—Porque me la decía a mí todos los días —Chantal la miró con desprecio —¡Usted es la maldita zorra ingenua que pretendía casarse con mi esposo! —No permito que venga a insultar a mi casa a mi esposa —dijo Edwan al tomar a Rosalin en sus brazos —¿Por qué busca aquí a su esposo?—Ayer llegue al valle y pregunte por él y me dijeron que esta mujer podía darme razón de él. Chantal no dejaba de ver con desprecio a Rosalin que estaba sumergida en su negación total.—No esto es mentira, él nunca me dijo que estaba casado —exclamó Rosalin, negando con la cabeza —él me juro que era soltero y que me amaba.—No te creo, eres una mentirosa y una roba maridos —Chantal se abalanzó sobre Rosalin, dispuesta a arañarle la cara, sin importar su hija. Edwan se interpuso entre ellas, cuidando no hacerle daño a la pequeña que sujetaba con fuerza la falda de su madre. —¡Calmase! ¡Piense en su hija! —le sugirió Edwan, mirando a la niña —no voy a permitir que le haga daño a Rosalin, ella no tiene la culpa
Edwan respondió el beso con la misma pasión, como podía negarse el disfrutar de su compañera, pero el sollozo de Rosalin lo volvió a la realidad, ella estaba haciéndolo por despecho, no porque de verdad quisiera entregarse a él. En su corazón se clavó un profundo dolor por esa verdad. —No puedo hacerlo, Rosalin —dijo Edwan apartándola —esto lo haces por el dolor que sientes al descubrir la traición de ese hombre —tomo su rostro entre sus manos —no quiero que mañana te arrepientas y creas que me aproveché…—No, no me voy a arrepentir Edwan —protestó Rosalin, tratando de acercarse a él —quiero entregarme a ti…—Tal vez sí quieres entregarte a mi —dijo Edwan rosando sus labios —pero no lo sientes de corazón, puedo sentir la rabia y el dolor que hay en él —se separó para verla a los ojos, y le dijo su mayor deseo —yo quiero que cuando te entregues a mí en tu corazón tengas una pisca de amor hacia mí.Edwan la abrazó con ternura, y le dio un beso en la frente. Rosalin se dejó abrazar, de
Los días fueron pasando, la convivencia de Rosalin con Edwan, había cambiado un poco, ella no estaba a la defensiva cada vez que su esposo aparecía en la habitación que estuviera, se comportaban como unos buenos amigos. Para su sorpresa todas las noches que cenaban juntos, él le preguntaba que había hecho, y como uno de sus hobbys favoritos era la jardinería, le contaba que había hecho en el jardín que tenía descuidado, Edwan le ponía atención absoluta, era como si guardaba cada palabra en su cabeza como oro. El primer día que llegó ahí pensó que Edwan la tendría como prisionera, pero no fue así, parecía que le tenía una amplia confianza, hasta había asignado un chofer y un auto para que ella pudiera salir a donde quisiera. Una semana después de haberse casado fue a ver a su papá, necesitaba saber si él también había sido engañado por Jasón. Harry al saber lo que había pasado con esa mujer dudo que fuera cierto, pero no las expreso, para que inquietar a su hija si no tenía pruebas
Rosalin sentía agresivo el beso, casi podría jurar que la quería lastimar, esos labios tiernos ahora eran de odio, las manos de él la apretaban con fuerza sus muñecas, que si seguía así le dejaría marcas, levantó su pierna izquierda y le dio un golpe en medio de sus piernas. Un grito de dolor y una maldición se escucharon, Jasón levanto la cara y sin esperarlo recibió una cachetada que le hizo voltear el rostro. —¡No vuelvas a besarme! ¡No vuelvas a tocarme en tú vida! —dijo con la voz agitada y molesta.—Mi vida soy yo, Jasón —Jasón la veía con extrañeza, como si no la reconociera a la Rosalin que tenía enfrente. —Si lo sé, y no me llames así, yo no soy nada tuyo —exigió Rosalin, su mirada había una mezcla de rencor y dolor. —¿Qué te sucede Rosalin? ¿Por qué me pegas? —Jasón no dejaba de acariciar su mejilla que estaba enrojecida por la bofetada de Rosalin.—Todavía me preguntas que porque te pego —Rosalin se sentía indignada por la manera que Jasón la había abordado —eres un ver
