Rosalin se sintió molesta, por la pregunta del señor King. Era un asunto que no pensaba discutir con él, más cuando apenas habían intercambiado unas palabras por primera vez.
—Por supuesto que quiero casarme con él —contestó con firmeza —Jasón es el hombre más bondadoso, sincero que he conocido, y tiene un enorme corazón. —¿Desde cuándo lo conoce Rosalin? —su pregunta la hizo recordar aquel día que había chocado con Jasón cuando iba saliendo de una librería. —Dos años y medio, ¿Por qué quiere saber señor King? —cuestiono mirándolo. —Para saber si es suficiente para que conozcas a un hombre y quieras compartir tu vida para siempre con él —se acercó a su rostro a unos centímetros —por favor te vuelvo a pedir que no me llames señor King, dime Edwan, quiero escuchar mi nombre en tus labios. —No creo que sea apropiado señor King, usted es un hombre que acabo de conocer… —Ya somos conocidos, Rosalin eres la mujer más hermosa de esta noche —los ojos de Edwan brillaron ante el sonrojo del rostro de Rosalin. —Gracias por su alago, pero por favor le pido que se abstenga de decirlo, no se olvide que soy una mujer que está comprometida… —No será por mucho —al separarse Rosalin vio un brillo en sus ojos —Rosalin me has cautivado desde el primer momento que te vi —Edwan tomó su mano y la besó suavemente —sé que estás comprometida, pero también sé que no amas a Jason. —¿Cómo se atreve a decir eso? —Rosalin retiró su mano con brusquedad —usted no sabe nada de mí, ni de mis sentimientos. —Lo sé por la forma en que lo miras, por la forma en que hablas de él, por la forma en la que estás, mira estas nerviosa por mi cercanía —Edwan no le importó que Jasón y Harry los estuviera viendo, con descaro acercó más a Rosalin a su cuerpo que temblaba, el perfume de su deseo lleno su olfato, y con un leve susurró le dijo al oído —sé que sientes lo mismo que yo, aunque no quieras admitirlo. Jasón quiso acercarse, pero Harry lo detuvo, no iba a permitir que hubiera un escandaló en la fiesta de compromiso de su hija y que la noche fuera arruinada. Harry le dijo algo al oído a Jasón que lo calmó muy poco. —¡Usted está loco! —contesto Rosalin con indignación, Edwan soltó una pequeña carcajada… —ni usted, ni nadie va impedir que yo me casé con el hombre que amo… —Si, lo estoy por ti —miró sus labios —¿Por qué lo amas? —Edwan le preguntó con curiosidad. —Porque él me trata con cariño, es divertido y comprensivo con las cosas que me importan… —Edwan soltó una risa burlona —¿Qué le hace tanta gracia? —Tus palabras me confirman que no amas a Jasón, sino, solo me hubieras dicho que lo amabas porque tú corazón así lo sentía, con esa respuesta me hubiera quedado conforme, pero tú has puesto sus virtudes primero, como si quisieras convencerte que lo quieres —Rosalin inflo el pecho, cada cosa que decía le estaba molestando más —molesta te ves más hermosa… Se mordió la lengua para no seguir la conversación con el señor King, ahora lo único que quería era alejarse de él. Sin embargo, dentro de su corazón había jubilo por estar en sus brazos, por mirarse en sus ojos azules y tenía un deseo febril por ser suya. ¿Qué le estaba pasando? —Rosalin te hago una promesa, el sábado te casarás conmigo —dijo Edwan cuando terminó la orquesta de sonar la última nota musical. Rosalin tragó el nudo que se había formado en su garganta, ni siquiera se despidió de él cuando fue a dejarla junto a su padre y Jasón que lo miraba con furia. Edwan miró a Harry con una amplia sonrisa —Muchas gracias por la invitación —dijo mirando a Rosalin —Harry nos veremos pronto —él padre de Rosalin se tensó al ver el brillo en los ojos de Edwan —y no olvides mi promesa… Rosalin se puso tensa al escucharlo, de inmediato sintió la mirada de Jasón que la cuestionaba. Para evitar que Jasón le preguntara algo, decidió preguntarle primero a su padre. —Papá ¿Qué tienes que ver con el señor King? —Harry bajo la vista, sentía vergüenza al tener que reconocer su problema con el juego, por él que estaba por perder todo, solo su matrimonio con Jasón los salvaría. —Asuntos que a nosotros no nos competen —habló Jasón tomando del codo a Rosalin —mejor dime cual fue esa promesa… Ahora ella era la que se había puesto nerviosa, quería olvidar por completo su conversación y la sensación que ese hombre despertaba en su corazón y cuerpo, era como si lo hubiera conocido desde siempre, como si Edwan fuera su otra mitad… —Puras tonterías —dijo con una sonrisa sin importancia. —Rosalin quiero saber que te prometió —exigió Jasón con un tono de voz duro, mientras tomaba con demasiada fuerza el brazo de Rosalin. Ella disimuló con una sonrisa, el dolor que le estaba provocando Jasón… —¡Me lastimas! —dijo Rosalin con un leve quejido —no tomes importancia de sus palabras, es un hombre loco. Pero Jasón no pensaba dejar las cosas así, al día siguiente tendría una plática muy sería con Edwan. **************** En cuanto salió del hotel Edwan se quitó su ropa para tomar su forma de lobo, quería correr de pura euforia, la Diosa le había dado una compañera, le ha quitado la maldición que ha pesado sobre él por años. Rosalin no se aparta de su cabeza, sus ojos, sus labios, no sabe cómo fue posible contener sus ganas de tomarlos ahí delante de todos, de saboréalos, de tomarla en sus brazos y salir de ese salón y llevarla a su casa, tenerla en su cama Antes de regresar a su casa, toma el camino que lo lleva a la casa de Harry Green, no necesita saber cuál es la habitación de Rosalin, su olor lo guiaba, desde la penumbra de la noche la observa, se encuentra cepillando su cabello, es la escena más erótica que pudiera ver. Deja salir un aullido, ella gira la cabeza con un poco de miedo, pero eso desaparece cuando lo ve, en sus ojos hay deseo. “Mía” Vuelve aullar antes de salir corriendo a su casa, que pronto será la de Rosalin. Durante la noche sus sueños eran en torno a ella, siendo reclamada por él, de todas las formas posibles, quería que llegara el sábado muy pronto para hacer sus sueños realidad. Edwan sabía que Rosalin llegaría a pensar que era un monstruo, y la forma que iba actuar no era la correcta, que sería egoísta, sin embargo, no veía otra forma de tener a Rosalin, ella era suya, y nadie podría tenerla más que él. No iba a ver arrepentimiento por alejar a Jasón de Rosalin, había algo en él que le provocaba desconfianza, además que haría muy infeliz a Rosalin. —Drake quiero que le digas a Harry que no tiene tiempo para pagar, que quiero mi dinero hoy —Drake aceptó con la cabeza, tomo los papeles que le daba Edwan, los cuales eran lo que comprometían a Harry a pagar antes del sábado. Horas más tarde, el alboroto afuera de su oficina lo hizo levantarse impaciente de su silla. —¿Qué está pasando? —preguntó a su secretaria. —¡A ti quería verte! —grito Jasón, su rostro demostraba lo molesto que estaba —vengo a liquidar la deuda de mi suegro contigo… —No quiero tu dinero —dijo Edwan mirándolo con desprecio —quiero que Harry me pague… —¿Cómo quieres que haga eso, si está en la m*****a ruina? —grito colérico Jasón, de su chaqueta saco un cheque que se lo extiende a Edwan —aquí está el maldito dinero ¡tómalo y déjanos en paz! Te quiero lejos de Rosalin… —No me alejaré, porque ella es mi compañera —vio la confusión y la molestia por sus palabras. —Vete a la m****a, Rosalin es mía, se casará conmigo el sábado y tu no podrás reclamarla lobo idiota —Edwan dio dos pasos para estar frente a frente a Jasón, sus ojos eran tan frio e inexpresivos que cualquiera tendría miedo, pero él no, tenía algo, un olor que lo intrigaba. —Ya dije que no quiero tu dinero, Harry Green me debe pagar, sino puede con dinero lo hará con su hija —soltó sin rodeos. —No, recibe el maldito dinero, al final yo iba a pagar esa deuda, claro después de casarme con Rosalin, así que recíbelo como si fuera Harry —Edwan abrió los ojos, no pensaba que Harry fuera ese tipo de personas que usaba a su hija como moneda de cambió. —Yo no lo aceptó —tomo el cheque y lo rompió delante de Jasón —vete con tu dinero, aléjate de Rosalin para siempre o le diré tu pequeño secreto… —No sé de qué estás hablando, nunca me alejare de Rosalin, ella será mi esposa pese a quien le pese y tú maldito lobo no podrás hacer nada —sonrió confiado, lo que causo una pequeña