200Max y Julieta estaban con Maxime, su hijita en un parque cerca de la casa, disfrutando de cada momento con ella. Habían estado tan cerca de la muerte que ahora valoraban más que nunca los pequeños momentos como familia. Habían estado ahí casi toda la mañana, disfrutando de un día tranquilo en familia. Después de lo vivido recientemente, ambos sentían un agradecimiento renovado por cada momento que compartían con su hija. Maximiliano miraba a Julieta con una sonrisa serena mientras ella vigilaba a la niña. Maxime, ajena a todo, reía con entusiasmo.—Quiero más hijos —dijo Max de repente, rompiendo el cómodo silencio.Julieta, que estaba tomando un poco de agua, se atragantó y escupió un poco de la bebida, sintiendo que se iba por la nariz, haciendo un desastre en cuestión de segundos. Max se rió suavemente y la ayudó a recuperarse, pasándole un pañuelo para que se limpiara.Maximiliano, divertido, se inclinó hacia ella con una risita.—¿Estás bien? —preguntó mientras le pasa
201Había pasado una semana desde que Callum Rutland cayó en coma, y la incertidumbre envolvía a todos los que lo conocían. Isabel, incapaz de ignorar el dolor que le causaba verlo en ese estado, había pedido un permiso indefinido en su trabajo. Julieta, consciente de lo que Callum significaba para Isabel, se lo otorgó sin dudarlo. —No te preocupes por nada más que Callum, tú y tu bebé —había dicho Julieta.Mientras tanto, Jonathan caminaba una línea peligrosa, desempeñándose como doble espía. A Brenda le había asegurado que alejar a Isabel fue una tarea sencilla. Pero en secreto, la escondía en una casa modesta, alejada de todo, sin lujos pero lo suficientemente cómoda como para que Isabel y su bebé estuvieran seguros. —Es necesario quedarse aquí, no es mucho, pero está limpio y es… cómodo —dijo Jonathan el día que la llevó a esa pequeña casa.Esa noche, Isabel estaba frente al espejo del pequeño baño de la casa. Vestía un traje de enfermera que había conseguido gracias a Jon
202La oscuridad comenzó a ceder, como si el velo de un sueño profundo se deslizara lentamente. Callum intentó mover los dedos primero, luego los brazos, pero una punzada de dolor lo obligó a detenerse. Abrió los ojos con dificultad, solo para encontrar su visión nublada. Instintivamente, llevó una mano temblorosa hacia su rostro, palpando la gruesa venda que cubría parte de él. Su respiración se aceleró. —¿Qué… qué está pasando? —murmuró con voz rasposa, apenas audible. Su garganta estaba seca, como si no hubiera hablado en días. —¡Callum, cariño! —exclamó una voz femenina desde su lado izquierdo. Era cálida, casi melosa, pero algo en su tono no encajaba. Callum entrecerró los ojos, intentando enfocar a la mujer que se inclinaba hacia él. Las lágrimas brillaban en sus ojos, pero no podía verla bien y estaba a punto de entrar en pánico, no sabia que estaba pasando del todo. Su mente, aún desorientada, intentaba conectar las piezas de un rompecabezas incompleto.—¿Quién…? —su
203El corazón de Isabel dio un vuelco cuando no encontró a Callum en la Unidad de Cuidados Intensivos la noche siguiente. Había ensayado su plan una y otra vez en su mente durante el día, pero ahora, frente a la cama vacía, una punzada de ansiedad la recorrió. Se atrevió a detener a una enfermera que pasaba por el pasillo, esperando que no pareciera sospechoso. —Disculpe, el paciente Callum Rutland… —comenzó, esforzándose por mantener la calma. La enfermera le dirigió una mirada curiosa antes de consultar en una tabla electrónica, al verla con su uniforme no pensó más en eso.—El señor Rutland fue trasladado esta mañana a una habitación privada. Está en el piso seis, habitación 304 —le comunica.—Gracias —respondió Isabel con una sonrisa tensa, agradecida de no haber levantado sospechas. Subió rápidamente al sexto piso, con los nervios creciendo a cada paso. La habitación 304 estaba al final del pasillo, y mientras se acercaba, sentía que su respiración se aceleraba. Cu
204—No sé quién eres, pero… —Callum cerró los ojos por un instante, procesando la tranquilidad que ella le brindaba—. Por algún motivo, siento que puedo confiar en ti.Isabel sintió un nudo en la garganta al escucharlo. Quiso decirle tantas cosas, confesarle lo importante que era para ella, pero no era el momento. —Está bien. Eso es suficiente por ahora —respondió con una leve sonrisa, sin apartar su mano de su hombro.Callum asintió ligeramente, y un suspiro profundo escapó de sus labios. Por primera vez desde que despertó, sintió un poco de paz.—Gracias… Isabel —murmuró, repitiendo su nombre como si tratara de grabarlo en su mente.—Siempre —respondió ella, con una firmeza que sorprendió incluso a Callum.La conexión entre ambos era innegable, aunque las circunstancias parecían conspirar contra ellos. Isabel sabía que tendría que dar un paso a la vez, pero estaba dispuesta a enfrentarlo todo por Callum. Callum se acomodó un poco en la cama, sus ojos fijos en Isabel mien
1 POV Julieta Mi respiración estaba atascada en mi garganta mientras él bombeaba sin descanso dentro de mí, una explosión se acumulaba en mi vientre bajo ya familiar para mí. Miré sus hermosos ojos de azules que me devolvían la mirada de manera cálida. Era el único momento que teníamos donde no era como el hombre de las nieves, frío y distante. Siempre era tan frío en el trabajo, que me siento privilegiada cuando la calidez entra en su mirada y solo es para mí, compaginando con su cuerpo caliente. Sus musculosos brazos sostenían todo su peso me besaba de manera ardorosa mordiendo mis labios casi con saña. Me entrego sin vergüenza al único hombre que he amado siempre. Llegamos a nuestro clímax casi al mismo tiempo y me siento en las nubes. Como cada vez. Aún mi sudor no se había secado cuando él ya estaba levantándose de la cama y metiéndose al baño. Suspiré un poco triste, pero ya acostumbrada porque nunca fue el tipo de hombre que se acurruca y se queda horas hablando o simpl
2POV JulietaLos murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía.—Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones.—Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa.—Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta.La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil.—Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia…—En cinco minutos con la gente de S
3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p