Edwan miró con satisfacción a Rosalin, mientras la bajaba al suelo con cuidado, pero sin apartarla de él.
—Ella es mi esposa —contestó Edwan con una amplia sonrisa y con un tono de orgullo. —¿Cómo que tu esposa? —preguntó la chica con desconcierto y un tono de molestia. —Si, nos casamos esta tarde, Beatriz. Por fin la Diosa me ha traído a mi compañera —Edwan apartando la mirada de Rosalin vio a Beatriz que tenía una mano en el pecho, como si le doliera algo —¿te sientes bien Beatriz? Preguntó Edwan mirando con preocupación a Beatriz, pero ella no estaba nada bien, la sangre había dejado de circular por su cuerpo y un sollozo de sufrimiento salió de su garganta, contuvo lo más que pudo las lágrimas que querían salir. Al levantar la vista Beatriz, vio a Rosalin que era abrazada por Edwan con posesividad, algo con lo que ella soñó y tal parecía nunca podría obtener de él; el olor que percibía de ella era nauseabundo, no era loba como ella, era una m*****a humana que le estaba robando su felicidad. Quería hacerle daño, apartarla de él, porque algo le decía que era un peligro para Edwan, pero si lo hacía él iba a sufrir y no podía dañarlo, tendría que buscar otra manera para apartarla de él. Rosalin sostuvo la mirada a Beatriz, sus ojos le decían cuanto la odiaba y los celos que ardían en su pecho. —¿¡Qué!? ¿Cómo es que te casaste con ella? —preguntó Beatriz ocultando su dolor —Sí, fue todo tan rápido que no podía desperdiciar la oportunidad que tenía para hacerla mi esposa, reclamarla como mía —dijo Edwan besando la mejilla de Rosalin. Rosalin sin pensar, levantó la barbilla delante de Beatriz, y no se apartó de Edwan, fue como si despertara un sentimiento de posesión que nunca antes hubiera sentido y ese deseo que surgió en la noche de compromiso, que la hacía tener las ganas de subir a la habitación y dejar que ese hombre lobo la hiciera suya. Pero no estaba lista para darle a saber a Edwan sus sentimientos, ya era bastante aceptar esa absurda pasión por el hombre que en una noche había cambiado su mundo —Qué bonito —dijo Beatriz con sarcasmo —¿Y no se te ocurrió invitarme a tu boda? —Lo siento, pensé que Drake te había dicho…—Rosalin miró a Beatriz de abajo hacia arriba, llevaba un vestido ligero de color crema y un poco descocado que dejaba ver su silueta. Rosalin no sabía que Edwan tuviera una chica viviendo con él. —¿Quién es ella? —preguntó Rosalin mirando a Edwan. —Ella es mi hermana Beatriz, amor —dijo Edwan con una sonrisa tierna —Beatriz ella es Rosalin. —Nadie en el valle sabe que tienes una hermana o familia —replicó Rosalin sin apartar la mirada de Beatriz. —Es que yo de verdad no soy su hermana, no soy nada de Edwan —habló Beatriz respirando muy agitada. —No eres de sangre, pero siempre te he querido así, desde que te encontré como una cachorra en el bosque —replico Edwan —espero que se lleven bien —termino diciendo mirándolas a las dos. —Edwan me estas pidiendo demasiado, yo no puedo vivir con ella y tú lo sabes bien —contestó Beatriz bajando la mirada. —Solo te pido un esfuerzo, Rosalin nunca te hará daño —Edwan acarició la mejilla de Rosalin, algo que Beatriz no soportó ver. Sin decir ni una palabra más dio media vuelta, sin importar quien la viera desnuda dejó caer los tirantes del vestido, corrió por un gran pasillo y al final de este dio un gran salto, en el aire dejó su lado humano para convertirse en una loba de color cobrizo. Y desapareció por la puerta trasera de la casa. —Te mostraré nuestra habitación —dijo Edwan sin ninguna preocupación. —No piensas ir tras de ella… —Edwan levantó los hombros con indiferencia. —Es solo un berrinche, pronto se le pasará —Rosalin sintió el calor de la mano de Edwan envolviendo la suya, la llevó hasta sus labios y dejó un suave beso en los nudillos, casi cerca del anillo de bodas. Sin decirle nada comenzó a caminar, ella lo seguía como un perrito necesitado, sin comprender el poder que él ejercía en ella. Subieron por las escaleras, al llegar al final se encontró con un pasillo que la llevaba hasta una gran puerta de madera de cedro de doble hoja. —Desde está noche está será tu habitación —dijo Edwan que abría la puerta de par en par, le dio un pequeño empujón en la parte de la espalda baja para que entrara —te daré un tiempo para que estés lista. Detrás de ella Edwan cerró la puerta, Rosalin pensó que la mantendría encerrada, pero su sorpresa fue enorme al darse cuenta que podría salir de esa habitación cuando quisiera. No sabía cómo sería estar con un hombre lobo, y si le hacía daño, el miedo se instaló en su pecho, pero una voz dulce le hablo al oído. “Él no te hará daño Rosalin. Acéptalo, él es tu destino…” —¿Quién dijo eso? —pregunto a la nada, y el silencio que gobernaba permaneció. Con lentitud de ensueño, vagó por la habitación, la cama era grande y estaba rodeada por cuatro doseles de los que estaba sujetas unas cortinas blancas. Sobre está estaba una caja blanca con un moño grande del mismo color blanco, tenía una tarjeta donde decía su nombre. Por curiosidad abrió la caja y se encontró con un conjunto de lencería blanco. No podía negar que era hermoso, de un encaje elegante y fino, era tan de buen gusto que le parecía una lástima no usarlo para esa ocasión, pero había jurado que no permitiría que ese hombre lobo la tocará, primero muerta antes que pusiera una mano en su cuerpo. Se apartó de la cama como si fuera lava caliente, tenía que encontrar la manera de huir de ahí, tal vez si llegaba a casa de su padre tendrían una oportunidad de irse los dos a Quebec, de donde fue su madre, ahí se establecerían y podrían vivir una vida en paz y tranquila o a la otra ciudad, todo era mejor que vivir bajo el mismo techo que Edwan King. Caminó hasta los grandes ventanales de la habitación, buscando una manera de salir, de abrir las ventanas para por ahí poder salir, pero no había forma, no había forma de abrir la ventana y si pudiera salir por ahí, era un suicidio saltar de esa altura, no había forma de escapar de esa casa que se estaba volviendo su cárcel. Tal vez podría salir corriendo por la puerta, pero no llegaría a cruzar la puerta, el hombre lobo rápido la atraparía. Su estómago se redujo cuando escuchó a alguien entrar en la habitación, salió de entre las cortinas blancas que cubrían desde el techo hasta el suelo. Y se encontró con la mirada apacible de Edwan, por primera vez en la noche lo veía radiante de felicidad, bajo la vista por su cuerpo, la corbata negra de su traje había desaparecido junto con el saco, su camisa estaba abierta dejando ver una parte de su fuerte torso. Rosalin se obligó a moverse, mientras Edwan se acercaba, al estar a centímetros, pudo oler su perfume de cedro, con un toque de lavanda y canela que era perfecto para su fuerza y masculinidad. Con pasos lentos y seguros llegó hasta ella, Edwan levantó sus dedos, rozando su mejilla con una sutil caricia, Rosalin no quería, pero tembló ante su contacto. —¿Tienes miedo? —le preguntó Edwan en un susurro. Rosalin levantó la barbilla y se obligó a verlo a los ojos, nunca le iba a demostrar ese sentimiento. —No —respondió fríamente. —Tal vez si deberías, soy un hombre lobo —Rosalin se mantuvo mirándolo con dureza. —Se lo que eres, pero no me das miedo, lo que siento por ti es otra cosa muy distinta —se apartó de él caminando hasta el tocador —lo que siento por ti es odio, desprecio. Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Edwan mientras la miraba vagar por su habitación, eso pronto cambiaria. Rosalin estaba desorientada, sus emociones eran mezcladas, por un lado, sentía rebeldía y enojo por haberla apartado del hombre que amaba, pero, por otro lado, había atracción, su cuerpo vibraba de deseo por estar con él en la cama, como en su sueño, ser tomada, besada, acariciada y otra cosa que la hacía pensar que se había vuelto loca. —Si hubiera visto otra forma de tenerte, te juro que lo hubiera hecho —dijo Edwan mirando la espalda de Rosalin —pero no la encontré, había pensado en otra cosa que sería igual o peor que esta, sin embargo, mi lobo no podía permitir que ese hombre te tocara después