carcajada de Edwan. —Eso está por verse, faltan muchas horas para que Rosalin diga “Si acepto” y puede pasar numerosas cosas, hasta que tú no llegues a la boda —sus palabras borraron su expresión de triunfo. —Solo si tú me matarás, yo no llegaría a unir mi vida a Rosalin para siempre…Rosalin se despertó temprano el sábado por la mañana, con una sonrisa en los labios. Era el día más esperado de su vida, el día en que se casaría con Jason, el amor de su vida. Se levantó de la cama y se preparó para el día tan ocupado que le esperaba. Tenía que desayunar, ducharse y esperar a la estilista que la arreglaría para la ocasión. Quería estar radiante y hermosa para su futuro esposo, que la estaría esperando en la iglesia.No había visto a Jasón desde la fiesta de compromiso, pues había tenido que viajar por negocios, pero le había jurado que volvería a tiempo para la boda. Además, le había dicho que la llamaría para recordarle lo mucho que la amaba y que la estaría aguardando en el altar.Se acercó al maniquí donde colgaba el vestido blanco, el mismo que había soñado desde niña. Era un vestido de corte princesa, ideal para resaltar su figura y su belleza. Estaba segura de que Jasón quedaría impresionado al verla.—Buenos días, mi niña —escuchó la voz de su nana, que entrab
La boda que había planeado con ilusión se había convertido en una pesadilla, Rosalin observaba con rencor a Edwan que avanzaba por el pasillo de la iglesia con una sonrisa burlona.El andar de Edwan era con un aire de superioridad, como si lo que había hecho fuera una gran hazaña. Edwan no entendía que lo único que hizo para obtenerla como esposa, fue manipularla para que ella se doblegara, pero eso no significaba que algún día tendría su corazón, porque solo le pertenecía a Jasón. Edwan la agarraba con fuerza del brazo, como si temiera que se le fuera. La miraba con una combinación de posesión y triunfo, como si hubiera obtenido un premio. —No te opongas, Rosalin—le murmuró al oído —ahora sonríe, es tu boda.—No me digas lo que tengo que hacer. Tú no eres nadie…—le respondió Rosalin con desprecio. —Te equivocas, soy tú compañero, la Diosa me ha hecho ver que tú eres mía —Edwan había dejado caer esa verdad, que helaba por completo el cuerpo de Rosalin, se negaba a creer que ella p
Edwan miró con satisfacción a Rosalin, mientras la bajaba al suelo con cuidado, pero sin apartarla de él. —Ella es mi esposa —contestó Edwan con una amplia sonrisa y con un tono de orgullo.—¿Cómo que tu esposa? —preguntó la chica con desconcierto y un tono de molestia.—Si, nos casamos esta tarde, Beatriz. Por fin la Diosa me ha traído a mi compañera —Edwan apartando la mirada de Rosalin vio a Beatriz que tenía una mano en el pecho, como si le doliera algo —¿te sientes bien Beatriz? Preguntó Edwan mirando con preocupación a Beatriz, pero ella no estaba nada bien, la sangre había dejado de circular por su cuerpo y un sollozo de sufrimiento salió de su garganta, contuvo lo más que pudo las lágrimas que querían salir. Al levantar la vista Beatriz, vio a Rosalin que era abrazada por Edwan con posesividad, algo con lo que ella soñó y tal parecía nunca podría obtener de él; el olor que percibía de ella era nauseabundo, no era loba como ella, era una maldita humana que le estaba robando
El rostro de Edwan se volvió una piedra por completo, su sangre comenzó a hervir de rabia al saber que ella había estado con ese maldito hombre, que no pudo evitar tomarla por los brazos con demasiada fuerza. —Tú no pudiste ser de él —dijo Edwan con voz gruesa —cometiste un grave error al entregarte a él, ahora más que nunca se merece lo que le paso. —Ves confirmas que tú le hiciste algo malo a Jasón. Para despertar más su furia, Rosalin soltó unas cuantas lagrimas por él. —Estoy en una pesadilla, no puedo estar con el hombre que me quito todo, yo no puedo ser tú compañera —dijo Rosalin bajando la vista —yo quiero a Jason, mis sueños los cumpliría con él.—Con un hombre que te mintió —Edwan apretó con coraje a Rosalin, odiaba ver como seguía pensando en ese hombre mentiroso —un hombre que te iba a comprar.—¿Y no hiciste lo mismo tú? —Rosalin preguntó con frialdad e indignación —mi padre pago la deuda que tenía contigo conmigo, me entregó a mí en el altar y tú me presionaste para
