti, hicieron un trato contigo, me entregaron ti en bandeja de plata, así tú te hiciste con nuestros negocios y los manejaste a tu antojo, solo tenías que pagar un precio, casarte conmigo, ante de irme les deje claro lo que pienso de su falta de afecto—le dijo abatida

— ¡No fue como lo comentas! ¡Pensaron que me amabas!

—Y te amaba, imbécil, pero tú a mí no, y eso me hizo una mujer desdichada, tuve que verte como te pavoneas con cada mujer que se te cruzaba por el camino, eso me convirtió en una loca, al final casi ni me reconocía a mí misma. Nunca pude salir contigo a ningún evento, era tu secreto mejor guardado—estaba furiosa con él por remover esos recuerdos del pasado

— ¡No fue así! ¿Cuántas veces debo decírtelo?—murmuró él con aspereza

— ¿Y cómo fue, ah dime cuál es tu versión, mi padre y abuelo vieron esas fotos y seguían ordenándome que siguiera a tu lado por el bien la familia, ¿eso es amor familiar? En ese momento agradecí que me hubieras mantenido a escondidas, así nadie me compadecería

—Ellos, mi padre y abuelo, se pusieron de tu parte y no de la mía, su nieta e hija soy yo, entonces me pregunto por qué te apoyaron ti por encima de mis deseos, debieron apoyarme, estar conmigo —exclamó con amargura

—Ellos saben que caí en una trampa, nunca me expondría así en público— insistió él

—Ahí está el detalle, te acostaste con ella, con ella y no pudiste mantenerlo en secreto, con lo que no contaste era que te sorprendieran los medios de comunicación y se produjera un escándalo. Nunca pensaste que yo me enteraría. En todo caso, ya todo pasó, ya no me interesa… debería ir a visitar a mi abuelo

—Es así, el divorcio nos involucró a nosotros dos, no a ellos, sufrieron mucho cuando los dejaste

—No tanto como yo cuando te apoyaron ti, que no eres nada de ellos y me dieron la espalda a mí, su propia familia

—Lo lamento, en realidad solo soy culpable de la mitad de lo que me acusas, no del todo, pero nunca has querido escucharme

— ¡Ja, ja, ja! ¿Te escuchas a ti mismo? ¿Todavía quieres parecer inocente?— ella emitió una risa seca y carente de gracia. — Sigue soñando, son muchas cosas, si una de esas cosas no fuese cierta, aunque quedaría las demás

— Vendré temprano a buscarte, te llevaré en el avión de la Compañía—tenía que saber cuándo retirarse, no sea que ella se arrepintiera de viajar

—Puedo ir por cuenta propia, no es necesario tu esfuerzo.

—Te llevaré. Sabes si hubieras tratado de entenderme en ese tiempo sabrías lo que siento por ti

— ¿Y qué sientes? — preguntó burlona

La recorrió con la mirada.

—Unas ganas enormes de hacerte mía de nuevo, lástima que eso no va a suceder en este momento, pero quien sabe lo que pueda pasar—sentenció él. ¡Cariño estás bellísima! ¡No sabes cuánto te extrañé! ¡Tampoco tienes idea de cuánto he tenido que contenerme desde que te vi hoy! —le dijo con una mirada llena del más puro deseo

— Ni lo sueñes, nada volverá a suceder entre nosotros ¡Seguirás esperando por mucho tiempo! —le grito con firmeza

— ¿Eso lo veremos! —la desafío—¡Vendré mañana por ti! ¡Debes traer ropa para quedarte! ¡Tu abuelo te espera!

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo