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De regreso a la mansión familiar 

Capítulo 4 De regreso a la mansión familiar

Manuela lo vio alejarse, este reencuentro con Diego la tenía con un profundo cansancio emocional terrible, en un solo día recordó todo su pasado, las cosas que no habría querido recordar invadieron su mente y en su cuerpo se despertó un deseo que creyó dormido. Definitivamente no sería fácil.

Adicionalmente, tendría que explicarle a Luis que debía ir a visitar a su abuelo enfermo. Decidió hacerlo más tarde, prolongando ese momento, ya que tendría que dar muchas explicaciones.

Más tarde esa noche…

—Lo lamento, tengo que ir a ver a mi abuelo—Soltó Manuela con mucha rapidez, mientras cerraba los ojos, como si se exigiera así misma decir la verdad, pero no quería que la omisión sobre su pasado le hiciera perderlo.

—Ni siquiera sabía que tenías un abuelo— se escuchó un resoplido que dejó claro el asombro de Luis y un poco de decepción al otro lado del teléfono

—Estábamos distanciados… —murmuró vacilante— Luis escucha, hay muchas cosas que tengo que hablar contigo, lo haré a mi regreso

— ¿Puedes adelantarme algo?— lo noto ansioso

—Hablaremos cuando regrese— todavía no sabía cómo decirle, ella había omitido una información fundamental en su vida de pareja, lo sabía, y debía buscar la manera de explicarle

— ¿Cuánto tiempo estarás fuera?— le preguntó él y ella sintió la preocupación en su voz —Solo unos días, solo quiero ver a mi abuelo, hablaré con la auxiliar para que te respalde en todo

—Está bien, amor. Llama si necesitas algo ¡Te amo!

— ¡Así lo haré! ¡Yo también te amo!—Manuela sintió un gran vacío cuando pronunció esas palabras, pensó que quizás era que necesitaba amarlo, darse una nueva oportunidad de ser feliz con otro hombre

Esa noche no pudo dormir pensando en su regreso a casa, era imposible conciliar el sueño en esta situación. A medianoche ya no pudo más y se soltó en llanto. Extrañaba a su padre y a su abuelo. No era nada justo que ella se tuviera que alejar y él, Diego, que fue el que actuó mal, pudiera seguir allá acerca de ellos.

Su llegada a la mansión familiar no fue menos triste, el viejo mayordomo lloró cuando la vio llegar, ambos lloraron— ¡Los extrañe! —le dijo en voz muy baja abrazándolo

—Y yo a ti muchachita. No te perdono que nos hayas dejado, y ni una llamada, nada, nos dejaste tirados

—Lo siento de verdad, René, te prometo que eso cambiara

— ¿Has venido a quedarte?—le pregunto esperanzado

—He venido a verlos y a saber cómo está mi abuelito

—Ha estado muy triste desde que te fuiste, todos lo hemos estado—le dijo todavía el viejo mayordomo con sus ojitos lleno de lágrimas

—Estaré más pendiente de ustedes—le prometió

—Ven por aquí, tu abuelo te está esperando, está deseando verte, hemos tenido que tranquilizarlo, está muy emocionado, ya Diego lo llamó para prepararlo para tu llegada

Iba en dirección a la habitación de su abuelo, cuando observo a una figura de pie cerca de la escalera— ¡Has vuelto! —le escucho decir a su padre emocionado sin moverse de donde estaba

— ¡Hola papá! ¡Qué bueno verte!—sentía satisfacción al verlo de nuevo, a pesar de lo sucedido era su querido padre

— ¡Qué bueno que al fin te decidiste venir! ¡Recordaste a tu familia!—reclamo 

—Nunca los he olvidado papa, hubiese venido de inmediato al saber de la situación del abuelo—le aseguro

—Resultaba difícil avisarte cuando desconocemos dónde has estado ¿Decidiste casarte de nuevo? ¡Tuvimos que enterarnos por una publicación!— le reclamó de nuevo su padre

—Ya habrá tiempo para conversar Elías, no hagamos esperar al abuelo Alejandro—como siempre Diego puso su autoridad en la casa de su propio padre y abuelo «Algunas cosas nunca cambian»

Se alejaron de su padre, Manuela sintió que la tristeza envolvía profundamente su corazón, al recorrer el antiguo pasillo de la que fue su casa, una vez frente a la puerta de la habitación del abuelo, Diego la detuvo y se acercó a modo de confidencia — ¡Escucha, necesito decirte algo!

— ¿Qué sucede?—su gesto y tono la confundieron

— ¡Es sobre tu abuelo!

— ¿Pasa algo que no me has dicho?

—Está muy deteriorado físicamente, no te enojes, pero al decirle que venías él asumió que intentaremos probar una reconciliación y no lo saque de su error, pensé que eso lo haría feliz

— ¿Otra trampa Diego Moran? ¡Siempre planeando algo!—le insinuó con cansancio

—No es eso, cuando lo veas te darás cuenta de lo que sucede, te lo advierto, ten cuidado con lo que dices, no querrás tener en tu conciencia lo que le pase al viejo

—Cuando me fui de aquí, acepte lo que querías, querías manejar los negocios de mi familia y te deje quieto, quisiste apropiarte de un porcentaje de las acciones del negocio de mi familia, y también acepte, ahora eres el Presidente de Sánchez Corporación ¿Por qué sigues tramando cosas a mis espaldas? ¿Qué más buscas? ¡Ya no tengo nada que te pueda interesar!

—No he hecho nada de lo que me acusas, también podría acusarte de lo mismo, de casarte conmigo por interés.

— ¿Sí? ¿Me podrías decir que gane yo casándome contigo? — Sus labios se curvaron en una sonrisa.

— ¡A mí, a mi amor y a mi devoción eterna! —le señalo desbordante de sensualidad, acercándose a ella, muy cerca de su rostro, invadiendo su espacio y atrayéndola hacia sí mismo, colocando una mano en su espalda en un intento por besarla suavemente.

Ella trató de mantenerse firme ante aquella invasión y le replico empujándolo lejos de sí— ¡No me toques! ¡Eres un idiota! ¡Un ser lleno de oscuridad! ¡No me inspiras ninguna confianza! Y entérate, estamos divorciados y me aseguraré de que no volvamos a tener nada que ver el uno con el otro —lo empujo y se alejó de él, abrió la puerta sin saber lo que se iba a encontrar allí.

— ¡Abuelo! —murmuro con tristeza debido a su impresión ante lo que vio

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