Reclamada Por Él Alfa
Reclamada Por Él Alfa
Por: Elena RGR
Capítulo 1: Tú Compañera

Edwan nunca le habían gustado asistir a las fiestas de compromiso de ninguna persona, le parecían aburridas e hipócritas, pues al final eran muy pocas las parejas humanas que se permanecían unidas cumpliendo sus promesas, no como ellos, a los que la diosa de la luna les otorgaba a sus parejas eternas.

 

Algo que él había perdido el derecho por la maldición que cargaba sobre sus hombros, la Diosa nunca volvería a darle una pareja, por el crimen que cometió en el pasado, su castigo fue dicho hace años.

 

INICIO FLASHBACK

 

“La sangre baña sus manos y sobre el suelo solo puede ver la escena más terrible de su vida.

 

—¿Qué has hecho Edwan? —escucha que pregunta alguien, pero él no sabe que decir, ni que contestar —tienes que irte antes que Jakob te encuentre aquí…

 

Aturdido y con su corazón partido y su lobo hecho pedazos salió corriendo de Quebec, se alejo de su Manada de Fuego con un dolor punzante en su pecho, era un monstruo que merecía el peor castigo.

 

Días después sumergido en su miseria y dolor se entero que era un lobo maldito, marcado por la Diosa para que ni humana, ni loba, puedan ser su pareja, no volvería a sentir la felicidad ni podría pisar de nuevo su hogar”

 

FIN FLASHBACK

 

Sin saber que fuerza lo llevó a ese hotel de lujo atravesó sus puertas, no muy lejos de ahí en un salón exclusivo, se celebraba la fiesta de compromiso de la hija del hombre que le debía mucho dinero, podría decirse que hasta su vida.

 

Desde antes podía escuchar el sonido del vals que los músicos tocaban con destreza, los pasos de las personas que se movían con la melodía.

 

Con cada paso los olores de los humanos iban llegando a sus fosas nasales, aunque le parecía repugnante mezclarse con los humanos, no podía pedir otra cosa, había perdido su manada, su poder a causa de su delito.

 

Al llegar a la puerta del salón los olores nauseabundos de los humanos eran insoportables, con disimulo se cubrió la nariz con un pañuelo y fue en busca de su buen amigo Harry, que debía saldar su deuda esa misma semana o perdería todo.

De pronto entre todos los olores hubo uno que llegó como una ola fresca de la mañana, era un olor que atrajo su atención, uno que lo llamaba su lobo y que lo comenzaba a volverlo loco.

 

Con cada paso que daba era más intenso y su lobo se agitaba, quería salir en medio de ese salón, correr hasta ella y reclamarla como suya.

 

Parecía que al fin la Diosa se había compadecido de él, que le estaba dando su redención.

 

“LA MUJER DE CABELLOS DORADOS ES TU COMPAÑERA, HIJO EDWAN, RECLAMALA COMO TUYA ALFA”

 

Le susurro la Diosa, vuelve a respirar su aroma que lo embriaga, fija la mirada en ella que baila junto a un hombre, el vestido verde que lleva hace juego con sus hermosos ojos que brillan, es tan bella, nunca antes había vuelto a ver un rostro tan fino y angelical como ese, era delicado y firme, demostrando el coraje que llevaba por dentro.

 

Sus ojos tenían una luz propia, que lo hechizaban aun sin verlo, su boca dulce se estaba convirtiendo en su mayor obsesión, sin haberla probado, y su cuerpo era perfecto, a pesar de ser humana, ella tendría perfectos cachorros…

 

Su instinto salvaje quería irrumpir en la pista, arrancarla de los brazos de ese hombre que la miraba lascivo y escapar con ella, llevarla a su hogar y marcarla como suya.

 

Pero se contuvo, todos los presentes conocían su naturaleza, por lo que no quería asustarla, no quería que lo viera con temor y horror.  

 

Su corazón latía con fuerza y su lobo aullaba, tenía una batalla entre la razón y el instinto.

 

—¿Qué haces aquí, Edwan? —le preguntó Drake con notorio asombro, él lo conocía perfectamente que no le gustaba asistir a esos eventos.

 

Edwan lo hizo a un lado cuando se interpuso en la vista de ella. Su lado posesivo afloró apretando su mano con fuerza y un aullido rugió dentro de él, cuando vio la gran sonrisa que le daba su compañera a ese hombre, que aún no conocía su nombre, pero él no iba a tener a su compañera.

 

—Me invité a esta fiesta de compromiso —dijo con sarcasmo Edwan, pero Drake frunció el ceño, él lo conocía perfectamente, su casino era su vida, siempre manteniendo el control absoluto, él era el primero en no querer estar en una fiesta de humanos.

 

—Dime la verdad ¿qué haces aquí? —volvió a preguntar Drake —a ti no te gustan estas cosas, además ¿quién se quedó al cargo del casino?

 

Edwan sonrió a su amigo que lo conocía bien.

 

—Si tienes razón estos eventos me aburren —Edwan tomo una copa de whisky —me dijeron que Harry está aquí, y vine a recordarle la deuda que tiene conmigo, sino me lo cobrare quitándole todo, pero ha pasado algo increíble, la Diosa me ha dado su perdón.

 

—¿Cómo lo sabes? —replicó Drake con una sonrisa.

 

—Ella me lo ha dicho, es la mujer de cabellos dorados que ahora baila en la pista de baile —dijo Edwan mirando a la joven humana, su olor a flores de primavera era más intenso, que lo hacía pensar en su pasado, cuando encontró a su primera compañera.

 

—Pues amigo estas de mala suerte, ella es Rosalin Green y se casara este fin de semana con Jasón Roydan —Edwan gruño, su lobo no permitiría que esa boda se llevara a cabo, pero al recordar su nombre abrió los ojos —la joven es una preciosidad, todo el mundo sabe que Harry haría lo que fuera por ella, es la luz de sus ojos, su mayor tesoro —Edwan sonrió, tenía una manera de conseguirla, pero no iba a permitir que ella uniera su vida a ese hombre que tenía un olor particular, un olor que conocía, pero no sabía de dónde.

 

—No la mires así y no estoy de mala suerte, Rosalin Green es mi compañera y la reclamaré, Harry me la dará a mí en el altar este fin de semana…

 

“Damas caballeros”

 

Todos los presentes miraban a la tarima donde Harry Green llamaba su atención.

 

“Es un honor que estén con nosotros en esta noche tan especial, donde mi amada hija se compromete con el mejor hombre, Jasón Roydan, por eso quiero hacer un brindis por la feliz pareja y desearles que el próximo sábado que unirán sus vidas, sea un nuevo comienzo de felicidad para los dos”

 

Una ola de aplausos se escuchó, Edwan solo tomó su copa, la levantó y brindó, pero con su propio brindis, si, ella iba a comenzar una nueva vida de felicidad con él.

 

La pareja junto con Harry se movía por el salón, saludando a los invitados, cuando llegaron delante de Edwan, el padre de Rosalin se puso nervioso.

 

—Señor Edwan King, no sabía que había venido, es un gran honor tenerlo aquí —estrecharon las manos, la mirada de Edwan no abandonaba a Rosalin, su lobo se estaba volviéndose loco por salir.

 

—Espero no les moleste que vine sin invitación, pero tenía que arreglar unos asuntos usted, mi amigo —su forma de hablar era sarcástica, claro que Harry no era su amigo, en las últimas semanas había hecho perder a la casa con sus créditos, ya no le iba a dar uno más hasta que saldara la deuda.

 

—Hija saluda al señor Edwan —Rosalin le extendió la mano— le presento a mi única y amada hija Rosalin señor…

 

—Un gusto señor… —Edwan en un movimiento ágil tomo la mano de Rosalin, le colocó un beso sobre los nudillos, ella se sonrojo, había un magnetismo que no dejaba que apartara la vista de él.

 

—Dime Edwan, Rosalin es un gusto conocer tan hermosa criatura— su cumplido no fue muy bien recibido por el prometido que la ajusto a su cuerpo, mientras ella apartaba la mano.

 

Podía escuchar su corazón latir, estaba nerviosa, ¿sería posible que ella también estuviera sintiendo la conexión de la Diosa de la luna?

 

—Mi suegro no me ha presentado soy Jasón Roydan, el prometido de Rosalin —Jasón le extendió la mano, sin apartar la mirada de advertencia de él.

 

Edwan sonrió de lado, era evidente que no le parecía la manera que admirara la belleza de su prometida, pero que podía hacer si ella era una mujer exquisita.

 

—Mucho gusto Jasón —respondió con un tono mordaz Edwan sin tomar su mano —soy…

 

—Sé quién es… —dijo en tono cortante Jasón —y espero que disfrute de la noche…

 

—Gracias, y lo haré, muchas felicidades Jasón, solo te sugiero una cosa cuídala no sea que nunca llegues a casarte con ella…—Edwan sonrió al mirar como sus ojos se llenaba de coraje por su comentario sarcástico, podía leer en su cara las ganas que tenía de golpearlo, si lo hacía, tendría que atenerse a las consecuencias.

 

—Jasón amor, mejor vamos a saludar a los demás invitados —intervino Rosalin cuando el ambiente se estaba volviendo tensó con las miradas que los dos se lanzaban.

 

—Una cosa antes que se retiren —dijo Edwan deteniéndolos —espero que su prometido no sea celoso y permita que tú Rosalin me concedas un baile… —Jasón no se contuvo, desde que había llegado había sentido su mirada en ella, y eso le molestaba.

 

—Si soy celoso, y no tiene derecho de tutear a mi prometida —dijo con un gruñido acercándose más a Edwan para susurrarle en el oído —no ha pasado desapercibido para mí su mirada intensa en ella, y me importa muy poco que sea un hombre lobo, ella es mía…

 

—Eso está por verse —había un brillo de peligrosidad en su mirada —además solo estoy pidiendo un baile con ella, ¿Qué daño puede hacerte?

 

Rosalin intervino mirando como los invitados comenzaban a murmurar, no quería un escándalo en su fiesta de compromiso, así que habló mirando con suplica a Jasón.

 

—Solo será un baile amor —Rosalin le dio una mirada de súplica, haciéndole ver que todos observaban la tensión entre ellos.

 

Jasón terminó aceptando mirando con dureza Edwan.

 

Rosalin tomó la mano que le ofrecía Edwan, al sentir su calidez, hubo una descarga electrizante que recorrió su cuerpo, no le tomo importancia solo se dejó llevar hasta la pista de baile.

 

En silencio comenzó a moverse bajo el ritmo que marcaba la música, no podía negar que él señor Edwan King era atractivo, tenía un porte que irradiaba cada poro de su piel, su galanura atraía las miradas de todas las mujeres presentes, ni las casadas se escapaban de soltar un suspiro por él.

 

Todas intentaban hacer algo para llamar su atención, pero nada resultaba, parecía que solo había tenido ojos para ella desde que había entrado al salón. Quería que no le afectara, sin embargo, fracasó, su corazón ardía de deseo por él, se sentía reclamada por Edwan King.

 

Era un hecho conocido que él pertenecía a los hombres lobos que preferían la soledad, no sabía qué lo había impulsado a ir allí, ni siquiera lo considero para enviar una invitación al compromiso, ni a la boda.

 

—¿Estás segura de que quieres casarte con Jasón, Rosalin?

 

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