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¡Puedes odiarme si así lo quieres!

Capítulo 6¡Puedes odiarme si así lo quieres!

Manuela ya no pudo más con la indignación y salió del despacho dando un portazo

Diego, al salir ella, dejó de sonreír, cambio su expresión a una de absoluta seriedad

A su salida del despacho, Manuela no cabía en sí de la indignación, cómo era posible que Diego siempre buscaba la forma de alterarla, se preguntaba llegando al salón.

— ¿Podemos hablar?— al escuchar la suave voz de Elías, su padre la detuvo en sus reflexiones

—Papá, dime ¿Qué sucede?— lo observó dudoso

— ¿Es cierto? ¿Hay posibilidad de que te reconcilies con Diego?

Lo miró pensativa, él también había envejecido, no solo eso, sino que se veía cansado, y agobiado.

— ¡No papá! Sé cuánto lo estimas, no me opondré si lo haces tu heredero, yo tengo mi vida hecha en otra ciudad, pero no hay posibilidad de reconciliación, él me lastimó mucho

—¿Insistes en casarte con ese otro hombre?—le comentó duramente

—Hasta ahora esos son mis planes, él me ha demostrado que me ama papá y me trata muy bien personal y profesionalmente, me ha brindado su apoyo y, ha hecho que aumente la confianza en mí misma, le debo mucho, el conocimiento y la experiencia profesional que he adquirido se lo debo a él—a diario se repetía eso mismo a sí misma

—No te importa mi opinión—le preguntó altanero ya sin disimular 

— ¿Te importó mi opinión cuando hiciste ese trato con Diego a mis espaldas? ¿Demostraste respeto hacia mí en esa ocasión?—intentó recordarle cómo había comenzado todo

—Eso no fue así como tú lo has entendido, nunca fue para hacerte daño—le insinuó nervioso nuevamente

—Yo me enteré papá, pero tonta de mí aún creí que nuestra relación funcionaria, que por algún hechizo o magia, mi príncipe se enamoraría de mí, y no fue así—le dijo con tristeza —¡Ya no importa papá, no vine a aquí a pelear contigo, eres como eres y no hay manera de evitarlo!

—Lamento en verdad todo esto, eres mi única hija—le dijo cabizbajo, ya sin arrogancia— ¿Podrías decirme cuáles son tus planes? —le pregunto ansioso

—Me quedaré al lado del abuelo, lo cuidaré y trataré de darle algo de paz

— ¿Qué le dirás a tu prometido?, él sabe algo de nosotros, sabe de tu matrimonio anterior, ¿le contaste?— preguntó ansioso

—Durante mucho tiempo no quise hablar de eso con nadie, incluyéndolo a él—le dijo cansada—, pero tengo que decírselo, se lo debo

—No sigas cometiendo errores, hija, el matrimonio es algo muy serio, no debes comenzar una relación seria con mentiras

— ¿No te opondrás?

—Aunque no lo creas, siento que me he entrometido lo suficiente, pero nunca lo hice para tu mal, eres mi única hija, cómo podría no amarte

—Hay momentos papa en que no entiendo tu amor

—No te obligue a casarte con Diego—le replicó

—Me hicieron pensar que era una unión por amor, que él me amaba, e incluso lo apoyaste, no te importo sus infidelidades, sabías que sufría, que siempre me dejaba sola, incluso como cosa curiosa ni siquiera conozco a sus amigos

—Hija… Esa es su forma de ser, pero es un buen hombre ¡Te lo aseguro!

—Papá, me fue infiel descaradamente, no me respeto ¡Todavía crees que es un buen hombre!

—Lo sé—gritó—crees que no lo sé y me arrepiento todos los días de mi vida por lo que has vivido, lo cual te llevó a abandonarnos

—Dejemos eso papa, no vine a hablar de lo mismo, ya nada de eso tienen sentido

— ¡Podrías perdonarme! —Le rogó— ¡esta es tu casa! ¡No tenías que huir!

—En aquel momento me pareció lo mejor, es posible que tú no te des cuenta papá, pero en esta casa el que manda es él, Diego, desde que mamá se fue tú no has vuelto a preocuparte por nada más

—¡Lo lamento hija! ¡Sabes lo que me afecto el que se haya marchado!

—Si me hubiera quedado aquí con Diego, en este momento fuese la mayor cornuda de la ciudad y la mayor idiota, no tendría dignidad ni respeto por mí misma, seguiríamos casados y él disponiendo de mi vida, así como quiere ahora.

— ¿Podrías perdonarme? —volvió a rogarle.

—Lo único que te pido es que no vuelvas a meterte en mi vida papá

—¿Le hablarás a tu prometido de nosotros?— seguía nervioso

—Lo haré, hoy mismo pensé en hablar con él, pero la situación es complicada, el abuelo cree que Diego y yo estamos intentándolo de nuevo—al decir esto hizo un gesto de desprecio absoluto

—Escúchame, esta es tu casa, haz lo que desees, Diego está al mando de los negocios, porque yo me siento derrotado la mayor parte de las veces, antes tú eras muy joven, ahora parece que estás mucho más fuerte y más firme. ¡No tienes que irte, es tu casa!

