Beatriz se secó las lágrimas con rabia, Edwan no había querido escucharla, ni le importo que se humillo pidiendo perdón, todo por culpa de esa mujer que no tenía ni una pisca de amor por él, el dolor en su pecho creció, la manera que la trato Edwan fue injusta, no merecía la forma que la había echado de la casa, era parte de él, en unos pocos minutos él echo su cariño y los momentos felices a la basura. Porque no entendía que todo lo había hecho por su bien, para que abriera los ojos y se diera cuenta que esa maldita humana nunca lo amaría como ella, al final ella había salido perdiendo, pues no tenía a donde ir, de nuevo estaba sola en el mundo sin la protección de las personas que amaba. Estaba por terminar de guardar todo, solo faltaba la caja que había en la parte superior del armario, donde guardaba los recuerdos de su familia, que habían sido víctimas de unos malditos humanos que querían la tierra donde vivían. Dentro había unas arracadas de oro blanco con una piedra precios
Después de correr por el bosque llegó al casino, mientras avanzaba su cabeza no dejaba de darle vuelta a la situación que tenía por delante, y la única solución que encontró fue que debía contratar un investigador que diera con el paradero de Jasón. Quería demostrarle a Rosalin que él nunca estuvo involucrado en su desaparición. No importaba el tiempo que tardara en dar fruto la investigación, él lo aprovecharía para ganarse su corazón, primero dejaría que la mujer que la había cuidado desde niña fuera a vivir con ellos, hasta hizo que personal del casino recogiera la ropa de Rosalin para que la llevaran a su casa, ya no quería verla cuando volviera con ese maldito vestido de novia. Llamó al mejor investigador del valle y le ordeno que quería lo más pronto posible resultados. —Me pondré a trabajar de inmediato, espero tener pronto alguna pista de lo que le sucedió al señor Roydan —dijo el lobo que salía de su despacho en el casino. Edwan no dijo nada, solo asintió y tomó unos paga
Toda la molestia que había sentido, se esfumo solo recordar lo que había pasado en la mañana, Rosalin no lo quería cerca gracias a las mentiras de Beatriz, que había hecho germinar más profundo la semilla de la desconfianza entre ellos. —No sé si un día lo logré —dijo Edwan al dejarse caer en su silla —ella como todos piensa que le hice algo a ese maldito hombre y todo gracias a Beatriz —Edwan le conto todo lo sucedido por la mañana en su casa, Drake negó con la cabeza, él sabía que algo así iba a pasar, por esa razón no había dicho nada a Beatriz de la boda —ni siquiera me quiere cerca. —Beatriz es una loba muy celosa, y contigo tiene un amor enfermizo, creo que lo mejor es que ella no viva más en tu casa para que no provoque problemas con tu compañera —sugirió Drake…—De hecho, ya lo hice, la eché, quisiera sentirme mal porque Beatriz no tiene a donde ir —dijo Edwan bajando la vista, lo enfureció ver su cara de malicia y de triunfo al ver lo que había conseguido con sus palabras.