Cuando despertó por la mañana Rosalin, todo su cuerpo le dolía, después de su ataque de histeria se había dejado caer al suelo junto a la cama a llorar amargamente por más tiempo, pidiendo a Dios que Jasón apareciera sano y salvo y pudieran huir juntos del valle, lejos donde Edwan no pudiera alcanzarlos.Se puso de pie, aun traía puesto el vestido de novia, que estaba desgarrado, como su corazón, camino hacía una puerta que dio a un cuerpo donde había tres grandes armarios que eran del suelo hasta el techo, estaba divido por la mitad por un lado había ropa de hombre y del otro de mujer, ese lobo había comprado ropa para ella, pero estaba demente si ella iba a usar algo de eso. Cerro esa puerta para ir al otro lado de la cama donde estaba otra puerta, al abrirla se encontró con un cuarto de baño amplio, con una tina de porcelana o eso parecía. Con dificultad se quitó el vestido de novia, una lagrima se escapó de sus ojos al ver el juego de lencería que había comprado para Jasón, era
—Edwan, no seas injusto —protestó Beatriz, bajando la mirada —tú sabes lo que siento por ti, lo que he sufrido por ti. Tú eres el único que me ha dado amor y protección después de que los humanos mataran a mi familia. ¿Cómo quieres que acepte a una de ellos como tu pareja? ¿Cómo quieres que la vea como una hermana?—Beatriz, debes dejar el pasado atrás, si te dieras la oportunidad de tratar a Rosalin, te darías cuenta que ella es diferente a las personas que entraron a tu casa y cometieron ese crimen —dijo Edwan, acercándose a ella y poniendo sus manos sobre los hombros de Beatriz —además debes entender que yo no puedo ser tu compañero, no puedo amarte como tú quieres. Te pido que la aceptes…—No Edwan, no puedo —replicó Beatriz, abrazándolo por la cintura —yo solo te quiero a ti, solo tú puedes hacerme feliz. No necesitas a nadie más, yo soy tuya.—¡Basta Beatriz! —dijo Edwan, apartándola con firmeza —ella es mi compañera y haré lo que sea por ella.—¿Incluso matar? —preguntó Beatriz
Edwan dio media vuelta cerrando los oídos ante las suplicas de Beatriz, era imperdonable su forma de actuar, gracias a sus palabras y como había llevado la conversación, había hecho que entre Rosalin y él, creciera más grande una barrera que impediría que él pudiera acercarse, evitando así demostrarle lo importante que era para él, tenía miedo de no poder ganarse su corazón nunca. Debía encontrar una manera de demostrarle a Rosalin que no mentía, que no había tenido nada que ver con la desaparición de Jasón, que se había esfumado sin dejar rastro alguno. Fue a la habitación donde durmió, dándole tiempo a su esposa para que se calmara y pudiera escucharlos, se sentó en la cama recordado como había comenzado el día anterior, con Harry llegando a su casino pidiendo una prórroga en su deuda, porque Jasón no respondía sus llamadas y al ir a su casa, nadie supo darle información de él, fue cuando Edwan, vio la oportunidad de unirse a Rosalin para siempre. INICIO FLASHBACK—¿Gusta algo de
Beatriz se secó las lágrimas con rabia, Edwan no había querido escucharla, ni le importo que se humillo pidiendo perdón, todo por culpa de esa mujer que no tenía ni una pisca de amor por él, el dolor en su pecho creció, la manera que la trato Edwan fue injusta, no merecía la forma que la había echado de la casa, era parte de él, en unos pocos minutos él echo su cariño y los momentos felices a la basura. Porque no entendía que todo lo había hecho por su bien, para que abriera los ojos y se diera cuenta que esa maldita humana nunca lo amaría como ella, al final ella había salido perdiendo, pues no tenía a donde ir, de nuevo estaba sola en el mundo sin la protección de las personas que amaba. Estaba por terminar de guardar todo, solo faltaba la caja que había en la parte superior del armario, donde guardaba los recuerdos de su familia, que habían sido víctimas de unos malditos humanos que querían la tierra donde vivían. Dentro había unas arracadas de oro blanco con una piedra precios