de saber que eres mi compañera. Rosalin curveó sus labios en una sonrisa. —Pues eso no lo evitaste, yo fui suya…El rostro de Edwan se volvió una piedra por completo, su sangre comenzó a hervir de rabia al saber que ella había estado con ese maldito hombre, que no pudo evitar tomarla por los brazos con demasiada fuerza. —Tú no pudiste ser de él —dijo Edwan con voz gruesa —cometiste un grave error al entregarte a él, ahora más que nunca se merece lo que le paso. —Ves confirmas que tú le hiciste algo malo a Jasón. Para despertar más su furia, Rosalin soltó unas cuantas lagrimas por él. —Estoy en una pesadilla, no puedo estar con el hombre que me quito todo, yo no puedo ser tú compañera —dijo Rosalin bajando la vista —yo quiero a Jason, mis sueños los cumpliría con él.—Con un hombre que te mintió —Edwan apretó con coraje a Rosalin, odiaba ver como seguía pensando en ese hombre mentiroso —un hombre que te iba a comprar.—¿Y no hiciste lo mismo tú? —Rosalin preguntó con frialdad e indignación —mi padre pago la deuda que tenía contigo conmigo, me entregó a mí en el altar y tú me presionaste para
Cuando despertó por la mañana Rosalin, todo su cuerpo le dolía, después de su ataque de histeria se había dejado caer al suelo junto a la cama a llorar amargamente por más tiempo, pidiendo a Dios que Jasón apareciera sano y salvo y pudieran huir juntos del valle, lejos donde Edwan no pudiera alcanzarlos.Se puso de pie, aun traía puesto el vestido de novia, que estaba desgarrado, como su corazón, camino hacía una puerta que dio a un cuerpo donde había tres grandes armarios que eran del suelo hasta el techo, estaba divido por la mitad por un lado había ropa de hombre y del otro de mujer, ese lobo había comprado ropa para ella, pero estaba demente si ella iba a usar algo de eso. Cerro esa puerta para ir al otro lado de la cama donde estaba otra puerta, al abrirla se encontró con un cuarto de baño amplio, con una tina de porcelana o eso parecía. Con dificultad se quitó el vestido de novia, una lagrima se escapó de sus ojos al ver el juego de lencería que había comprado para Jasón, era
—Edwan, no seas injusto —protestó Beatriz, bajando la mirada —tú sabes lo que siento por ti, lo que he sufrido por ti. Tú eres el único que me ha dado amor y protección después de que los humanos mataran a mi familia. ¿Cómo quieres que acepte a una de ellos como tu pareja? ¿Cómo quieres que la vea como una hermana?—Beatriz, debes dejar el pasado atrás, si te dieras la oportunidad de tratar a Rosalin, te darías cuenta que ella es diferente a las personas que entraron a tu casa y cometieron ese crimen —dijo Edwan, acercándose a ella y poniendo sus manos sobre los hombros de Beatriz —además debes entender que yo no puedo ser tu compañero, no puedo amarte como tú quieres. Te pido que la aceptes…—No Edwan, no puedo —replicó Beatriz, abrazándolo por la cintura —yo solo te quiero a ti, solo tú puedes hacerme feliz. No necesitas a nadie más, yo soy tuya.—¡Basta Beatriz! —dijo Edwan, apartándola con firmeza —ella es mi compañera y haré lo que sea por ella.—¿Incluso matar? —preguntó Beatriz
Edwan dio media vuelta cerrando los oídos ante las suplicas de Beatriz, era imperdonable su forma de actuar, gracias a sus palabras y como había llevado la conversación, había hecho que entre Rosalin y él, creciera más grande una barrera que impediría que él pudiera acercarse, evitando así demostrarle lo importante que era para él, tenía miedo de no poder ganarse su corazón nunca. Debía encontrar una manera de demostrarle a Rosalin que no mentía, que no había tenido nada que ver con la desaparición de Jasón, que se había esfumado sin dejar rastro alguno. Fue a la habitación donde durmió, dándole tiempo a su esposa para que se calmara y pudiera escucharlos, se sentó en la cama recordado como había comenzado el día anterior, con Harry llegando a su casino pidiendo una prórroga en su deuda, porque Jasón no respondía sus llamadas y al ir a su casa, nadie supo darle información de él, fue cuando Edwan, vio la oportunidad de unirse a Rosalin para siempre. INICIO FLASHBACK—¿Gusta algo de