— ¡Papa!… —quiso comprobar — ¿Me ayudarías si quisiera invertir dinero en la empresa de mi prometido?

—¿Por qué haría eso?

—Me acabo de enterar de que ellos tienen problemas financieros—le aclaró 

— ¿Te pidieron ayuda?—pregunto curioso

—No, ni siquiera saben a qué familia pertenezco o que mi familia tenga dinero—le aclaro rápidamente

El viejo Elías Sánchez sintió tristeza al escuchar eso, significaba que su hija los había borrado de su vida, no obstante le respondió con sinceridad—Me pones en una situación difícil, hija, hace tiempo que no sé nada de mis negocios, me he desvinculado totalmente de ellos, ya sabes, que Diego está a cargo de ellos desde lo de tu mamá, yo no he tenido ánimo para nada, en ese asunto… debes hablar con Diego

—Papá, solo debes autorizarlo, son nuestros negocios, ¿por qué tiene que decidir él? ¡No entiendo por qué todo hay que consultarlo a él!

—Por qué es el presidente de la junta de accionistas, él tiene acciones allí en la empresa y representa las mías, así que él toma las decisiones, a mí solo me consulta lo que él cree conveniente, además no somos beneficencia, una inversión debe ser analizada, a ver si vale la pena, y si están en problemas financieros, imaginaste quien garantiza el retorno de la inversión—esto último lo dijo con un tono duro

—Luis es mi prometido papá. Tu futuro yerno, al casarnos lo mío es de él, Luis podría ayudarnos con nuestros negocios, incluso yo me siento preparada

—Te repito, hija mía, nos somos beneficencia, si nos pusiéramos a ayudar a todo el que ha administrado mal sus negocios, nos arruinaríamos, no es solo quererlo—lo que dijo sonó muy rudo de su parte—Diego lo ha hecho bien, ha manejado lo nuestro y lo de él sin ningún problema, no necesitamos a nadie más, él sabe más de eso que tú, habla con él.

Manuela suspiró y sonrió para sí misma con ironía, pensó que no tenía caso, ya esta discusión la tuvieron antes del divorcio—Bueno papa, me iré a descansar un poco, estoy cansada del viaje

— ¿No almorzarás conmigo?

—Voy a mi habitación y luego bajó para almorzar contigo

— ¡Gracias hija! ¡Escucha! —ella se detuvo ante el llamado de Elías, su padre

—Papá no puede ser alterado por nada o por nadie, una indiscreción del personal de servicio, un comentario indebido y puede ser fatal, hay que estar alertas, no dar motivos de inquietud para mi padre

—Lo sé, papá—le dijo resignada

— ¡Tenemos que cuidarlo, hija! Siempre que no sufra algún disgusto, que tenga calidad de vida

—Entonces eso es lo que tenemos que hacer —musito decidida—no te preocupes por mí, me comportaré

—Y tú… compromiso… —murmuró él sin ánimos de enojarla

—Eso me tocará resolverlo a mí misma, no tienen nada que ver con ustedes, esta vez tomaré yo misma mis decisiones—no obstante aún no sabía qué hacer, tenía que quedarse aquí cuidando al abuelo, y para ello debía ser sincera con Luis

—¡¡¡En eso te equivocas, somos tu familia, todas tus decisiones nos afectan, y al igual que nos afectó tu divorcio y tu abandono, debemos tomar en cuenta cómo nos afectará tu compromiso y posible boda!!!!

—Papá, dices una cosa y haces otra, he venido aquí sin ánimo de discusión, solo a ayudar a cuidar al abuelo. ¿Podemos estar en paz? ¿Puedes tratar de no imponer tus opiniones y tu autoridad? Sé que eres seguidor de Diego, pero no vine a reconciliarme con él, vine solo por el abuelo, si no logras entender eso no podremos seguir adelante

— ¿Me amenazas? —la reto su padre

— ¡Solo es una advertencia! ¡¡¡Tengo ya mi vida hecha en otro lado, me he destacado profesionalmente gracias a la confianza y a las oportunidades que me ha dado Luis Dorantes y solo yo soy la dueña de mi destino, ni tú, ni el abuelo, mucho menos Diego!!!

Se despidió de Elías y subió a su habitación, cuando el salón quedó vacío, Diego salió de su escondite, apretando con fuerza las manos. Sin quererlo había llegado a escuchar la conversación del padre y la hija, no había sido del todo agradable, y en verdad lo dejó inquieto, quizás reconquistarla no sería tan fácil. Manuela había cambiado muchísimo y tenía mucho rencor a cuesta. ¡Quizás no era tan fácil como pensó! 

 «Puedes odiarme todo lo que quieras, pero esta es la única manera que tengo de lograr que vuelvas conmigo, necesito alejarte de ese hombre, ese es mi objetivo inicial, él no se quedará con lo que es mío por derecho, nadie absolutamente nadie me arrebatara lo que es mío, ¡Sin importar el tiempo que pase y lo que tenga que hacer, te reconquistaré! ¡Eso te lo aseguro!»

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