Edwan sujetó la muñeca de Rosalin y le arrebató la daga que iba a clavarse en su pecho. La hoja de plata le quemó la piel, pero no le hizo soltarla. Era más grande el dolor en su pecho que él de su mano, ella había intentado matarlo. Vio a Rosalin con incredulidad, con ella pagaría su pecado, por eso la Diosa se la había dado, aun continuaría con su castigo de esa noche de tormento. —¿Querías acabar conmigo? —le preguntó Edwan con voz quebrada y furiosa.—¡Sí, sí, sí! ¡Tenía que vengarme por lo que le hiciste a…! —no pudo terminar porque Edwan le gruñó.—¡No pronuncies su maldito nombre nunca más! —le ordeno Edwan con furia. Rosalin sollozó, se sentía una fracasada por no haber podido cumplir su venganza. Pero también se sentía confundida por el maldito sentimiento que comenzaba a sentir, era cálido, al verlo así herido por su forma de actuar lo único que quería era abrazarlo, consolarlo, borrar el dolor de sus ojos…¡Maldita sea! Se había vuelto loca, ¿Cómo podía sentir culpa por a
—Porque me la decía a mí todos los días —Chantal la miró con desprecio —¡Usted es la maldita zorra ingenua que pretendía casarse con mi esposo! —No permito que venga a insultar a mi casa a mi esposa —dijo Edwan al tomar a Rosalin en sus brazos —¿Por qué busca aquí a su esposo?—Ayer llegue al valle y pregunte por él y me dijeron que esta mujer podía darme razón de él. Chantal no dejaba de ver con desprecio a Rosalin que estaba sumergida en su negación total.—No esto es mentira, él nunca me dijo que estaba casado —exclamó Rosalin, negando con la cabeza —él me juro que era soltero y que me amaba.—No te creo, eres una mentirosa y una roba maridos —Chantal se abalanzó sobre Rosalin, dispuesta a arañarle la cara, sin importar su hija. Edwan se interpuso entre ellas, cuidando no hacerle daño a la pequeña que sujetaba con fuerza la falda de su madre. —¡Calmase! ¡Piense en su hija! —le sugirió Edwan, mirando a la niña —no voy a permitir que le haga daño a Rosalin, ella no tiene la culpa
Edwan respondió el beso con la misma pasión, como podía negarse el disfrutar de su compañera, pero el sollozo de Rosalin lo volvió a la realidad, ella estaba haciéndolo por despecho, no porque de verdad quisiera entregarse a él. En su corazón se clavó un profundo dolor por esa verdad. —No puedo hacerlo, Rosalin —dijo Edwan apartándola —esto lo haces por el dolor que sientes al descubrir la traición de ese hombre —tomo su rostro entre sus manos —no quiero que mañana te arrepientas y creas que me aproveché…—No, no me voy a arrepentir Edwan —protestó Rosalin, tratando de acercarse a él —quiero entregarme a ti…—Tal vez sí quieres entregarte a mi —dijo Edwan rosando sus labios —pero no lo sientes de corazón, puedo sentir la rabia y el dolor que hay en él —se separó para verla a los ojos, y le dijo su mayor deseo —yo quiero que cuando te entregues a mí en tu corazón tengas una pisca de amor hacia mí.Edwan la abrazó con ternura, y le dio un beso en la frente. Rosalin se dejó abrazar, de
Los días fueron pasando, la convivencia de Rosalin con Edwan, había cambiado un poco, ella no estaba a la defensiva cada vez que su esposo aparecía en la habitación que estuviera, se comportaban como unos buenos amigos. Para su sorpresa todas las noches que cenaban juntos, él le preguntaba que había hecho, y como uno de sus hobbys favoritos era la jardinería, le contaba que había hecho en el jardín que tenía descuidado, Edwan le ponía atención absoluta, era como si guardaba cada palabra en su cabeza como oro. El primer día que llegó ahí pensó que Edwan la tendría como prisionera, pero no fue así, parecía que le tenía una amplia confianza, hasta había asignado un chofer y un auto para que ella pudiera salir a donde quisiera. Una semana después de haberse casado fue a ver a su papá, necesitaba saber si él también había sido engañado por Jasón. Harry al saber lo que había pasado con esa mujer dudo que fuera cierto, pero no las expreso, para que inquietar a su hija si no tenía pruebas
Rosalin sentía agresivo el beso, casi podría jurar que la quería lastimar, esos labios tiernos ahora eran de odio, las manos de él la apretaban con fuerza sus muñecas, que si seguía así le dejaría marcas, levantó su pierna izquierda y le dio un golpe en medio de sus piernas. Un grito de dolor y una maldición se escucharon, Jasón levanto la cara y sin esperarlo recibió una cachetada que le hizo voltear el rostro. —¡No vuelvas a besarme! ¡No vuelvas a tocarme en tú vida! —dijo con la voz agitada y molesta.—Mi vida soy yo, Jasón —Jasón la veía con extrañeza, como si no la reconociera a la Rosalin que tenía enfrente. —Si lo sé, y no me llames así, yo no soy nada tuyo —exigió Rosalin, su mirada había una mezcla de rencor y dolor. —¿Qué te sucede Rosalin? ¿Por qué me pegas? —Jasón no dejaba de acariciar su mejilla que estaba enrojecida por la bofetada de Rosalin.—Todavía me preguntas que porque te pego —Rosalin se sentía indignada por la manera que Jasón la había abordado —eres un ver