Capítulo 3: Aceptó

Rosalin se despertó temprano el sábado por la mañana, con una sonrisa en los labios. Era el día más esperado de su vida, el día en que se casaría con Jason, el amor de su vida. Se levantó de la cama y se preparó para el día tan ocupado que le esperaba. Tenía que desayunar, ducharse y esperar a la estilista que la arreglaría para la ocasión. Quería estar radiante y hermosa para su futuro esposo, que la estaría esperando en la iglesia.

 

No había visto a Jasón desde la fiesta de compromiso, pues había tenido que viajar por negocios, pero le había jurado que volvería a tiempo para la boda. Además, le había dicho que la llamaría para recordarle lo mucho que la amaba y que la estaría aguardando en el altar.

 

Se acercó al maniquí donde colgaba el vestido blanco, el mismo que había soñado desde niña. Era un vestido de corte princesa, ideal para resaltar su figura y su belleza. Estaba segura de que Jasón quedaría impresionado al verla.

 

—Buenos días, mi niña —escuchó la voz de su nana, que entraba con una bandeja con el desayuno.

 

—Buenos días nana, estoy tan nerviosa que no tengo hambre —dijo Rosalin, dando saltitos por la habitación como una niña ilusionada —¡hoy me casó nana! Hoy seré la esposa de Jasón, y después la madre de sus hijos...

 

Su nana la miró con ternura y alegría. Ella la había criado desde pequeña y la quería como a una hija.

 

—Lo sé, mi niña, lo sé. Pero tienes que comer algo, no vayas a desmayarte antes de decir "sí" —le aconsejó su nana, Rosalin asintió, tomando la silla de madera se sentó delante de la bandeja con comida —tú padre tuvo que salir, pero me aseguró que estaría listo para llevarte a la iglesia.

 

—Y Jasón ¿ha llamado? —Rosalin quería escuchar su voz, para quitar de su pecho esa sombra de duda que había surgido desde la fiesta de compromiso.

 

—No mi niña, pero de seguro no tarda en hacerlo, en cualquier momento sonará el teléfono y te dirá cuanto te ama… —respondió su nana que comenzaba a cepillar su cabello.

 

—¿Crees que me quiera de verdad? —susurró Rosalin, sintiendo una extraña inquietud en su corazón—a veces siento que no lo conozco bien, que hay algo que me oculta...

 

La pregunta de Edwan King la había dejado pensativa, de verdad ¿amaba a Jasón?

 

Su cabeza dijo que si, pero su corazón dijo no…

 

—No digas tonterías, él te adora y tú a él. Son la pareja perfecta, como en los cuentos de hadas —le aseguró su nana, sonriendo con dulzura —borra esos pensamientos y termina de desayunar que es tu día, y nada, ni nadie lo va a arruinar.

 

Tomo un baño relajante con aceites y esencias, esa noche sería especial y mágica como lo había soñado, en medio de las luces de las velas ella entregaría su cuerpo por primera vez a Jasón y así sería para siempre.

 

Una punzada de repulsión surgió en su pecho, al imaginar las manos de Jasón tocándola, en vez deseó otras manos fuertes, de nuevo surgía en su cabeza él sueño que había tenido el día del compromiso, después de ver aquel majestuoso lobo gris aullando.

 

Ella en una enorme cama en los brazos del señor Edwan King, sin embargo, su rostro era remplazado por el lobo gris que la había visto con intensidad, este la mordía, era una alucinación que quemaba, pero placentera, su cuello palpitó y su corazón latió tan fuerte que pensó que saldría de su pecho, estaba feliz por ser marcada por él, ser suya para siempre.

 

Movió la cabeza tratando de borrar esas imágenes, debía de haberse vuelto loca, Jasón era el amor de su vida, él sería el único hombre que la conocería íntimamente.

 

Se dejó vestir y maquillar por la estilista, admirando el resultado final en el espejo. Llevaba un vestido blanco de encaje, con una cola larga y un escote discreto. Su cabello rubio estaba recogido en un elegante moño, adornado con unas pequeñas perlas. Su rostro lucía radiante, con unos labios rojos y unos ojos verdes que resaltaban su belleza.

 

—Estás hermosa, mi niña —le dijo su nana emocionada—tu madre estaría muy orgullosa de ti.

 

Ella sintió un nudo en la garganta al recordar a su madre, como le hubiera gustado tenerla a su lado en ese momento tan importante de su vida.

 

—Gracias, nana —le respondió Rosalin, abrazándola con fuerza—tú eres como una madre para mí, te quiero mucho.

 

—Y yo a ti, mi niña —le dijo su nana, devolviéndole el abrazo—ahora vamos, que ya es hora de ir a la iglesia. Tu padre debe estar esperándote.

 

Ella asintió y cogió el ramo de flores que le entregó la organizadora. Se dirigió hacia la puerta, dispuesta a encontrarse con su padre y su futuro esposo. Sin embargo, algo la detuvo. Una sensación extraña, como si algo malo fuera a pasar.

 

Respiró hondo tratando de calmar esa sensación, y borrando de su cabeza la imagen de Edwan King, ese hombre lobo nunca sería suyo, solo debía pensar en Jasón.