Era lógico que Edwan fuera a buscarla, ya había tardado demasiado para solo ir al tocador como había dicho, su tensión se elevó al ver como Jasón tomaba el plomo de la puerta con la intención clara de salir. —No, ¿no piensas salir verdad? —pregunto en un murmullo Rosalin, esperando que Edwan no los escuchara, pues era claro que como hombre lobo podría oírlos. —Claro, esta misma noche se acaba todo, él debe saber a quién amas es a mi —Jasón giro el plomo de la puerta, Rosalin vio en su miraba una determinación y un brillo que nunca antes había visto en él. No podía negar que le gustaba, pero sabía perfectamente que no podía permitir que Jasón saliera de ese lugar para enfrentar a Edwan, temía por lo que su esposo pudiera hacerle y las consecuencias que pudiera originar para él. —No lo voy a permitir —Rosalin se interpuso entre la puerta y Jasón evitando que este la abriera. Los ojos de Jasón se llenaron de ternura al ver el miedo reflejado en la mirada de Rosalin. —Lo sabía aún m
Rosalin se encontraba sumida en una maraña de pensamientos desde el amanecer. El recuerdo del encuentro con Jasón la perseguía, una y otra vez revivía el contacto de sus labios, esperando sentir la chispa familiar de sus besos, esa que la conquistó. Sin embargo, la emoción que solía envolver esos momentos parecía haberse esfumado, dejando un vacío que no podía llenar. La ternura que una vez fue tan palpable ahora se sentía distante, casi como si una brisa helada hubiera soplado entre ellos, llevándose la calidez que los había caracterizado. Esta sensación de cambio, de algo perdido, la inquietaba profundamente.Solo el pensamiento de Edwan lograba que su corazón dejará de inquietarse, esa calidez que comenzó desde el primer momento la llenaba, la hacía soñar con un futuro con él, una sonrisa de felicidad broto de sus labios, poco a poco su esposo se había ido metiendo en su alma y corazón. Solo el hecho de pensar en alejarse de él, era como si cayera en un pozo oscuro y frio. —Te a
Edwan no sabía porque se entrometía en asuntos que no eran de su incumbencia, pero tuvo una cosa clara, no soporto ver a esa mujer llorar desconsolada en su oficina mientras abrazaba fuertemente a su pequeña hija. Chantal no llegó pidiendo ayuda, solo consuelo, sin embargo, Edwan no dudo en brindarle su mano y su protección. Escuchó la narrativa de la mujer que estaba demasiado asustada, pues Jasón la acorralo en un callejón donde no hubiera testigos de sus amenazas. —Jasón no es el mismo, es alguien totalmente desconocido para mí —dijo entre lágrimas Chantal, sin dejar de cubrir las orejas de su pequeña, que era ajena al miedo de su madre —fue capaz de amenazarme a mí y a su hija con hacernos daños, ¿Qué hombre haría eso?—Solo un hombre enfermo haría algo así, pero ¿qué es lo que quiere? ¿Por qué la amenazo? —preguntó Edwan sin apartar la mirada de las dos. —Quiere que vuelva a su casa para decirle a su esposa que todo lo que dije era mentira, que el acta de matrimonio es falsa
Edwan cargo a Rosalin en sus hombros, a pesar de los golpes que le daba no dejo de caminar. —¿A dónde me llevas? —Edwan no respondió su pregunta, estaba muy molesto al saber que quería huir de él. No habló con ella, más bien fue con Drake que le contacto mentalmente, mientras corría por el bosque detrás de ella había tomado la decisión de irse esa misma noche a Francia, no como había planeado para el día siguiente. Si Rosalin quería alejarse del valle lo haría con él. Le pidió una maleta con ropa, sus cosas, su teléfono que había dejado por ahí, solo necesitaba activar el GPS para dar con él y para que dejara tranquila a la nana de Rosalin. Se reunirían en una pista que tenía él a las afueras del valle, lo único que quería era alejarse de ese maldito, lo podía oler cerca de ellos, seguramente se había dado cuenta que Rosalin quería huir y eso lo quería aprovechar, pero Edwan no lo iba a permitir, no iba a dejar que ese maldito estuviera cerca de ella. —¿Por qué intentabas huir