Beatriz se secó las lágrimas con rabia, Edwan no había querido escucharla, ni le importo que se humillo pidiendo perdón, todo por culpa de esa mujer que no tenía ni una pisca de amor por él, el dolor en su pecho creció, la manera que la trato Edwan fue injusta, no merecía la forma que la había echado de la casa, era parte de él, en unos pocos minutos él echo su cariño y los momentos felices a la basura. Porque no entendía que todo lo había hecho por su bien, para que abriera los ojos y se diera cuenta que esa maldita humana nunca lo amaría como ella, al final ella había salido perdiendo, pues no tenía a donde ir, de nuevo estaba sola en el mundo sin la protección de las personas que amaba. Estaba por terminar de guardar todo, solo faltaba la caja que había en la parte superior del armario, donde guardaba los recuerdos de su familia, que habían sido víctimas de unos malditos humanos que querían la tierra donde vivían. Dentro había unas arracadas de oro blanco con una piedra precios
Después de correr por el bosque llegó al casino, mientras avanzaba su cabeza no dejaba de darle vuelta a la situación que tenía por delante, y la única solución que encontró fue que debía contratar un investigador que diera con el paradero de Jasón. Quería demostrarle a Rosalin que él nunca estuvo involucrado en su desaparición. No importaba el tiempo que tardara en dar fruto la investigación, él lo aprovecharía para ganarse su corazón, primero dejaría que la mujer que la había cuidado desde niña fuera a vivir con ellos, hasta hizo que personal del casino recogiera la ropa de Rosalin para que la llevaran a su casa, ya no quería verla cuando volviera con ese maldito vestido de novia. Llamó al mejor investigador del valle y le ordeno que quería lo más pronto posible resultados. —Me pondré a trabajar de inmediato, espero tener pronto alguna pista de lo que le sucedió al señor Roydan —dijo el lobo que salía de su despacho en el casino. Edwan no dijo nada, solo asintió y tomó unos paga
Toda la molestia que había sentido, se esfumo solo recordar lo que había pasado en la mañana, Rosalin no lo quería cerca gracias a las mentiras de Beatriz, que había hecho germinar más profundo la semilla de la desconfianza entre ellos. —No sé si un día lo logré —dijo Edwan al dejarse caer en su silla —ella como todos piensa que le hice algo a ese maldito hombre y todo gracias a Beatriz —Edwan le conto todo lo sucedido por la mañana en su casa, Drake negó con la cabeza, él sabía que algo así iba a pasar, por esa razón no había dicho nada a Beatriz de la boda —ni siquiera me quiere cerca. —Beatriz es una loba muy celosa, y contigo tiene un amor enfermizo, creo que lo mejor es que ella no viva más en tu casa para que no provoque problemas con tu compañera —sugirió Drake…—De hecho, ya lo hice, la eché, quisiera sentirme mal porque Beatriz no tiene a donde ir —dijo Edwan bajando la vista, lo enfureció ver su cara de malicia y de triunfo al ver lo que había conseguido con sus palabras.
Edwan sujetó la muñeca de Rosalin y le arrebató la daga que iba a clavarse en su pecho. La hoja de plata le quemó la piel, pero no le hizo soltarla. Era más grande el dolor en su pecho que él de su mano, ella había intentado matarlo. Vio a Rosalin con incredulidad, con ella pagaría su pecado, por eso la Diosa se la había dado, aun continuaría con su castigo de esa noche de tormento. —¿Querías acabar conmigo? —le preguntó Edwan con voz quebrada y furiosa.—¡Sí, sí, sí! ¡Tenía que vengarme por lo que le hiciste a…! —no pudo terminar porque Edwan le gruñó.—¡No pronuncies su maldito nombre nunca más! —le ordeno Edwan con furia. Rosalin sollozó, se sentía una fracasada por no haber podido cumplir su venganza. Pero también se sentía confundida por el maldito sentimiento que comenzaba a sentir, era cálido, al verlo así herido por su forma de actuar lo único que quería era abrazarlo, consolarlo, borrar el dolor de sus ojos…¡Maldita sea! Se había vuelto loca, ¿Cómo podía sentir culpa por a