 

Al bajar las escaleras esperó encontrarse a su padre, pero no fue así.

 

—¿Y mi papá? —preguntó Rosalin preocupada.

 

—Llamó hace un momento para decir que te espera en la iglesia —le parecía extraño, pero sonrió, debía respirar para calmar un poco sus nervios. Todo iba a salir perfectamente como ella lo había planeado.

 

—Vamos que no quiero llegar tarde…

 

—Toda novia debe hacer esperar al novio, así que no vas a cambiar la tradición —replicó la organizadora.

 

Al llegar a la iglesia todos los invitados estaban ansiosos esperando a la novia, no podía dejar de sonreír por la felicidad que sentía, de pronto apareció su padre, un tanto nervioso, su frente estaba mojada por el sudor.

 

—¿Papá que pasa? —le preguntó Rosalin, tratando de ver sus ojos, pero él los mantuvo en el suelo…

 

—Ya es hora —replicó su padre, abrió la puerta de la limusina, le tendió la mano para ayudarla a bajar —tu futuro esposo te espera.

 

—Jasón ¿ya está en la iglesia? —su padre no respondió, puso la mano de su hija en su brazo y comenzó a andar entre los invitados, la música del violín sonaba al fondo de la majestuosa iglesia, el padre la recibió bendiciéndola. Las personas fueron entrando tapando la vista de al frente donde debía estar Jasón.

 

Quería conectar su vista con la de él, para calmar sus nervios, cuando al fin el pasillo se despejó el rostro sonriente no era de Jasón, sino Edwan, volteo a ver con confusión a su padre, quería regresar, pero él no le permitió que lo hiciera.

 

—Papá ¿Qué estás haciendo? ¿Dónde está Jasón? —su padre apretó la mandíbula como si estuviera haciendo un esfuerzo por no llorar.

 

—Edwan King te entrego a mi hija, para que la cuides y la ames como lo has jurado— Rosalin, vio a su padre sin entender sus palabras, porque estaba haciendo eso, y lo más importante donde estaba Jasón.

 

—Yo no me quiero casar con él —dijo Rosalin, pero nadie escuchaba su voz, era como si estuviera en una pesadilla —yo no me quiero casar con Edwan, yo amo a Jasón —sintió la mano de Edwan que tomaba la suya.

 

—Mejor será que te cases conmigo, si no quieres ver a tu padre morir delante de ti —dijo con frialdad Edwan, sus ojos mostraban una gran alegría, estaba consiguiendo lo que quería —tú decides querida Rosalin…

 

Vio a su padre, que estaba junto a otro hombre lobo, que parecía una amenaza para él. No podía dejar que le hicieran daño, pero tampoco quería un matrimonio con Edwan, el hombre que le estaba arrebatando su sueño. Cerró los ojos, sintiendo un dolor insoportable en el pecho.

 

—Me casaré contigo —contestó Rosalin con voz quebrada, dejando escapar una lágrima de su ojo izquierdo.

 

Los labios de Edwan se torcieron en una mueca de triunfo, mientras Rosalin miraba hacía la puerta con desesperación, rogando que Jasón apareciera en cualquier momento para salvarla de esa pesadilla.

 

La ceremonia comenzó y llegó a la parte que tanta ilusión le había dado y ahora ni quería escuchar.

 

—Edwan King, acepta a la señorita Rosalin Green como su esposa para amarla, respetarla, cuidarla en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separé…

 

—Sí acepto —respondió sin ningún titubeo…

 

—Rosalin Green, acepta al señor Edwan King, como su esposo para amarlo, respetarlo, cuidarlo en la salud y enfermedad hasta que la muerte los separé…

 

Rosalin miró a su padre, por él era capaz de ese sacrificio, cerro los ojos aun con la esperanza de escuchar la voz de Jasón…

 

—Jasón no vendrá, nunca lo hará— escuchó el susurro de la voz de Edwan, que le heló la sangre.

Abrió los ojos de par en par, viendo el brillo de crueldad en los ojos de Edwan. ¿Qué habría hecho con él? ¿Lo habría matado? Ahora más que nunca estaba segura que algo terrible le había hecho ese hombre para que Jasón no llegara a impedir esa infame boda.

 

—Rosalin Green…—volvió a insistir el sacerdote mirando a Rosalin con impaciencia…

 

—Acepto —respondió Rosalin sin fuerzas, dejando caer una lágrima por su mejilla.

 

La ceremonia continuó y por una extraña razón, aun Rosalin albergaba una esperanza cuando el sacerdote mencionó.

 

—Hay algún hombre que pueda demostrar una causa para que no se realice esta boda, que hable ahora o callé para siempre —el silencio en la iglesia fue sepulcral.

 

Rosalin miró a su padre que permanecía con la vista al suelo de la iglesia, sin poder hacer nada por ella.

 

Algo dentro de ella le decía que una cosa grave le había pasado a Jasón, para que no llegara a su boda, y la más fuerte era la muerte, solo eso hubiera impedido que se presentara en la iglesia y estaba segura que el responsable era Edwan King.

 

Él la había escogido como esposa, lo sería, pero no se dejaría someter tan fácilmente. Tenía que idear un plan para escapar de él, y para hacerle pagar lo que le había hecho a Jasón.

 

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